LAS GENTES DEL HADIZ

 

           En la historia del Islam se llama Ahl al-Hadîz a los partidarios del valor como autoridad de la Tradición (Hadîz). Se trata de un amplio movimiento que tuvo lugar en el segundo siglo después de la Hégira y que buscaba reinstaurar las enseñanzas originales del Profeta. La influencia de esa corriente jugó un papel decisivo en la configuración de la Sharî‘a tal como la conocemos.

 

         Conviene matizar el significado que damos a la palabra Tradición. En realidad, Hadîz quiere decir relato, y por antonomasia se emplea para designar a la Tradición con valor normativo que emana de la autoridad que se dé a la narración de los actos y palabras del Profeta, y a su aprobación tácita de palabras o actos efectuados en su presencia (hay otros términos prácticamente sinónimos: el término Jábar -noticia, información- se emplea tanto para las Tradiciones del Profeta como para las de sus Compañeros; por su parte, Ázar -huella, vestigio- se emplea sobre todo para las Tradiciones originadas en los Compañeros y en sus Continuadores, aunque a veces se emplea también para las del Profeta).

 

         Los hadices, por tanto, son breves relatos en los que se narran palabras o diálogos del Profeta, y, si se autentifican, se considera que tienen autoridad entre los musulmanes. Sunna, que podría traducirse por Costumbre, se usa como nombre de sentido general para la costumbre normativa del Profeta o de la comunidad musulmana primitiva. La Tradición (Hadîz y Sunna) es considerada como la autoridad más importante dentro del Islam, inmediatamente después del Corán, pero este concepto y la conjunción de ambos términos fue el resultado de un largo proceso.

 

         La valoración del Hadîz tiene que ver con el viejo concepto árabe de Sunna, costumbre normativa de la comunidad, que se identificó en el Islam con la Sunna del Profeta Esta costumbre normativa tuvo su expresión en la ‘tradición viviente’ de las escuelas de jurisprudencia más antiguas (hanafíes y mâlikíes), creadas al comienzo del segundo siglo del Islam. Contrariamente a esas antiguas escuelas y a su uso extenso del razonamiento humano y la opinión personal (ray, opinión), los Ahl al-Hadîz, que entraron en escena un poco más tarde, pretendían que las tradiciones formales del Profeta (los hadices propiamente dichos), incluso cuando eran trasmitidos solamente por individuos aislados (ahâd) pero dignos de confianza, debían suplantar a la ‘tradición viviente’. Los Ahl al-Hadîz hicieron hincapié en la necesidad de recoger los hadices que estaban diseminados entre los musulmanes, autentificarlos, clasificarlos, estudiarlos y trasmitirlos, dando origen a la ciencia de la crítica del Hadîz. Grandes y largos viajes se hicieron para buscar hadices, y fue creándose una gigantesca enciclopedia de conocimientos en torno a esta materia. Sólo una parte mínima de ese ingente material fue considerada como auténtica, tras una seria crítica, y desde el siglo II del Islam forma parte esencial para comprender la significación de la Revelación coránica.

 

         El movimiento de los Ahl al-Hadîz fue el acontecimiento más importante de la historia de la Ley musulmana (la Sharî‘a). Las escuelas antiguas se opusieron vigorosamente al principio (prefiriendo la idea genérica y muchas veces vaga de Sunna), y la discusión sobre la autoridad de las tradiciones formales del Profeta frente a la ‘tradición viviente’ de las escuelas ocupó la mayor parte de ese siglo. Una vez formuladas la tesis de los tradicionistas, haciendo del Hadîz la más alta autoridad posible después del Corán en detrimento de la opinión personal, su éxito estuvo asegurado y las escuelas antiguas tuvieron que adecuarse a esa tendencia. A partir de entonces, el Hadîz daría forma concreta y clara a la Sunna.

 

         El Imâm ash-Shâfi‘i adoptó la tesis de los tradicionistas (los Ahl al-Hadîz) y las demás escuelas la aceptaron igualmente sin por ello modificar esencialmente sus enseñanzas. Solo la escuela de jurisprudencia del Imâm Ahmad ibn Hánbal es puramente tradicionista. La teoría final del derecho musulmán consiste en un compromiso en el que se acepta el principio promovido por los Ahl al-Hadîz, y todo fue sometido al consenso de los doctores.

 

         El principal objetivo de los tradicionistas era el mismo que el de las antiguas escuelas, y consistía en someter las cuestiones jurídicas a consideraciones espirituales. Pero también se mostraron interesados por problemas puramente metodológicos. Los Ahl al-Hadîz  establecieron la distinción entre las tradiciones ‘seguras’ (auténticas) y las ‘débiles’ sometiendo cada texto a una dura crítica del isnâd o genealogía de la trasmisión del relato. En esto superaban a las antiguas escuelas cuyos criterios eran menos exigentes.

 

         Desde el segundo siglo del Islam, el estudio de las tradiciones del Profeta se convirtió en una ciencia independiente aunque complementaria del Fiqh, la práctica concreta del derecho. Fue convirtiéndose en una rama importante de los saberes islámicos, de una gran erudición. El término usual para designar a un especialista en esta materia es muháddiz.