Cheng Ho:

el gigante de los mares

 

        Este personaje de casi dos metros de altura tuvo bajo su mando a la flota más importante de la Historia hasta la Primera Guerra Mundial. Realizó siete expediciones por los océanos Pacífico e Indico, llegó hasta Australia, recorrió 5.000 kilómetros y visitó más de 40 países, en una época en la que China dominaba la parte oriental del globo y era la mayor potencia naval. Los barcos de Cheng Ho llegaron a tener hasta 150 metros de largo.

 

 

La leyenda de los mares orientales

        Era un gigante de más de 2 metros, "sus ojos centelleaban como la luz en un río que corre" y tenía "la piel rugosa de una naranja", según le describen sus cronistas contemporáneos. Había nacido en 1.371 en el sur de China, en una familia de religión musulmana. Cuando tenía 10 años, su padre murió en combate contra las tropas de la nueva dinastía Ming, y él fue castrado y entregado al ejército (Los eunucos eran varones castrados.

 

        La intención de esta extirpación de los testículos radicaba en la imposibilidad de tener descendencia, evitando así la sublevación contra el imperio con el fin de implantar una dinastía). A los 19 años, Cheng Ho entró al servicio del príncipe de Yan y recibió una completa educación. Sus cualidades personales, unidas a su talla como militar y diplomático le granjearon la confianza del Príncipe y numerosos amigos en la corte, donde se convirtió en un hombre importante. Al subir el príncipe al trono imperial, puso a Cheng Ho al mando de la flota Occidental y éste inició en 1.405 el primero de sus siete viajes, que extendieron la influencia y el nombre del celeste imperio por los mares y en los casi 40 países que visitó. Murió en 1.435 convertido en una leyenda.


        Recorrió el Pacífico y el Índico con una flota no igualada hasta la primera guerra mundial.
 


Una vida en el mar

        Cheng Ho era un hombre de figura imponente, más de 2 metros de estatura, frente "ancha como la de un tigre" y ojos castaños "como espadas".A su aspecto magnético se unían otras cualidades; era culto, valiente y con facilidad para relacionarse. Nació en la península de Yuman en una familia musulmana que se decía descendiente de un oficial de Gengis Khan.

        Su padre había hecho la peregrinación a La Meca y fue asesinado en combate contra las tropas Ming, la nueva dinastía que tenía en la provincia de Yunan los últimos reductos de sus predecesores mongoles. Ma Ho - nombre de familia de Cheng Ho - tenía entonces 10 años y fue castrado, como era habitual en estos casos, y entregado al ejército. Los eunucos en China tenían ciertas ventajas, y hasta había familias que sacrificaban a sus hijos para que tuvieran un futuro en los palacios pues llegaban a ser personas de confianza y consejeros políticos del emperador. Como Ma Ho había sido castrado antes de la pubertad, pertenecía a una casta pura y superior de eunucos.


        Con 19 años entró al servicio del príncipe de Yan, cuarto hijo del emperador, y fue instruido en las artes de la guerra, literatura, cultura china y las enseñanzas de Confucio.

        Así se convirtió en un joven oficial distinguido e influyente de la total confianza del príncipe. En 1.400 éste se levantó contra su sobrino el emperador Chien Wen, y dos años después subió al trono con el nombre de Yung Lo.

 

        El nuevo emperador, protector de Ma Ho, quiso extender el prestigio de China y seguir una tradición de trescientos años de expediciones para expandir su nombre, establecer lazos comerciales y proveerse de especias, plantas aromáticas y materiales industriales.


        También construyó el Gran Canal y el complejo palaciego de Pekín.
 

        Corrían rumores de que el sobrino derrocado había huido, por lo que el emperador envió al eunuco a buscarle y, de paso, a demostrar su poder ante generales y familiares que sabían que era un usurpador. Yung Lo concedió a Ma Ho el sobrenombre de Cheng, un instrumento musical que decían que imita el canto del ave fénix.

        Empezó así, en 1.403, una fiebre constructora en los astilleros de las provincias costeras, donde fueron cerca de 400 familias de carpinteros, sogueros y otros operarios de barcos.

        En el primer viaje, Cheng Ho iba al frente de una flota de 62 barcos, algunos de 150 m. por 58 m. ; los mejores mercantes europeos de la Liga Anseática apenas alcanzaba los 20 m. La Armada Invencible no tenía ni la mitad de barcos que la del Almirante, que contaba también con naves del tesoro, entre 40 y 60, que llevaban los productos y tributos de otros países.

        En Longkiang había 30.000 trabajadores que contaban con una avanzada tecnología naval y construyeron los mayores barcos nunca imaginados, de hasta 150 por 58 metros y 1.500 toneladas, algo sin parangón en Occidente hasta la I Guerra Mundial; el Great Britain, de 100 metros, en 1.845, ya era considerado una extravagancia.
 

        Su primera expedición zarpó en 1405, con 27000 hombres y 300 barcos, y forzó a los potentados de las islas de Indonesia a aceptar la hegemonía china. En un segundo viaje, en 1409, Cheng Ho visitó la India y Ceilán.
En las siguientes expediciones, Cheng Ho tuvo algunos enfrentamientos con reyes del sur de Asia, en los que siempre resultó vencedor.
 

        Más tarde llegó a Ormuz, recorrió Arabia, el Golfo de Adén; visitó La Meca, y bajó casi hasta Mozambique. De regreso a Nanking, le acompañaban emisarios de más de 30 países que llevaban tributos al emperador.

        China fue durante muchos siglos la mayor potencia naval y empleó una tecnología muy avanzada en los astilleros del sureste, donde se construyeron los barcos de la flota de Cheng Ho.
 

        Las naves llegaban a tener 150 m., mientras que la mayor de Colón, la Santa María, solo alcanzaba los 28 m.
 


Marinero y diplomático

        Cheng Ho no dedicó sus periplos a la conquista de territorios, sino que raramente se inmiscuyó en asuntos internos de otros países. Se contentaba con pequeños regalos simbólicos como tributo al emperador. Visitó unos 40 países y llegó casi hasta Madagascar y Australia. Extendiendo el nombre y el comercio chinos.

   

        De la quinta expedición, que tuvo como pretexto devolver a sus países a estos embajadores y alcanzó Somalia y Zanzíbar, Cheng Ho se llevó unas jirafas para el zoo imperial que causaron sensación. Tras el sexto viaje, murió el emperador Yung Lo (1.424) y Cheng Ho quedó al mando de la guarnición de Nanking, pues su sucesor en el trono consideró anti-confuciana y derrochadora aquella política expansionista.
 

        Los viajes ultramarinos no sólo fueron interrumpidos sino perseguidos. Cuando apareció un nuevo emperador más propicio, Cheng Ho realizó el último periplo de su vida (1.431-33), y poco después de su vuelta murió en 1.435, tras haber recorrido más de 50.000 km. y ser considerado casi como un dios.

        Al margen de sus hazañas, que le hacen "equiparable a Vasco de Gama o a Cristóbal Colón", lo destacable de Cheng Ho es su carácter civilizado y tolerante con otras culturas y religiones.
 

        Las expediciones no fueron de conquista sino de exploración y expansión comercial. Se conformaron con pequeños tributos de sumisión al emperador.

        Cheng Ho fue enterrado en Nanking. Su tumba, restaurada en 1.985, es una estructura Ming con mapas y pinturas del navegante y la inscripción "Alá es grande". Fue una leyenda en vida, y tras su muerte se le atribuían hechos prodigiosos.