Pasajes de la historia de al-Andalus

El refranero andalusí de Ibn Sharaf

 

 

He aquí un extracto muy escueto de la biografía de Abû 'Abd Allah Muhammad ibn Sa'id ibn Sharaf al-Yudámi nació en Qayrawán hacia el año 1000 de nuestra era. Recibió una buena formación intelectual, y, pese a ser tuerto, fue admitido a la corte del soberano zirí al-Mu'izz ibn Bádis, en la que se hizo famosa su rivalidad con Ibn Rashiq, el autor de la `Umda. Ante la  invasión de los Banû Hilâl, Ibn Saraf, ya maduro, huyó con su soberano a Mahdiyya (1055 J. C.), y, a poco, a Sicilia, desde donde se decidió a pasar a al-Andalus. Recorrió varias cortes de los Reyes de Taifas, menos la de al-Mu`tadid, a quien temía, y con quien prefería entenderse de lejos. Se instaló en la de al-Ma'mûn de Toledo. Al fin, parece haberse ido a refugiar en Berja, cerca de Almería, y dicen que murió, sin embargo, en Sevilla al final del reinado de al-Mu’tadid, en el 460 = 1067. Tuvo un hijo bastante famoso, Abû-l-Fadl Ya'far, y un nieto Abû 'Abd Allah Muhammad, menos célebre.

 

 

Refranes de Ibn Sharaf

 

1- No preguntes a la gente y a la Suerte por noticias;

que las dos te darán nuevas sin que se las pidas.

 

2- Te mostrará la Suerte lo que ignoras

y te traerá noticias mensajero a quien no pagaste viático.

 

3- No reprendas a un amigo por un simple fallo de carácter,

 pues la luna que brilla en la noche también mengua.                    

 

4- No conservarás un amigo al que no ayudes cuando

se ve perdido: ¿quién entre los hombres es perfecto?

 

5- Con dinero se disimula la ignorancia de los necios,

y la pobreza torna ignorantes a los mejores.

 

6- A veces la ciencia se pierde por falta de dinero,

y a la ignorancia la tapa el bienestar.

 

7- El romo ve las desgracias una vez sucedidas;

el listo prevé las cosas con la imaginación.

 

8- Les di mi órdenes en un recodo de las dunas;

pero no comprendieron que eran justas más que a la mañana siguiente.

 

9-  El que des dinero protege tu honor;

y el que no lo des deja el honor al aire.

 

10- Quien hace del beneficio una protección de su honor,

aumenta éste, y quien no teme el qué dirán, dirán de él.

 

11- Si el hombre no defiende su alberca con mano disuasiva,

acaba en carne comida de gusanos.

 

12- Quien no defiende su alberca con las armas,

la ve derruida: el que no es injusto es víctima de injusticia.

 

13- Si alguien visita demasiado a su amigo,

siente tedio el amigo, y él se aburre.

 

14- Quien no cesa de imponer a los demás su presencia

y no la administra, se verá un día objeto de disgusto.

 

15- Quien se arroja a hablar mal de otro,

arrastra opiniones, aunque se trate de mentiras.

 

16- Lo dicho, dicho está, sea verdad o mentira,

¿y qué industria te cabe contra lo dicho, una vez dicho?

 

17- ¡Cómo me traicionó la suerte en el más leal de los hombres!

Se lo llevó, y dejó detrás innoble tras innoble.

 

18- Murieron aquellos a cuya sombra se podía vivir,

y quedé cabe un heredero como piel de sarnoso.

 

19- Perecieron como si hubiesen sido convocados, para separarse,

a una cita en que no hubo retraso.

 

20- Donde estuvieron un día sus casas, corren hoy los vientos,

como si acudiesen a una cita.

 

21- Son las gentes pasto de la muerte, que se las traga

generación tras generación, hasta que no ves generación ninguna.

 

     22- Debe guiarnos lo que le pasa al que es amigo del mundo: este no cesa

de serle enemigo, aunque mantenga ocultas sus tretas.

 

23- Los hombres son todos perecederos, hijos de perecederos,

de linaje enraizado en perecederos.

 

24- Cuando un discreto escruta el mundo, éste

le descubre enemigos disfrazados de amigos.

 

25- Nos engañan las trampas del mundo, una tras otra,

pues la primera no nos evita la segunda.

 

26- Es más traidor este mundo que una ramera,

y más engañoso que la red del cazador.

 

27- Si no haces daño ni provecho, eres como piedra

o como muerto, alejado de los asuntos de la vida.

 

28- Si nadie espera de ti nada, ni te teme,

eres como un muerto en su fosa.

 

29- No recibe bien la gente en tierra de sus mayores

más que a aquél a quien temen o de quien esperan.                        

 

30- Los ojos no ven, de entre las gentes, más que a aquél

de quien algo esperan, o a quien temen.

 

31- No encuentras pájaros más que en sembrados,

y donde veas la tierra regada y húmeda.

 

32- Se posa el pájaro donde hay granos esparcidos:

por eso están atestadas las casas de los generosos.

 

33- Fiarse del  mundo es tener en la mano un collar suelto,

cuyas cuentas se desgranan.

 

34- ¡Cuántas veces vi descubierta la faz de la energía,

y yo no me achicaba, pero se interpusieron impedimentos!

 

35- No te haga desesperar lo arduo de un negocio;

que Allah tras dificultar las cosas las allana.

 

36- La suerte suplirá los esfuerzos del mancebo:

que reduzca los deseos de su alma.

 

37- Quien fía del mundo es como aquel cuya mano coge agua,

y se le escapa entre los dedos.

 

38- Pienso con resolución lo que haría, de poder;

pero hay impedimentos para que salte el onagro.

 

39- Fía en Allah, si es arduo lo que deseas, y di:

Cuando Allah allana el arreglo de algo, todo sale bien.

 

40- Cuando pidas algo, hazlo con cortesía;

que la suerte ha de servirte, no el esfuerzo.

Y que coja, arrebatándolo, lo bueno que su mundo le ofrezca,

porque todo pasa, igual lo deseado que lo obtenido.

 

41- El alma es una perla metida en su concha,

y la espada corta la mala vaina que la aprisiona.

Pero a veces ves una espada mellada, que no corta,

bien acicalada y en vaina con adornos.

 

42- ¡De cuántos, que por miedo oyen que les dicen las peores cosas,

no escucha en respuesta ni dime ni direte!

 

43- Gozad lo bueno de nuestra vida, antes de que pase,

pues todo por mucho que dure, se acaba.

 

44- La espada corta, aunque esté herrumbrosa,

y su filo es el que taja cabezas, no la vaina.

 

45- Por tanto, ¿sirven de algo a la espada sus adornos,

el día de la lid, si está mellado el filo?

 

46- Abandona al maldiciente tus costados,

y vete incólume de su vera.

 

47- Y es que el silencia guarda la vida mejor que las palabras,

las cuales a menudo dejan al hombre herido y muerto.

 

48- Quien mucho vive, pierde sus amigos,

y hasta los miembros de su cuerpo y la paciencia.

 

49- Para la pesadumbre del que se duele hay un consuelo:

mira en torno y hallarás quienes se duelen de lo mismo.

 

50- A quien mucho vive, le consume el tiempo, y le traicionan

los dos en que ponía su confianza: el oído y la vista.

 

51- De no ser por los muchos que en torno mío llorarán

también por hermanos suyos, me habría matado.

 

52- A veces se puede componer lo roto; sólo l que rompen

las manos de la muerte no lo verás compuesto.

 

53- Todo el que goza de ventura, mientras la disfruta

no sabe qué es, hasta que ve cambiar su estado.

 

54- Las gentes se esfuman como pesadillas,

y, mientras viven, son enfermos que se quejan de achaques.

 

55- La muerte ha plegado lo que había entre Muhammad y yo,

y lo que la muerte pliega no hay quien lo despliegue.

 

56- Las desgracias, aunque te afecten con el mal que hacen,

son las que te enseñan cómo era la felicidad perdida.

 

57- Luego se esfumaron aquellos años y sus gentes,

como si unos y otras hubiesen sido sueños.

 

58- ¡Cuántas buenas opiniones caen fuera de lugar,

y a cuántos que debían pedir ideas se las piden!

 

59- Al que dijo lo justo, no ha de objetársele más que sobre lo que ha dicho,

por más que yerren en hacer conjeturas y comentarios.

 

60- Afronta con serenidad lo que te depare el destino,

y no te apresures a desazonarte con miedo.

 

61- ¡Cuántas veces, huyendo de un león feroz, se metió de otro león

en el cubil, quien creyó que ese cubil sería su fortaleza!

 

62- Estremezco con mi poesía el entendimiento de los soñolientos,

gentes que, aunque los tajase espada, no se enterarían.

 

63- Puede afeárseme la calidad de las rimas en mis poemas,

pero no lo que de ellos sacan en limpio las vacas.

 

64- Sosiega tus entrañas; que sobre ti caerán sin remedio

tanto las cosas que quieres como las que detestas,

y, cuando al temer cosa que te está predestinada

crees huir de ella, hacia ella te encaminas.

 

65- Vende a quien te maltrata; no retengas avaro su mercancía,

y búscale sustituto, si es que quiere cambiar.

 

66- Haz de toda la tierra una sola casa y de toda la humanidad un solo hombre,

hasta ver que entre las gentes viene alguien aceptable.

 

67- Fuerza es que el bien sea premiado en este mundo,

aunque a veces sea pronto o tarde.

 

68- Las gentes se pagan de los que tienen suerte, y son

enemigas de quienes están humillados o se extravían.

 

69- Si se desgastan las cuerdas (que te unen a alguien), más gentes hay por el mundo,

y por la tierra hay modo de huir de la casa del odio.

 

70- Vayas a saliente o poniente, siempre hallarás sustituto a un traidor;

que toda la tierra es del mismo polvo y todas las gentes son el mismo hombre.

 

71- Al que obra bien no le falta recompensa;

 que no ha desaparecido la ley entre Allah y los hombres.

 

72- Al que tiene suerte, las gentes le dicen lo que desea,

y a la madre del que no tiene suerte, le dicen que pierda el hijo.

 

73- El fruto del mundo siempre ha sido para el que lo coge

fresco o seco, repugnante o dulce como miel.

 

74- La igualdad pierde a los hombres; su conservación entraña

que haya entre ellos quien haga favores y quien los reciba.

 

75- Si hacen jefes a los más ignorantes, perecen,

como perece el adalid cuando es otro el que guía.

 

76- ¡Ay! No es el mundo más que la savia en una mota de árboles:

cuando verdea una parte, otra se seca.

 

77- No conviene al pueblo vivir sin jefes y sin tener al frente hombres magnánimos,

pues no los tienen cuando mandan los peores.

 

78- Son gobernados los asuntos por los entendidos, mientras van bien.

Si rehúsan los entendidos, serán llevados por los malos.

 

79- Aunque alguien eche una cobertura sobre el honor para desfigurarlo,

sigue por el mal envuelto y trabado.

 

80- La guerra es madre desnaturalizada, y el que es hijo suyo

encuentra su regazo pulido por la muerte.

 

81- Quien coge viático para el fuego, y acaba por escapar

de él, escapa con diadema de felicidad.

 

82- Para quien a los noventa sigue yendo a su aguada,

la mansión de la muerte viene a ser bien conocida.

 

83- Sean cualquiera las cualidades de un hombre,

sabidas son, aunque piense que los demás no las ven.

 

84- Quien cata la guerra, halla su sabor amargo

 y la guerra lo deja en tierra desamparada.

 

85- Si un hombre escapa del fuego tras haber cogido

viático de obras innobles, ¡bien feliz es!

 

86- Quien sólo es castigado por lo que hicieron sus manos,

sin otras injustas acusaciones, alcanza gran fortuna.

 

87- Mientras el hombre vive, viven sus anhelos con él,

hasta que la muerte le quita todo anhelo.

 

88- Nunca encontré uno de los que sacan defectos al prójimo que no se glorie

precisamente de sus propios defectos: ¡la desvergüenza es congénita!

 

89- Quien anochece y amanece indemne del castigo

de los hombres, salvo por que delinca, ¡bien feliz es!

 

90- Cuando muere el hombre, muere con él su necesidad,

pero, mientras vive, su necesidad vive con él.

 

91- El que ves más audaz en poner de resalto

defecto tras defecto del prójimo, es quien está lleno de defectos.

 

92- El que envejece, y tiene un natural innato,

va al sepulcro en él fiado y basado.

 

93- El carácter domina del todo al hombre, que se entrega a él:

mientras el hombre vive no puede cambiar.

 

94- A veces el caballero es enemigo de alguien de quien no puede separarse

por necesidad, cosa penosa y cargante.

 

95- La muerte de unos es la vida de otros:

el destino rehúsa ser justo con los hombres.

 

96- El viejo no pierde sus costumbres

hasta hundirse bajo la tierra de su tumba.

 

97- Se quiere que el corazón os olvide;

pero la naturaleza rehúsa cambiar.

 

98- Uno de los desafueros del mundo para con el hombre noble,

es que éste vea quién es su enemigo y tenga que tratarlo como amigo.

 

99- Así sentencia el destino entre los suyos:

las desgracias de unos son ventajas de otros.

 

100- La hermosura no aprovecha al hermoso, si la afea

con su hechos: ¡qué malas entonces sus acciones!

 

 

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