Shlomo Sand:"El pueblo judío fue una invención"
Traducido por Manuel Talens
Nadie está
más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de
investigación académica lleve ya 19 semanas en la lista de bestsellers de
Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de
que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.
Sand afirma que la idea de una nación judía -cuya
necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin
de justificar la fundación del Estado de Israel- es un mito inventado hace poco
más de un siglo.
Este historiador, catedrático de Historia Europea en
la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y
arqueológica en apoyo no sólo de esta alegación, sino de otras tesis igual de
controvertidas.
Además, asegura que los judíos no fueron nunca
expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de
cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única
solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es
la abolición del Estado judío.
Es bastante probable que el éxito de When and How
Was the Jewish People Invented? [¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo
judío?] se repita en todo el mundo. La edición francesa, publicada el mes
pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres
reimpresiones.
El libro está siendo traducido a una docena de
lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Pero su autor predice una fuerte
oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año
próximo en USA, publicado por Verso.
Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no
lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev,
que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro
de "fascinante" y de "auténtico desafío".
Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus
colegas universitarios israelíes han evitado hacer el menor comentario. La única
excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la
Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el
periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones
de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas,
sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la
naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.
La idea de escribir este libro se le ocurrió hace
muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a
escribirlo. "No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el
libro", dice. "Porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en
propiedad. En la universidad israelí hay un precio a pagar cuando se expresan
opiniones como éstas."
El principal argumento de Sand es que hasta hace poco
más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una
religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron
esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se
inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.
De manera similar, la moderna idea sionista de que los
judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era
algo totalmente ajeno al judaísmo, añade: "El sionismo
cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados
como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000
años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudiesen
regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del
mesías."
La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar
pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos.
"No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba
por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue
expulsado al exilio por los romanos el año 70 d.C.
"Pero una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y
Salomón eran puras leyendas.
"Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin
el exilio. Pero cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen
los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo.
"La razón es que los romanos no exiliaron a nadie De hecho, los judíos en
Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se
quedaron en sus tierras."
Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa
es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros
cristianos para atraer judíos a la nueva fe. "Los cristianos querían que las
generaciones posteriores de judíos creyesen que sus antepasados habían sido
exiliados como un castigo de Dios."
Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos
judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de
Israel empezase a animarlos a "regresar"?
Sand dice que en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el
judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos.
"La literatura romana de la época menciona este hecho".
Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de
conversos, particularmente en el Yemen y entre las tribus bereberes del norte de
África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es
el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis
de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.
Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo
en que viven inmersos la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos
han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital
del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.
Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular,
Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: "Arqueólogos
rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales". Sin
embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo
pudiese contradecir el discurso oficial de la historia judía.
La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta
adicional, como él mismo señala: Si la mayoría de los judíos nunca se movió de
la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?
"En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los
líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion [el primer primer
ministro israelí] creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos
originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al
Islam."
Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a
él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la
"Historia Judía" que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable
como un castillo de cartas.
El problema de enseñar historia en Israel, añade, se
inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos
disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía
necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba
considerada como algo único.
"No existen departamentos judíos de política o de sociología en las
universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido
que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y
conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.
"En Israel se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi
especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un
historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación
histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo."