Los Mitos Fundacionales
del Estado de Israel

Roger Garaudy

índice

 

II. LOS MITOS DEL SIGLO XX

    2. El mito de la justicia de Nuremberg

        A) Los textos

Los textos fundamentales, decisivos para establecer lo que pudo ser la solución final son, en primer lugar, las órdenes de exterminio atribuidas a los más altos responsables: Hitler, Goering, Heydrich, Himler, y las órdenes cursadas para su ejecución.

En primer término la directiva de Hitler sobre el exterminio.

A pesar de los esfuerzos de los teóricos del genocidio y del Holocausto, jamás se ha encontrado ningún indicio. La Sra. Olga Wormser-Migot escribió en 1968:

No existe en absoluto orden escrita de exterminación por Gas en Auschwitz, tampoco existe orden de cesar en noviembre de 1944. Ella misma matiza: Ni en el proceso de Nuremberg ni en el transcurso de los procesos locales, ni en el proceso de Höss en Cracovia, o de Eichmann en Israel, ni en los procesos de los comandantes de campos, ni en los de noviembre de 1966 a agosto de 1975 en el proceso de Francfort (acusados de Auschwitz de segunda fila) se ha presentado la famosa orden firmada porHimmler, del 22 de noviembre de 1944, poniendo fin al exterminio de los judíos por el sistema del gas, la orden que pondría fin a la solución final (153).

El Dr. Kubovy, del Centro de Documentación de Tel Aviv, reconocía en 1960 que: no existe ningún documento firmado por Hitler, Himmler o Heydrich que hable de exterminar a los judíos Ia palabra exterminio no aparece en la carta de Goering a Heydrich relativa a la solución final de la cuestión judía (154).

Después del coloquio celebrado en la Sorbona, en París, en febrero de 1982, para tratar de rebatir los trabajos críticos de los revisionistas, Raymond Aron y François Furet declararon, en el transcurso de la conferencia de prensa que siguió al encuentro: A pesar de las investigaciones de los más eruditos no se ha podido jamás encontrar una orden de Hitler mandando exterminar a los judíos.

En 1981, es la confesión de Laqueur: Hasta la fecha no se ha encontrado ninguna orden escrita de Hitler tendente a destruir a la comunidad judía europea, y, con toda seguridad, esta orden no fue dada jamás. (155).

A pesar de todo esto se ha encontrado, a instancia de Vidal Naquet y de León Poliakov, a otros historiadores que firman la declaración siguiente:

() no es preciso preguntarse como técnicamente tal muerte en masa ha sido posible. Ha sido posible técnicamente porque ha tenido lugar. Este es el punto de partida obligado de cualquier investigación histórica sobre el particular. Esta verdad es la que nos corresponde recordar simplemente: No hay, no puede debatirse la existencia de las cámaras de gas.

- No es preciso preguntarse

- El punto de partida obligado

- No puede debatirse

Tres prohibiciones, tres tabúes, tres limitaciones definitivas para la investigación.

Un texto de tal naturaleza marca un hito efectivamente histórico en la historia de la Historia: El hecho que se trata de establecer es admitido, ante cualquier investigación y cualquier crítica, como verdad absoluta e intangible prohibiendo, por tres imperativos rescisorios, cualquier búsqueda y cualquier crítica a lo que una vez fue, al día siguiente de la victoria, juzgado por los vencedores.

La Historia debe por tanto, si desea respetar su status científico, ser una perpetua búsqueda, poniendo en duda incluso lo que se creía definitivamente establecido como el principio de Eurípides o las leyes de Newton.

He aquí un ejemplo significativo:

El Comité Internacional de Auschwitz decidió, en noviembre de 1990, reemplazar la placa conmemorativa de Auschwitz, que indicaba 4millones de muertos por otra que portara la mención más de un millón de muertos. El doctor Maurice Goldstein, Presidente de este Comité, se opuso (156).

Según, el doctor Goldstein no había necesidad de cambiar las antiguas placas, pero deseaba que en la nueva placa no se indicaran cifras puesto que conocía que probablemente sería preciso en breve revisar de nuevo a la baja la cifra que actualmente se podía leer.

La placa, en la entrada del campo de Birkenau, contenía la siguiente inscripción hasta 1994:

Aquí, de 1940 a 1945, 4millones de hombres, mujeres y niños fueron torturados y asesinados por los genocidas hitlerianos.

Gracias a la intervención del Comité Internacional del Museo del Estado que preside el historiador Wladislaw Bartoszewski, y que está formado por veintiséis miembros de todas las nacionalidades, el texto fue modificado en un sentido menos alejado de la verdad:

Que este lugar donde los nazis asesinaron a un millón y medio de hombres, mujeres y niños, en su mayor parte judíos de diversos países de Europa, sea para siempre para la humanidad un grito de desesperación y una advertencia (157).

Este ejemplo demuestra que la Historia, para escapar al terrorismo intelectual de los predicadores del odio, exige una perpetua revisión. La Historia o es revisionista o se convierte en una propaganda disimulada.

Volvamos a la historia propiamente dicha, crítica, revisionista, es decir fundada en el análisis de los textos, la verificación de los testimonios, los dictámenes periciales sobre el arma del crimen.

He aquí lo que, en el programa del Partido Nacionalsocialista, se dice concerniente a los judíos.

El problema judío se aborda en el punto 4 del Programa del Partido Nacionalsocialista.

Nadie, fuera de los miembros de la Nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule la sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío será miembro de la Nación.

Staatsbürger designaba al ciudadano y Volksgenosse al ciudadano completo, como miembro de una comunidad homogénea.

Más adelante, leemos en el punto 5·:

Quien no sea ciudadano del Estado, sólo residirá en Alemania como huésped (Gast) y será considerado como sujeto a leyes extranjeras.

Después, el punto 7·, trata de la prohibición de permanecer en el Reich, en determinadas condiciones, a aquellos que no posean la nacionalidad alemana; en el punto 8 se exige el cese de toda nueva emigración de no alemanes así como la expulsión inmediata de los no alemanes que hubieran entrado en Alemania con posterioridad al 2 de agosto de 1914. Este último punto está dirigido visiblemente contra los Judíos del Este que en gran número llegaron a Alemania durante y tras la Primera Guerra Mundial.

El punto 23 aborda igualmente este problema: estipula que los judíos no tendrán derecho a trabajar en la prensa, y el punto 24 afirma que el Partido luchará contra el espíritu materialista judío.

Las órdenes de Hilter sobre el exterminio de los judíos

En su libro La Destruction des juifs d'Europe Raul Hilberg, en 1961 en su primera edición, escribe que hubo dos órdenes de exterminio dadas por Hitler: una en la primavera de 1941 (cuando la invasión de Rusia) y la otra algunos meses más tarde.

Pero en 1985 en la segunda edición, revisada, todas las referencias a las órdenes o a las decisiones de Hitler referidas a la solución final han sido sistemáticamente suprimidas (158).

La edición de 1961 indicaba, en la página171: ¿Cómo apareció la frase decretando la muerte? Esencialmente por dos decisiones de Hitler. Una orden la dio en la primavera de 1941.

¿En qué términos fueron dadas estas órdenes?

Hilberg: Según el General Jodl, que escribió el documento que cito, los términos eran los siguientes: Adolfo Hitler dijo que quería que los comisarios bolcheviques judíos fueran liquidados. Este es el primer punto Tal era el contenido de la orden descrita por el General Jodl (159).

Hilberg: La orden fue verbal.

De esta manera: ¡Hilberg ha dicho que el General Jodl había dicho que Hitler había dicho!

Desde sus primeras diatribas antisemitas y en el Mein Kampf, Hitler proclamó su voluntad de expulsar a los judíos de Alemania. No poseemos sin embargo textos alemanes en los que se utilice la expresión solución final a fin de obtener una definición precisa.

El 24 de junio de 1940, tras la victoria sobre Francia, Heydrich evoca en una carta a Ribbentrop, Ministro de Asuntos Exteriores, una solución final territorial (Eine territoriale Endlösung) (160).

Crear, fuera de Europa, una reserva judía y Ribbentrop sugiere entonces el plan Madagascar.

En julio de 1940, el responsable de los asuntos judíos, Franz Rademacher, resume así esta directiva: ¡Todos los judíos fuera de Europa! (161).

Esta solución final territorial respondía en efecto a la situación nueva de Alemania que dominaría en lo sucesivo a Europa: no era bastante con expulsar sólo de Alemania a los judíos.

El responsable de este proyecto de solución final para la deportación de todos los judíos de Europa a Madagascar, Rademacher, hacía observar que su realización llevaría cuatro años y, en el capítulo financiero, indicaba que: La realización de la solución final (Endlösung) propuesta exige medios cuantiosos (162).

La carta de Goering a Heydrich del 31 de julio de 1941

Heydrich pregunta a Goering: En 1939, me dio la orden de adoptar medidas concernientes a la cuestión judía. ¿Debo ahora extender la misión que me confió entonces a los nuevos territorios conquistados en Rusia?

Hasta aquí, nada sobre el asesinato de judíos. Se trataba solamente de su traslado geográfico, teniendo simplemente en cuenta las nuevas condiciones (163).

La única solución final consistía pues en vaciar Europa de sus judíos alejándolos cada vez más hasta que la guerra (suponiendo que se ganase) permitiera ponerlos a todos en un ghetto fuera de Europa (como el plan de Madagascar que fue la primera sugerencia).

La hipótesis del lenguaje codificado y secreto es insostenible (164) pues, para otros crímenes, los documentos están claros: la eutanasia, la orden de matar a los comandos británicos, de linchar a los aviadores americanos, de exterminar a la población masculina de Stalingrado si se llegaba a ocupar. Para todos estos crimenes los documentos están ahí. Mientras que en este único caso no hay nada, ni originales, ni copias, ni, añadimos, las instrucciones o las órdenes necesarias para la ejecución de tan vastas directrices. (33.9375-9376).

En enero de 1942 Reinhard Heydrich, Jefe de la Gestapo, informaba a los dirigentes de Berlin que el Führer había decidido la evacuación de todos los judíos hacia los territorios del Este, sustituyendo de esta forma la deportación allende los mares proyectada con anterioridad (34-9544).

En una nota que circuló en marzo de 1942, en la Oficina de Heydrich los Ministros fueron informados de que los judíos de Europa deberían ser concentrados en el Este, en espera de que después de la guerra puedan ser enviados a un territorio alejado, tal como Madagascar, que sería su hogar nacional (34-9545-9546).

Poliakov apunta: Hasta su abandono, el plan Madagascar fue algunas veces designado por los dirigentes alemanes con el nombre de solución final de la cuestión judía (165).

Para mantener a toda costa la tesis del exterminio físico, era necesario pues encontrar un subterfugio: Solución final del problema judío fue una de las frases convencionales para designar al plan hitleriano del exterminio de los judíos europeos (166).

Por otra parte no se ha dado ninguna justificación a esta hipótesis de un lenguaje codificado, que permita hacer decir esto que se imputa a cualquier documento. He aquí dos ejemplos:

El primero, la carta de Goering del 31 de julio de 1941(un mes más tarde de la carta de Heydrich citada más arriba, ¡en la que el significado había cambiado bruscamente!).

En esta carta Goering completa sus instrucciones a Heydrich: En cumplimiento de la tarea que le fue encomendada por Decreto del 24-1-1939, a saber, obtener para la cuestión judía por la vía de la emigración y de la evacuación la solución más ventajosa posible teniendo en cuenta las circunstancias, os encargo por la presente proceder a todos los preparativos necesarios para llegar a un resultado global (Gesamtlösung) de la cuestión judía en la zona de influencia alemana en Europa Os encargo elaborar rápidamente un plan global (Gesamtentwurf) que contenga las medidas de organización y las disposiciones concretas y materiales para realizar la solución final a la que aspiramos sobre la cuestión judía (167).

Es significativo que, al citar este documento (en la página108 de su libro), Reitlinger corta el comienzo que se refiere a la emigración y a la evacuación mientras que esta carta establece una nueva ampliación de las medidas de evacuación tomadas teniendo en cuenta las circunstancias en el momento en que Hitler no dominaba más que Polonia en enero de 1940 e incluso ni siquiera Francia, mientras que en julio de 1941 dominaba toda Europa.

El significado de la carta de Goering está por consiguiente perfectamente claro desde el primer párrafo: la política de emigración o de evacuación de los judíos, practicada hasta ese momento por Alemania, debería extenderse en adelante, en razón de las nuevas conquistas, a todas las zonas bajo dominación alemana en Europa. La solución conjunta tiene en cuenta la nueva situación. No se convertirá en una solución final hasta después de la guerra, donde, en el supuesto de una victoria total en Europa, incluida Rusia, una evacuación final, a Africa o a otro lugar, permitiría, de acuerdo con los objetivos permanentes de Hitler, vaciar a Europa de judíos.

En resumen, el mandato de Goering a Heydrich, a menos que se quiera interpretar arbitrariamente en función de un esquema preconcebido, no hace más que aplicar a Europa lo que, hasta entonces, no podía ser aplicado más que en Alemania. Objetivo sin duda alguna inhumano y criminal, pero que no comporta en ningún momento la idea de exterminio que le añade el Procurador de Nuremberg, Robert M. W. Kempner al declarar: Por estas líneas, Heydrich y sus colaboradores estaban oficialmente encargados del asesinato legal (de los judíos).

Habiendo protestado Goering contra la traducción inglesa de la palabra alemana Gesamtlösung (solución de conjunto) por solución final (Endlösung), el procuradorJackson se vió obligado a reconocer la falsificación y a restablecer el significado verdadero (168).

Desde el 24 de junio de 1940 Heydrich había venido informando a Ribbentrop de su deseo de realizar lo antes posible la solución final. Escribía:

El problema global planteado por la presencia actual de casi tres millones y cuarto de judíos en los territorios que están hoy bajo la soberanía alemana no puede ser resuelto por la emigración: una solución final territorial se hace necesaria (169).

Por aquella época Himmler había dirigido a Hitler una memoria cuya conclusión era: Espero ver la cuestión judía definitivamente resuelta gracias a la emigración de todos los judíos hacia Africa o hacia alguna colonia (170).

Hitler se adhirió a esta sugerencia puesto que el 10 de febrero de 1942, el responsable de la DeutschlandIII en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Rademacher, escribía en una carta oficial:

Entretanto, la guerra contra la Unión Soviética nos ha permitido disponer de nuevos territorios para la solución final. En consecuencia, el Führer ha decidido desplazar a los judíos no hacia Madagascar, sino hacia el Este. De esta manera, ya no hay necesidad de considerar Madagascar para la solución final (171).

La expresión original es en realidad die Gesamtlösung der Judenfrage o la solución de conjunto total sobre la que no hace falta insistir. Pero es Goering quien la emplea por vez primera en el primer párrafo de una carta de fecha 31-7-41 por la que daba a Heydrich la orden de prepararla (172) y utilizó en el primer párrafo la expresión die Endlösung der Judenfrage, y usualmente, éste fue el que prevaleció, pero con el mismo sentido y no en el de liquidación del problema. Cogido en flagrante delito de traducción tendenciosa por el mismo Goering, en Nuremberg el 20 de marzo de 1946, el juez Jackson fue obligado a rectificar (173). Pero, de este incidente, que destruye toda una teoría, la prensa no dice ni pío.

El segundo ejemplo de este cambio arbitrario del sentido de las palabras para justificar una tesis es el de la Conferencia del Grand Wannsee, celebrada en Berlín el 20 de enero de 1942.

Desde el principio de la Conferencia Heydrich recuerda que acaba de ser nombrado responsable encargado de la preparación de la solución final de la cuestión judía en Europa (Endlösung der europäischen Judenfrage) Será en adelante responsable del conjunto de medidas necesarias para la solución final de la cuestión judía sin tener en cuenta los limites geográficos.

Heydrich resume a continuación la política antijudía llevada hasta entonces:

- a - La exclusión de los judíos fuera de las esferas vitales del pueblo alemán.

- b - La exclusión de los judíos fuera del espacio vital del pueblo alemán.

De hecho tras el avance fulminante del ejército alemán en el Frente del Este (Unión Soviética) Heydrich actúa, pues, en función de esta nueva situación: Con la autorización previa del Führer, la emigración ha dado paso a otra posibilidad de solución: la evacuación de los judíos hacia el Este.

No se podrían sin embargo considerar estas acciones más que como paliativos, pero las experiencias prácticas ya recogidas en este sentido son de una importancia significativa para la futura solución final de la cuestión judía (174).

Esta solución definitiva sólo podía, en efecto, ser realizada tras la guerra y esta solución había sido siempre considerada de la misma forma: la expulsión de todos los judíos de Europa. Eso fue lo que dijo expresamente Hitler al Embajador en París, Abetz: el Führer le dijo que tenía la intención de evacuar a todos los judíos de Europa después de la guerra (175).

El texto de Wannsee (20 de enero de 1942)

Durante la solución final los judíos serán encaminados bajo una dirección apropiada hacia el Este para aprovechar su trabajo. Serán separados por sexos. Los judíos aptos para el trabajo serán conducidos en gruesas columnas hacia las regiones donde se están realizando grandes obras para construir carreteras, y por consiguiente, un gran número de ellos sucumbirá por selección natural.

Los que finalmente queden, que sin ninguna duda constituirán el elemento más robusto, deberán ser tratados en consecuencia pues representan una selección natural cuya liberación debe ser considerada como la célula germinal de un nuevo desarrollo judío (como lo demuestra la experiencia de la Historia ) (176).

Irving: He leído las actas del proceso de la WilhelmStrasse, el segundo, después del de Nuremberg. Se levantaron doce actas. Alguna no aporta más que el testimonio según el cual se había discutido, en la Conferencia de Wannsee, la liquidación de los judíos (177).

El Protocolo de Wannsee es el informe de una Conferencia que tuvo lugar el 20 de enero de 1942 y en la que participaron los Secretarios de Estado administrativamente interesados en la solución de la cuestión judía y los Jefes de Servicios encargados de su ejecución. Se trata de un texto donde no se nombran ni las cámaras de gas ni el exterminio, sino únicamente el traslado de los judíos al Este de Europa.

Este informe tiene todas las trazas de un documento apócrifo, si tenemos en cuenta la fotocopia que de él se publicó en el libro de Robert N. W. Kempner, Eichmann und komplizen, página132 y siguientes (178), no hay matasellos, ni fecha, ni firma, los carácteres de la máquina de escribir son normales en un papel de tamaño reducido, etc.

De cualquier forma, no se discutió de cámaras de gas.

En las traducciones francesas que se han hecho, se ha traducido por ejemplo die Zurückdrängung der Juden aus dem Lebensraum des deutschen Volkes por la eliminación de los Judíos del espacio vital del pueblo alemán, dando en el comentario a la palabra eliminación el sentido de exterminio, mientras que se trata de la expulsión de los judíos fuera del espacio vital del pueblo alemán. De la misma forma se ha procedido en las traducciones inglesa y rusa.

Sin embargo, para expresar su decisión de expulsar a los judíos de lo que ellos denominaban espacio vital, los alemanes emplearon de forma natural otras expresiones con el mismo significado, como Ausschaltung (exclusión, desalojo, eliminación) o sobre todo Ausrottung (extirpación, desarraigo). Es esta última palabra la que ha sido traducida por exterminio que en alemán se dice Vernichtung. Ejemplo: en su discurso de Posen ante los Obergruppenführer (generales de división de las Waffen SS) el 4 de octubre de 1943, Hitler dijo: Ich meine jetzt die Judenevakuierung, die Ausrottung des jüdischen Volkes Das jüdische Volk wird ausgerotten, etc. Matizando su idea en la frase siguiente, emplea la palabra Ausschaltung (179). Es decir: Ahora pienso en la evacuación de los judíos, en la extirpación del pueblo judío, etc. Pero en el Dossier Eichmann, M. Buillig traduce: Entiendo por la evacuación de los judíos, el exterminio del pueblo judío (180) y evacuación de los judíos, es decir exterminio (181).

Otro ejemplo: En una nota del 16 de diciembre de 1941, relativa a una de sus entrevistas con Hitler (182), Rosenberg emplea la expresión Ausrottung des Judentums. En la audiencia del 17 de abril de 1946, el Abogado General americano Dodd tradujo Exterminio de Judíos (183). Rosenberg protestó en vano. Pero en los discursos de los nazis, la expresión Ausrottung des Christentums, que se utiliza con frecuencla, se traduce siempre por extirpación del Cristianismo de la cultura alemana (184). Es solamente cuando se trata del judaísmo (Judentum) o del pueblo judío (das jüdische Volk) cuando la palabra Ausrottung significa exterminio y se aplica, no a la propia entidad, sino a todos los individuos que la componen

La Conferencia de Wannsee, del 20 de enero de 1942, en la que se ha pretendido, durante más de un tercio de siglo, que fue en ella donde se tomó la decisión de exterminar a los judíos europeos, desaparece, a partir de 1984, de la propia literatura de los más feroces enemigos de los revisionistas. Sobre este punto han debido, también, revisar su historia: fue en el Congreso de Stuttgart de mayo de 1984, donde esta interpretación fue explícitamente abandonada (185).

En 1992, Yehuda Bauer escribe en The Canadian Jewish News del 30 de enero que esta interpretación de Wannsee era estúpida (silly).

Finalmente el más reciente portavoz de los historiadores ortodoxos antirevisionistas, el farmacéutico Jean-Claude Pressac, confirma esta nueva revisión de la ortodoxia. Escribe, en la página35 de su libro: Les Crématoires d'Auschwitz, CNRS Ediciones, París,1993:

El 20 de enero, se celebró en Berlin la Conferencia llamada Wannsee. Si una acción de expulsión de los judíos hacia el Este fue considerada como la evocación de una eliminación natural por el trabajo, nadie habló entonces de liquidación industrial. En los días y las semanas que siguieron, la Bauleitung de Auschwitz no recibió ni una llamada, ni un telegrama, ni una carta solicitando el estudio de una instalación adaptada para tal fin.

Incluso, en su Cronología recapitulativa indica, en la fecha del 20 de enero de 1942: Conferencia de Wannsee sobre la expulsión de los Judíos hacia el Este (186).

El exterminio ha sido revisado: se trata tan sólo de expulsión.

Es igualmente extraordinario que en todo este libro que tiene por objetivo probar la tesis del exterminio no se haga alusión al documento que, tras el de Wannsee, era, se decía, el más decisivo: la carta de Goering a Heydrich del 30 de julio de 1941 en la que se afirmaba que la solución final significaba exterminio, y no traslado fuera de Europa.

* * *

El abogado Christie, defensor de Ernst Zündel en el proceso de Toronto, cita la página651 del libro de Hilberg donde se escribe: En noviembre de 1944 Himmler decidió que por toda clase de razones prácticas, la cuestión judía estaba resuelta. El 25 del mismo mes ordenó el desmantelamiento de todas las instalaciones de muerte (187).

Hilberg reconoce que no era una orden de Himmler (188): Becher la presentó probablemente de memoria en su testimonio. No era pues necesario utilizar el lenguaje exacto empleado por Himmler.

Una vez más Hilberg dice que Becher ha dicho que Himmler había dicho (189).

Que la solución final del problema judío no encontraría su solución más que después de la guerra, se encuentra también en el testimonio del Dossier pardo (Braun Mappe) del verano del 41. El párrafo titulado Directivas para la solución de la cuestión judía precisa: Todas las medidas concernientes a la cuestión judía en los territorios ocupados del Este no deben adoptarse más que después de la guerra, la cuestión judía encontrará en Europa una solución general (190).

Esta puesta a punto no comporta ninguna atenuación de los crímenes de Hitler, sino simplemente el aviso de una evidencia que no ha escapado ni siquiera a los encarnizados partidarios de la tesis del exterminio. Hitler, en los dos últimos años de guerra después de la batalla de Stalingrado, está acorralado, los aliados destruyen con sus bombardeos, sus centros de producción de guerra y desorganizan sus transportes.

Está obligado a movilizar nuevos efectivos desguarneciendo sus fábricas, y no se le hubiera ocurrido en esta obsesión fatal para el esfuerzo de la guerra, exterminar a los prisioneros y los judíos, en lugar de utilizarlos, aunque fuera en condiciones infrahumanas, poniéndolos a trabajar en sus fábricas. El propio Poliakov, en su Bréviaire de la haine (Breviario del odio) en la página3 subraya esta contradicción absurda: Es más económico destinarles a los trabajos más duros, que encerrarlos en una reserva.

Hannah Arendt demuestra también lo que había de demencial en una operación de este tipo: Los nazis llevaron ciertamente lo inútil hasta lo dañino cuando, en plena guerra, y a pesar de la penuria de materiales de construcción y de material móvil, acometieron enormes y costosas empresas de exterminio y organizaron el transporte de millones de personas la contradicción manifiesta entre esta manera de actuar y los imperativos militares dan a toda la empresa un aire loco y quimérico (191).

Lo que resulta todavía más extraño, es que espíritus tan sutiles como los de Poliakov o de Hanna Arendt hayan estado hasta tal punto obnubilados por sus a priori, que no hayan puesto en duda sus surrealistas hipótesis y recurrido a los documentos que podían aclarar estos puntos.

En Auschwitz-Birkenau, se hallaban las poderosas instalaciones químicas (Farben-industrie), de transportes (Siemens) y de construcción (Portland). En Monovitz (uno de los campos anexos de Auschwitz) trabajaban 10.000 presos, 100.000 obreros civiles, y 1.000 prisioneros de guerra británicos (192).

De 1942 a 1944, de los 39 campos satélites de Auschwitz, 31 utilizaban a los internos como mano de obra y 19 de ellos empleaban a una mayoría de judíos.

El 25 de enero de 1942, Himmler dirigía la siguiente orden al Inspector General de los campos de concentración: Prepárese a acoger a 100.000 judíos Importantes tareas económicas les serán confiadas a los campos de concentración en las próximas semanas (193).

En mayo del 44 Hitler ordenó utilizar a 200.000 judíos como obreros en el programa de construcción Jager y en la organización Todt.

Una orden del S.S. W. V. H. A. del 18 de noviembre de 1943 atribuía una prima a los detenidos incluidos los judíos que se hubieran distinguido en el trabajo (194).

No se trata pues aquí de nada loco o quimérico, sino, por el contrario, de un realismo implacable. Pero, sobre todo, esto constituye una refutación suplementaria de las tesis exterminacionistas.