MULTICULTURALISMO

 

 Con el término multiculturalismo debemos entender una manera de aproximación al conocimiento del Otro, de la realidad del ser humano y de la diversidad cultural que se expresa en la infinita y rica variedad de pueblos, culturas y razas que conforman la humanidad. Frente al “choque de civilizaciones” expuesto por pensadores actuales, como Samuel Hutington, el pensamiento multicultural propone el conocimiento del Otro como medio y vía de enriquecimiento mutuo en la aventura humana del saber. Si el pensamiento occidental se ha caracterizado siempre por una visión etnocéntrica y exclusivista con tintes mesiánicos de salvación hacia los pueblos que ha considerado atrasados, bárbaros y salvajes, la aproximación multicultural por el contrario promueve el diálogo entre las diversas culturas donde cada una interactúa con la otra al mismo nivel para que del encuentro resulte un enriquecimiento mutuo y no una imposición de valores y actitudes, que pueden ser muy idóneos y adecuados para determinada civilización pero que tal vez no sean exportables a otros colectivos humanos. Tan solo un enfoque donde el diálogo se establezca entre “iguales” puede conducir hoy en día a la humanidad a una salida del callejón de violencia en la que se haya inmersa. El fenómeno del “colonialismo” de la civilización occidental es la antítesis histórica del pensamiento multicultural; el viejo “colonialismo” del siglo XIX ha adquirido hoy en día nuevos matices, nuevas caras, pero no por ello menos agresivas y dañinas para los pueblos no occidentales, o pueblos del llamado “tercer mundo”, el colonialismo lejos de intentar aportar valores a aquellos pueblos con los que entra en relación, ha ejercido en ellos la rapiña económica y la aculturización de los mismos. Todo ello ha sido consecuencia de dos factores fundamentales, el primero de ellos el intento de asegurarse el mundo llamado civilizado de los recursos energéticos del llamado “tercer mundo”  para continuar su desarrollo desmedido, y el segundo, y no menos importante, la creencia del hombre occidental de que sus valores y actitudes frente a la vida poseen un carácter “universal” y punto final del desarrollo de toda civilización distinta a la suya, así pues, la visión occidental del mundo es una visión “monocromática”, donde no cabe espacio para enriquecerse con los valores aportados por los diferente pueblos de la humanidad. No obstante, en la Historia tenemos dos ejemplos cercanos en el espacio que nos enseñan que otra forma es posible de acercarse a los demás, me refiero en concreto al desarrollo histórico de los pueblos de la cuenca del Mediterráneo y del caso de la civilización desarrollada en tierras andaluzas hace ya algunos siglos, tanto en un caso como en otro, el intercambio comercial, cultural y científico, dio lugar al nacimiento de dos de las mas grandes civilizaciones que ha conocido la Historia, en concreto, en la cuenca del Mediterráneo se produce todo un flujo de ideas a todos los niveles que harán posible el nacimiento y desarrollo de toda la civilización que conocemos hoy en día, allí surge la escritura, el desarrollo agrícola, el arte, etc. Todos estos valores culturales son exportados a occidente vía Andalucía y al resto de Europa, y todo ello fue posible gracias a una mentalidad en la que predominaba la idea de intercambio cultural como medio de enriquecimiento mutuo. En el caso de al-Andalus, no cabe la menor duda de cómo el intercambio de ideas que se produjo en esos ocho siglos en los que convivieron diversos colectivos humanos de pensamiento, produjo una de las civilizaciones más ricas que la humanidad jamás haya conocido.

 

    Hoy en día en la llamada “aldea global”, en un mundo globalizado por la técnica y por la dependencia mutua, el fenómeno de la inmigración y de los movimientos de poblaciones, constituyen una nueva oportunidad para que el mundo llamado “civilizado” se enriquezca con el aporte cultural de los diversos pueblos que hasta Europa llegan con sus bagajes culturales; musulmanes, sudamericanos, orientales, buscan en Occidente una salida a sus precarias condiciones de vida en sus países de origen, Europa tiene dos opciones ante este hecho, por otra parte imparable, o negarse y pertrecharse detrás de las murallas defensivas y seguir defendiendo sus valores como únicos y universales, o bien por el contrario, entablar un diálogo fecundo y sincero de “tú a tú” con el Otro, esto no significa pérdida de los valores de identidad de cada pueblo, porque en la diversidad está la riqueza, mientras que en los sistemas homogéneos y monolíticos no hay mas que pobreza y miseria de pensamiento.

 

Dra. Iman Kasem