EL ISLAM Y EL MUNDO DEL TRABAJO

 

 NAYAT LABRADOR

 

índice

 

EL ISLAM Y LA MUJER TRABAJADORA

 

 

 

La mujer musulmana y su situación económica

 

    Uno de los mayores logras alcanzado por el Islam, se corresponde con la situación económica de la mujer musulmana, y en concreto, se traduce en su completa independencia. En este terreno, la Shari’a o ley islámica se ha adelantado a Europa o cualquier otra cultura.

Son diversos los medios por los cuales la mujer puede obtener cualquier tipo de propiedad o ganancia económicas:

·        La dote: Entregada por parte del esposo a la esposa como efecto del matrimonio.

·        La manutención: en este caso la mujer obtiene un beneficio indirecto, pues se trata de un derecho legal de la misma bajo un contrato matrimonial válido y en ciertas condiciones.

·        La herencia: En este punto, el Islam no ha implantado la igualdad entre hombre y mujer. Sin embargo, se ha de tener en cuenta que fue el Islam el primer sistema de la historia que otorgó a la mujer el derecho a recibir parte de la herencia, tanto si ésta era hija, madre o esposa, y todo ello, considerando que en la sociedad árabe preislámica la mujer estaba privada de toda herencia, al igual que en otras muchas sociedades, ya que el hombre dejaba toda la riqueza a sus hijos varones, sin tener en cuenta a las hijas. Al margen de todo

 

 

Trabajo y papel de la mujer

 

        El derecho de la mujer al trabajo aparece expresado en El Corán de forma indirecta en la aleya: Los hombres tienen una parte de lo que han adquirido. Las mujeres tienen una parte de lo que han adquirido " (Coran 4 :32), igualando el Islam al  hombre y la mujer en su derecho a poseer lo que han ganado, ya sea a través de la herencia, el trabajo retribuido o cualquier otra forma legal. Así, ya desde tiempos del Profeta algunas mujeres trabajaban en la agricultura, el hilado, la dirección de trabajos manuales, la atención de enfermos y heridos o el comercio y la política, como demostraron las esposas del Profeta Jadiyah  y ‘Aisha .

        Sin embargo, el Islam no obligó a la mujer a trabajar fuera de casa, sino únicamente al hombre, obligando a éste además a hacerse cargo de la manutención de la mujer, ya sea ésta madre, hermana, esposa o hija. Esto se debe a que en el Islam el primer y mas importante deber de la mujer es criar y educar a sus hijos, que son el resultado de la educación de los padres y en especial de la madre .De esta forma, la mujer se convierte en la constructora del futuro, compartiendo con el hombre la construcción del presente. En cualquier caso, el Islam considera que la participación activa de la mujer es básica, como miembro que es de la sociedad.

        A pesar de ello, la mujer posee particularidades físicas, fisiológicas y psíquicas que la condicionan o no para cierto tipo de actividades, por lo que algunos ulemas no consideran adecuada su participación en ciertos campos, como la construcción, la minería, la defensa e incluso la política, para algunos. Sin embargo, esto último es discutible pues la mujer del Profeta, ‘Aisha, participó activamente en este ámbito. Y además, la mujer puede participar en la política como es indicado en El Corán:

" ¡ Profeta ! Cuando las creyentes vengan a ti a prestarte juramento de fidelidad, de que no asociarán…(Coran60 :12).

        Para los Hermanos Musulmanes, el papel fundamental de la mujer es el de madre y esposa, para lo cual la educación es esencial. Y el trabajo fuera de casa está permitido siempre y cuando no afecte a su papel en la familia, aunque consideran que la mujer no es apta para ocupar un puesto de jefatura . Para Zaynab al-Gazali no hay nada malo en que la mujer trabaje fuera de casa, siempre que vista la ropa adecuada. En definitiva, la educación es una obligación y el trabajo es opcional.

        En lo que respecta a las sociedades árabes, hay que señalar que las costumbres, hasta hace poco tiempo, han considerado que el lugar de la mujer es su casa, pues ha sido creada en primer y último término para ser madre y esposa. Y si tiene la oportunidad de trabajar fuera de casa, no todos los trabajos le convienen. Así, le será suficiente ser profesora, enfermera, secretaria o trabajar en el campo de los servicios sociales. Pero lo que no es aceptado es que sea ingeniero, arquitecto o directora de una empresa. Sin embargo, esta opinión ha disminuido en la mayoría de estas sociedades, especialmente la urbana, aunque se mantiene sobre todo en las zonas rurales.

        Por otro lado, hay algunos factores que impiden a la mujer trabajar, como: el sistema educativo o la poca confianza que tienen los empresarios en la capacidad de la mujer. Algunos también piensan que el derecho y las leyes islámicas impiden a la mujer trabajar, aunque ésta es una opinión errónea pues el Islam permite a la mujer trabajar, demostrando además que el sexo no tiene nada que ver con la capacidad intelectual del individuo. Pero, sobre todo, hay que señalar que en el mundo árabe no existen las mismas oportunidades de trabajo y tampoco una igualdad salarial, a pesar de que sus constituciones señalan que ha de haber una igualdad entre hombres y mujeres en este ámbito. Pero tampoco hay que olvidar que esto también ocurre en Europa y la mayoría de los países occidentales.

        En cualquier caso, la integración de la mujer en el desarrollo económico no implica olvidar su papel tradicional, ni imitar ciegamente a las sociedades occidentales, pues la mujer árabe y musulmana suele dar prioridad a su papel de madre y educadora de sus hijos, como lo ha demostrado una encuesta realizada hace algunos años en el Líbano , donde se ha observado que el 81% de las mujeres opinan que la necesidad que tienen los hijos de su madre es lo que les impide trabajar. En este sentido, es interesante la opinión de un occidental, José Ortega Spottorno, quien dice en un artículo suyo publicado en El País: " El poder trabajar e independizarse económicamente del marido permite y favorece las separaciones y el tantear varios ensayos de su vida sentimental. Eso lleva consigo dos graves inconvenientes: la desaparición de la vida de familia y la mayor soledad de los hijos pequeños ".

        En lo que respecta a otras actividades relativas a la mujer, hay que indicar que ésta tiene derecho a la propiedad, a hacer contratos, a avalar a otra persona y a participar en el comercio o cualquier otra forma legal de obtener ganancias. Y en todos estos casos, la mujer tiene la total libertad de tomar sus propias decisiones, sin la intervención de nadie ( padre, esposo, hermano,…), al contrario que sucedía en la República Federal de Alemania, donde la mujer casada no tenía legalmente el derecho a la propiedad hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial.

        No obstante, el porcentaje de inserción de la mujer ha aumentado en el mundo árabe gracias a los esfuerzos que hacen los gobiernos locales, sin olvidar que en el Islam el principal trabajo de la mujer es la maternidad y el cuidado de su familia, a pesar de que desde la antigüedad ha participado con el hombre en las responsabilidades de la vida, trabajando junto a él.

 

El feminismo islámico

 

        El feminismo, llegó a las sociedades islámicas a finales del siglo XIX, centrándose desde un principio en hacer compatible la idea de la emancipación de las mujeres con los principios del Islam.

        La primera mujer que reinterpretó los textos religiosos en defensa de los derechos de las mujeres, fue Nazira Zain al-Din, nacida en el Líbano en 1905. En su primer libro denunció la opresión patriarcal, contraria a los principios del Islam.

        El papel de la mujer musulmana tras el impacto del colonialismo, el modernismo, el nacionalismo y el socialismo, ha ido cambiando a lo largo del tiempo, esto ha motivado que las diversas interpretaciones contradictorias no se queden en el plano del discurso, sino que se hace necesario llevarlo a la práctica debido a que hoy día, las fuerzas sociales (nacionalistas, islamista y comunistas), les resultaría complicado llegar al poder sin mostrar apoyo a la movilización y organización de las mujeres.

        En la actualidad existe una gran diversidad dentro de los movimientos de mujeres y las teorías feministas. Destacamos a feministas de gran prestigio como: Leila Ahmed, Aziza al-Hibri, Riffat Asan o Fátima Mesuisi.

        Se conoce con el nombre de “feminismo islámico”, a las diferentes alternativas islámicas con respecto al feminismo occidental.

        En el feminismo islámico, el Islam es considerado como “el único camino autóctono y auténtico hacia la igualdad y la justicia de género.

        El primer conflicto abierto entre la gente y el Estado Islámico sucedió con la invitación del Ayatolah Homeinih a las mujeres empleadas en el gobierno a llevar velo, lo que provocó la manifestación de mujeres y hombres laicos con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres.

        Las críticas, por un lado  a la legislación, la cual limitaba la capacidad de las mujeres en muchos aspectos, y a la jurisdicción  por otro,  aspecto dentro del cual hay que recordar el despido de las juezas por la República Islámica antes en menos de un mes de su llegada al poder, constituyen el repertorio de las feministas islámicas.

        Éstas, ven las reformas como medios de democratización de las relaciones de género y las relaciones sociales.

        Las feministas islámicas, resaltan el carácter singular de las mujeres musulmanas así como la posición en la sociedad de las mismas. Reclaman la igualdad en las leyes y establecen una separación entre la ley (a la que consideran neutra e instrumento que puede servir a distintos intereses), y el poder político.

        Sin embargo, el proyecto de las feministas islámicas está muy limitado tanto en la teoría como en la práctica ya que no exigen la igualdad de forma universal, es decir, no han desafiado las leyes opresivas que dan lugar a que mujeres musulmanas y no musulmanas sean tratadas de distinta manera.