El Diálogo interreligioso

 

         La idea del diálogo interreligioso tan en boga hoy en día, es algo ajeno y en cierta medida dañino que tiene su origen en las ideas occidentales sin base alguna dentro del Islam. Se trata de una llamada a la asociación mutua entre diferentes religiones. Por tanto, es una llamada a los musulmanes para que profesen una nueva y elaborada religión en vez del Islam porque los que promueven y sostienen esta idea son los propios occidentales.

 

         Esta idea no es algo nuevo sino que se remota allá por el año 1932 cuando Francia envió representantes que negociaran con los sabios de la universidad de Al-Azhar en el Cairo acerca de la unión de las tres religiones, Islam, Cristianismo y Judaísmo.

 

         Después del fracaso de los occidentales para que los musulmanes abandonaran su ‘Aqida a través de los misioneros, los orientalistas, los trabajadores culturales y los intelectuales y los políticos, recurrieron a medios oficiales tanto en sus países como en los de sus agentes. Comenzaron por la celebración de conferencias, seminarios y el establecimiento de centros de estudios tanto en sus países como en las tierras islámicas, como el centro de Oxford para estudios islámicos, el Centro de estudios de Oriente Medio en la universidad británica de Durham, el colegio Americano de la Cruz Roja, Rabita, Academia Real para el estudio de la cultura islámica, la universidad de Aal al-Bayt, el Consejo Mundial de Iglesias, etc.

 

         Utilizaron de forma deliberada expresiones y términos brillantes de forma ambigua y confusa con el objeto de confundir y engañar. Algunos ejemplos de tales ideas o términos son, la idea de ‘regeneración’, ‘apertura al mundo’, ‘civilización humana’, ‘ciencias universales’, ‘la necesidad de mantener una coexistencia pacífica’, ‘extremismo’, o ‘globlalismo’, etc.

 

         Mzclaron el concepto de ciencia y cultura, y de cultura y civilización para crear tal confusión que sirviera como justificante para atacar a aquellos que permanecían aferrados a su estilo tradicional de vida tachándolos de reaccionarios y atrasados, de ir en contra de la civilización y la ciencia. Pero el asunto dentro del Islam no es como ellos pretenden. El Islam abre sus puertas a la ciencia y a la civilización que se genera a partir de esta ciencia, manteniéndose aferrado por otra parte a las ideas y conceptos que entran dentro de la órbita del Islam relacionados con la manera de vivir y comportarse.

 

         Por otra parte pintan con colores brillantes conceptos capitalistas tratándoselos de vender a los musulmanes como pertenecientes a su ámbito cultural ya que alguno musulmán ha dicho que tales conceptos no son ajenos al Islam, tales como el concepto capitalista de ‘libertad’, ‘pluralismo’, ‘socialismo’, etc. denunciando por otra parte conceptos de la Shari’a, tales como la poligamia y otros, como no pertenecientes a esta época. De esta forma, han sometido el estudio de los textos islámicos al método de pensamiento capitalista el cual hace de la realidad concreta el origen y fuente de la norma y no el objeto del pensamiento, estableciendo como criterio normativo la idea del beneficio y no la idea de lo Halal y lo Haram, algo que ha impulsado a muchos musulmanes a inventar ciertos principios que no descansan en los textos de la Shari’a necesarios para la comprensión del Islam. Todo ello ha tenido como resultado la disolución de ciertas normas del Islam y la no diferenciación entre las reglas ajenas y las propias del Islam, entre lo que constituye Kufr (lo contrario al Din del Islam) y lo que constituye el Islam. Así la Riba (usura en los prestamos monetarios) se ha convertido en algo permitido mientras que a las operaciones de martirio se les llama suicido.

 

         El sistema Kufr está empeñado en hacer extensivo y generalizado el diálogo y por tanto, no quedará reducido aquel a unas cuantas conferencias y seminarios, antes bien, incluirá a todos los sectores sociales, hombres, mujeres, intelelectuales, trabajadores, etc. Toda esta labor se va desarrollando vía universidades, institutos de estudios, partidos y asociaciones que van incrustando los valores occidentales los ámbitos de la economía, de las esfera social, de la política, de la educación, etc. Por tanto, el capitalismo –según sus proclamas- es humano, racional libre y democrático. Se trata de la nueva y exitosa cultura. En cuanto al Islam, es una fe ciega, déspota y heredada, que acepta la esclavitud y la poligamia. ¡Una religión bárbara y salvaje!.

        

 

         El verdadero punto de vista de Occidente sobre el Islam

        

         En realidad Occidente, que llama al diálogo con los musulmanes y dirige las conferencias interreligiosas, ve al islam como un enemigo. Este punto de vista es el motivo para el diálogo y este punto d evista es el que gobierna y dirige el diálogo. Así la enciclopedia de cultura francesa referencia para todo investigador, afirma que el Mensajero Muhammad (s.a.s) es: un asesino, el anticristo que rapta a mujeres y el mayor enemigo de la mente humana. En términos muy parecidos describren a Muhammad (s.a.s.) la mayoría de textos occidentales. El ejemplo último lo hallamos en el reciente libro publicado denominado “El Fin de la Historia” del pensador americano Francis Fukiyama: “El sistema capitalista es la salvación eterna para el hombre en la tierra. Y el Islam, a pesar de su debilidad y desintegración, amenaza esta nueva victoriosa forma de vida (es decir el capitalismo)”. El antiguo Secretario General de la OTAN (Javier Solana) dijo: “El fundamentalismo islámico es el peligroque amenaza la geopolítica del futuro”. Y el orientalista Bernard Lewis afirma: “Son incompatibles. No hay posibilidades para el diálogo”. Y Samuel Huntington, profesor de ciencias políticas en la American Harvard y director del instituto de estudios estratégicos dijo: “El choque entre culturas dominará la política exterior. Las fronteras divisorias entre las culturas aserán las líneas de batalla del futuro”. Y luego continúa: “La religión se distingue claramente por sí misma y es evidente para la gente. Una persona puede ser medio francés y mediio árabe...pero es difícil para un hombre ser medio católico y medio musulmán...”

 

         Cuando estas afirmaciones se comparan con las acciones hostiles llevadas a cabo por Occidente contra el islam y los musulmanes como las Cruzadas, el exterminio de musulmanes en Al-Andalus, las destrucción del califato y el establecimiento del ente Sionista en Palestina y las estigmatización del Islam y de los movimientos islámicos como terroristas y extremistas, cuando comparamos estas afirmaciones entonces, nos damos cuenta del significado y de los objetivos del diálog que el Occidente kàfir está estableciendo con los muslmanes.

 

 

         Los objetivos del diálogo

 

         El principal objetivo por el que están trabajando los capitalistas a través del diálogo interreligioso y cultural es impedir el retorno del Islam como sistema de vida, y ello porque amenza la continuación de us ideología y cultura y pone en riesgo sus intereses y sus influencias.

 

         En cuanto a objetivos parciales que ayuden al anterior hay varios, y así, tratan de pintar el mundo de acuerdo al color de la civilización capitalista, especialmente las regiones donde viven los musulmanes y suplantar de este modo el lugar de la civilización islámica, siendo fácil para ellos de este modo erradicar la cultura islámica de las mentes de la gente. Y ello lo harán menoscabando la confianza de los musulmanes en su propia cultura y en sus raíces para neutralizar al Islam en la batalla de civilizaciones despojándolo de sus características más importantes que le hacen ser distinto del resto de religiones. Una de las características más importante es el aspecto social del Islam concretizado en el califato como sistema de gobierno que vele por los intereses del Islam y de los musulmanes.

 

         Otro de los objetivos buscados es remodelar de nuevo la personalidad de los musulmanes de tal manera que éstos no se avergüencen en abandonar lo obligatorio ‘Wayib’ y caer en lo Haram (lo prohibido), corrompiendo así la sensibilidad islámica de tal forma que no abomine del kufr y no encuentre regocijo y placer en ordenar el Bien y prohibir el Mal tal y como enseña el Corán. Con todo esto el capitalismo se asegura la erradicación de la inmunidad cultural de la Umma del Islam que le habái protegido ante elementos extraños, asegurándose su influencia, intereses, supervivencia y continuidad.

 

         La intención que se oculta tras este diálogo, que los kuffar y sus agentes gobernantes en los países musulmanes, y con ellos todo un séquito de pensadores, es la creación de una nueva religión para los musulmanes. Su base es la separación entre Din y vida, con una legislación donde desaparecer Allah, el Único legislador de la humanidad, “Y los judíos no estarán en absoluto satisfechos contigo, ni tampoco los cristianos, salvo que sigas su religión” (Corán, 2:120)

 

         Desde el momento en que la base y el fundamento de la cultura islámca es la ‘Aqida islámica y la base y el fundamento de la cultura occidental es la ‘Aqida capitalista, no cabe opues la mezcla entre ambas. Por tanto la intención detrás del diálogo dirigido por el Occidente káfir es trabajar para que los musulmanes abandonen sus forma de vida islámica por una forma de vida capitalista.

 

         Debe haber pues, una lucha intelectual entre formas de entender la vida y entre culturas para deslindar la verdad de la falsedad, lo inconsistente de lo firme, el bien del mal, “...Ahora bien, en cuanto a la espuma, se desvanece como basura, mas aquello que beneficia a los hombres, permanece en la tierra” (Corán, 13:17).

 

 

         Invitar a los no musulmanes al Islam

 

         En realidad, invitar al Islam a los no musulmanes es algo que Allah (s.t.) ha hecho obligatorio a los musulmanes. Los musulmanes hna estado haciéndolo durate catorce siglos y lo sigue haciendo tanto entre las Gentes del Libro como entre aquellos que no los son. Él (s.a.s.) le dijo en una carta al emperador Heraclius: ‘En verdad te invito a la llamada del islam. Abrza el Islam y hallarás seguridad y Allah te recompensará dos veces. Pero si reniegas del mismo entonces recaerán sobre ti las falta del pueblo al que gobiernas’.

         “Llama al camino de tu Señor con sabiduría y una bella exhortación, y discute con ellos de la mejor manera posible. En verdad, tu Señor sabe mejor quien se ha extraviado de Su camino; y Él conoce a los que están rectamente guiados” (Corán, An-Nahl, 125)

 

         “No disputéis con el Pueblo del Libro, ecepto con lo que sea mejor; pero no disputéis en absoluto con los que sean injustos de entre ellos” (Corán, Al-‘Ankabut, 46)

 

         “Id ambos al Faraón, pues él ha transgredido todos los límites, pero habladle con palabras amables para que pueda prestar atención o sentir temor” (Corán, Ta-Ha, 43-44)

 

Estas ayats muestran el camino a seguir para invitar a las gentes hacia Allah, en contraposición a las conferencias interreligiosas que no son invitaciones hacia Allah y a Su Din, sino planes de compromisos mortales.

 

         El Daw’a o invitación al Islam debe ser a través del convencimiento, para que el no musulmán pueda ver la Luz del Islam y pueda entrar en su senda.

 

         El daw’a o invitación al Islam ha de ser emprendido tanto por el estado como por el individuo con Hikma, sabiduría, con argumentos convincentes. Se trata de confrontar el pensamiento erróneo con el pensamiento correcto para que así la gente pueda apercibirse del pensamiento erróneo. El Corán ha llegado con pruebas decisivas, con argumentos convincentes y se dirige a la humanidad para que refelxione y contemple los dominios de los cielos y de la tierra, y a través de esta contmplación arribe a la conclusión de que este universo tiene un Creador.

 

         “¿Acaso no reparan en el camello, cómo ha sido creado, ¿y en el cielo, como ha sido elevado?, ¿y en las montañas, cómo están plantadas? (Corán, Al-Ghashiyah, 17-20)

 

         “Pues Él es Quien envía los vientos como buena nueva por delante de Su misericordia, hasta que, cunado llevan una nube pesada, la llevamos a un territorio árido, después hacemos que descarguen el agua y producimos en ella toda clase de frutos. De igual manera devolvemos la vida a los muertos para que recordéis” (Corán, Al-A’raf, 57)

 

         Sin embargo la Hikma no ha de caracterizarse por ser indulgente, sino que su significado es la prueba de la argumentación. El Mensajero de Allah (s.a.s.) cuando llevaba a cabo el daw’a del Islam no se mostraba complaciente e indulgente con las gentes de Meca, ni les halagaba o buscaba algún tipo de compromiso con las mismas, sino que solía advertirles, “En verdad, vosotros y lo que adoráis en lugar de Allah sois el combustible del Fuego. A él iréis todos” (Corán, Al-Anbiya, 98) y también, “Perezcan ambas manos de Abu Lahab, e igualmente él!” (Corán, Al-Masad, 1); y “No cedas ante ningún perverso perjuro, detractor que va por ahí calumniando, impedidor del bien, trasgresor, grosero y bastardo; todo esto porque posee riquezas e hijos” (Al-Qalam, 10-13)

 

         El daw’a por tanto a los no musulmanes debe ser realizado con belleza, afectando a las emociones cuando se dirija a la mente, e incitando los pensamientos cuando se dirija a las emociones. De esta manera el daw’a entra en los corazones con amabilidad. “Y por la gran misericordia de Allah has sido amable con ellos; y si hubieses sido rudo y desconsiderado, ciertamente se habrían apartado de ti. Perdónalos, pues; pide el perdón para ellos y consúltales en asuntos importantes” (Corán, Al-‘Imran, 159)

 

         En todas las circunstancias las palabra de verdad debe ser emitida. Uno debe tener la paciencia (Sabr) del musulmán que trabaja y no la paciencia de los que se han sometido a la ley secular y a la realidad que se ha modelado tras el 11-S. Bujari ha narrado de ‘Ubadah b. Saamit quien dijo: ‘Tomamos la Ba’yah con el Mensajero de Allah (s.a.s.) de escucharle y obedecerle tanto en lo fácil como en lo duro, y que no lucharíamos a aquellos que detentan la autoridad, y que hablaríamos la verdad allí donde estemos y con respecto a Allah (s.t.) no sentiremos vergüenza ante nadie’.

 

         Abu Ayesha

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         Traducción: Musulmanes Andaluces