SENTENCIAS
DE SIDI HAMZA AL-BUSHISHI
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El verdadero conocimiento solamente se obtiene con humildad. La manera de
dirigirse hacia él es parecida a la de una persona que quiere beber el agua de
un arroyo: deberá inclinarse para beber. El agua está siempre situada en el
lugar más bajo, nos es necesario ser como el agua.
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El conocimiento de Allah es sin fin. Cada etapa del viaje es por lo tanto más
hermosa y más maravillosa que la precedente.
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Procedemos todos de la misma luz. No hay distinción, no hay más que reunión.
Hacemos distinción entre unos y otros, pero en realidad todos estamos unidos en
el Uno. No se puede alcanzar esta visión
más que recorriendo todas las etapas de la vía.
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Percibimos el exterior de las cosas, pero el interior nos está escondido y
oculto. El cuerpo se encuentra en este mundo, pero la interioridad se sitúa en
otra dirección, otro reino. El acceso a esta interioridad es toda la vía.
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No busquéis la verdad, buscad primero purificaros.
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Es preciso desconfiar de la sola comprensión mental. Existe una mente sensible
y una mente luminosa. La mente sensible tiene un límite. Para rebasarlo es
preciso trabajar sobre sí y frecuentar a los hombres de Allah. Solamente Allah
puede transformar la mente sensible en mente luminosa , una mente iluminada por
la luz del corazón.
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Las dos puertas reales para acceder a Allah son la invocación (dzikr) y la
generosidad.
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El que se rebaja Allah lo eleva.
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Algunos de vosotros llevan a mal ponerse al servicio de los otros, pero si hacen
el esfuerzo para lograrlo, podrán poco a poco liberarse de los lazos que
sujetan sus almas.
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Cuando se ve una relación fraternal, no hablo de fraternidad en sentido común,
sino de esta fraternidad que está investida de amor, los corazones están en
conexión, los espíritus están en afinidad: ¡Circula tal vino de amor! ¡Esto
es el reino de Allah!
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No existe más que la luz. El ego (nafs) tiene una envoltura exterior que impide
a esta Luz penetrar. El hombre ordinario no ve más que esta oscuridad, pero
cuando esta envoltura estalla, la luz que se encuentra en el corazón se mezcla
con la Luz de Allah
y
no se ve más que esta luz divina. “ ¡Dondequiera que os volváis allí está
la faz de Allah¡ “
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El mundo es como una sombra efímera. Así, cuando el sol se alza sobre un
objeto aparece una sombra durante un momento, después esta sombra se disipa. Es
la misma cosa para este mundo en relación a la Realidad.
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Los conocedores de Allah no tienen sombra , en verdad. Sólo los hombres todavía
inconscientes los perciben como seres dotados de sombra. Es en este sentido como
hay que comprender lo que se decía del Profeta Muhammad (s.a.s.)
sobre el hecho de no hacer sombra.
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El que ha llegado a percibir la Unidad no ve más que Ella. Se da cuenta que
todas las formas habituales, las mismas formas humanas, no son más que ilusión.
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El agradecimiento y la gratitud encadenan a la gracia.
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Nada está fuera de Allah. Comprende toda cosa. Esto se contempla después de la
realización. La realización es algo dado. En este dominio las ciencias
exteriores no sirven para nada. Un sabio tiene el hábito de medirlo todo,
evaluarlo todo, pesarlo todo. El que se sitúa más allá de esta perspectiva no
se plantea estos problemas.
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El que intenta encontrar un camino gracias a los escritos de Ibn Arabi o de
otros maestros del pasado no hace más que seguir sus “chilabas”. Permanece
en la superficie de las cosas. Los métodos varían en función de las
condiciones de la época en la que vivimos. Solo un maestro viviente detenta las
llaves del progreso iniciático.
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A un cierto nivel la necesidad de Allah se vuelve comparable a la necesidad de
ayuda que siente una persona en el momento de ahogarse pidiendo desesperadamente
socorro. Esta necesidad destruye todo otro deseo que Allah.
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El que comprende el valor del Shayj sabe que su relación con él no tiene
necesidad de palabras. “Tu me ves y yo te veo” esto es suficiente.
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La enseñanza oral no es necesaria. Solo importa la transformación de los
corazones. Sidi Bumedian no hablaba sino raramente.
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El día cuando Allah quiere beneficiar a su servidor de Sus Gracias, hace
penetrar en su corazón un soplo de amor. Así, el servidor, aunque esté
implicado en los asuntos de este bajo mundo siente permanentemente el gusto de
su Señor. Los Profetas, también trabajaban como nosotros, pero el trabajo no
dominaba su corazón que permanecía firmemente sujeto a Allah.
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La comprensión no se adquiere en los libros. Sería demasiado fácil reunir
todos los libros que tratan de sufismo para adquirirla. La verdadera ciencia os
vendrá del interior, de vuestro corazón. Sólo el corazón comprende.
Comprende que no hay nada fuera de Allah.
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El defecto y la fealdad no están en las cosas y los seres, sino en la impureza
de nuestra mirada hacia ellos. Cuanto más está el alma apaciguada, perfecta y
pura, más estará dispuesta a ver en todo ser una manifestación de la Luz de
Allah: todo es bello, sólo el corazón sin limpiar del discípulo vuelve las
cosas feas.
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La sabiduría está en el corazón: el que quiere tener agua en su pozo debe
cavar: cuanto más cava más agua encuentra; si deja de cavar, el agua no
sobrepasa nunca el nivel inicial. El que cava este pozo no debe creer que el
agua ha alcanzado el nivel máximo, debe continuar cavando pues el pozo no tiene
límites.
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Cada uno debe vigilar su corazón. Toda sugestión deberá ser rechazada. Es
preciso rechazar lo que es en sí malsano y procurar abrirse a todas las Gracias
Divinas, a lo que es positivo y favorece el camino y el desarrollo. Pero, ¿ Cómo
rechazar las sugestiones negativas?. Cuando se las sienta llegar, es preciso
decir a su ego que está equivocado y que es él quien tiene todos los defectos
y no los otros. “ Soy yo el que está equivocado.
¡Si veo el defecto en el otro es porque está en mi, sino no lo habría
visto!”.
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Dos cosas son necesarias y complementarias en la práctica: la invocación y la
orientación. Cuando se pone un espejo sucio y oxidado, y se desea que refleje
perfectamente el sol, es preciso hacer dos clases de tareas:
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limpiar el espejo, y esta limpieza se efectúa mediante el dzikr,
.
orientarlo hacia el sol para que pueda reflejarse perfectamente.
Se pueden hacer horas de dzikr, pero si no se orienta hacia el maestro,
es tiempo perdido. Es como si se deseara que un recipiente recoja el agua del
cielo y se le pusiera al revés: podrían llover trombas de agua sin que el
recipiente recogiese la menor gotita.
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Invocad hasta que se diga: ¡Es un loco! ( Hadiz ).
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El dzikr practicado regularmente hace desaparecer progresivamente los deseos y
pensamientos impuros. De la misma manera, si los cazadores se dirigen cada mañana
al bosque y disparan tiros, todos los animales asustados huyen al escucharlos,
volviendo después un poco más tarde durante la jornada. Pero si los cazadores
vuelven todos los días, los animales acaban por cambiar de sitio.
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La llave de la respuesta está en el dzikr. Gracias a él tendréis la intuición
de lo que conviene hacer en cada situación . Lo importante es estar allí,
arraigarse, permanecer en la vía.
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El estado espiritual es la manifestación de la atracción del discípulo,
incluido su cuerpo, hacia el Espíritu. El corazón reacciona así porque no está
acostumbrado a la Luz Divina y esto repercute sobre todo el ser, incluido el
cuerpo.
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Tenéis estados espirituales diferentes. El agua es una pero las flores son múltiples.
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La abertura ( fath ) es el desvelamiento súbito de la Realidad Divina, y por
consiguiente el final de la ilusión. Es como una bola de nieve que se arroja en
el océano. La bola de nieve es el ego ( nafs ) y el océano la Realidad Divina.
La bola de nieve no es otra cosa que agua congelada. Una vez arrojada en el océano
vuelve a ser líquida. El ego no tiene más que una existencia efímera e
ilusoria si se considera en sí mismo, cortado de su origen. Igual para la bola
de nieve. Si se confía en su estado presente, en su consistencia del momento,
parece diferente al agua, parece tener una naturaleza original. En realidad, no
es sino agua, una gota parecida a todas las otras gotas del océano. No hay más
que un agua y diferentes estados de esta misma agua.
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No hay otra realidad que Allah (la ilaha illa Allah).
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No es posible tener pretensiones hacia el Amor Divino en tanto hay todavía
ataduras
hacia los bienes de este mundo presentes en el corazón. De esta manera
se puede probar al amoroso: el amor verdadero va a la par con una verdadera
generosidad. Sidi Bumedian contaba a menudo la historia siguiente: un hombre
pretendía el amor de Allah y de su Profeta. Allah quiere entonces probarlo y le
envía un ángel bajo forma humana que le dice: “¡Oh tú que pretendes el
amor de Allah y de su Profeta dame tu chilaba!”. El hombre se la da. Después
el ángel le dice: “¡Dame tu túnica!”. El hombre se la da también. No le
queda más que un pantalón y el ángel le pide dárselo. El hombre va a un
lugar apartado, y levantando la prenda la arroja por encima. No le queda nada más.
Entonces escucha una voz celeste que le dice: “ Si tú pretendes amar a Allah
y a su Profeta, tu pretensión es verdadera “. Siendo por consiguiente
aceptado en este estado.
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Quiero el amor más que a cualquier otra cosa. Pidamos para que Allah no nos lo
retire.
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El
amor entre los discípulos y entre los fuqaras y el maestro es infinito,
aumentando sin cesar. No se querría separarse nunca. Este amor es debido al
secreto espiritual (sirr) y existe porque no estamos reunidos más que para
Allah. Este amor hace caer todas las diferencias culturales.
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El amor pone los corazones en acción, en movimiento, y hace actuar. El amor es
la montura de los espíritus, a través suyo se conoce toda cosa.
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Cuando el amor habita en el corazón, nada parece difícil y se saca provecho de
todo lo que nos pasa. Esto proviene del hecho que, gracias al amor, el velo que
nos separa de la Realidad deviene más y más tenue, se experimenta entonces una
alegría profunda por el hecho de esta proximidad y se es invadido por la
percepción de la belleza.
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El amor provoca una herida, un grito. No grita sino aquel cuyo maestro está
ebrio.
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Amar a todas las criaturas. ¡Cualquiera sea su creencia, su raza o sus
opiniones!. Cada uno está en el lugar que Allah le ha puesto y no nos toca
juzgar.
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Sidi Bumedian prohibía a sus discípulos toda lectura sobre sufismo, salvo los
“Hikam” de Ibn Ata Allah: es mejor hacer directamente la experiencia de las
cosas que tener una idea preconcebida que podría incluso constituir un velo.
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Nuestra vía es una vía del medio.
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Cuando Allah ama a su servidor, recubre sus cualidades de Sus Cualidades. Es
como si un rey nos invitara a su residencia y no tuviésemos vestidos
suficientemente apropiados y convenientes para hacernos dignos de su morada, el
rey nos reviste entonces con sus vestidos y nos introduce en su mansión.
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Cada uno se apega a las cualidades que le son propias: el sabio se cree superior
a todo el mundo por su saber , el hombre rico se envanece de su riqueza,
permaneciendo así con su enfermedad. Sólo la educación espiritual puede
ayudarles a liberarse.
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El ego (nafs) rehúsa a menudo lo que se le impone y comienza entonces a lanzar
sugestiones para ir más lejos en lo que puede satisfacerle. La vía tiene el
efecto contrario. Cuando alguna cosa nos atrae hacia lo que es mundano, la vía
nos impide responder a esta llamada. En la vía, es preciso evitar bloquearse
sobre tal o cual punto de fijación, más vale dejar a los acontecimientos
desarrollarse según la voluntad de Allah, permaneciendo firmemente anclado en
sus prácticas.
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El que no tiene una intención pura (niya) no evolucionará, incluso si está
toda su vida en compañía del Profeta.
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Cada discípulo es un antídoto para otro discípulo. Cada uno está fuerte
sobre un punto donde el otro es débil y puede así ayudarlo a superar las
dificultades.
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Es necesario no dejar entrar sugestiones negativas en su corazón, si no se
volverá como una cuadra llena de suciedad. Cuidad de guardar vuestro interior
limpio y puro, el dzikr permitirá hacer salir lo que subsiste de impuro.
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¡Sed asiduos a vuestro dzikr personal y participar en las prácticas
colectivas!. ¡No inventar excusas!. Ciertamente las obligaciones profesionales
familiares y sociales son pesadas, pero es ley de vida común a todos.
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¡Incluso cuando os hablo de vuestro jardín os hablo de la Unidad!.
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El respeto hacia las prescripciones de la Ley Islámica (Sharia) juega el mismo
papel del tapón que impide al líquido salir fuera de la botella. Un recipiente
puede estar lleno de agua, pero si el fondo está partido todo el líquido se va
a escapar: por más que se intente llenarlo de nuevo, nada podrá conservarlo.
Esta imagen ilustra la situación del discípulo que no aplica la Ley Islámica.
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Es importante trabajar en el mundo pues la Ley Islámica exige que se atiendan a
las necesidades de la familia. También es importante ocuparse de su familia, de
su esposo (a), de sus hijos, y por supuesto, es preciso igualmente concentrarse
sobre el trabajo en la vía. Debéis conciliar estos tres dominios que son los
hitos de vuestra vida, y poco a poco gracias a la práctica del dzikr, tendréis
la intuición de lo que conviene hacer en cada situación.
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Ocuparos de vuestros padres, incluso si tienen
concepciones completamente opuestas a las vuestras. Satisfacer sus
necesidades si es preciso. Una de las vergüenzas del mundo moderno es poner a
sus padres en un asilo y desentenderse de su suerte.
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Cuando se lee la biografía del Profeta, llama la atención la similitud entre
los lazos que los lo unían a su comunidad y lo que se puede vivir hoy en la vía.
En realidad , no es más que la misma enseñanza que se prolonga.
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Esta vía es la vía de Allah: evitar todo odio y toda forma de disensión,
Allah no visita un corazón rencoroso. Los conflictos entre las diferentes
comunidades étnicas están ligadas al pasado y no debemos estar afectados por
esto.
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¡No desear estados espirituales, éxtasis, la abertura o visiones! No desear más
que el conocimiento de Allah. El deseo de los hâl y de visiones puede velarnos
este conocimiento.
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El progreso interior debe brotar hacia el exterior, sobre el comportamiento.
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Es preciso no revelar los defectos de otro y dejarse arrastrar en la crítica y
el juicio. Si no, se acaba por olvidar nuestros propios defectos. La vía es
como un gran hospital en el cual el maestro (shayj) es el único médico. ¿Cómo
un enfermo podrá reprochar a otro enfermo no estar bien?. Por tanto es
importante magnificar. Mirad a vuestros hermanos como seres perfectos.
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El que ve un defecto en el otro no ve de hecho sino uno de sus propios defectos.
¡Sed guardianes de vuestro corazón y volverlo limpio y puro como un lugar de
plegaria!.
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El avance debe ser progresivo para evitar que el discípulo se vuelva arrogante.
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El que da y lo dice es peor que el que no ha hecho nada. Jactarse equivale a
aniquilar todos los frutos del don.
- Cuando un apicultor ve un grupo de abejas, trae una caja en la que pone cosas dulces y perfumadas. Cuando las abejas sienten este perfume entran en la colmena. Si a las abejas les gusta y aprecian este lugar preparado se instalan. En caso contrario, no permanecen más que uno o dos días y parten seguidamente. El mismo fenómeno se produce con el secreto divino: si encuentra el receptáculo del corazón limpio y perfecto, permanecerá de forma duradera y producirá una miel divina.