GRAMÁTICA
SUFÍ
COMENTARIO
DE IBN ‘AYÎBA A LA AYRRÛMÍA
Traducción
Abderramán
Mohamed Maanán
PRESENTACIÓN
En el mundo musulmán
existe una inmensa cantidad de pequeños manuales que resumen (muchas veces en
prosa rimada o en versos) las materias fundamentales en la formación de los
estudiantes tradicionales. Una de las asignaturas capitales es la gramática
árabe (nahw), para la que
existe en el Norte de África, entre otros muchos, un breve sumario conocido
como Aÿrrûmía, cuyo autor fue Ibn
Aÿrrumm (Abû ‘Abd Allah Muhammad ibn Muhammad ibn Dâwûd ibn Aÿrrûm as-Sinhâÿi,
muerto en en Fez en 1273).
El pequeño libro de
Ibn Aÿrrum, fácil de aprender de memoria, ha gozado de gran estima en el mundo
musulmán. Se trata de una muqáddima,
una introducción, extremadamente concisa. El estudiante tradicional (tâlib)
lo aprendía de memoria mientras el maestro
(sháij) le explicaba
pormenorizadamente el significado de cada frase, incitando a la discusión.
Existen más de cien extensos comentarios que recogen esas enseñanzas en torno
a la Aÿrrûmía, lo que testimonia la vasta difusión de este opúsculo y el
interés que ha suscitado.
La Aÿrrûmía
fue conocida en Europa desde el s. XVI. Esta muqáddima
fue uno de los primeros tratados de los que se dispuso para conocer el
sistema gramatical árabe. Fue traducida a la mayoría de las lenguas europeas y
editada uno docena de veces.
En las zawiyas
(centros sufíes) se enseñan las materias propias del corpus tradicional, pero
con frecuencia los manuales, junto a los comentarios de rigor, son interpretados
en clave sufí. Cada asignatura se convierte así en una iniciación a las
profundidades de la espiritualidad musulmana, puesto que para el sufí todo enseña
algo de Allah y del camino por el que se va hacia Él. Disponemos del Sharh,
el Comentario, que hizo uno de los
grandes maestros sufíes del Norte de África a la gramática de Ibn Aÿrrûm:
se trata de los al-Futûhât al-Qudsía
de Sidi Ahmad Ibn ‘Aÿîba al-Hásani al-Andalusi (1747-1809), en el que, tras
exponer el significado rigurosamente gramatical de cada palabra de Ibn Aÿrrûm,
el comentarista añade la significación mística.
Ofrecemos a
continuación la traducción de la Aÿrrûmía
(con el texto original trascrito y traducción en cursiva), un resumen del
comentario gramatical y la traducción completa de los apéndices sufíes de Ibn
‘Aÿîba. Con ello, complementamos las clases de lengua árabe que ofrecemos
en Musulmanes Andaluces, aprovechando lo práctico para indagar por dimensiones
interiores en las que se descubre la Unidad del Creador de los sonidos, las
palabras y los discursos. Encontraremos así en la gramática árabe la
prefiguración de un método espiritual. De este modo, a la vez que se aprende
una lengua se saborea lo que sugiere su estructura gramatical a los dotados de
una intuición que descifra claves.
Recordemos, pues, que
se trata de la Muqáddima Aÿrrûmía, resumen de definiciones y reglas gramaticas
debida a Ibn Aÿrrûm, más los comentarios tanto gramaticales (de los que
ofreceremos sólo el bosquejo) como espirituales (completos) cuyo autor fue el
Sháij Sidi Ahmad ibn ‘Aÿîba.
AL-FUTÛHÂT
AL-QUDSÍA
Comentario
de Ibn ‘Aÿîba a la
AL-MUQÁDDIMA
AL-AYRRÛMÍA
PRESENTACIÓN
Alabanzas a Allah, el
Generoso, el Donador de bienes, que ha creado al ser humano y le ha enseñado la
elocuencia, y lo ha dignificado dotándolo de inteligencia poniéndolo por
delante de los demás mundos. Y entre los seres humanos ha beneficiado
particularmente a los árabes nómadas obsequiándolos con la habilidad en el
manejo de una lengua rica en expresividad y connotaciones, y ha revelado en esa
lengua el Corán desafiando con su elocuencia a los hombres y a los genios, y
los aguerridos caballeros de la maestría en la retórica y la elegancia han
enmudecido ante la exuberancia del Libro de Allah. Elogiamos a Allah y le agradecemos
los favores con los que su liberalidad nos ha bendecido. Y damos fe de que no
hay más verdad que Allah, sólo Él, sin asociado alguno, con el testimonio de
la gente que ha saboreado el significado último de esas palabras. Y damos fe de
que nuestro señor y profeta Muhammad es el esclavo de Allah y su mensajero, y
es el eje del círculo del tiempo, el más elocuente y veraz de cuantos han
hablado de Allah. Allah lo bendiga y salude, a él y a sus Compañeros y a los
suyos y a todos sus partidarios, con los que Allah ha alzado el alminar del
Islam y ha hecho resplandecer las luces de la sensibilidad espiritual y los
soles de la Gnosis.
Aquello que incumbe a
cada persona, tras corregir su comportamiento con las verdades del corazón y
del Islam, es corregir su lengua de todo defecto. Ello se logra con el estudio
atento de la ciencia del árabe y sus significados. Así, se fortalece la
comprensión del Libro Poderoso y la Sunna del Mensajero de Allah, sobre quien
sean las bendiciones y el saludo más puro de Allah. El Libro y la Sunna son los
fundamentos del Islam y gracias a ellos se mantiene su continuidad entre los
musulmanes. Si no fuera por esa noble ciencia de la gramática, la Sunna hubiera
sido alterada y corrompida y la comprensión del Libro de Allah habría sido
penetrada por la confusión. Es obligación de todo dotado de razón que sea
inteligente el aprender y preservar esa ciencia.
Tras corregir su
lengua, es deber de toda persona corregir su inteligencia y su espíritu depurándose
de vicios y sustituyéndolos por todo tipo de virtudes, habilitando su corazón
para que en él despunten las luces de la esencia de la Unicidad y brillen en él
los secretos de la Singularidad. La corrección de la lengua es una perfección
que necesita del complemento de una perfección añadida. La corrección de la
lengua y la del corazón es perfección de la perfección. Allah colme de
bondades al gramático Sibaweih, que dijo:
Una
lengua elocuente, experta en las reglas de la declinación,
¡Ojalá
se salve de la ruina cuando sea expuesta ante Allah!
De
nada sirve la declinación si la lengua no se sobrecoge ante la Inmensidad.
Al
no-árabe no lo daña la falta de pericia en la lengua si su corazón es puro.
El noble anciano, el
alfaqîh Ibn Maimûn, con quien Allah esté complacido. dijo: “Lo peor de lo
peor es que alguien aprenda o enseñe a corregir las faltas gramaticales y no
aprenda o enseñe a corregir el corazón, que es la sede del Señor”. Existen
dos gramáticas, la de la lengua y la del corazón, y el conocimiento de la gramática
del corazón es, para los dotados de inteligencia, más urgente que el de la
gramática de la lengua. En estos tiempos encontramos a expertos en la lengua de
los árabes, maestros en el nominativo y en el acusativo, pero no adoptan las
virtudes que ordenan el Corán y la Sunna. Esto es lo más frecuente ahora, y es
algo detestado por Allah y el Profeta, quien dijo: “Los más corruptos en mi
Nación son los recitadores del Corán” (los recitadores del Corán son los
primeros en interesarse por la gramática -fonética- para perfeccionar su
pronunciación del Libro). Y también dijo: “Hay dos ciencias: la de la
lengua, porque la lengua es un argumento de Allah contra los hijos de Adán; y
la ciencia del corazón, y esa es la ciencia útil”.
La ciencia del corazón
es la de la Gran Certeza, es la ciencia de la Visión de Allah. Esa es la gramática
del corazón, cuyo conocimiento es obligatorio para todo musulmán. Me refiero
en primer lugar a la ciencia de los remedios para las enfermedades del corazón
(como son el amor al mundo -que es la cabeza de todas las torpezas-, la
preocupación desmedida por el sustento, el temor a las criaturas, etc.). Esas
enfermedades impiden conocer y contemplar a la Verdad (Allah). Esa es la gramática
(nahw) del corazón, a la que
los sufíes llaman mahw,
con m, que significa disolución, pues consiste en borrar del corazón todo lo que no sea
Allah.
Lo mejor que ha sido
escrito sobre gramática para principiantes es la Muqáddima
Aÿrrûmía, que es una introducción bendita y afortunada. Su utilidad es
reconocida en oriente y en occidente, y ha sido aceptada por todo estudiante y
por todo peregrino hacia Allah, y es por la sinceridad de la intención de su
autor. He querido -con la ayuda de Allah- redactar un comentario de extensión
media con anotaciones sorprendentes que no se encuentran con frecuencia en obras
más completas, y también he añadido a cada definición y regla un apéndice
sufí para las gentes del saboreo espiritual que desean sumergirse enlos
significados interiores para buscar las perlas de la sabiduría. A este Comentario (Sharh)
lo he llamado al-Futûhât al-Qudsía...
EL
AUTOR
El autor del resumen
gramatical es Muhammad ibn Muhammad ibn Dâwûd as-Sinhâÿi, más
conocido por Ibn Aÿrrûm, y aÿrrûm,
en la lengua de los bereberes, significa ‘el sufi’. Era experto en fonética
coránica, ciencia en la que compuso un extraordinario comentario al Hirç
al-Amâni. Profundizó en el conocimiento de la lengua árabe hasta alcanzar
el grado del criterio propio (iÿtihâd), no limitándose a exponer las enseñanzas de las
escuelas de Kufa o Basra. Nació el mismo año en que murió Ibn Mâlik de Jaén,
el autor de la Alfía (un resumen en
mil versos de la gramática árabe) y por eso se ha dicho: “Murió un gran
gramático y nació otro”. Ibn Aÿrrûm
hizo la peregrinación a Meca y compuso su breve tratado gramatical sentado
frente a la Kaaba, y su bendición fluyó por la obra, que comienza así:
bísmil-lâhi r-rahmâni r-rahîm
EL
DISCURSO
al-kalâmu
huwa l-láfzu l-murákkabu l-mufîdu bil-wad‘
La
oración es el enunciado compuesto y significante según la convención.
Explicación
La gramática
árabe (nahw) estudia el kalâm,
es decir, la frase árabe y sus partes.
Definición del término
kalâm, habla,
discurso, oración.
En principio, kalâm
designa todo mensaje -ya sea oral, escrito, una señal, etc.- que trasmita un
significado. Este es el sentido extenso del término Kalâm.
Ahora bien, como término
técnico en la gramática árabe, kalâm,
oración o discurso, es sólo
todo mensaje que cumple cuatro condiciones:
1- Ser lafz,
un enunciado oral.
2- Debe ser murákkab,
es decir, estar compuesto de dos
palabras o más.
3- Debe ser también mufîd,
significante, es decir, que aporte
algo al oyente, que sea ‘útil’
(este es el significado literal de la palabra mufîd).
4- Debe ser de
acuerdo al wad‘, es decir, a la convención
en lengua árabe, según las reglas de la gramática.
Apéndice
sufí
El kalâm (mensaje,
discurso, oración), entre los dotados de inteligencia, es el enunciado
compuesto de palabra y emoción espiritual, debiendo ser su emisor de aquellos
en los que la experiencia espiritual sea elevada y sus palabras señalen hacia
Allah, de modo que sea de provecho para los oyentes, aportándoles
conocimientos, luces o trasmitiéndoles secretos. Ibn ‘Atâ de Alejandría
dijo en sus Híkam: “Las luces de los sabios preceden a sus palabras, y
hasta donde alcance la iluminación, llega la expresión”. Con sólo ser
depositado (wad‘) en los corazones, ese discurso opera un despertar y
un anhelo por la Presencia Insondable, o bien alienta en él un temor capaz de
reprimir la rebelión. En resumen, el kalâm, si sale de un corazón llega a un
corazón y provoca miedo represor que ata al mal o bien enciende un deseo
ardiente. Si sale de la lengua, su meta está en los oídos.
Puedes definirlo de
esta otra manera: el kalâm, según los sabios, es el enunciado compuesto de
palabra y acción. Si el discurso está vacío de acción no es provechoso para
el corazón porque la realidad desmiente a la palabra. El que habla para
aconsejar a los demás, si primero actúa y luego habla y enseña, entonces sus
palabras son de provecho, y su mismo estado hace alzarse a los demás. De lo
contrario su discurso es un golpe sobre hierro frío. El poeta dijo:
Oh,
tú, que quieres enseñar a otro
¿por
qué no empiezas por tí mismo?
Describes
el medicamento para el enfermo y el que sufre
contra
la palidez y el dolor, mientras tú estás enfermo.
Quieres
corregir nuestro entendimiento
con
un consejo recto, pero te falta prudencia.
Comienza
por ti mismo y abstente de toda aberración
y
cuando alcances ese grado serás sabio,
Entonces
se te aceptará y se te tomará por modelo
y
tus palabras serán provechosas y tu enseñanza será de utilidad.
No
prohibas un comportamiento cuando es el tuyo
Sería
una una gran vergüenza para ti si lo cometes.
O bien puedes decir:
el Kalâm provechoso para quien lo emite es el enunciado compuesto de corazón y
lengua, que aporta, al posarse en el corazón, iluminación, elevación y
contemplación. Se trata del Dzikr esencial (la Mención del Nombre de Allah),
el que es proferido por la lengua y el corazón, o por el corazón y el espíritu,
o por el espíritu y el secreto, que es constancia en la contemplación; o bien
aporta una recompensa abundante y una bella excelencia, que es el Dzikr de la
lengua y del corazón cuando no se tiene maestro. O bien ordena el bien y prohíbe
el mal: todo lo demás es balbuceo y maledicencia, palabrería, pérdida de
tiempo y ocupación en lo que no incumbe a uno, tal como Allah ha dicho en el
Corán: “No hay bien alguno en la mayoría de sus conversaciones, salvo quien
ordena ser generoso, realizar un bien o la reconciliación entre
la gente”, y el Profeta dijo: “Signo de la belleza del Islam de una
persona es que se abstenga de lo que no le incumbe”. Tu Kalâm está contra
ti, no a tu favor, salvo el Dzikr y lo que se le asemeje. Según un hadiz:
“Allah se apiada del siervo que calla y se salva, o del que habla y gana algo
con sus palabras”. Allah se apiade de quien dijo:
Si
las palabras bien medidas son,
según
la gente, como la plata blanca,
entonces
el silencio debe ser tenido por oro puro.
Entiende
esto, ¡Allah te guíe a la cortesía en la búsqueda!
He oído decir a mi
maestro al-Buçîdi: “Al faqîr sincero le basta una sola palabra para
solucionar mil problemas; el faqîr embustero pronuncia mil palabras para
solucionar un problema”. A uno de mis hermanos en la vía le escribí en una
carta: “Al buscador de Unión lo encontrarás practicando Dzikr, o
reflexionando, o leyendo, o recogido ante Allah, o enseñando, o escuchando. Sus
momentos están llenos, sus movimientos y sus calmas son visiblemente sinceros y
desinteresados; si habla es para recordar a Allah o para mencionar lo que acerca
a los hombres a Allah. Si calla es porque se ausenta para deambular por la
Inmensidad de Allah. Si se mueve es por Allah y hacia Allah. Si se detiene está
con Allah, intimando con Allah, ocupado en su Señor, ausente sin saber nada de
sí. Su compañía es Allah, sus conversaciones son con Allah, el temor
reverencial es su provisión, estar satisfecho lo protege. Recoge su auxilio del
Océano del Saber Supremo. Tiene bastante con Allah y ello lo hace rico y
autosuficiente. Ha dejado atrás el mundo y su avidez. Allah es su Compañero,
dejando de lado a la gente”.
Callar lo que no sea
Dzikr contiene sabidurías y secretos que sólo saborean los que se emplean a
fondo en ello y lo adoptan como naturaleza propia. Pero Allah sabe más.
Todo lo anterior hace
referencia al Kalâm de la creación, expresa y sutilmente. Ahora conviene
hablar del Kalâm de Allah, el Discurso Increado (la Revelación). El Kalâm de
Allah es un significado inherente a la Esencia de Allah, Eterno como lo es la
Esencia, privado de la contaminación de letras y sonidos, de composición, de
orden, y demás alteraciones, relativo a todo lo que contiene la Ciencia.
El significado se
exterioriza materializándose, y para ello Allah ha creado las letras y los
sonidos que sirvan de soporte al significado interior. Los signos de Allah son,
a veces, cuerpos inanimados, como los minerales o los árboles, por ejemplo;
otras veces son cuerpos animados como los animales, los ángeles o los seres
humanos. Del mismo modo que la Esencia sólo se muestra en las apariencias de
sus manifestaciones creadas, de igual modo su Kalâm inherente a su Esencia es
atrapado en la materia, y así Allah ha mostrado las letras y los sonidos como
indicaciones del significado de su Discurso.
Cada una de las
Cualidades de Allah es infinita, y también lo que las señala es diverso en
especie y género: “Si el mar fuera tinta para las palabras de Allah se agotarían
los mares antes de que se agotaran las palabras de mi Señor, aun si hubiera
otro número igual de mares”, “Si de los árboles que hay en la tierra se hicieran
cálamos y los mares fueran tinta, y siete veces más en número, no se agotarían
las palabras de Allah” (Corán). Los mutakallimîn dicen que todo lo creado es
finito, pero se refieren a las criaturas y a sus atributos, no a la Esencia de
la Verdad y sus Cualidades, que no tienen fin, ni lo que alude a ellas, pues las
irradiaciones de la Esencia no son limitables ni finitas. Igual pasa con las
irradiaciones de las Cualidades, que son infinitas en especie y género.
El discurso de las criaturas se agota en enunciados y géneros, pero el Discurso de la Verdad tiene una cantidad infinita de especies, aunque sus enunciados sean finitos. Toda palabra emergida en la creación es finita en sí, porque es creada, pero no tiene fin en su especie, porque alude a un significado infinito. Al acabar la palabra en su calidad de enunciado oral, su significado no se agota porque está subordinado a la Ciencia y la Ciencia de Allah no tiene extremo final. Las letras y los sonidos son finitos por que son creados y circunstanciales, y es a lo que se refiere Allah cuando dice: “les viene un Recuerdo de su Señor surgido en el tiempo”, pero el significado es Eterno, inherente a la eternidad de la Esencia, pero Allah sabe más.
continuación