Tiempo para la acción
Rompe el día. Al tiempo que el sol se levanta y la luz comienza a
abrirse paso, el horror de lo sucedido empieza a mostrar su horrenda cara. Donde
una vez se levantaban edificios, solo quedan ruinas. Donde una vez el griterío
de los niños jugando embargaba toda la ciudad, ahora solo queda el silencio.
Donde una vez los hermanos solían relacionarse entre sí, ahora solo quedan los
restos de los cuerpos en descomposición. Las calles están vacías, salvo para
los muertos y sus asesinos.
Estas semanas pasadas han contemplado algunos de los crímenes más
horrorosos cometidos contra un pueblo, mientras el mundo permanecía impasible y
contemplando la escena, salvo algunos pronunciamientos de condena, pero en
realidad nada más. El mundo permanecía inmóvil y contemplaba como las casas
Palestinas eran derribadas por los bulldozers, como los hombres,
independientemente de sus edades y capacidades, eran clasificados como
terroristas y ejecutados sumariamente, arrestados sin que nada más se supiera
de ellos o bien eran utilizados como escudos humanos, como los niños que se
'atrevían' a romper el toque de queda para conseguir algo de pan para comer
eran disparados, como la población se veía obligada a beber las aguas
residuales por no tener agua potable, como los hospitales y las ambulancias eran
objetivos de los soldados, como las parturientas daban a luz en los puestos de
control del ejército y como se prohibía enterrar a sus muertos. Estos actos
salvajes demuestran como los Judíos no se contentan solo con exterminar a los
Palestinos, sino como también humillan a sus muertos.
Para muchos de nosotros, estas atrocidades cometidas en Palestina no son
nada más que un culebrón para el que cada día encendemos y sintonizamos
nuestros receptores y vemos el último episodio, y aplacamos nuestras
conciencias con el sentimiento de que 'al menos nos preocupamos'. Pero entonces,
surgen algunos que dan un paso hacia adelante y realmente actúan, organizan una
marcha, peticiones, o boicotean los bienes Sionistas: aunque todas estas
constituyen acciones loables no son más que remedios paliativos para una herida
más profunda. Y entonces surgen aquellos que deciden dar el paso valiente, y se
percatan que han de entregar lo más valioso que poseen, más que su tiempo, su
dinero o su estatus, su sangre. Ellos son los pocos entre los pocos.
Resurgen horrorosos ecos de la pasada guerra de Bosnia, relatos de una
anciana varada en su silla de ruedas en el campo mientras que los soldados la
miran y se mofan de ella ante su impotencia deleitándose en su poder, o de las
madres que arriesgan sus vidas al romper el toque de queda porque no tienen
leche con la que alimentar a sus bebés, o relatos de ancianos forzados a
caminar delante de los tanques Judíos como escudos humanos....estas historias
no son fábulas de una remota edad de opresión, algo que sucedió en la edad de
piedra donde los hombres eran salvajes, no, son escenas de brutalidad con
testigos presenciales que nuestros hermanos y hermanas de Palestina han sufrido
por los Judíos. Este, es el Nuevo Orden Mundial. Sin embargo, estas son las
historias que la Umma jamás olvidará, estas son las historias que inspirarán
una nueva generación de muÿahidines, estas son las historias que formarán el
combustible con el que, con la ayuda de Allah, pronto serán devorados por su
fuego los Judíos.
¿Un Billón de fuertes?, más bien deberían llamarnos la nación del
billón de cobardes. Hubo un día en el que no se atrevían ni siquiera a
susurrar esto entre ellos, y ahora sin embargo lo proclaman abiertamente, jactándose
de que los Musulmanes no harán nada para ayudarse los unos a los otros. De
hecho, el peso de la evidencia está de su lado, pues durante los primeros días
de la guerra de Afganistán se produjeron muchísimas manifestaciones de cólera
en la Umma Musulmana, sin embargo no fueron suficiente para disuadir al enemigo
de que siguiera matando a nuestros hermanos y hermanas incluso durante el mes de
Ramadán mientras nosotros permanecíamos impasibles sin hacer nada. Preguntaos
por qué ellos se muestran tan seguros de sí mismos.
Mirad a través de vuestra ventana, ¿hermoso, verdad?, ahora imaginad
que Helicópteros Apache y aviones Americanos F-16 sobrevuelan amenazantes
vuestras cabezas, ahora comienzan los asesinatos; uno tras otro,
implacablemente, los proyectiles caen sobre vuestras ciudades, sobre vuestras
casas, sobre vuestras familias. Esto es precisamente lo que ha ocurrido en
Palestina. Ellos dicen que se trata de una guerra contra el 'Terrorismo', y que
los civiles son respetados, divertido, no sabía que un proyectil podía
diferenciar entre un padre y su hijo, divertido, no sabía que un proyectil podía
diferenciar entre una madre y su hija. Evidentemente mi falta de educación es
la responsable de esta ignorancia, que incivilizado soy.
Cuando vayáis a dormir esta noche, mirad alrededor de vuestra casa, ¿hermoso,
verdad?, entonces pensad en la madre que sentada en su casa, tal como vosotros y
yo podíamos estarlo, en su santuario, y que en un abrir y cerrar de ojos, se
encuentra bajo una pila de escombros. Esta madre ha sido enterrada viva por los
bulldozers Israelíes que han destrozados las calles y casas. Imaginad la
profunda oscuridad que ha debido sentir mientras estaba atrapada debajo de
aquellas ruinas, gritando y no recibiendo respuesta, llorando sin consuelo,
padeciendo hambre y sed, sin saber que la mataría primero si el hambre, la sed
o la asfixia. Entonces, como si de ángeles se tratase, los hijos e hijas de
Palestina la rescatan. Imaginad su regocijo y alegría. A continuación es
trasladada al hospital donde se le dice que ocho miembros de su familia han sido
asesinados.
Las víctimas del genocidio de las Fuerzas de Defensa Israelíes son
muchas y variadas. Por ejemplo, el caso de Sami Abda quien vivía en Belén,
pero ahora permanece prisionero de las Fuerzas de Defensa Israelíes. Él estaba
sentado en su casa cuando el ejército abrió fuego sobre su casa a pesar de que
se le había advertido de que había niños y mujeres dentro, pero ¿acaso esto
le importaba algo?. Entonces, casi inevitablemente, la madre y el hermano de
Sami cayeron delante de él, delante de sus propios ojos. ¿Qué haría un
hombre ante aquello?, ¿qué haríais vosotros?. Sami dijo:
"Ellos dispararon a mi madre, Sumaya, y a mi hermano Yacub. Mi madre
tenía 64 años, mi hermano 37. Ambos cayeron al suelo. Llamé en busca de ayuda
para que fueran trasladados al hospital. Nadie pudo ayudarnos. Habían muerto.
Cuando una ambulancia llegó, un oficial Israelí le negó el permiso para que
entrara en nuestra calle. Así durante 30 horas, convivimos con sus cadáveres.
Colocamos a los niños en el cuarto de baño para que no vieran a los cadáveres.
Ayudadnos, por favor".
"Mi madre corrió en busca de ayuda. Un soldado le disparó en la cabeza".
No se trata de un caso aislado. En Yenin, la ciudad de la masacre,
Abdullah Washai contempló como su hermano de 17 años se desangró hasta morir
después de haber sido alcanzado por un helicóptero fabricado y pagado por los
USA. Su madre, no siendo capaz de permanecer impasible contemplando como su hijo
se desangraba, al hijo que había llevado en su vientre, al hijo que había
alimentado cuando todavía este era incapaz de hacerlo por sí mismo, al hijo
que había limpiado cuando este aún no podía hacerlo por sí mismo, no podía
permanecer sin hacer nada y ver como su hijo moría. Como un bravo guerrero,
salió a la calle, sin importarle nada su seguridad, gritando por una ayuda,
pero nadie vino, tan solo un proyectil de los terroristas Judíos que impactó
en su cabeza.
Entonces por favor, decidle a la pequeña niña de Yenin que se vio obligada a beber aguas residuales porque no tenía agua potable que beber, que
está llorando porque a su madre se la han llevado mientras que su padre ha sido
asesinado, decidle que no se preocupe porque se ha elevado una petición a
Israel de cese el fuego, decidle que no se preocupe porque habéis participado en
una manifestación juntos a miles más en todo el mundo pero que después habéis
vuelto a vuestras vidas diarias, decidle que no se preocupe porque habéis escrito a vuestro Parlamento y que este se muestra terriblemente entristecido
por tanta gente como está muriendo. Decidle que no se preocupe porque cuando terminéis
vuestros estudios vais a ser hombres de éxito reconocidos por la
sociedad y entonces hablareis y se os escuchará. Pero entonces, ella dice, os
necesito ahora. Y mientras esperáis, vacilando, deliberando, acerca de lo útil
que seréis para el Islam cuando lleguéis a ser un Doctor, un Banquero o un
Abogado, mientras estáis sentado auto convenciéndoos de estas mentiras, otro
tanque israrelí estará entrando en otra calle, otro bulldozer Israelí de forma
despiadada estará derribando otra casa enterrando vivos a sus habitantes, otros
soldados Israelíes estarán matando a nuestros hermanos y hermanas inocentes, y
mientras esperamos, otros gritos de Ayesha pidiendo ayuda a sus hermanos ahora,
se estarán produciendo. Pero entonces ella dejará de gritar, porque se dará
cuenta de que sus hermanos en la Umma aman el Dunia (el mundo) y rehúsan la
muerte. Entonces os detenéis por un instante en vuestras reflexiones y os entristecéis
por unos momentos, apagáis la televisión y encogiéndoos de
hombros murmuráis a vosotros mismos '¿Qué puedo hacer yo en todo esto?'
Que durmáis bien esta noche, mientras los ecos de los lamentos de Yenin
resuenan en vuestros corazones.
Que Allah nos perdone por haber permitido que nuestros hermanos y
hermanas hayan sido asesinadas, que Allah nos perdone por permanecer impasibles
mientras nuestros padres han sido asesinados, que Allah nos perdone por permitir
que nuestras madres hayan sido asesinadas, que Allah nos perdone por haber
permitido que nuestros niños hayan sido asesinados.
No más lágrimas. Hagamos que estas cuatro paredes contemplen la última
lágrima ardiente que resbala por mi mejilla, no más lágrimas, el tiempo de la
acción ha llegado. 'Solo hay una muerte, ¿por qué no morir por amor a Allah?'
Fuente:
Khurassan.com
Traducción: www.musulmanesandaluces.org