VOCABULARIO

SUFI

 

KITÂB AT-TASÁWWUF

de Ibn 'Aÿîba

 

ANTERIOR

 

6ª PARTE

 

 

 

AN-NÂSÛT, AL-LÂHÛT WA AR-RAHAMÛT

 

         Nâsût hace referencia a la sensorialidad de los recipientes, el Lâhût a los Secretos de los Significados siendo el origen primeramente para el Mulk y en segundo lugar para el Malakût, y el Rahamût hace referencia a la acción de Sutileza y Rahma presente en todas las cosas, tanto en su aspecto de Belleza como de Majestad.

 

 

AT-TAWÂYUD, AL-WIYD, AL-WIYDÂN, AL-WUYÛD

 

         At-Tawâyud es el embargo por la emoción, y su empleo puede venir determinado por varias cosas como por ejemplo la danza, no está exento de defectos excepto para los fuqara, pero no hay nada censurable en la emoción y su empleo como medio de búsqueda del hal, medicamento para las almas, aunque se trata de un maqâm de los débiles, pudiendo ser empleado por los fuertes, bien como ayudantes o como deleite para ellos mismos.

         Se le preguntó a Abû Mamad al-Yarîrî, “¿Cúal es tu estado durante el sama’?, y respondió, “Si se encuentra presente alguien con reparos, controlo mi emoción, pero cuando me retiro dejo correr libremente mis emociones y me dejo embargar por ellas”. En cierta ocasión al-Yunaîd se dejó embargar por la emoción y a continuación se tranquilizó, y se le preguntó, “¿Qué cosa te sucede durante el sama’?, y respondió, “Ves  a las montañas creyéndolas sólidas, pero se mueven tal como las nubes”.

         En cierta ocasión asistí a una sesión de sama’ con nuestro shayj al-Buçaîdî (r.a.) el cual no dejaba de inclinarse a derecha e izquierda durante el sama’, y el mismo me relató acerca de una sesión de sama’ a la que asistió con su shayj Mawlawî al-‘Arabî ad-Darqawî, y dijo que este no dejaba de danzar hasta que finalizaba el sama’. Sólo el ignorante y el incrédulo vacío de todo conocimiento acerca de los Secretos de la Realidad es capaz de desaprobar el sama’.

         En cuanto al Waÿd es aquello que acontece sobre el corazón golpeándolo sin que medie reflexión o provocación alguna, ya sea en forma de deseo agotante, ya sea en forma de temor apabullante, y se produce tras el Tawâÿud. Se ha dicho: al-Waÿd son los frutos de la lucha en los Secretos de las realidades, del mismo modo que la dulzura de las obediencias son los frutos de la lucha en las obediencias externas. Todo lo refuerce la realización a través de los Secretos de las realidades y del Tawhîd, intensifica el Waÿd, de la misma forma que todo lo que refuerce la permanencia en las obediencias externas resulta en una intensificación en la dulzura de las mismas.

         En cuanto al Wiÿdân, es la continuidad en la dulzura de la contemplación, junto con la permanencia de la embriaguez y la perplejidad, tras lo cual llega un momento en que desaparece la perplejidad y el asombro y a su vez se produce la purificación de la reflexión  y a este resultado se le denomina Wuÿûd, al cual ha aludido al-Yunaîd cuando dijo: “Mi existencia es ausentarme a la existencia en el estado de contemplación que me embarga”. Dijo Abû ‘Alî ad-Daqâq: “El Tawâÿud acapara al siervo completamente, el Waÿd exige el ahogamiento del siervo, mientras que el Wuÿûd exige su aniquilamiento. Es similar a quien ve el mar, luego se adentra en él y por último se ahoga en él”. Dijo al-Qushaîrî: “Los grados de este asunto son: peregrinación, llegada, contemplación, wuÿûd, y extinción”.

         La peregrinación es para el siervo presa del Tawâÿud, el Waÿd y la llegada para el siervo ebrio,  la contemplación es para la Gente del Wiÿdân, y el Wuÿûd y la extinción son para la Gente de la sobriedad. Pero Allâh sabe más. 

 

 

AD-DZAWQ, AS-SHURB, AS-SUKR, AS-SAHW

 

         El dzawq se produce tras la Ciencia con la Realidad, y es una expresión que hace referencia al relámpago de la Luces de la Esencia eterna sobre el intelecto, ausentándose la percepción de las contingencias en las Luces eternas, pero este fenómeno no es algo permanente o duradero, sino que se producen resplandores y ocultamientos, y por tanto hay entradas y salidas en dicho estado, y así cuando las Luces resplandecen, el siervo se ausenta a su percepción sensorial, mientras que cuando las Luces desparecen el siervo regresa a sus sentidos y a la percepción de sí mismo, a este estado los denominan los sufíes “dzawqan” (saboreo, paladeo).

Si esta Luz se torna permanente para el siervo unos instantes pasa a denominarse ese estado “shurb”, (sorbo), y si por último se alcanza la unión y la permanencia al estado resultante se le denomina “sukr” (embriaguez), y su resultado es la extinción del mundo formal en la contemplación del Viviente-Subsistente, así como la ausencia ante las formas en la contemplación del Formador de las mismas; este estado también se denomina “fanâ” (extinción), y si el siervo regresa al mundo formal y lo ve sustentado por Allâh, como luz proveniente de las Luces de Allâh, al estado resultante se le denomina “sahw” (sobriedad), o también “ray” (regado), o también “baqâ” (permanencia), al ver la permanencia de las cosas sustentada por Allâh tras su previa extinción (fanâ), a este estado también se le ha denominado “fanâ al-fanâ” (extinción de la extinción), ya que él ha sabido que allí no hay más que ignorancia y fantasía las cuales carecen de toda realidad .

Al-Qushaîrî ha dicho: “Has de saber que el estado de sobriedad (sahw) está en función del estado de ebriedad (sukr), pues todo aquel cuyo sukr ha sido conforme a lo Real su sahw también es conforme a lo Real, y quien su sukr ha estado enturbiado de igual manera es su sahw, y quien es afortunado en su comienzo es afortunado en su sukr”, y también ha dicho: “Y quien fortalece su amor prolonga su sorbo. Que Allâh bendiga al que dijo: “Bebí del Amor copa tras copa, y ni se agotó ni me sacié”

 

 

AL-MAHW WA AL-IZBÂT

 

          Por Mahw se entiende la ausencia al mundo formal: es decir, fanâ, extinción; y por Izbât se entiende la afirmación de aquel, es decir, baqâ, permanencia.

También puede aplicarse el término Mahw a la extinción de las cualidades censurables, e Izbât a la consolidación de las cualidades elogiables.

Se pueden distinguir tres tipos: a) supresión de toda falta o error en las conductas externas, b) supresión de la pereza en el fuero interno y c) supresión de todo defecto o error en los arcanos del pensamiento. Al primero le corresponde el afianzamiento de la tawba, al segundo el afianzamiento de la certeza y al tercero el afianzamiento de la pureza.

 

 

AS-SITR WA AT-TAYALLÎ

 

         Para los sufíes el primer término hace referencia a la ausencia del siervo con respecto a su Señor, estando dedicado aquel a los asuntos del nafs.

El Taÿallî es un término que indica el desvelamiento del siervo ante la grandeza de su Señor. Todo esto se produce antes del afianzamiento (rusûj), pues tras el mismo ya no hay más  ocultamiento para él.

La generalidad de los hombres se halla de forma permanente en la envoltura del velo, la élite está entre el desvelamiento y la envoltura, y la élite de la élite está en un taÿallî permanente.

Para la generalidad el velo (sitr) es un castigo, mientras que para la élite es Rahma, misericordia, pues sino fuera porque estos son velados en algunos momentos con respecto a ÉL serían destruidos por la fuerza de la Realidad (haqîqa), pues EL de la misma forma en que se les manifiesta en igual medida se les oculta, así pues la élite se encuentra entre la vida y un estado de aturdimiento, pues si son objeto del taÿallî quedan aturdidos, y si son velados vuelven a sí y viven con normalidad.

 

 

AL-MUHÂDARA, AL-MUKÂSHAFA, WA AL-MUSÂMARA

 

Muhâdara es la presencia del corazón junto a su Señor, y esto puede acontecer tras el hiÿâb (velo) bien a través del discurso racional, bien por la reflexión, o por el poder del dzikr sobre el corazón.

Después de esto se produce al-Mukâshafa, que es la presencia del corazón junto a su Señor de forma clara, no necesitándose en este estado de la especulación o de la vía racional y argumentativa. Este estado también puede producirse bajo el velo (hiÿâb) con la característica o cualidad de la cercanía en el maqâm de la Murâqaba, y es propio de aquellos que se entregan a los actos de ‘ibada y al ascetismo.

         En cuanto al develamiento de las conciencias de la gente, no se trata de un objetivo para los sufíes, pues aquélla facultad también le es concedida a aquellos que no poseen este Maqâm.

Tras la Muhâdara y la Mukâshafa acontece la Musâmara, que es la emergencia de los Secretos de la Esencia, quedando el siervo ausentado a su propia existencia, sumergiéndose en el Océano de la Unicidad durante varios instantes, regresando después a su percepción sensorial, tal como aquel que permanece bajo el agua durante unos instantes para luego volver a la superficie; y este es el comienzo del Wiÿdân y del brillo de las luces de la Mushâhada.

A continuación se produce la Mushâhada, que consiste en la contemplación permanente de la Verdad, sin que medie esfuerzo alguno, o lo que es lo mismo, la presencia de la Verdad de forma incontaminada.

Al-Yunaîd (r.a.) ha dicho: “La Mushâhada es la presencia de la Verdad junto con tu ausencia”, tal como ya lo hemos explicado anteriormente, y lo repetimos aquí para relacionarlo con lo anterior.

Al-Qushaîrî ha dicho: “El que posee la Mushâhada permanece atado a Sus signos; el poseedor de la Mukâshafa está expandido en sus Cualidades y el poseedor de la Mushâhada está extinguido en su Esencia”; y después dijo: “Al poseedor de la Muhâdara lo guía su inteligencia; al poseedor de la Mukâshafa lo acerca a EL su ciencia, y al poseedor de la Mushâhada su Gnosis lo borra a sí mismo”.

Lo más resumido que se ha dicho acerca de la Mushâhada es que es una sucesión de Luces de la Manifestación (taÿallî) sobre el corazón, sin que medie cesación o velamiento alguno, tal como sucedería si en una noche oscura las luces de los relámpagos se unieran unas a otras haciendo de la noche luz del día, pues igual acontece en el corazón cuando la Manifestación (taÿallî) tiene lugar de forma permanente, y su resultado es que ya no hay noche.

Se ha dicho: “Mi noche por Tu rostro resplandece, mientras la gente en sus tinieblas deambulan.”

Mientras la gente permanece en las tinieblas de la oscuridad, nosotros vivimos en la luz del día. Nurî ha dicho: “Cuando surge la luz del día puedo prescindir de la lámpara”.

         El significado de los verso del poeta es que la noche de mi existencia queda extinta por la presencia de Tu Esencia, y las tinieblas de mi existencia han desaparecido ante la llegada de la luz del día de Tu Presencia.

 

Continuación