EL ISLAM
¿CÓMO
SE HACE EL SALAT?
El Salat consiste en una confluencia de intención, actos y palabras, es decir, corazón, cuerpo y razón (traducida por tu lengua). Debes dejar atrás todo salvo lo que eres, y con todo lo que eres, te presentas ante Allah.
Hemos dicho que hay cinco Salats que son los más
importantes. Cada uno de ellos se compone de un determinado número de series
de posturas. Una serie de posturas se llama rak‘a. Empezaremos por
describir cómo se hace una rak‘a.
Una rak‘a consiste en la sucesión de las
siguientes posturas:
1- Se comienza de pie, erguido, perfectamente
orientado hacia la Qibla. A esta postura se la
llama Qiyâm.
2- La
siguiente postura consiste en inclinarse hacia adelante hasta llevar las manos
a las
rodillas. A esta postura se la llama Rukû‘.
3- La tercera postura consiste en incorporarse y recuperar
la postura erguida.
4- La cuarta postura consiste en arrodillarse y llevar la
frente al suelo, situando las manos en
paralelo a la cabeza, sosteniendo el cuerpo en las puntas de los dedos de los
pies, las
rodillas, las manos y la frente. A esta postura, la más importante del Salat,
se la llama primer
Suÿûd.
5- La quinta postura consiste en sentarse sobre los talones
de los pies situando las manos
sobre las rodillas. A esta postura se la llama Yulûs.
6- Desde la postura anterior, volver a repetir el Suÿûd,
es decir, la postura cuarta (segundo
Suÿûd).
7- Incorporarse para empezar una nueva rak‘a.
Esta es la estructura básica de una rak‘a, y como
dijimos cada Salat tiene un número distinto de ellas:
1- El Subh tiene
dos.
2- El Zuhr tiene cuatro.
3- El ‘Asr tiene cuatro.
4- El Maghrib tiene tres.
5- El ‘Ishâ tiene cuatro.
A lo largo de cada una de esas posturas se dicen cosas, que
es lo que deberemos aprender a continuación:
1- El Qiyâm o postura erguida.
Para empezar, se lleva las manos a la altura de las orejas
y se dice: Allâhu ákbar. Con estas palabras se empieza el Salat,
declarando la inmensidad de Allah y ausentándonos a todo lo que no sea Él.
Inmediatamente, se llevan las manos a la altura del pecho o
el abdomen y se coloca la derecha sobre la izquierda. Ha llegado el momento de
empezar la recitación del Corán (Qirâ-a).
Primero, antes de empezar la Qirâ-a o recitación,
se dice: a‘ûdzu billâhi min ash-shaitäni r-raÿîm, que
significa que se busca refugio en Allah contra todo lo dañino y todo lo que
aparte de Él.
Inmediatamente, se recita la al-Fâtiha, el
primer capítulo del Corán que consiste en siete breves versículos, cuyo
texto daremos al final de este trabajo. La al-Fâtiha habrá de
ser recitada al principio de cada rak‘a, siendo su recitación
imprescindible. Después de la al-Fâtiha se recitará otro
fragmento del Corán, cualquiera. Esta segunda recitación se hará solamente
en la primera y segunda rak‘a; si el Salat en cuestión tuviera más
de dos rak‘as, en las restantes se recitará sólo la al-Fâtiha.
Estas recitaciones se realizarán en voz baja, salvo en las
rak‘as del Subh y en las dos primeras del Maghrib
y el ‘Ishâ.
Una vez acabadas estas recitaciones, nos inclinamos hacia
adelante, diciendo Allâhu ákbar, hasta adoptar la postura de Rukû‘.
Esa renuncia a todo comienza a doblegarnos ante Allah, nos
inclina, y siempre ante la Grandeza de Allah (Allâhu ákbar) nos inclinamos
modestamente reconociendo la supremacía de nuestro Señor interior. Poco
después, en las mismas circunstancias, nos envolvemos por completo, adoptando
una postura, el Suÿûd, que implica esa absoluta claudicación ante
Allah. Se ha dicho que es la postura cumbre del Salat, ya que, el que está
haciendo el Salat ha desaparecido ante Allah, y no sólo su mundo. Por ello,
en esa postura definitiva habla de la inmensidad impensable de Allah que se
alza por encima de todas las cosas, cuando el que hace el Salat precisamente
se ha hundido en la tierra.
No obstante, esa no es la postura definitiva. De ella se
recupera para sentarse. Y esa es la postura del sabio, del que está tranquilo
y en paz, ni de pie desafiante ni anulado en la claudicación.
Y todas estas posturas el ser humano las repite, porque
insiste en ellas queriendo desvelar el secreto que aguardan. Hasta que al
final, retorna a su mundo cotidiano con un saludo de paz.