Emires ante reyes

 

         Uno de los fenómenos más lamentables que están acompañando la difusión del Islam entre los occidentales, y especialmente aquí en Andalucía, es la proliferación de imitadores de supuestos ‘arquetipos’ que una literatura fácil ha puesto en circulación. Y así asistimos a la aparición de ‘emires’ que sólo tienen antecedentes en las películas de Hollywood. Son personajes que hacen suyas las caricaturas que han inventado los guionistas de cine o aspiran a ser los ‘déspotas asiáticos’ que el marxismo pretendía encontrar entre los ‘orientales’. Es fácil reconocerlos en sus gestos afectados, el lenguaje ‘feudal’ que emplean y en la teatralidad con la que asumen un pseudo-Islam grotesco. Son individuos ávidos de protagonismo y adulación que, inexplicablemente, encuentran actores secundarios y secuaces para sus ‘películas’.

 

         A falta de presencia de un Islam riguroso y serio, es como si tuvieran veda libre las versiones de los arabistas y las de los folklóricos de los que estamos hablando, que aprovechan la ocasión para lucirse en medio de espectáculos bochornosos. Se parodian asambleas de musulmanes con el único fin de exaltar la gloria de tipos cochambrosos a los que sólo les falta el turbante y la perla. ¿Cómo se les podría explicar los que es un emir (amîr) en el Islam? ¿No se llevarían una gran decepción si resulta que un emir no es más que alguien con autoridad moral cuya misión es la de reconciliar entre los musulmanes y aunarlos?

 

Un emir no es un ‘príncipe’, sino cualquiera que los musulmanes elijan como árbitro. Un emir no es uno que se sienta en medio de las reuniones para que le digan lo importante que es y lo bien que dirige su ‘imperio’, sintiéndose a gusto entre intrigas y secretos ¡dejémosle eso a las películas de las mil y una noches! Y es que si algo define a estos ‘emires’ es la necesidad que sienten de creer que estar haciendo algo importante y relevante para la historia del Islam y de su historia personal, algo digno de consideración, y se les ve meterse en historias completamente enloquecidas, rocambolescas y megalománicas. Y además buscan relacionarse con sus iguales, los ‘emires’ del mundo musulmán, las ‘majestades’ que están a la cabeza de reinos y principados... Se les puede encontrar rondando palacios y colándose en fiestas. Parece ser que el gorroneo no se lleva mal con la eminencia.

 

         Sólo madurando en el Islam podremos atajar esta impresentable ‘versión’ del Islam a la que se suman o bien inocentes almas cándidas o bien desalmados a la caza de no se sabe qué petrodólares para no se sabe qué ‘proyectos’. Estas reflexiones vienen al caso de ideales andalusíes traicionados por gente a las que se les ha subido a la cabeza su fracaso personal y buscan encubrirlo con la ridiculez de una pantomima a deshora.