‘AQÎDA DEL SHÁIJ SÎDÎ ‘ABD AL-QÂDIR AL-YÎLÂNÎ

 en su libro AL-GÚNIA

 

 

         Son muchísimos los autores musulmanes que, al comienzo de sus libros (o en opúsculos independientes), han expuesto su ‘Aqîda, es decir, su cosmovisión conforme a las enseñanzas del Islam. Con ello deseaban proclamar ante la Umma su adhesión al Mensaje Muhammadiano y al eje de éste, que no es otro que el Tawhîd, la Unidad de Allah, en torno a la que gira la existencia entera. Queremos, en Musulmanes Andaluces, dar a conocer algunos de esos breves textos que resumen, cada uno a su estilo y en medio de sus propias circunstancias históricas, dichas enseñanzas, pues nos servirán de modelo y referente para expresar convicciones íntimas. Estas enseñanzas dan forma a los Usûl ad-Dîn, los Fundamentos del Islam.

 

         La ‘Aqîda es la suma de ideas-fuerza que están en las bases del Islam, en sus Fundamentos o Raíces (Usûl). Es importante que la ‘Aqîda se asiente con firmeza en el corazón y en la conciencia, y se base en el Corán y en la Sunna, que son las raíces de todo. Ninguna de sus afirmaciones es superflua. Son palabras medidas por sus autores para expresar, de forma clara y resumida, reflexiones sobre las esencias del Islam. Cada una de esas propuestas es tenida como la cuenta de un valioso collar, idea que está en la base de la etimología del término ‘Aqîda, junto a las nociones de firmeza y rigor (‘iqd, collar, ‘aqd, compromiso). Por ello, en muchas ocasiones, las distintas ‘Aqîda-s han dado origen a extensos trabajos de comentaristas que han desarrollado hasta el infinito sus posibilidades de interpretación.

 

         En este caso, presentamos la traducción al castellano de la ‘Aqîda formulada por el Sháij Sîdî ‘Abd al-Qâdir al-Yîlânî, sin duda uno de los maestros sufíes más eminentes a la vez que uno de los máximos representantes de la escuela de derecho hánbalí. Su aportación es especialmente notable por esta condición de sufí y faqih riguroso, que le hacen expresar con una contundencia absoluta los principios sobre los que erigió su espiritualidad, aceptada como fiel a la esencia del Islam por todos los musulmanes sin excepción. En conformidad con la costumbre dentro de la escuela hánbalî, al-Yîlânî, tras asentar el principio del Tançîh, la Pureza e Incomprensibilidad de Allah, fundamento que goza de unanimidad en el Islam, se adentra por el terreno resbaladizo de los Atributos de Allah (Sifât) que, aparentemente lo antropomorfizan pero que en realidad son la clave de la contemplación y el espacio de la visión. Posteriormente, habla del profeta, del Corán y de la Comunidad de los Musulmanes, formando todo ello un conjunto perfecto cuyo eje es un delicado sentido de la Unidad (Tawhîd): la Unidad de Allah, la Unidad de la humanidad en sus profetas y la Unidad de la Comunidad. Todo ello aparece salpicado de versículos del Corán (que aparecen en la traducción entre paréntesis) y palabras del Profeta (hadices).

 

         El texto que presentamos traducido por primera vez al castellano pertenece a una de sus obras más importantes, al-Gúnia, en la que introduce a sus discípulos en las cuestiones básicas del Islam para acabar haciéndoles seguir la senda de los sufíes. Como hemos hecho en otras ocasiones, traducimos párrafo a párrafo el capítulo, dando una trascripción del texto original árabe y con vocabularios, pues entendemos que la ‘Aqîda no debe ser leída para satisfacer una curiosidad sino que es un manual que debe ser trabajado a fondo; además, es necesario que los musulmanes de habla hispana vayan adquiriendo el conocimiento, en árabe, de una terminología que, con el tiempo, les ayudará a comprender mejor el Islam.

  

bâb fî má‘rifat as-Sâni‘ ‘açça wa ÿall

 CAPÍTULO DEL CONOCIMIENTO DEL ARTÍFICE

naqûl:

 Decimos:

 

ammâ má‘rifatu s-sâni‘i ‘açça wa ÿalla bil-âyâti wa d-dalâlâti ‘alà wáÿhi l-ijtisâr, fa-hiya:

 En cuanto al conocimiento del Artífice (Sâni‘) -fundamentado en los signos del Corán y los diversos indicios (los hadices)- de modo abreviado, es el siguiente:

 

an yá‘rifa wa yatayáqqana ánnahu wâhidu fardun sámad, lam yálid wa lam yûlad, wa lam yákun lahu kúfuan áhad

 Que (el aspirante) sepa y tenga certeza en que (el Artífice, es decir, Allah) es Uno (hid), Singular (fard), Irreductible (sámad); que no ha engendrado ni ha sido engendrado, ni tiene ningún igual (o equivalente, kúfu);

 

(láisa  ka-mízlihi shái, wa huwa s-samî‘u l-basîr), lâ shabîha lahu wa lâ nazîr, wa lâ ‘áuna wa lâ sharîk, wa lâ zahîra wa lâ waçîr, wa lâ nidda wa lâ mushîra lahu

 (“Nada se le parece, y Él oye y ve”), no tiene semejante (shabîh) ni homólogo (nazîr), ni necesita quien le auxilie (‘áun) ni tiene asociado (sharîk), ni quien le respalde (zahîr), ni delegado (waçîr), ni equivalente (nidd) ni quien le dé indicaciones (mushîr).

 

láisa bi-ÿísmin fa-yumass, wa lâ bi-ÿáuharin fa-yuhass, wa lâ ‘áradan fa-yaqdî, wa lâ dzî tarkîbin au âlatin wa ta’lîfin wa mâhiyatin wa tahdîd

 No es cuerpo (ÿism) que pudiera ser tocado; ni es sustancia (ÿáuhar) accesible a los sentidos; ni es accidente (‘árad) teniendo entonces carácter transitorio; no tiene composición (tarkîb), ni herramienta (âla), ni es aglomeración (ta’lîf); ni tiene esencia (mâhía) ni delimitación (tahdîd).

 

wa huwa llâhu lis-samâ’i râfi‘un wa lil-árdi wâdi‘un lâ tabî‘atun mina t-tabâi‘i wa lâ tâli‘un mina t-tawâli‘i wa lâ zúlmatun tázharu wa lâ nûrun yáçhar

 Él es Allah, que ha elevado (râfi‘) el cielo y ha aplanado (di‘) la tierra; no es naturaleza (tabî‘a) entre las naturalezas ni astro ascendente (tâli‘) entre las estrellas, ni es tinieblas (zulma) que emerjan ni luz (nûr) que resplandezca.

 

hâdiru l-ashyâi ‘ílman shâhidun lahâ min gáiri mumâssa, ‘açîçun qâhirun hâkimun qâdir, râhimun gâfir, sâtirun mu‘íççun nâsir, ra’ûfun jâliqun fâtir, áwwalun âjir, zâhirun bâtin; fárdun ma‘bûd

 Presente (hâdir) en las cosas con su Ciencia (‘ilm), y las contempla sin contacto; Poderoso (‘açîç), Vencedor (qâhir) y Rector (hâkim); Misericordioso (him) y Perdonador (gâfir); Discreto (sâtir), Reforzador (mu‘içç) y Auxiliador (sir); Compasivo (ra’ûf), Creador (jâliq) y Originador (tir); Primero (áwwal) y Último (âjir); Manifiesto (zâhir) y Oculto (tin); Singular (fard) y Adorado (ma‘bûd).

 

háyyun lâ yamût, açalíyun lâ yafût, abadíyu l-malakût, sarmadíyu l-ÿabarût, qayyûmun lâ yanâm, ‘açîçun lâ yudâm, manî‘un lâ yurâm

 Viviente (hayy) que no muere, Atemporal (abadí) para el que no transcurre el tiempo, Eterno (abadí) en su dominio (malakût), Absoluto en su instante (sarmadí) con su Poder Reductor (ÿabarût); Poderoso (‘açîç) sin que nada lo fuerce, Inaccesible (manî‘) sin que nada lo alcance.

 

fa-lahu l-asmâu l-‘izâm, wa l-mawâhibu l-kirâm, qadà bil-fanâi ‘alà ÿamî‘i l-anâm, fa-qâla: (kúllu mâ ‘aláihâ fân, wa yabqà wáÿhu rábbika dzû l-ÿalâli wa l-ikrâm)

 Posee los Nombres Inmensos, y de Él proceden los dones generosos. Ha decretado la extinción (fanâ) contra todas las criaturas (anâm), y ha dicho: (“Todo lo que hay sobre ella -la tierra- muere, y no permanece más que el Rostro de tu Señor, el Poseedor de la Majestad y la Nobleza en el don”).

 

wa huwa ‘alà ÿíhati l-‘ulúwi mústaw, ‘alà l-‘árshi múhtaw, ‘alà l-múlki muhîtun ‘ílmuhu bil-ashyâ (iláihi yás‘adu l-kálimu t-tçáyyibu wa l-‘ámalu s-sâlihu yárfa‘uh, yudábbiru l-ámra min s-samâi ilà l-árdi zúmma yá‘ruÿu iláihi fî yáumin kâna miqdâruhu álfu sánatin mimmâ ta‘uddûn)

 Él está en la dirección superior (ÿihat al-‘ulúw) asentado (mustawi), sobre el Trono (‘arsh) abarcándolo (muhtawi), sobre el Reino (mulk) cercándolo (muhît) con su conocimiento de las cosas: (“Hasta Él se eleva la Buena Palabra y la acción recta la alza. Gobierna el Orden desde el cielo a la tierra, y después se alza por él en un día cuya medida es la de mil años de los que contáis”).

 

jálaqa l-jalâiqa wa af‘âlahum, wa qáddara arçâqahum wa âÿâlahum, lâ muqáddima limâ ájjar, wa lâ muájjira limâ qáddam, arâda l-‘âlama wa mâ hum fâ‘ilûh, wa lau ‘ásamahum lamâ jâlafûh, wa lau shâa an yutî‘ûhu ÿamî‘an la-ata‘ûh

 Creó las criaturas (jalâiq) y sus acciones (af‘âl); determinó su subsistencia (arçâq) y sus plazos (âÿâ): no hay quien adelante lo que Él retrasa ni quien retrase lo que Él ha puesto por delante. Quiso el mundo (‘âlam) y lo que hacen las criaturas: si los hubiese hecho infalibles no le hubieran desobedecido, si quisiera que le obedecieran todos ellos le obedecerían.

 

yá‘lamu s-sírra wa mâ ajfà, ‘alîmun bi-dzâti s-sudûr (a lâ yá‘lamu man jálaqa wa huwa l-latîfu l-jabîr)

 Conoce lo secreto (sirr) y lo que es aún más oculto (ajfà); Conocedor (‘alîm) de lo que encierran los pechos: (“¿No habría de saber quien ha creado, siendo Él el Sutil, el Informado?”).

 

huwa l-muhárrik, huwa l-múskin; lam tatasáwwarhu l-awhâm, wa lâ tuqáddiruhu l-adzhân, wa lâ yuqâsu bin-nâs, ÿálla an yushábbaha bimâ sána‘ahu au yudâfa ilà mâ jtára‘ahu wa btáda‘ah

 Él es el que imprime movimiento (muhárrik) y el que impone la calma (múskin); no lo imagina la fantasía (awhâm) ni lo mide la mente (adzhân); no es análogo a los hombres: se alza majestuoso por encima de la posibilidad de ser comparado a lo que Él ha realizado o ser sumado a lo que ha creado e iniciado.

 

muhsî l-anfâs, al-qâimu ‘alà kúlli náfsin bimâ kásabat (láqad ahsâhum wa ‘áddahum ‘ádda, wa kúlluhum âtîhi yáuma l-qiyâmati fárda, li-tuÿçà kúllu náfsin bimâ tas‘à, li-yúÿçia l-ladzîna asâû bimâ ‘amilû wa yúÿçia l-ladzîna áhsanû bil-husnà)

 Él abarca y censa (muhsî) los alientos (de las criaturas); sostiene (qâim) toda vida y lo que ésta adquiere (“los abarca y los cuenta con detalle, y todos ellos acuden ante Él el Día de la Resurrección, individualmente, para que cada vida sea pagada según sus esfuerzos, para que Él pague a los que han hecho el mal con lo que han hecho y pague a los que han hecho el bien con lo que es mejor”).

 

ganíun ‘an jálqih, râçiqun li-baríatih, yút‘imu wa lâ yút‘am, yárçuqu wa lâ yúrçaq, yuÿîru wa lâ yuÿâru ‘aláih; al-jalîqatu múftaqiratun iláih, lam yájluqhum li-ÿtilâbi náf‘in wa lâ dáf‘i dárarin wa lâ li-dâ‘in da‘âhu iláihi wa lâ li-jâtirin láhu wa fíkrin hádaz, bal irâdatun muÿárradatun kamâ qâla wa huwa ásdaqu l-qâilîn (dzû l-‘árshi l-maÿîdi fa‘‘âlun limâ yurîd)

 Autosuficiente (ganí) frente a su creación (jalq), Proveedor (râçiq) de su obra (baría); alimenta y no es alimentado; provee y no es proveído; acoge y no es acogido. Las criaturas (jalîqa) tienen necesidad de Él. No los ha creado para atraer hacia sí un beneficio ni para repeler un daño, ni por ningún motivo que se lo imponga, ni por una idea que se le ocurriera resultado del advenimiento de una reflexión, sino por pura Voluntad desnuda (irâda muÿárrada), tal como Él ha dicho, y Él es el más auténtico al hablar: (“…el Señor del Trono, Hacedor de lo que quiere…”).

 

mutafárridun bil-qúdrati ‘alà jtirâ‘i l-a‘yâni wa káshfi d-dúrri wa l-balwà wa taqlîbi l-a‘yâni wa tagyîri l-ahwâl (kúllu yáumin huwa fî shân) yasûqu mâ qáddara ilà mâ wáqqat

 Posee en exclusiva  (mutafárrid) la capacidad (qudra) de crear a partir de la nada (ijtirâ‘) a los seres concretos, y de eliminar (kashf) el daño y la desgracia, y de trastocar (taqlîb) los seres concretos, y de cambiar (tagyîr) los estados (“A cada momento está en una realización”), y conduce lo que ha determinado a su cumplimiento en el momento que le ha señalado.

 

wa ánnahu ta‘âlà háyyun bi-hayât, wa ‘âlimun bi-‘ilm, wa qâdirun bi-qudra, wa murîdun bi-irâda, wa samî‘un bi-sam‘, wa basîrun bi-básar, wa múdrikun bi-idrâk, wa mutakállimun bi-kalâm, wa âmirun bi-amr, wa nâhin bi-nahy, wa mújbirun bi-jábar

 Y (el aspirante, además, ha de saber) que Él -que se eleva por encima de todas las cosas (ta‘àlà)- es Viviente (hayy) en virtud de una Vida, Sabedor (‘âlim) en virtud de una Ciencia, Poderoso (qâdir) en virtud de una Capacidad, Volente (murîd) en virtud de una Voluntad, Oyente (samî‘) en virtud de un Oído, Vidente (basîr) en virtud de una Visión, Él percibe en virtud de una percepción, habla en virtud de un Discurso, ordena en virtud de una Orden, prohíbe en virtud de una prohibición, informa en virtud de una noticia.

 

wa ánnahu ta‘âlà ‘âdilun fî húkmihi wa qadâih, wa múhsinun mutafáddilun fî ‘atâihi wa in‘âmih, múbdiun wa mu‘îd, múhyi wa mumît, múhdizun wa mûÿid, muzîbun wa mu‘âqib, ÿawâdun lâ yábjal, halîmun lâ yá‘ÿal, hafîzun lâ yansà, yaqzânun lâ yas-hû, áriqun lâ yágfal, yáqbidu wa yábsut, yádhaku wa yáfrah, yuhíbbu wa yákrah, wa yúbgidu wa yardà, wa yágdabu wa yásjat, yárhamu wa yágfir, yu‘tî wa yámna‘

 Y que Él -que está por encima de todas las cosas (ta‘âlà)- es justo (‘âdil) en su juicio (hukm) y decreto (qadâ), y es benefactor y favorecedor (mutafáddil) en su don y en su obsequio, inaugurador (mubdi) y repetidor (mu‘îd), da la vida (muh) y da la muerte (mumît), hace advenir a las criaturas y les da existencia, recompensa y castiga. Es Generoso sin avaricia; es delicado sin apresuramiento, recuerda y no olvida, está despierto y no se distrae, insomne sin que se apodere de Él la negligencia, aprieta y distiende, ríe y se alegra, ama y detesta, odia y se complace, se encoleriza y se enfada, se compadece y perdona, da e impide.

 

lahu yadâni wa kiltâ yadáihi yamîn, qâla ÿalla wa ‘alâ (wa s-samâwâtu matwiyâtun bi-yamînih), rúwiya ‘an nâfi‘in ‘an ibni ‘úmara rádia llâhu ‘anhumâ ánnahu qâla qáraa rasûlullâhi sallà llâhu ‘aláihi wa sállama ‘alà l-mímbari (wa s-samâwâtu matwiyâtun bi-yamînih), wa qâla takûnu fî yamînihi yarmî bihâ kamâ yarmî l-gulâma bil-kura, zumma yaqûlu anâ l-‘açîç, qâla fa-láqad raáitu rasûlallâhi sallà llâhu ‘aláihi wa sállama yatahárraku ‘alà l-mímbari hattà kâda yásqut

Tiene dos Manos (yadân), y ambas son diestra (yamîn). (Allah) ha dicho -siendo Él majestuoso y estando por encima de todas las cosas (ÿalla wa ‘alâ)-: (“Los cielos están plegados en su Diestra”). Se ha narrado partiendo del relato de Nâfi‘, según el cual Ibn ‘Umar (el hijo de ‘Umar, ¡Allah esté complacido de los dos –el hijo y el padre-¡) dijo: “El Mensajero de Allah (s.a.s.) recitó estando sobre el almimbar (“Los cielos están plegados en su Diestra”), y dijo: “Están en su Diestra y los lanza como lanza un niño una pelota, y entonces. Y (Allah) dice: “Yo soy el Poderoso (al-‘açîç)”. Ibn ‘Umar añadió: “Entonces vi al Mensajero de Allah estremecerse sobre el almimbar, y a punto estuvo de caerse de él”.

 

qâla bnu ‘abbâsin radia lâhu ‘anhumâ, yáqbidu l-ardîna wa s-samâwâti ÿamî‘an fa-lâ yurà tárafihimâ min qabdatih; wa ‘an ánasin ibni mâlikin ‘an ibn ‘abbâsin rádia llâhu ‘ánhum ‘an in-nabíyi sallà llâhu ‘aláihi wa sállama ánnahu qâla l-muqsitûna yáuma l-qiyâmati ‘alà manâbira min nûrin ‘alà yamîni r-rahmâni wa kiltâ yadáihi yamîn

Dijo el hijo de ‘Abbâs (¡Allah esté complacido con ambos!): “(Allah) agarra todas las tierras y los cielos, y no se ven sus extremos (fuera) de su Puño”. Según Ánas el hijo de Mâlik, según el hijo de ‘Abbâs (¡Allas esté complacido con todos ellos!), el Profeta (s.a.s.) dijo: “Los equitativos estarán el Día de la resurrección sobre almímbares de luz a la diestra del Misericordioso, y sus dos Manos son diestra”.

 

wa jálaqa âdama ‘aláihi s-salâmu bi-yádihi ‘alà sûratih, wa gárasa ÿánnata ‘ádnin bi-yádih, wa gárasa sháÿarata tübà bi-yádih, wa kátaba t-taurâta bi-yádih, wa nâwalahâ mûsà min yádihi ilà yádih, wa kállamahu taklîman min gáiri wâsitatin wa lâ turÿumân; wa qulûbu l-‘ibâdi báina isba‘áini min asâbi‘i r-rahmâni yuqállibuhâ káifa yashâu wa yû‘îhâ mâ arâd, wa s-samâwàtu wa l-árdu yáuma l-qiyâmati fî káffih, kamâ ÿâa fî l-hadîz, wa yáda‘u qádamahu fî ÿahánnama fa-yánçawî bá‘duhâ ilà ba‘din wa taqûlu qáttu qáttu, wa yújriÿu qáumun min n-nâsi bá‘dahu wa yánzuru áhlu l-ÿánnati fî wáÿhihi wa yaráunahu lâ yudâmûna fû rú-yatihi wa lâ yudârrûn, kamâ ÿâa fî l-hadîzi: yataÿallà láhum wa yu‘tîhim mâ yatammanáun; wa qâla ‘áçça min qâil (lil-ladzîna ahsanû l-husnà wa çiyâda), qîla l-husnà hiya l-ÿannatu wa ç-çiyâdatu n-názaru ilà wáÿhihi l-karîm

Y creó (jálaqa) a Adán (¡con él sea la paz!) con Su Mano (bi-yádihi) y a Su Imagen (‘alà sûratihi), y sembró el Jardín del Edén con Su mano, y sembró el Árbol de Tubâ con Su Mano, y escribió la Torá con Su Mano, y la entregó a Moisés –de Mano a mano-, y le habló directamente sin intermediario ni traductor: Los corazones de las criaturas están entre los Dedos del Misericordioso y los voltea como desea y les hace contener lo que quiere. Los cielos y la tierra, el Día de la Resurrección, (estarán) en Su Palma –tal como se dice en el hadiz- y pondrá Su Pie sobre la Gehenna y se derrumbará planta sobre planta hasta que grite: “¡Basta! ¡Basta!”…