Llamamiento para la disolución de la Autoridad Palestina

y el procesamiento de sus dirigentes

 

Walid Atallah

www.ism-suisse.org

Traducido para Rebelión por Caty R.

La guerra que llevó a cabo Israel el año pasado contra la población de Gaza dejó tras ella más de 7.000 víctimas, de ellas, más de 1.500 personas muertas y más de 5.000 heridas, además de decenas de miles de personas sin hogar que se añaden a las víctimas del bloqueo internacional, egipcio e israelí, que mata diariamente debido a la falta de medicamentos, de atención médica y de alimentos.

En el resto de la Palestina histórica la colonización israelí y la caza a la resistencia continúan con la colaboración de los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina. Los responsables de dicha «Autoridad» han reconocido públicamente hace poco que los 16 años de negociaciones son un fracaso. Lo cual no les impide seguir negociando con la mediación de Estados Unidos.

En la época de Yasser Arafat los israelíes y estadounidenses, y otros, declararon que el líder palestino constituía un obstáculo para la paz porque no «luchaba» contra los «terroristas» que obstaculizaban «proceso que llevaría a la paz».

Después del envenenamiento de Yasser Arafat en 2004 escribí, el 16 de noviembre, las líneas siguientes con respecto a su asesinato: «A la vista de las declaraciones estadounidenses, israelíes y otras, es cierto que la muerte de Yasser Arafat sirve directamente a los intereses de estos últimos que desean encontrar «una dirección palestina dispuesta a negociar», es decir, dispuesta a firmar el acta de capitulación frente al imperialismo estadounidense y al sionismo del Estado de Israel. Lo que pone de manifiesto que estos últimos no renuncian a poner de rodillas al pueblo palestino y lo peor está por llegar».

En efecto, lo peor ha llegado para los palestinos de Gaza con la bendición de los responsables de la Autoridad, de los cuales algunos también son responsables de la OLP. No podemos olvidar las declaraciones de Yasser Abed Rabo, secretario general del comité ejecutivo de la OLP y uno de los dirigentes de la Autoridad, quien afirmó que Israel tendría que haber «terminado el trabajo» aplastando a la resistencia en Gaza, ni las de Abu Mazen, según el cual la guerra contra Gaza se debió a las acciones de Hamás… Aunque sea verdad que Hamás ha cometido errores, no se le puede imputar semejante responsabilidad.

Lo que ocurre en la actualidad se sitúa en la continuidad de la lógica iniciada por los acuerdos de Oslo de 1993, que crearon la Autoridad Palestina con el único objetivo de aniquilar la resistencia palestina. El texto de dichos acuerdos estipula que «la Autoridad debe impedir cualquier acto de violencia contra Israel». Sobre esta base, las detenciones de los militantes por parte Israel y la Autoridad Palestina no han cesado nunca hasta hoy. Así se constituyó la Autoridad y así se ha utilizado, como fuerza supletoria y colaboradora de la ocupación.

Hay que señalar que actualmente el presupuesto de la Autoridad está financiado principalmente por Estados Unidos y Europa y se utiliza directamente para la corrupción de los responsables de la Autoridad y para el reclutamiento de fuerzas de seguridad palestinas bajo la supervisión del general estadounidense Dayton quien, de hecho, es el auténtico gobernador de la Autoridad Palestina ayudado por colaboradores como Mohamed Dahlan y sus «escuadrones de la muerte».

La Autoridad está totalmente desacreditada desde el envenenamiento de Yasser Arafat, por los posicionamientos de sus responsables durante y después de la guerra contra Gaza, hasta la reciente aprobación de Mahmud Abbas de la construcción del muro de Egipto para reforzar el bloqueo a Gaza y la reciente participación de Salam Fayadh, el «Primer Ministro de la Autoridad» en la conferencia anual de Hertzeliya sobre la «seguridad nacional israelí» que condenó a la resistencia.

Yasser Arafat se negó a ser el hombre de la capitulación y por eso le envenenaron. Cuando escribí esto en noviembre de 2004, Leila Shahid, Fatah y sus funcionarios en Francia me tacharon de loco de atar y afirmaron que no se podía hablar de envenenamiento de Yasser Arafat. En 2009, después de cinco años de silencio sobre el crimen, archivado sin seguimiento y sin que haya habido ninguna investigación, se celebró el sexto congreso de Fatah con el permiso y bajo control de la potencia ocupante, lo que es una vergüenza para un movimiento que se presenta como un movimiento de liberación nacional y declara, con la boca pequeña, que la responsabilidad de la muerte de Yasser Arafat se imputa a Israel…

¿Cuál es la alternativa?

Muchos se hacen esta pregunta: ¿Cuál es la alternativa? Para responder es necesario partir de la experiencia del pueblo palestino, bien en Gaza, en Cisjordania, en el resto de Palestina, en Galilea, o en otros lugares del mundo. De los más de 10 millones de palestinos que hay en el mundo, más de la mitad viven en la ocupación y el resto en el exilio. El pueblo palestino vive y resiste en su tierra histórica contra la ocupación y continúa reclamando el derecho al retorno a su tierra. Ésta es la alternativa, la misma de hace 62 años, desde la Naqba de 1948: resistencia y derecho al retorno.

El pueblo palestino paga a diario el precio de esta alternativa en la Palestina ocupada o en el exilio, así como las faltas de quienes se autoproclaman sus dirigentes. A veces paga con su sangre como en Gaza, o últimamente en Nablús cuando los militantes son perseguidos y a veces ejecutados, unas veces por el ejército israelí y otras veces por las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina.

A los que se plantean la cuestión de la alternativa hay que decirles que deben tener en cuenta esta realidad y apoyar la resistencia del pueblo palestino y sus reivindicaciones más básicas de vivir libres en su tierra y volver a ella. Además hay que decir al movimiento de solidaridad que Palestina no se reduce a Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental. Palestina se extiende desde el mar Mediterráneo al río Jordán. Palestina es Galilea, Akka, Haifa, Jaffa, Tiberias, Safad o Saffuriya; es Bir es Sabe, el Negev. Y también, y sobre todo, es su capital, Jerusalén, en su totalidad.

Eso es Palestina; y nosotros, los palestinos, reclamamos nuestra tierra histórica, reclamamos el derecho al retorno a esta tierra y reclamamos el derecho de un único Estado democrático: Palestina. En resumen, liberación y retorno, éstas son las palabras claves del movimiento nacional palestino de liberación, tal como se plasmaron en la Carta Nacional Palestina de 1968.

Conclusión

Las razones que condujeron a Israel a llevar a cabo las guerras contra Líbano en julio-agosto de 2006 y contra Gaza hace un año, siguen presentes, a saber, la resistencia que emana de organizaciones, o simplemente del pueblo. El Estado colonial de Israel y sus aliados, entre ellos Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, no pueden sostener a esta resistencia, ni siquiera con un solo Kalashnikov. Así lo demuestran las últimas declaraciones de Bernard Kouchner, el ministro francés de Asuntos Exteriores, quien declaró durante su recepción al Primer Ministro libanés que el peligro para Líbano viene de Hezbolá y no de Israel, que destruyó Líbano en 2006.

Está claro que Israel prepara una nueva guerra contra Líbano, y contra Hezbolá en particular, y que va a recrudecer su guerra contra el pueblo palestino en Gaza y otros lugares porque no consiguió sus objetivos en las guerras anteriores.

En ese contexto debemos, como movimiento de solidaridad, organizarnos en la perspectiva de nuevas guerras, y sobre todo no seguir con los ojos cerrados con respecto al papel de la Autoridad Palestina y sus dirigentes, los cuales lo único que merecen es que los juzguen por sus actuaciones en calidad de colaboradores de la potencia ocupante.

Sí, hay que juzgarlos porque si somos coherentes con nosotros mismos y con lo que declaramos en del movimiento de solidaridad cuando condenamos a Israel por el bloqueo y por sus crímenes de guerra, y cuando hablamos del Informe Goldstone, de la misma forma debemos condenar a los responsables de la Autoridad que aprueban el muro del bloqueo asesino que construye Egipto y que de hecho inflige un castigo colectivo a más de un millón y medio de personas y constituye, también, un crimen de guerra.

Si, hay que juzgarlos cuando Abbas envía sus fuerzas de seguridad para cazar y matar a los resistentes palestinos.

Sí, hay que juzgarlos cuando la Autoridad no solamente no quiere presentar el Informe Goldstone a las instancias internacionales bajo las órdenes, entre otros, de Estados Unidos, y cuando esa misma Autoridad no lleva a cabo ninguna investigación sobre la guerra contra Gaza como ha reconocido Ban Ki Monn –el Secretario General de las Naciones Unidas-. Todo ello para no enojar a la potencia colonial y no llevar nunca a los responsables israelíes ante los tribunales.

El movimiento de solidaridad debe tener en cuenta esta situación y determinar claramente su posición, porque el pueblo palestino paga el precio todos los días. La solidaridad con el pueblo palestino no puede tolerar el mantenimiento de una entidad colonial al lado de Palestina ni avalar a una Autoridad colaboracionista a la que hay que denunciar y condenar como tal.

Walid Atallah es miembro de la Asociación de Palestinos en Francia AL JALIYA.

Fuente: http://www.ism-suisse.org/news/article.php?id=13436&type=analyse&lesujet=Collabos