ÍNDICE

LA MUERTE

        

 

Otras cuestiones relacionadas con la muerte

         No está permitido hablar mal del musulmán que ha fallecido, o mencionar sus faltas, esto se basa en un relato de ‘A-isha en el que el Profeta (s.a.s.) le dijo, “No habléis mal de los difuntos; ellos habrán visto los resultados de sus acciones pasadas”, y también dijo, “Mencionad las buenas acciones de vuestros muertos y disimulad  sus errores”. En cuanto a aquellos musulmanes que abiertamente han actuado mal o que se han auto complacido en su mala conducta, es lícito hacer público su mal proceder si está en juego el interés comunal para que sirva de este modo como advertencia para otros, no obstante, y si no hay provecho alguno en ello se considera ilícito hablar mal del difunto.

         Con respecto a la conveniencia de recitar Corán en la tumba hay disparidad de criterios, así por ejemplo, ash-Shafi’i y Mamad ibn al-Hasn lo consideran deseable, porque lo consideran beneficioso para el difunto. Al-Qadi ‘Iyad y ‘ulama de la escuela Maliki también están de acuerdo con este punto de vista. Ahmad también sostiene que no hay nada censurable en recitar Corán alrededor de la tumba, mientras que Malik y Abu Hanifa no lo consideran aconsejable puesto qe según ellos, la Sunna no menciona esta práctica.

         Todos los ‘ulama están de acuerdo en que el lugar donde se encuentre enterrado un musulmán debe ser respetado, y no debe ser tocado si la carne, huesos, u otras partes del cuerpo permanecen aún allí, pero si todo ello se ha transformado completamente en polvo, puede ser utilizado el terreno para nuevos enterramientos, o bien puede ser utilizado el terreno para otros usos, por ejemplo para agricultura, construcción de edificios, etc. Si durante la excavación se encontrasen restos óseos, se debe detener tal excavación, y si los restos aparecieran una vez finalizado la excavación es lícito poner a un lado los huesos encontrados y enterrar otro cuerpo a su lado.

         Si al difunto se le enterrara antes de que se la haya ofrecido el Salat del funeral, y todavía no hubiera sido cubierto con tierra, entonces debe ser sacado de la tumba y realizarse el Salat del funeral, pero si el difunto ha sido enterrado completamente sin que se haya realizado el Salat del funeral, es ilícito de acuerdo a la escuela Hanafi y Shafi’i desenterrarlo para llevar a cabo el Salat, y esta también es la opinión de Ahmad, y en tal caso debe realizarse el Salat, sin tocar la tumba. No obstante hay otro relato de Ahmad donde se dice que el cadáver debe ser exhumado y ofrecerse un Salat del funeral por el difunto.

         Los ‘ulama de las tres escuelas sostienen que es lícito remover la tumba si hay una razón válida para ello, por ejemplo, si se sabe que hay una cierta cantidad de dinero enterrada, para orientar el rostro del difunto hacia la Ka’aba, si es que se sabe que el enterramiento fue practicado de otra manera, para lavar un cadáver que en su día no fue enterrado tras las correspondientes abluciones, o para ponerle el sudario; no obstante no debe hacerse nada de lo anterior, si se teme que el cadáver pudiera desintegrarse por estas manipulaciones. Sin embargo la escuela Hamafi se aparta de la opinión anterior y considera que una tumba no debe ser removida bajo ninguna excusa, pues considera esto algo semejante a desmembrar el cuerpo lo cual no es lícito en ningún caso.

         Al-Jattabi sostiene que es lícito excavar la tumba de un no musulmán, si en ello hay alguna ventaja o ganancia para los musulmanes.

         En cuanto al transporte de un cadáver de un país o ciudad a otra, es considerado algo ilícito por la escuela Shafi’i, a menos que se trate de llevarlo a Meca, Medina o Jerusalén, y si el difunto hubiera dejado expresada su voluntad de ser enterrado en otro lugar diferente al del fallecimiento, aún así y todo no debe llevarse a cabo su deseo, porque, y según esta escuela, esto podría conllevar el retraso del funeral y la descomposición del cuerpo. De igual manera mover un cadáver de una tumba a otra no está permitido, a menos que exista un razón válida para tal caso, por ejemplo que hubiera sido enterrado sin una ablución adecuada, que no hubiese sido colocado cara a la qibla, o que la tumba corra peligro de inundación, etc.

         La escuela Maliki sostiene que es permisible trasladar el cuerpo de un lugar a otro, si hay para ello una razón válida, por ejemplo cuando se tema por la integridad del cadáver, o bien porque la familia del difunto lo desee para tener a su ser querido cercano y poderlo visitar con más facilidad, en tales casos se permite el traslado del cadáver siempre y cuando no suponga la descomposición o desmembración del mismo.

         La escuela Hanafi considera no aconsejable el traslado del cadáver de un lugar a otro, y que el difunto debe ser enterrado allá donde muera.

         La escuela Hanbali considera que el mártir debe ser enterrado allá donde haya sido asesinado, y en cuanto al resto de personas no deben ser trasladados de lugar a menos que exista una razón válida paa ello.

         En cuanto a las condolencias se considera algo recomendable, incluso en el caso de que el difunto no fuera musulmán, basándose en un hadiz de ‘Amr ibn Haçam en el que el Profeta (s.a.s.) dijo: “Todo musulmán que consuele la angustia de su hermano, será investido con un traje de gloria y honor por Allah en el Día de la Resurrección”. Las condolencias deben ser ofrecidas a la totalidad de la familia ya sean jóvenes, adultos o viejos, hombres o mujeres. Las condolencias pueden ser dadas antes del funeral o hasta tres días después del mismo. Las palabras de condolencia pueden ser cualesquiera que infundan ánimo, paciencia, y consuelo a la familia, aunque es preferible ofrecer aquellas transmitidas por los hadices. Usama ibn Çaid ha narrado, “Una hija del Profeta (s.a.s.)le envió un mensaje para que acudiera a su casa, porque un hijo de ella había fallecido. En respuesta él le envió el siguiente mensaje: En verdad EL ha tomado aquello que le pertenece, y a EL pertenece aquello que ha otorgado. Toda cosa tiene un tiempo determinado, por esto ten paciencia y confía”.

         Es aconsejable según la sunna visitar los cementerios, puesto que ello hace recordar al hombre su destino y la inexorabilidad de la muerte. Cuando se visita una tumba es aconsejable dirigirse al difunto, saludarle, y suplicar por él. A este respecto encontramos la narración de Buraidah en la que nos dice lo siguiente: “El Profeta (s.a.s.) nos enseñó que cuando visitemos una tumba digamos: La paz sea contigo, ¡oh creyente hombre o mujer!, ¡oh habitante de este lugar!. Sin duda alguna, cuando sea la voluntad de ALLAH nos uniremos a ti. Tu nos has precedido y algún día te seguiremos. Pedimos a ALLAH que nos conceda tanto a ti como a nosotros seguridad”, (transmitido por Muslim, Ahmad y otros).

         Hay actos que benefician enormemente al difunto, entre ello podemos citar los siguientes:

         1) Realizar el Istigfar (es decir, repetir el Asatagfirullah) por el difunto. El Profeta (s.a.s.) dijo, “Oh ALLAH que tu gufran sea con nuestros vivos y con nuestros muertos”. Esta es una práctica sobre la que hay un total consenso entre todos los ‘ulama.

         2) Ayuda a los necesitados. An-Nawawi dice que todos los ‘ulama están de acuerdo en que ayudar a aquel que lo necesita reporta un bien para el difunto, ya sea esta acción realizada por los hijos u otras personas relacionadas con el difunto.

         3) Ayunar. Basándose en relatos de Bujari y Muslim sabemos que es lícito y deseable para el difunto que los posibles ayunos que quedaron sin realizar en su vida sean satisfechos por sus hijos.

         4) Realizar el Hayy. Es aconsejable realizar el Hayy (peregrinación) en nombre del difunto si este murió antes de poder llevarlo a cabo.

         5) Realizar el Salat. Entre los actos que benefician al difunto están ofrecer el Salat por los mismos. Esto tiene como fundamento un relato de ad-Darqurtni, en donde se cuenta que un hombre le preguntó al Profeta (s.a.s.) que podría hacer por sus padres que habían fallecido, y aquel le respondió que hiciera el Salat y ayunara por ellos.

         6) Recitación de Corán. Todos los ‘ulama son unánimes en considerar que la recitación de Corán beneficia al difunto, siempre que en ello no haya un ánimo lucrativo, porque en este caso no habría tal beneficio para el difunto.

         En cuanto a los niños de padres musulmanes que mueren antes de la edad de la pubertad van al paraíso, y por lo que se refiere a los niños cuyos padres no son musulmanes son iguales en este aspecto que los niños de padres musulmanes, puesto que se considera que no han tenido tiempo suficiente de vida como para llegar a la edad del discernimiento, y por tanto no son responsables ante Allah por ello.

        

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