LA
PEREGRINACIÓN (Haÿÿ)
Con un gran ascetismo
(significado original del término Manâsik con el que se designa los distintos
ritos de la Peregrinación), esos millones de personas cumplirán los gestos
ancestrales en los que el ser humano concreta su sed de lo eterno, su integración
en el Secreto que gobierna los cielos y la tierra, su comunicación con lo Trascendente,
su vivencia de lo Secreto y Prohibido a la desidia del común de los hombres.
La Peregrinación, el
Haÿÿ, es la materialización del Islam, el signo de su fuerza, el
indicio irrefutable de la seriedad de los musulmanes. Nada tiene que ver con una
romería: es una involucración absoluta en la Esencia Real.
El Haÿÿ es
tremendamente exigente, duro, descorazonador, envolvente, vertiginoso,... se
suceden emociones contradictorias, se vive la crudeza de la existencia, su
materialidad y su espiritualidad, todo descarnado, inmediato, penetrante hasta
la médula de cada peregrino, que se ve frente a la desmesura, a lo descomunal,
a lo incontrolable. El Haÿÿ corona el Islam, es el último de sus
pilares, y es también donde cada musulmán comprende realmente lo que significa
el Islam, su carácter telúrico; es donde saborea lo tremendo en Allah y
Muhammad.
En medio de un
desierto inhóspito, se reúnen millones de personas para vivir la intensidad de
lo que significa existir sin que nada disperse la atención. En Meca y sus
alrededores, los peregrinos ‘sentirán’ a Allah, ‘sentirán’ a lo que
los expone el Islam, y con un ascetismo revelador de esencias afrontarán el
gran reto de situarse realmente ante su Señor. Euforia, satisfacción,
angustia, miedo,... todo se sucederá, y se acumulará, en medio del riesgo, de
la calma, de la muchedumbre, de la soledad,... En pocos días, un resumen de la
vida, pero ante Allah, en Allah, por Allah,...
El Haÿÿ fue
instaurado por Abraham y recuperado por Muhammad (s.a.s.).
Simboliza en cada uno de sus momentos la vida misma de alguien que,
inspirado y guiado por su Señor, buscó a su Señor y lo encontró en medio del
desierto (de la vida despejada de ídolos). Por ello mismo, la Peregrinación es
también actualizar todo lo que el Islam enseña sobre la Resurrección y la
congregación de los seres humanos ante el Trono de Allah (materializado en la
Kaaba), es decir, ante su Poder Absoluto, principio rector de cada realidad. Y
el Haÿÿ es todo eso a la vez: es la peregrinación del buscador y el
encuentro del muerto con la Verdad en la Hora de la plenitud.
La Peregrinación es
síntesis de una sabiduría profunda dada a cada musulmán en forma de
sensaciones que lo marcarán para el resto de su vida. Es una indagación por la
estructura misma de la existencia y es un recorrido por la muerte, y es,
finalmente, encuentro con el Uno-Único, reunificador de la existencia de la
creación entera y de cada ser en concreto.
Enhorabuena desde
Musulmanes Andaluces a todos los que este año se reúnen en Meca para cumplir
con los Manâsik al-Haÿÿ y abismarse en Allah, y para visitar también
al vórtice de la autenticidad del Islam, Sidnâ Muhammad (s.a.s.) en Medina.
Enhorabuena, y un deseo de que todos regresen a sus casas a
salvo y habiendo obtenido un gran botín (sâlimîna
gânimîn), tal como les deseó el Mensajero del Señor de los Mundos,
Muhammad Rasûlullâh (s.a.s.).