AHMAD IBN HANBAL VIDA Y OBRA |
La Vida de Ahmad ibn Hanbal
164 - 241 de la hégira
Educación
de Ahmad ibn Hanbal
El Imam Ahmad creció en Bagdad y fue aquí donde recibió sus primeras
enseñanzas. Solía mezclarse con todo tipo de gente de diferentes procedencias
y solía interesarse por todo tipo de ciencias. En aquellos tiempos había
recitadores de Corán, expertos en hadices, sufíes, lingüistas, filósofos y
doctores. Bagdad era la capital del mundo musulmán y contenía lo que todas las
capitales contienen: muchas escuelas, actividades culturales, recursos
educativos y distintos tipos de saberes. La familia de Ahmad había elegido para
él desde su juventud que fuese un hombre del Din
y que se dedicara por completo al mismo estudiando todas las materias necesarias
a tal fin: lengua árabe, Corán, hadiz, las tradiciones de los Compañeros y de
los compañeros de estos, la vida del Profeta y el fiqh del Din.
Esta educación, junto con sus capacidades innatas, arrojaron sus frutos.
Memorizó el Corán a una edad temprana y desde pequeño demostró ser un hombre
digno de confianza y temeroso de Allah, cualidades que conservaría el resto de
su vida.
Cuando finalizó sus estudios de Corán y lengua árabe, se dirigió a
las escuelas gubernamentales con el propósito de estudiar caligrafía. Dijo
sobre este periodo, "Cuando era un chaval, frecuentaba a los escribas y
entonces me dirigí a las escuelas gubernamentales cuando tenía 14 años."
Su cualidad como hombre de confianza fue reconocida desde joven tanto por
hombres como por mujeres. Se cuenta que mientras ar-Rashid se hallaba en Raqqa
con su ejército, sus soldados solían escribir a sus esposas, y las mujeres no
confiaban en nadie para que les leyesen las cartas excepto en Ahmad, que a su
vez era el encargado por las mujeres para escribir las respuestas. Nunca escribió
nada que pudiera ser objetable. Sus cualidades eran tan apreciadas que los
padres veían en él un modelo para sus hijos. Un padre dijo, "He empleado
mucho tiempo en tutores para que eduquen a mi hijo pero he visto que no han
tenido éxito en ello. ¡Sin embargo, Ahmad ibn Hanbal es un pobre huérfano y
mirad como es!. Su sabiduría y su conducta son dignas de admiración." El
niño es el secreto del hombre y esto también fue verdad en el caso del huérfano
Ahmad ibn Hanbal. Su meticulosidad iba encaminada a satisfacer a Allah, y no a
satisfacer a su tío o a los gobernantes. Al-Hayzam ibn Yamil hablando de él
dijo, "Si este chico vive, será una evidencia contra la gente de su
tiempo."
Desde una edad temprana, el Imam Ahmad se dedicó al estudio con el
respaldo de su familia. El conocimiento era abundante en Bagdad: las ciencias
del Din, lengua, matemáticas, filosofía, sufismo. Cualquier campo del
conocimiento era asequible. Él optó por las ciencias de la Shari'a, y dentro
de las mismas habría de elegir, bien por la ciencia de los alfaquíes o bien
por las de los transmisores de hadices. Las dos ciencias habían empezado a
diferenciarse por aquel tiempo, una dedicada al estudio del fiqh y la emisión de
fatwas (dictámenes legales), y la otra dedicada a todas las ramas de
transmisión y producción de fuentes en las cuales se basaban las decisiones de
los alfaquíes. En Bagdad se había recogido el fiqh de Abu Yusuf, ash-Shaybani,
al-Hasan ibn Ziyad al-Lu'lu'i y otros; pero también había muchos eruditos del
hadiz.
Ahmad eligió a los hombres del hadiz y sus métodos desde el comienzo de
su vida, y a ello se dedicó. Parece que había aceptado el camino de los sabios
del hadiz, y no el de los alfaquíes que combinaban el fiqh con el hadiz. Se dice
que el primer profesor con el que estudió fue el Qadi Abu Yusuf, un compañero
de Abu Hanifa, pero que después se inclinaría por los eruditos del hadiz.
Dijo, "La primera cosa que escribí fueron los hadices de Abu Yusuf."
Continuó estudiando con él a la vez que asistía a las clases de estudio de
hadiz.
Podemos decir que se dedicó al estudio del hadiz pero sin cortar
totalmente el estudio de las enseñanzas de los alfaquíes iraquíes y las fatwas
de los mismos, sus preguntas y sus extrapolaciones. Tenía conocimiento de esto
último aunque no fuera su objeto de estudio prioritario. Al-Jallal dijo, "Ahmad
solía escribir libros de opinión y memorizarlos, y luego no les prestaba
atención alguna."
Por tanto, la postura de Ahmad en relación al fiqh de opinión fue la de
rechazar este camino al comienzo de su vida. Podemos inferir esto del hecho de
que aprendió primero hadices de Abu Yusuf quien era uno de los principales
alfaquíes de opinión pero que sin embargo apoyaba sus opiniones legales en
hadices. Pero cuando completó su educación básica, Ahmad se dedicó al hadiz.
Por tanto estudió el fiqh de opinión de una forma profunda sopesando todas la
ciencia del hadiz que le había llegado contra las decisiones legales a las que
habían llegado los alfaquíes de opinión, y entonces se decidió por seguir el
camino de los Compañeros y el de los Tabi'in o seguidores de estos últimos.
Esta es la razón de porque memorizó los libros de la gente de la opinión.
Una vez que tomó la resolución de estudiar hadices, tuvo que buscar a
los eruditos del hadiz en Iraq, Siria y en el Hiyaz. Él puede haber sido el
primer muhaddiz (experto en hadices) que recogiera hadices y grabara los hadices
de cada una de las regiones del mundo musulmán de la época. Su obra Musnad
es testimonio del hecho de que recopiló hadices de muchos lugares.
La lógica hace suponer que él debió en primer lugar haber aprendido y
memorizado los hadices de Bagdad. Comenzó el estudio del hadiz en el año 179
continuando su residencia en Bagdad y estudiando con otros maestros del hadiz,
escribiendo lo que oía hasta el año 186. En este año se desplazó hasta
Basora y en el año siguiente hasta el Hiyaz. Luego continuó viajando y
visitando Basora, el Hiyaz, Yemen y muchos otros sitios en su búsqueda de
hadices. Entre el año 179 y el 186 residió en Bagdad y no hizo grandes viajes.
Por tanto en estos años se dedicó al estudio de los hadices de los sabios de
Bagdad así como la transmisión de sus fatwas y las decisiones de los
Compañeros y de los Tabi'in en todas las áreas del fiqh.
Es
normal que los principiantes no anden picoteando de uno y otro maestro, sino que
se dediquen a aprovechar en profundidad a uno hasta haber agotado todo el
conocimiento que éste le haya podido dispensar. Este fue el caso de Ahmad.
Comenzó el estudio del hadiz, del fiq y de las Tradiciones en el año 179
cuando tenía 16 años. Hasta los 20 años permaneció con un maestro del hadiz
y de las Tradiciones en la ciudad de Bagdad. Este maestro fue el Imam Hushaym
ibn Bashir ibn Abi Jazim al-Wasiti (muerto en el 182). Según el Imam Ahmad:
"Aprendimos de Hushaym desde al año 179 hasta el 182 en el que murió.
Aprendimos de él alrededor de mil hadices sobre el haÿÿ (peregrinación), algo
de tafsir (comentario al Corán), el capítulo relativo al juicio, y otros capítulos
menores."
A veces también estudió con otros y asistía a las clases de otros
maestros. Se dice que asistió también a las clases de 'Umayr ibn 'Abdullah en
el 182 antes de la muerte de Hushaym. También asistió a las clases de 'Abdullah
ibn Mahdi y se dice que dijo, "'Abdurrahman ibn Mahdi vino hasta nosotros
en el año 180 cuando era un hombre de mediana edad y yo solía ir a verle a la
Gran Mezquita." También asistió a las clases de Abu Bakr ibn 'Abbas.
Después de la muerte de Hushaym, Ahmad empezó a recopilar hadices allá
donde los encontrara. Permaneció en Bagdad tres años más, aprendiendo de uno
y otro maestro sin llegar a dedicarse a ninguno en concreto como lo había hecho
con Hushaym. Cuando éste murió contaba con aproximadamente 20 años. Fue muy
serio a la hora de buscar hadices y su madre lo respaldó en todo momento.
En el 186 comenzó a viajar para aprender hadices de otros hombres en
otras tierras, viajando por Basora, Hiÿaz, Yemen y Kuffa. Quiso ir hasta Rayy
para escuchar a Jarir ibn 'Abdulhamid, pero debido a lo costoso del viaje no
pudo hacerlo y tuvo que contentarse con escuchar hadices de aquellos que le habían
escuchado directamente.
Ahmad estuvo en Basora hasta cinco veces, a veces permaneciendo hasta
seis meses en esta ciudad. También viajó al Hiyaz cinco veces, la primera vez
en el año 187 cuando se encontró con ash-Shafi'i. Al mismo tiempo que tomaba
los hadices de Ibn 'Uyayna, aprendió el fiqh de ash-Shafi'i, sus principios y su
explicación de la regla de la abrogación y de las ayas abrogadas del Corán.
Se encontró con posterioridad con Shafi'i cuando éste fue a Bagdad y su fiq y
sus pruebas estaban ya más pulidas, aunque su madurez la alcanzaría en Egipto.
Ash-Shafi'i confió en Ahmad para la validez de muchos hadices; Shafi'i solía
decirle, "Si consideras el hadiz como sano, dímelo y lo tomaré, ya sea
del Hiÿaz, de Siria, de Iraq o de Yemen."
Ibn Kazir nos da los detalles de estos viajes al Hiÿaz: primero hizo el haÿÿ
en el año 187 y luego en el 191 y luego en el 196. También estuvo allí
en el 197, luego volvió de nuevo al haÿÿ en el 198 y permaneció allí hasta el
año 199. El Imam Ahmad dijo, "Hice cinco veces el haÿÿ, tres de ellos a pié.
Gaste 30 dirhams en uno de ellos. Me perdí en uno de los viajes que hice a pié
y comencé a decir, 'Oh esclavos de Allah, mostradme el camino,' hasta que lo
encontré." Esperaba encontrar una recompensa en hacer a pié el haÿÿ porque cuanto mayor dureza tuviera el peregrinaje mayor recompensa obtendría.
La falta de dinero fue otra de las razones por la que tuvo que hacer el haÿÿ a
pié. Permaneció cerca de la Ka'ba para buscar los hadices del Mensajero de
Allah y descubrir las fatwas de los Compañeros y de los Tabi'in.
También viajó a Kuffa con grandes dificultades a
pesar de que la distancia no era muy grande. Durmió en una casa con un ladrillo
como almohada. Escribió, "Si hubiera tenido 70 dirhams, hubiera viajado
hasta Jarir ibn 'Abdulhamid en Rayy. Algunos de mis compañeros fueron pero yo
no pude por falta de medios." Resulta evidente que acogió con alegría las
dificultades que encontraba a su paso en la búsqueda de los hadices en
consonancia con aquello de que lo que se adquiere fácilmente también se olvida
con facilidad.
Después de completar su haÿÿ
(peregrinación) en el año 198, se propuso visitar a 'Abdurazzaq ibn Himam en
Sana'a, y así se lo hizo saber a su compañero de viaje Yahya ibn Ma'in.
Mientras realizaban el tawaf, 'Abdurazzaq también hacía lo mismo e Ibn Ma'in lo vió y lo
reconoció. Le saludó y le dijo, "Este es Ahmad ibn Hanbal." 'Abdurazzaq
dijo, "Que Allah le de vida y prosperidad. He escuchachado cosas buenas
acerca de él." Yahia dijo,
"Mañana, in sha Allah, iremos a escucharte y grabar tus hadices."
Cuando se marchó, Ahmad dijo, "¿Por qué concertaste una cita con el
Shayj?", "Para que así podamos escucharle," replicó,
"Allah te ha dado un mes de viaje y los gastos necesarios para el
mismo." Ahmad dijo, "Allah no me lo presentó cuando hice la intención,
quedando invalidada así mi intención original. Iremos y le escucharemos."
No obstante también fue hasta Sana'a para escucharle tras terminar el haÿÿ.
Su viaje hasta Sana'a fue arduo y difícil. Durante el viaje se quedó
sin dinero y tuvo que emplearse como porteador hasta que pudo llegar a Sana'a.
Sus compañeros trataron de ayudarle pero él se negó agradeciéndole a Allah
de tener la suficiente fuerza como para ganarse su propio sustento. Cuando llegó
a Sana'a 'Abdurazzaq trató de ayudarle diciéndole, "Abu 'Abdullah toma
esto y empléalo. Estamos en una tierra donde el comercio y el ganarse la vida
no es fácil," y le ofreció algunos dinares. Ahmad dijo, "Estoy
bien". Dos años estuvo en ese estado de aprieto y dificultades, escuchando
los hadices de Az-Zuhri e Ibn al-Musayyab los cuales ya conocía.
Ahmad continuó viajando en busca del conocimiento. En su último
encuentro con ash-Shafi'i le prometió visitarle en Egipto, pero no llegó a
hacerlo. Hamala narró que ash-Shafi'i dijo, "Ahmad ibn Hanbal me prometió
venir y visitarme a Egipto pero no lo hizo."
Así continuó hasta que llegó a ser un imam reconocido por sus
contemporáneos que escribieron y le escucharon a lo largo de su vida. Se le
dijo, "Abu 'Abdullah, has alcanzado este rango y eres un imam para los
musulmanes," y él dijo, "Necesitaré mi tintero hasta que
muera," y "Buscaré el conocimiento hasta que entre en la tumba."
Su lema era, "Un hombre siempre es un estudiante en busca del conocimiento.
Cuando piensa que sabe, es un ignorante." Esta fue siempre su conducta.
Ahmad siempre estuvo preocupado con escribir todos los hadices del
Mensajero de Allah y las tradiciones de los Compañeros que escuchaba y a no
confiar en su memoria exclusivamente. Cuando narraba un hadiz lo hacía a partir
de un libro por temor a que su memoria pudiera fallarle. Hay muchas narraciones
relativas a la prodigiosa memoria de Ahmad y algunas veces no registraba un isnad
(cadena de transmisión de un hadiz) porque lo había memorizado. Por tanto era
extraordinariamente escrupuloso a la hora de leer un hadiz y a la hora de
comprobarlo.
Otra cuestión importante en Ahmad era el tipo de conocimiento en el que
estuvo interesado, y no hay duda de que fue el hadiz y las fatwas
y tradiciones de los Compañeros lo que más le interesó. ¿Significa esto
que su conocimiento quedó relegado a estas tradiciones y que no empleó nada más
en su fiqh? Su temprana asociación con
Abu Yusuf debió atraer su atención a las reglas de la derivación lógica, y,
como hemos visto, en Meca también aprendió los principios y el método de
deducción legal adoptado por ash-Shafi'i.
Yaqut narra en su obra Colleciones
que al-Aburri dijo, "Ishaq ibn Rahawayh dijo 'Estábamos con Sufyan ibn 'Uyayna
escribiendo los hadices de 'Amr ibn Dinar. Ahmad ibn Hanbal vino hasta mí y me
dijo, "Levántate, Abu Ya'qub, y te mostraré un hombre cuyo semblante jamás
habrás visto." Me levanté y me llevó hasta el patio de Zamzam, donde se
encontraba un hombre (ash-Shafi'i) vestido de blanco, con un rostro radiante, de
buen comportamiento y de manifiesta inteligencia. Me hizo sentarme a su lado, y
dijo, "Abu 'Abdullah, este es
Ishaq ibn Rahawayh al-Hanzali." Ash-Shafi'i me saludó, me dio la
bienvenida y discutimos sobre varios asuntos. Su conocimiento era sorprendente.
Después de algún tiempo dije, "Regresemos con el Shayj." Ahmad
replicó, "Este es el Shayj." Yo le dije, "¡Alabado sea Allah!,
has dejado a un hombre (refiriéndose al Shayj) que dice, 'Az-Zuhri me narró'.
¡Yo tan solo podía imaginar que íbamos a ver a un hombre como a az-Zuhri o
alguien próximo a éste y nos traes a ver a este joven!", a lo que me
replicó, "Abu Ya'qub, aprende de este hombre. Mis ojos no han visto a
nadie comparado con él".
Esto indica la estima que Ahmad sentía por el conocimiento de ash-Shafi'i.
Ahmad dijo, "Se narra que el Profeta (s.a.s.) dijo, 'Cada cien años Allah
Todopoderoso enviará a esta Comunidad un hombre que enderezará el Din
(el camino del Islam). 'Umar ibn 'Abdi'l-'Aziz llegó al final de la primera
centuria y yo espero que ash-Shafi'i sea el hombre del final de estos otros cien
años." ¿Qué era entonces lo que tanto admiraba Ahmad de ash-Shafi'i?,
pues no era su transmisión de hadices ya que no era de la misma categoría que
Sufyan ibn 'Uyayna o incluso que él mismo en lo referente al hadiz. Lo que
Ahmad aprendió de él fue el razonamiento legal, los principios de la deducción,
y el método de la deducción, esto era lo que tanto admiraba de él. Por tanto
hemos de admitir que Ahmad aprendió la ciencia del fiqh
y de la deducción así como la ciencia de la transmisión, ya
que fue esto lo que tanto valoró en ash-Shafi'i y en ash-Shaybani y otros
anteriores a ellos. Se interesó entonces por el estudio del fiqh,
de la opinión, de la analogía y del método deductivo, aunque no se mostró
satisfecho con lo que encontró en los libros de opinión de los alfaquíes
iraquíes.
Por lo tanto aunque su interés principal residió en los hadices y en la
transmisión de las Tradiciones de los Compañeros, Ahmad también fue un
estudioso del fiqh. Su estudio de los hadices comprendía la investigación de sus
fines, de sus objetivos y de sus significados legales, buscando además las fatwas
a ese respecto de los Compañeros. En su obra Musnad
dedica una gran sección en cada Compañero al estudio del fiq
y de las fatwas de cada uno de ellos.
La sección de 'Umar contiene las fatwas
que él dió y también narra aquellas dadas por 'Ali, 'Uzman y 'Abdullah ibn
Mas'ud. La transmisión de estas colecciones demuestra una preocupación por el fiqh
contenido en las mismas.
Por todo esto podemos ver que Ahmad conocía tanto el fiqh
como el hadiz y que fue tanto un erudito del hadiz como un alfaquí.
Abu Hanifa dijo, "Aquel que aprende hadices pero no sabe de fiqh
puede ser comparado al químico que fabrica remedios pero no sabe lo que estos
remedios pueden curar hasta que llega el doctor y se lo dice. Cualquiera que
aprenda hadices pero desconozca el sentido y el significado del hadiz hasta que
llegue el alfaquí y se lo explique es similar a aquel químico."
Por lo tanto en lo referente tanto al hadiz como al fiq,
Ahmad es equiparable al Imam Malik, aunque Malik es mejor conocido por el fiq.
¿Estudió Ahmad algo más aparte del hadiz, fiqh
y lengua árabe? No parece que así fuera. No estudió kalam
o filosofía, como era usual en su tiempo, porque no los consideraba como
materias valiosas. Sin embargo, no debemos imaginar que Ahmad no estuviese al
corriente de las opiniones de las distintas escuelas existentes en su tiempo
como los Jariyíes, Shi'itas Yahmíes, Mu'atazilíes y otros. Estaba
familiarizados con los mismos ya que estos grupos gozaban de una extensión
importante en su época. Estuvo cinco veces en Basora donde pasó largos
periodos y Basora era la casa de los Mu'atazilíes, de los Jariyíes, al igual
que de los Yahmíes y los Muryíes que también tenían grupos allí y en Kufa.
Seguro que tuvo que tener experiencias con ellos debido a la proximidad con los
mismos. También sabemos que solía acusar a la gente que sostenía aquellas
opiniones de innovación y afirmaba que estaban lejos del sendero del Salaf
(primeras generaciones de musulmanes), algo que no podría haber hecho si no
hubiera conocido las doctrinas y posicionamientos de aquellos grupos.
Ahmad también prohibió a aquellos que se relacionaban con él profundizar en aquellas doctrinas que él veía como innovaciones en el Dîn, y por tanto debía estar al corriente de las mismas. La presunción de que Ahmad conocía los puntos de vista de estos grupos viene reforzada por el hecho de que Ahmad conocía el persa y algunas veces lo hablaba cuando la persona con la que conversaba no conocía bien el árabe. Esto se sabe por narraciones de confianza. Ash-Shaybani menciona que Ahmad conocía el persa y que cuando llegaban visitantes de Jurasán hablaba en persa con ellos.
Las
enseñanzas de hadices y fatwas del Imam Ahmad
Ahmad aprendió hadices de aquellos
que tenían conocimiento de los mismos escuchándolos, escribiendo cuanto oía y
memorizándolo, visitando todas las localidades posibles en las que podía
aprender algo. Lamentó no haber conocido a los grandes eruditos que le
precedieron, pero Allah le compensó por ello. Él solía decir, "No conocí
a Malik y por ello Allah me dio Sufyan ibn 'Uyayna en vez de él. No conocí a
Hammad ibn Yazid y Allah me dio en su lugar a Isma'il ibn 'Ulayya." Buscó
hadices de todos los orígenes posibles y aprendió las diferentes áreas de
conocimiento relacionadas con el Din.
Finalmente le llegó la hora de sentarse para transmitir su propio
conocimiento. Ibn al-Yawzi dijo, "Ahmad no transmitió por sí mismo
hadices y emitió fatwas hasta que
tuvo cuarenta años. Se dice que alguna gente vino hasta él buscando hadices en
el 203 pero que rehusó relatarlos." Luego se fue a ver a 'Abdurazzaq ibn
Himan en Yemen y regresó a Bagdad. Hasta el año 204 no nos encontramos a Ahmad
relatando hadices y a gente sentada alrededor de él. Hasta entonces no consintió
rodearse de gente. ¿Por qué fue esta su conducta? Otros alfaquíes ya se
rodeaban de discípulos antes de esa edad, por ejemplo Malik ya enseñaba fatwas
siendo más joven. La razón residía en que Ahmad no consideraba exhaustivo
su conocimiento de hadices y también porque algunos de sus Shayj aún estaban
vivos. Uno de sus contemporáneos narró que se le pidió a Ahmad que recitara
un hadiz que había aprendido de 'Abdurazzaq, pero que se negó hacerlo porque 'Abdurazzaq
estaba todavía vivo.
Yo creo que Ahmad actuó de tal forma por su escrupulosidad en el
seguimiento de la Sunna, de la cual trató de no desviarse nunca. Intentó hacer
lo que hizo el Profeta en cada circunstancia e intentó no hacer lo que el
Profeta (s.a.s.) no había hecho.
Si Ahmad ya era escrupuloso a la hora de seguir la Sunna en estas
cuestiones menores, mayor era aún su diligencia al tratarse de asuntos más
importantes, y no había acción más importante bajo el punto de vista de Ahmad
que la de enseñar a otros, una de las acciones centrales de todos los Profetas
(s.a.s.) El Profeta fue elegido por Allah cuando contaba cuarenta años, primero
recibiendo el Corán a esa edad, y a esa edad fue designado como maestro de la
humanidad. Por tanto, Ahmad sintió que debía seguirle a él en este sentido y
también era lo suficiente modesto como para emitir fatwas
y hadices antes de cumplir los cuarenta años.
No podemos decir que a Ahmad no se le preguntara nunca sobre determinada fatwa
en relación algo de lo que supiera su tradición y rehusara darla antes de la
edad mencionada, o bien que fuera preguntado por un hadiz y rehusara narrarlo.
De hecho lo opuesto es bastante probable, desde el momento en que el haberlo
rehusado hubiera significado retener el conocimiento y el Din
requiere que los hadices del Mensajero de Allah sean hechos públicos. De hecho,
hay narraciones que aseguran haber sido visto dando fatwas
en la mezquita de Jayf en el 198 cuando tenía 34 años.
Debido a que Ahmad era un hombre de renombre en todo el mundo islámico
antes de que se sentara y dedicara a la enseñanza y diera fatwas
, sus clases eran bastante concurridas. Algunos narradores mencionan que el número
de asistentes a sus clases eran alrededor de 5000 de los cuales 500 escribían
aquello que aprendían de él. El lugar donde enseñaba debió ser bastante
amplio para acoger a tal número de personas, y ya que tan solo la Gran Mezquita
de Bagdad era lo bastante grande debió ser allí donde enseñaba. También
sabemos que el rango que ocupaba Ahmad entre la gente de Bagdad era bastante
elevado. La magnitud del número de personas que seguían sus lecciones hizo que
fueran muchas aquellas que transmitieron su fiqh
y sus hadices.
No todo el que asistía necesariamente buscaba el conocimiento. Algunos
buscaban su bendición, otros buscaban su admonición, y algunos venían a
aprender acerca del hombre y
observar su carácter y su adab. Ibn al-Yawzi menciona en al-Manaqib
que uno de sus contemporáneos dijo, "Fui a ver a Abu 'Abdullah Ahmad ibn
Hanbal doce veces. Estaba leyendo el Musnad
a sus hijos. No escribí ni un solo hadiz. Yo estaba interesado en ver su
carácter y su adzab." (p.210)
Parece que el Imam Ahmad tuvo dos grupos de estudios y de hadices. Uno
residía en su casa donde enseñaba a sus estudiantes e hijos de forma privada y
el segundo en la mezquita donde atendía a un público mucho más numeroso. Pero
tan solo 500 pusieron por escrito sus enseñanzas, es decir un diez por ciento
de aquellos presentes.
En la mezquita enseñaba después del Salat del 'Asr tal como se menciona
en la Historia de adh-Dhahabi. Tal vez
eligiera esa hora porque era un tiempo antes del Salat Magrib en la que ya hacía
menos calor y era un tiempo en el que la gente permanecía por lo general ociosa
y le era más fácil atender sus lecciones. Escuchar hadices y fatwas
en ese tiempo coincide con un tiempo donde hay una mayor receptividad del alma
humana.
Se pueden subrayar tres características de las clases de Ahmad que
tuvieron gran impacto entre las almas de los presentes.
-
Sus clases estaban dominadas por la
gravedad, tranquilidad, humildad y calma. No había chistes o bromas, porque la
broma de forma general no es fructífera y los chistes tienden a que la mente
ande divagando. Sus compañeros sabían de esta actitud suya y nunca gastaron
bromas en su presencia en una reunión de enseñanza o en cualquier otro lugar.
Sus Shayj también sabían de este rasgo suyo y tampoco bromeaban en su
presencia. Ibn Nu'ayam ha relatado que Jalaf ibn Salim dijo, "Estábamos en
la reunión de Yazid ibn Harun y Yazid hizo una broma con aquellos a los que
estaba enseñando. Ahmad ibn Hanbal carraspeó ligeramente. Entonces golpeó su
frente con su mano y dijo, -¡¿Por qué no me dijisteis que Ahmad estaba allí!?,
de haberlo sabido no hubiera bromeado."
-
La segunda característica es que
no daba ninguna lección a menos que se le preguntara. Si se le preguntaba por
hadices referentes a ciertos temas, pedía los libros en los que se encontraban
escritos dichos hadices. En primer lugar realizaba una discusión sobre el tema
preguntado, y si existía un hadiz del Profeta (s.a.s.) lo relataba a partir del
libro donde se encontrara el hadiz con el objeto de que el error a la hora de
transmitirlo fuera el mínimo posible. Por tanto rara vez transmitía un hadiz
sin consultarlo en un libro. Ibn al-Yawzi ha narrado que Abu Hatim ar-Razi dijo:
“Visité a Ahmad ibn Hanbal por primera vez en el año 213. Él llevaba
consigo el Libro de las Bebidas y el Libro del Imán cuando se disponía a
realizar el Salat y tras hacer éste como nadie le preguntó nada volvió a su
casa. Fui a visitarle otro día y también llevaba consigo dos libros. Yo pensé
que él debía esperar la recompensa de Allah o bien que llevaba estos dos
libros porque el Libro del Imán es la base del Din (Islam) y el Libro de
las Bebidas preserva a la gente del mal: la raíz de todo mal proviene de la
intoxicación.”
Por
tanto, vemos que Ahmad llevaba consigo libros a la mezquita por si alguien le
preguntaba algún hadiz. Esto también demuestra que transmitía a partir de un
texto. Su hijo ‘Abdullah dijo, “Tan solo vi a mi padre transmitir hadices
de memoria sin libro alguno en menos de cien ocasiones.”
- La tercera característica de las enseñanzas de Ahmad ibn Hanbal era
En
cierta ocasión se enteró de que uno de sus estudiantes había propagado sus fatwas
por todo el Jurasán, y dijo, “Sed testigos de que me retracto de todas
ellas.” Un hombre del Jurasán le enseñó un libro en el que se hallaban
recogidas sus fatwas y tal fue la cólera que sintió que arrojó el
libro al suelo. Esta actitud la tenía no solo con sus propias opiniones, sino
que también la tenía con la opinión de los demás. Un hombre le preguntó si
él escribía libros de opinión y él dijo, “No”. El hombre dijo, “Ibn
al-Mubarak los escribe”, y Ahmad respondió, “”Ibn al-Mubarak no ha
descendido del cielo. Se nos ha ordenado que tomemos el conocimiento de
arriba.”
Prohibió
a sus estudiantes de hadiz que escribieran los libros de ash-Shafi’i y de Abu
Zawr, a pesar de que ash-Shafi’i era su maestro y sentía un gran respeto por
el mismo.
Antes
de continuar, debemos mencionar el estilo de vida que llevó Ahmad durante el
tiempo en el que estuvo buscando hadices y fiqh y durante el tiempo en el que se
dedicó a la enseñanza. Siempre llevó una vida inspirada en el Salaf (las
primeras generaciones de musulmanes), y se mantuvo alejado de las controversias
intelectuales de su tiempo así como de los conflictos sociales, políticos y
militares de su época. Por tanto, su conocimiento y su fiqh eran la Sunna y el
fiqh de los Compañeros. No investigó nada a menos que supiera que los Compañeros
habían investigado ese asunto y aún así seguía la opinión de aquellos y
rechazaba la de los demás. Siempre se mostró como un hombre
extraordinariamente cauteloso en su estudios. La razón de esta actitud hay que
buscarla en el ambiente de la época que le tocó vivir.
La
época de Ahmad fue una época en la que el elemento persa dominaba al elemento
árabe en la sociedad islámica. Las ciudades musulmanes eran una mezcolanza de
diferentes razas y nacionalidades, y los tratados filosóficos eran traducidos
del siriaco, griego y otras lenguas, de tal forma que había una gran mezcla de
culturas. La naturaleza de la época fue tal que se produjeron muchos choques
entre diferentes credos y religiones y consecuentemente aparecieron muchas
puntos de vista desviados. Se produjeron gran cantidad de desviaciones
intelectuales cuyo resultado fue que lo raro y extraño desde el punto de vista
intelectual llegó a ser lo familiar y corriente.
Estas
cosas aparecieron en la época de los Abbasíes donde las ideas eran impuestas
por las espadas persa. El gobierno de Al-Mansur había sido enérgico pero no
firme y cuando Al-Mahdi le sucedió se produjeron insurrecciones armadas a las
que no supo poner freno. El califa Ar-Rashid quiso suprimir estos conflictos y
crear una sociedad más islámica. Se hizo rodear de alfaquíes y eruditos del
hadiz concediéndoles un puesto prominente dentro del gobierno. Posteriormente
cuando Al-Ma’mum llegó al poder su supremacía sobre su hermano Al-Amin la
consiguió gracias a las armas persas y así el elemento no árabe llegó de
nuevo a ser prominente. La filosofía y las nuevas ciencias encontraron en Al-Ma’mun
un gran defensor.
Los
eruditos tomaron diferentes caminos en sus posturas, algunos eligieron el camino
del conflicto y la oposición pero Ahmad se mantuvo alejado de estas disputas a
pesar de que estaban en el ambiente. Siempre regresó al espíritu de las
primeras generaciones de musulmanes, y este fue el camino que siempre siguió
hasta su muerte. Un hombre le escribió pidiéndole que mantuviera un debate con
la gente del Kalam y Ahmad le respondió, “Que Allah te propicie un buen
final. Lo que nosotros hemos escuchado es que a nuestros antepasados no les
gustaba el Kalam y el sentarse con miembros de sectas desviadas. Lo que se pide
de nosotros es la sumisión y detenernos con lo que está en el Libro de Allah
sin ir más allá. Sentarse con la gente que innova puede confundirnos en
nuestro Din.”
Ahmad
prohibió a sus discípulos estudiar Kalam, la ciencia que debate la ‘aqida
islámica usando medios filosóficos. Criticó a aquellos que se adentraban en
el Kalam, aunque no estuvieran equivocados, y prohibió adentrarse en la
investigación de los Nombres y los Atributos de Allah, y ello porque no se
trataba de algo que hubieran hecho los musulmanes del Salaf, ya que tal estudio
puede conducir a conclusiones correctas pero también la mente puede llegar a
confundirse en tales materias.