IBN
HÁYAR AL-‘ASQALÂNI
El nombre completo de
este sabio en materia de hadiz era: Shihâb ad-Dîn Abû l-Fadl Ahmad
ibn Nûr ad-Dîn ‘Ali ibn Muhammad. Fue un juez e historiador egipcio
(1372-1449) cuya obra constituye la suma final de la ciencia del hadiz que ha
hecho de él, a la vez, uno de los más grandes y más típicos representantes
de las ciencias del Islam (‘Ulûm ad-Dîn).
Él mismo ignoraba el
origen de su nombre de familia “Ibn Háÿar”. En cuanto a su nisba
“al-Asqalâni”, en la tradición de su familia se consideraba
que remontaba a 1191, cuando Salâh ad-Dîn (Saladino)
ordenó a la población musulmana de ‘Asqalân, en Palestina, trasladarse a
Egipto para protegerse de las agresiones de los cruzados. Los antepasados de Ibn
Háÿar se establecieron primero en Alejandría y luego se trasladaron a
El Cairo, donde él nació en el año 1372 de la era cristiana. Su abuelo
paterno había sido fabricante de telas en Alejandría, y su padre, de una edad
cercana a los cincuenta años cuando nació Ibn Háÿar, poseía una muy
buena formación jurídica y fue autor de varios tratados y poemas, si bien no
ejerció el oficio de jurista. Su padre murió al poco de nacer él, así como
su madre, de nombre Tuÿÿâr, la cual pertenecía a una rica familia de
comerciantes, algunos de cuyos miembros eran partidarios de las enseñanzas de
Ibn ‘Arabi. Tuÿÿâr dejó en herencia a Ibn Háÿar una considerable
fortuna.
El padre de Ibn Háÿar
tenía, de un matrimonio precedente, otro hijo que prometía ser un gran sabio
del Islam, pero murió joven. Tuÿÿâr le dio primero una hija, tres años
mayor que Ibn Háÿar y que lo cuidó siendo para él una verdadera madre
tras la muerte de Tuÿÿâr, por lo que fue llamada con justicia Umm Muhammad
(la madre de Muhammad ibn Háÿar): “Fue mi madre tras la muerte de mi
madre”. La hermana de Ibn Háÿar
desempeño un papel importante en la formación y obra nuestro autor. Se casó
con un rico comerciante de la familia de los kârimíes y murió en posesión de
enormes riquezas. Muhámmad y Fawz, hijo e hija de la hermana de Ibn Háÿar,
fueron discípulos aventajados de su tío, del que obtuvieron una gran cantidad
de licencias (iÿâças) para enseñar su obra.
En el seno de
familias comerciantes cuyos miembros viajaban con frecuencia, Ibn Háÿar pudo
moverse con facilidad por todo el oriente musulmán, realizando su primera
peregrinación a Meca a la edad de once años. Vivió en un ambiente de riqueza
que le facilitó consagrarse al estudio sin que lo movieran ambiciones
personales y sin proponerse nunca dedicarse profesionalmente al derecho musulmán.
En realidad, comenzó a ir al colegio a los cinco años, lo que en su tiempo se
consideraba tarde. A los nueve años se sabía el Corán de memoria, lo que
también se anota como un mérito tardío en su tiempo. Parece ser que estos
atrasos se debían precisamente a la situación acomodada de su familia. Pero
poco después comenzó a mostrar unas aptitudes extraordinarias, y se consagró
de lleno al estudio con su vuelta a Egipto tras realizar su primera peregrinación.
Él mismo, siguiendo la costumbre de la época, nos ofrece la inmensa lista de
profesores que tuvo y de los libros que leyó y memorizó en su infancia (llegó
a escribir un ‘diccionario’ con los nombres de sus maestros y libros leídos).
Entre sus tutores y uno de sus primeros profesores destacó Shams ad-Dîn
Muhammad ibn al-Qattân, que ejerció una gran influencia en la orientación
de sus estudios, pues le hizo conocer la literatura histórica y estimuló su
interés por el lado histórico de los estudios islámicos. Cuando Ibn Háÿar
decidió especializarse en la crítica del hadiz, Çáin ad-Dîn al-‘Irâqi
(que murió en el 1404) fue su principal maestro. Parece haber ganado también
mucho del contacto con ‘Içç ad-Dîn ibn Yamâ‘a con quien estudió hadiz
hasta la muerte de éste en 1416. Pero lo cierto es que ninguno de sus maestros
tuvo sobre él la influencia que luego él mismo ejercería sobre sus propios
discípulos.
Ibn Háÿar
al-‘Asqalâni emprendió por primera vez sus investigaciones científicas
sobre el hadiz a la edad de veinte años. La decisión de darse por entero a
esos estudios fue tomada tres años antes cuando su tutor y maestro ibn al-Qattân
lo casó con una joven de dieciocho años, de nombre Uns, quien por parte de
madre pertenecía a una respetable familia que regentaba un colegio en el que se
daba especial importancia al estudio del hadiz. Ibn Háÿar fue a vivir a
la casa de la familia de su esposa y ahí entró en contacto estrecho con el
estudio del hadiz.
Ibn Háÿar
al-‘Asqalâni pasó temporadas de estudio e investigación en Alejandría, y
también viajó al Hiÿâç y al Yemen, instalándose posteriormente por
un tiempo en Palestina y Siria. Tras realizar varias peregrinaciones a meca,
volvió al Yemen y desde ahí comenzó un largo viaje dando conferencias y
cursos hasta regresar a Siria. Comenzó entonces también a escribir. La primera
de sus publicaciones de las que tenemos conocimiento es un ensayo sobre
prosodia. También fue autor de un notable Dîwân de poesía, altamente
apreciado. Varias de sus obras más importantes fueron concebidas y comenzadas
durante ese periodo.
Su carrera
profesional siguió el curso normal de conferenciante, profesor y director de
colegio y, finalmente, juez, a la par que otras actividades, tales como las de
mufti, jatib y bibliotecario. Tuvo algunos tropiezos con las autoridades así
como interrupciones, por otra parte habituales, en el ejercicio de sus funciones
como juez, pero en general se puede decir que su carrera evolucionó en un
constante renombre y un gran éxito.
Su discípulo más
importante, as-Sajâwi, nos ha dejado su retrato, describiendo su apariencia física
y sus cualidades morales, que en todo punto son conformes al ideal del Islam.
Entre sus muchos biógrafos no hay discrepancias sobre su alta rectitud y su
genialidad excepcional. Parece que fue un buen jugador de ajedrez y amó la poesía
durante toda su vida.
Ibn Háÿar
al-‘Asqalâni debe su renombre a sus numerosos trabajos que tuvieron como
principal objeto la ciencia del hadiz en toda su extensión. La sola masa de esa
obra es admirable, casi increíble que resultara del trabajo de una sola
persona.
Durante su vida, sobre todo fue admirado por sus obras sobre al-Bujâri. A los treinta años ya estableció sólidamente su reputación con sus primeros estudios sobre al-Bujâri y sus hadices; tres años más tarde publicó su obra sobre los isnâds (cadenas de trasmisión) de al-Bujâri. Pero es sobre todo su monumental comentario al libro de al-Bujâri, comentario titulado Fath al-Bâri, lo que garantizó su paso a la historia del Islam, pues dicho comentario se difundió rápidamente por todo el mundo musulmán siendo demandado en las regiones más alejadas.
Ibn Háÿar
fue también autor de vastos diccionarios biográficos, imprescindibles en los
estudios de hadiz. En su al-Isâba
fî Tamyîç as-Sahâba trata sobre los hombres del
entorno de Sidnâ Muhammad (s.a.s.), identificando claramente a cada uno de
ellos y determinando quiénes fueron trasmisores de noticias sobre el Profeta.
En Tahdzîb at-Tahdzîb y en Lisân
al-Mîçân trata sobre los trasmisores de hadices, incluso aquellos que
tuvieron relaciones casi insignificantes en la comunicación del hadiz. En otras
obras monumentales, como Raf‘ al-Isr
y ad-Dúrar al-Kâmina relata las
biografías de jueces y personas notables de su siglo, constituyendo exhaustivas
enciclopedias de una erudición extraordinaria, así como son testimonios del
refinamiento literario de su autor. Más tarde, Ibn Háÿar publicó un
apéndice para su ad-Dúrar al-Kâmina
con biografías individuales clasificadas alfabéticamente por año de cada
siglo tratado en la obra. Escribió otras muchas obras sobre hadiz e historia.
En Musulmanes
Andaluces nos interesa sobre todo un tratado llamado Bulûg
al-Marâm en el que Ibn Háÿar al-‘Asqalâni reunió hadices por
cada tema de Fiqh (Derecho Musulmán). Se trata de una recopilación que reúne
los más significativo que puede encontrarse en las obras tradicionales de los más
grandes maestros, constituyendo en realidad un manual para uso del alfaquí que
desee contrastar los datos que ofrecen las distintas escuelas con las fuentes de
las que derivan. In shâ Allah, iremos traduciendo dicho libro para poner a
disposición de los musulmanes de habla hispana un manual imprescindible para
manejarse por los temas del Fiqh más tradicional como punto de partida para
estudios más profundos. La firma de Ibn Háÿar garantiza la fiabilidad
de dichos hadices.
El método de Ibn Háÿar
era muy minucioso y crítico. Buscaba constantemente nuevos materiales con los
que enriquecer y aclarar las informaciones dadas por sus predecesores. Con ese
espíritu, compuso manuales de un alcance extraordinario y de una exactitud
digna de elogio que resume prácticamente toda la literatura anterior sobre la
materia y constituye una obra de referencia indispensable para los eruditos de
nuestro tiempo.