LA HISTORIA DE SALIH

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        El pueblo de los 'Ad habia desapareció a causa de su incredulidad y mal devenir, por lo que Allah legó entonces al pueblo de los Zamud sus tierras y viviendas. Trabajaron en ellas, modificando el curso de los ríos para poder regar campos y jardines, aumentando el valor de las mismas. Esculpieron sus casas directamente sobre la pared de las montañas, poniéndose así al abrigo de la intemperie. La vida les resultaba cómoda, aumentando sus cuotas de lujo y bienestar. Sin embargo, no eran agradecidos con Allah, y no lo alababan por su rahma bienhechora. Al contrario, continuaron sembrando el desorden y la corrupción sobre la tierra, enorgulleciéndose aun más de su alejamiento de la justicia. Adoraban a ídolos a los que asociaban a Allah, corrompiendo así sus signos. Creyendo que así vivirían eternamente, preservados de todo mal y disfrutando de lo mejor de la vida.

        Entonces Allah les envió como profeta a Salih (a.s.), que provenía de una noble familia y que destacaba por su serenidad de su espíritu y gran paciencia. Él (a.s.) invitó a los Zamud a adorar únicamente a Allah sin ningún tipo de asociación. Ya que fue Allah quien los hizo surgir de la arena de la tierra que antes Él había creado, declarándolos después sus herederos. Allah les prodigó con sus favores aparentemente ocultos, prohibiéndoles adorar a otro que no sea Él, y abandonar a los ídolos por ellos creados que ni puedían serles útiles ni perjudicarles, ni servirles de algún auxilio.

        Salih (a.s.) les recordó los lazos de parentesco y genealogía que les unían, ya que ellos constituían su nación, y les demandaba su interés sin desearles daño alguno. Por lo que Salih (a.s.) les mandó pedir disculpas a Allah delante de él, por las trasgresiones que habían cometido, ya que Allah en todo momento está próximo a aquel que lo invoca, y responde a quien le llama, escuchando a los que se remiten a Él.

        Pero sus oídos ensordecieron, sus corazones se cerraron y su visión se cegó. Se burlaron de su mensaje con la excusa de éste se encontraba apartado de la verdad. Le censuraron por su misión  y le reprendieron por el echo de decir que el venía de parte de Allah, cuando ellos lo tenían por una persona serena y justa. Le dijeron: " Salih, te hemos conocido como a una persona de espíritu sereno y de justa opinión. Los signos propios de la virtud aparecen en ti, así como los indicios de la sensatez. Nosotros te resguardábamos para las tempestades de la vida, para que disolvieras sus tiniebla con la luz de tu inteligencia y resolvieras nuestras dudas con tu sano juicio. Deseamos que seas nuestro socorro cuando llegue una desgracia o una catástrofe nos acaezca. Pero he aquí que te diriges a nosotros en un tono inconveniente, actuando indecentemente. ¿A qué nos invocas? ¡Nos prohíbes adorar lo que adoraron nuestros padres, nosotros no estamos habituados a eso, hemos crecido así!. Dudamos de aquello a lo que tu nos invitas, pues es sospechoso, y no nos tranquilizan tus palabras, ni nos inspiran confianza la sinceridad de tu llamada. No dejaremos de lado aquello que nuestros padres tenían por costumbre hacer, para seguir tus fantasías y delirios.

    Salih (a.s.) les advirtió sobre el echo de desobedecerle y les trasmitió su mensaje. Les recordó los beneficios con que Allah los había prodigado, amenazándoles con Su fuerza y Su poder. Les probó que él no buscaba satisfacer ningún interés personal oculto y que no aspiraba a beneficio alguno o pretender un puesto de poder. Salih (a.s.) no pedía recompensas ni gratificaciones por sus consejos o las conversiones que consiguiera, ya que su sustento sólo incumbía a Allah. Por todo ello, él únicamente buscaba calmar toda duda que pudiera turbar sus espíritus.

        Un pequeño y débil número de personas de su nación creyó en él. En tanto que aquellos que detentaban el poder, se enorgullecieron en su obstinación, aferrándose a la adoración de sus ídolos, persistiendo en su tiranía. Le dijeron a Salih (a.s.): " Tu espíritu está trastornado y no razonas, creemos que estás poseído por un espíritu maligno, siendo victima de una poderosa magia. Divagas respecto de aquello que ignoras, hablando de cosas que ignoras. No eres nada más que un mortal como nosotros, tu familia no es más noble que la nuestra, ni tienes una mejor posición social que la nuestra, ni tienes una mayor fortuna o dignidad que la nuestra. Todo esto nos hubiera permitido merecer más que a ti la transmisión de la profecía. ¿Qué es lo que te ha llevado a tomar ese camino e ir por esa vía, acaso no es otro tu deseo y tu aspiración, que el que te glorifiquemos y gobiernes entre nosotros?.

        Intentaron apartarlo de su Dîn y su misión, sugiriendo que entonces le seguirían y volverían sobre el camino recto, yendo al encuentro de la vía correcta. Salih (a.s.) permaneció indiferente frente a sus injusticias, sin prestar oídos a su hipocresía, diciéndoles: "Oh pueblo mío, ¿qué puedo hacer? fui comisionado hacia vosotros con las pruebas de mi Señor y el poder de Su rahma, si tomo vuestro camino y desobedezco a mi Señor, ¿quién me protegerá y salvará de su castigo? ¡No sois más que unos mentirosos!".

        Cuando el pueblo de Salih (a.s.) comprobó que su obstinación le hacía permanecer firme en sus posiciones, los más destacados de entre ellos temieron que hubieran más personas que creyeran en él y le prestaran su colaboración. Les dolía el que Salih (a.s.) pudiera ser el que gobernara a su pueblo, y les sirviera de refugio contra toda desdicha esclareciendo sus caminos; en ese caso, las gentes se apartarían de ellos y se sintirian seguros con él en todo propósito, confiándole entonces todos sus problemas. Salih (a.s.) sin duda les guiaría de forma que los acercara a Allah, prohibiéndoles todo aquello que les alejara de Él. Los poderosos de entre los Zamud creyeron que les llegaba el fin de su reinado y el debilitamiento de su poder, por lo que quisieron mostrar a las gentes la incapacidad de Salih (a.s.). Le pidieron a Salih (a.s.) que les presentara un signo que probara la sinceridad de aquello hacia lo que les invitaba, un hecho prodigioso que justificara su mensaje. Salih (a.s.) les dijo entonces: "Aquí hay una camella que tiene derecho a su parte de brebaje tanto como vosotros, dejadla pastar en las tierras de Allah".

        Las gentes nunca antes habían visto a un camello apropiarse de su agua, ni tenían por costumbre que un camello les precediera a ellos a la hora de beber.

        Salih (a.s.) que había adivinado su obstinación en la incredulidad y su empecinamiento en el mal, supo que todo el que niega teme la justificación de los argumentos por su adversario, así como la presentación de sus pruebas; por lo que  revelaría su cólera y rencor enterrado contra la fuerza de las pruebas de su oponente. Entonces Salih (a.s.) temiendo que mataran a la camella les previno contra el que la dañara, diciéndoles: "Guardaos de hacerle ningún mal, o adelantareis vuestra ruina".

        La camella permaneció entre ellos un cierto tiempo, nutriéndose de las tierras de Allah, abrevándose del agua, un día sobre oto. Su presencia había sin duda hecho inclinarse a algunos de su pueblo, ya que vieron en ello la sinceridad de su misión y se convencieron de lo real de su profecía. Sin embargo eso preocupó a los arrogantes de su tribu que temieron que su influencia desapareciese y que su poder fuera aniquilado. Entonces les dijeron a los que habían sido iluminado por el resplandor del mensaje de Salih (a.s.): "¿Sabéis si Salih ha sido realmente enviado por su Señor?. Ellos le respondieron: "Creemos en su mensaje". Pero los engreídos no se doblegaron ante la evidencia y su furia no se calmó. Al contrario, proclamaron su infidelidad y negativa diciendo: "abjuramos de aquello en lo que vosotros habéis creído".

        La camella mientras tanto se mostraba a todos como un animal físicamente desmesurado, tanto así, que todos los rebaños de cabras y camellos, le tenían pavor. Temían su presencia entre ellos pues les impedía el acceso al agua cuando mayor necesidad de ella tenían, hasta que fue reservado un día para que ella bebiera y otro diferente para que lo hicieran el resto de los animales.

        Los Zamud que persistían en su negación de los signos de Allah, y en su arrogancia frente al mensaje de Salih (a.s.), veían que la camella representaba un gran peligro para su credibilidad frente a los que titubeaban, por lo que pensaron detenidamente y sopesaron repetidamente las consecuencias de un acto que pusiera en peligro la vida del camello. Temían matarlo, pues el miedo a que sobre ellos cayera la desgracia les hacía volver sobre sus pasos, decepcionados.

        Por lo que así permanecieron durante un tiempo, poseídos por las ansias de cometer una trasgresión, aunque impedidos por el temor que la misma les ocasionaba. Nadie osaba hacerle daño al animal o aprovecharse de él. Pidieron ayuda a sus mujeres para que usando su artes de seducción,  cautivaran con su belleza, a alguno que se ofreciera por ellas a asesinar al animal.

        Saduk bint al-Muhayya, se ofreció a Nasdaa ibn Mihay, a cambio de que degollara al camello. Tambien Unaiza, una vieja malvada, engatusó a Kadar ibn Salif, proponiéndoles a una de sus Hijas. Ambos respondieron a la llama que atizaba sus corazones y buscaron entre los hombres, quien pudiera ayudarles, respondiendo siete de entre ellos; por lo que se encaminaron hacia la camella, aguardando su aparición, cuando el camello acabó de abrevar Masdaa ibn Mihriÿ le tendió una trampa y le lanzó una flecha que alcanzó su pata. Kadar ibn Salif entonces se apresuró a golpearla sobre el jarrete, desplomándose el animal sobre la tierra, entonces Kadar la apuñaló en el cuello y la degolló. Creían que se habían desembarazado de una pesada preocupación y de una inmensa carga, por lo que regresaron a anunciar la buena noticia a sus amigos. Las gentes les acogieron como se acoge a un comandante victorioso o a un rey conquistador, les aclamaron y adornaron con coronas, gratificándolos con las más bellas menciones.

        Habían degollado a el camello desobedeciendo la orden de su Señor, tomándose a la ligera las amenazas de Allah. Gritaba: "¡Salih, realiza aquello de lo que nos amenazas, si es verdadero tu mensaje!".

        Salih (a.s.) les respondió: "Os había prevenido. Sin embargo, habéis trasgredido el mandato de Allah. Gozáis pues de tres días de plazo, después de los cuales, viviréis el suplicio y sufriréis el castigo. Es esta una promesa de ningún modo falsa".

        Posiblemente Salih (a.s.) les había precisado este dato para llevarlos a arrepentirse de su conducta y escuchar su mensaje. Pero las dudas subsistían en sus espíritus, y las ilusiones comandaban en sus corazones. No sacaron provecho de las advertencias y no se rindieron a la razón, creyendo que sus amenazas eran mentiras y sus advertencia falsedades. Perseveraron en su sarcasmo y le pifieran que adelantara sus maldiciones y ejecutara sus amenazas. Salih (a.s.) les respondió: "Pueblo mío, ¿porqué os apresuráis a anteponer las malas acciones a las buenas, en lugar de arrepentiros ante Allah con la esperanza de que os perdone?.

        Pero persistieron en su extravió, entregándose al mal, contestándole a Salih (a.s.): "Vuestra presencia, la tuya y la de aquellos que te siguen, lo que en realidad perseguís es volvernos pesimistas.

        Un pequeño grupo de los Zamud se reunió entosnces con el objeto de confabularse contra Salih (a.s.), por lo que juraron colarse en su casa aprovechado la oscuridad de la noche y sorprenderle mientras sus parientes, así como el resto de las gentes dormían, con el objeto de matarlo sin testigos a la vista. Por que acordaron mantener en secreto su propósito.

        Los que se confabularon contra Salih pensaban asesinarlo tanto a él como a su familia, creyendo que ello les preservaría del sufrimiento del inminente castigo. Pero Allah no les concedió más plazo, frustrando sus planes. Allah puso a salvo a Salih del complot y lo salvaguardó tanto a él como a los que creyeron en su misión e hizo llegar a los descreídos Su castigo, poniendo en ejecución Sus amenazas.

        A los Zamud no les salvaron ni sus palacios, ni las fortunas que habían atesorado. Salih contempló sus casas destruidas y sus cadáveres inertes y dijo: "Pueblo mío, os he trasmitido el mensaje de mi Señor y os he aconsejado lo mejor, Pero no habéis hecho nada con ellos (sura al-'arafa -47). Entonces Salih y los suyos se marcharon del lugar con el corazón constreñido por el dolor.