Comentario del Shayj Sidi Ahmad Ibn ‘Ayiba

a los “Hikam” de

Ibn ‘Ata Allah de Alejandría

 

 Traducción de 'Abd l-Wahid Gutiérrez

 

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Tercera sentencia

 

         Al Shayj le ha preocupado que alguien pudiera imaginar  que la intención (himma) pudiera desgarrar el muro del Destino y llevara a cabo algo que no estuviera contemplado en el Destino y en el Decreto. Y es por esto que ha dicho en su tercera sentencia los siguiente:

 

    Las intenciones previas no pueden atravesar los muros de los Decretos predestinados

 

         La intención (himma) puede ser definida como la fuerza con la que el corazón busca o persigue algo; si el objeto de búsqueda es noble y elevado, como el conocimiento de Allah o la búsqueda de su complacencia, recibe el nombre de himma o intención elevada; por el contrario si su objetivo es vil y mezquino, como la búsqueda de lo material, recibe el nombre de himma mundanal.

         “Las intenciones previas no pueden atravesar los muros de los Decretos predestinados”, es decir, cuando el gnóstico o el discípulo aspira a algo y su intención es fuerte en ello, Allah (s.t.) formará aquello mediante Su poder en un instante para que su orden, la del gnóstico, sea con la orden de Allah

         El Shayj de nuestro Shayj, Mawlay al-‘Arabi, (r.a.) dijo, “El discípulo sincero cuando se ha extinguido a sí mismo en el Nombre Supremo, cualquier cosa que desee, “es”. Y si se ha extinguido en la Esencia, cualquier cosa que necesite “es”, antes incluso de que aspire a la misma.” Esto es cierto y confirmado por algunos hadices; dice Allah (s.t.): “¡Oh esclavo mío!, Yo soy Allah, Él que cuando le dice a una cosa “se”, “es”, obedéceme y te hará decir a una cosa “se” y “será”. Y también en un hadiz sahih se dice: “Cuando Yo le amo soy su oído, su vista, su mano y su proyector; si me pide algo se lo otorgo”; pero a pesar de lo anterior el discípulo no se aparta y no “es” mas que lo que abarca el Poder y el Destino de Allah.

         Por tanto, la himma, o intención, del gnóstico cuando se dirige a una cosa y se encuentra con el Decreto que le precede a la misma, fluye con ella, con el permiso de Allah; y si se encuentra con los muros del Destino golpeándole, no los atraviesa, sino que adopta la conducta adecuada al mismo, volviendo a su propia cualidad que es la de ser un esclavo, sin  mostrar pesadumbre o tristeza, sino que tal vez se regocije por la vuelta a su estado y realización de su cualidad intrínseca que es la esclavitud.

         Solía decir el Shayj de nuestro Shayj, Sidi ‘Ali (r.a.), “Cuando deseamos algo y se cumple, tenemos una alegría, pero si no se cumple nuestra alegría es diez veces”, esto lo decía gracias al conocimiento que poseía de Allah.

         A uno de los sabios le preguntaron, “¿Cómo conociste a tu Señor?”, y dijo, “por la aniquilación de los propósitos”; este resultado se obtiene gracias a una intención poderosa. No sucede más que lo que la Voluntad del Único Reductor quiere. Allah (s.t.) ha dicho, “Ellos no pueden causar daño a nadie salvo con el permiso de Allah”, y también ha dicho, “Hemos creado toda cosa en su justa medida”, y también, “No queréis hasta que Allah quiere”. Y el Profeta (s.a.s.) ha dicho, “Toda cosa está determinada y medida, incluso la incapacidad y la destreza”, es decir, toda actividad o acción.

         La intención débil no puede realizar nada y esto es válido tanto para el bien como para el mal.

         Su metáfora de romper los muros tiene la función de llamar la atención sobre ambos lados ante lo cual nada puede hacer la fuerza incapaz del esclavo. Así pues, si la intención es incapaz de atravesar los muros del Destino, no hay lugar par la elección o el escoger, a lo cual apunta en su siguiente sentencia.

 

cuarta sentencia