LOS PERFUMES EN AL-ÁNDALUS

 

    Algunas materias aromáticas de origen animal, importadas a al-Ándalus desde Oriente:

 

Almizcle

Llamado en árabe al-misk. Sustancia grasa de intenso olor que se encuentra en una bolsa glandular de un mamífero de la familia de los cérvidos y semejante a la cabra, llamado almizclero, que vive en las montañas del Asia Central.

 

En al-Ándalus el olor del almizcle fue muy popular, ya que se alude al almizcle frecuentemente en los poemas andalusíes, comparándolo con todo aroma intenso y perfumado.

Un ejemplo es el poeta Ibn A'isa (siglo XI) que concibe al-Ándalus como: «Una tierra de almizcle, una atmósfera de ámbar, (...) y una lluvia fina de agua de rosas».

 

Ibn Abi Umayya (también poeta del siglo XI) se pregunta si el aroma que intenta descubrir procede: «del almizcle de Darín que la brisa trae como saludo o del ámbar de al-Sihr o de los jardines llenos de flores».

 

Ámbar gris

Llamado en árabe 'abir. Sustancia que se encuentra en las vísceras del cachalote. Es sólida, opaca, de olor almizcleño, que se ablanda con el calor de la mano.

Se puede hallar en masas pequeñas y rugosas, sobrenadando las costas del Coromandel (situada al sureste de la India), la isla de Sumatra, la isla de Socotra (Yemen) y la de Madagascar. Era muy utilizado en al-Ándalus en perfumería y en la producción de afrodisíacos.

 

Al parecer, también se encontraba el ámbar gris en las costas andalusíes del Algarve, según el historiador argelino al-Maqqarí (1591-1634) duraba mucho al ser quemado en pebeteros.

 

El ámbar gris, como hemos visto más arriba, también sirvió de metáfora perfumada a los poetas andalusíes, como en este caso, al soberano de Almería (al-Mariya), Abu Yahya Mu'izz ad-Daula al-Mu'tasim billah (g. 1052-1091) quien envió a una de sus mujeres una misiva por medio de una paloma, diciendo: «Esta paloma os transmitirá, como prueba de mi afecto, mensajes más olorosos y perfumados que las fragancias del 'abir (ámbar gris)».

 

Áloe indio o árbol de la India (aquilasia agalloca)

Originario de la India, cuya madera se ha mencionado en algunas traducciones de textos árabes erróneamente como madera de áloe. Se utilizaba como incienso, por las propiedades aromáticas de su resina, en las mezquitas de La Meca (Arabia) y seguramente también en las de al-Ándalus. Tenía aplicación en la preparación de perfumes y electuarios, vinculándose siempre su utilización a los soberanos, quizá por su elevado coste.

 

Árbol del incienso (c. abyssinica)

Llamado en árabe lubbán. Se encontraba en Arabia y en África, y de él se extraía una gomorresina de color amarillo rojizo, sabor acre y muy aromática al ser quemada; es el incienso que todos conocemos.

 

Entre las propiedades terapéuticas del incienso se encontraba el avivar la inteligencia y aumentar la memoria, según Ibn Zuhr, latinizado Avenzoar (1095-1161), médico andalusí que residió un tiempo en El Cairo, autor del Kitab al-taysir fi ad-madawat wa-al-tadbir ("Libro que facilita el estudio de la terapéutica y la dieta"), un manual que un siglo más tarde fue traducido al latín consiguiendo una gran difusión.

 

Sándalo

En Ál-Andalus llamado sandal. Árbol semejante en su aspecto al nogal. Hojas ovales, flores pequeñas y fruto parecido a las cerezas. Su madera es amarilla-marrón y produce un excelente aroma, especialmente al ser quemada.

 

Originario de las costas de la India, su aceite era muy utilizado en las islas Maldivas como ünguento aromático, según refiere el viajero tangerino Ibn Battuta (1304-1377) —cfr. Ibn Battuta: A través del Islam, Alianza, Madrid, 1988, págs. 676—. El geópono Abu l-Jayr al-Isbilí (siglo XI), natural de Sevilla como indica su nisba, indica que el árbol de sándalo llega a vivir unos ciento cincuenta años.

 

También con el nombre de sándalo se conoce una planta herbácea olorosa, de poca altura, de hojas pecioaladas y flores rosáceas, originaria de Persia y que se cultivaba en jardines. Es este el llamado sándalo maqasiri, mencionado por Ibn Battuta, que se utilizaba en la elaboración de perfumes y como elemento de higiene para limpiar la boca tras las comidas.

 

Los productos de embellecimiento

En al-Ándalus, como en el resto del mundo islámico, los perfumes tuvieron una presencia importante. Eran de uso general en todas las clases sociales, y tanto hombres como mujeres los usaban en gran cantidad.

 

A esto se unía la asistencia al hammam (baño) y los cuidados estéticos que allí se ofrecían. Así fue común en al-Ándalus la utilización de jabones aromáticos, el empleo de aceites y ungüentos corporales, la depilación, el arreglo y el teñido del cabello con alheña; la decoración de manos y pies de las mujeres con alheña (al-henna), exclusivo en las mujeres, así como el perfilado de ojos con sulfuro de antinomio (kohl).

 

Además de todo ello, el rociado con perfumes de agua de rosas, perfume de azafrán, almizcle, ámbar natural desmenuzado, ámbar negro, etc.