COLECCIÓN DE HADICES

 

 

KITAB AL-YIHAD WA S-SIIAR

LIBRO DEL YIHAD ([1]) Y DE LA EXPEDICIÓN

 

 

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CUARTA PARTE

 

 

XXXV

LA BATALLA DE LOS CONFEDERADOS O DEL FOSO

 

            Ibrahim al-Taimí relató que su padre dijo: Estábamos en la compañía de Hudhaifa. Y un hombre dijo: Si hubiera estado en la época del Mensajero de Allah (s.a.s.) hubiera peleado a su lado y me hubiera esforzado por su causa. Hudhaifa dijo: ¿Tu hubieras hecho eso? Yo estaba con el Mensajero de Allah (s.a.s.) la noche de la batalla de los Confederados y fuimos afectados por un fuerte viento y un intenso frío. Y el  dijo: “Escuchad, el hombre que me traiga informaciones del enemigo Allah lo pondrá conmigo en el día de la resurrección”. Nosotros nos quedamos callados y nadie respondió. Luego dijo: “Escuchad, el hombre que me traiga informaciones del enemigo Allah lo pondrá conmigo en el día de la resurrección”. Nosotros nos quedamos callados y nadie respondió. Luego dijo: “Escuchad, el hombre que me traiga informaciones del enemigo Allah lo pondrá conmigo en el día de la resurrección”. Nosotros nos quedamos callados y nadie respondió. Entonces dijo: “Levántate, ¡oh Hudhaifa! Y tráeme informaciones del enemigo”. Y cuando me llamó por mi nombre no tuve otra alternativa que levantarme. Dijo: “Ve y tráeme informaciones del enemigo pero no los provoques contra mi”. Cuando lo dejé sentí como si estuviese caminando sobre un baño caliente. Hasta que llegué a ellos y vi a Abu Sufián calentándose la espalda con un fuego. Y puse una flecha en mi arco para dispararle cuando recordé las palabras del Mensajero de Allah (s.a.s.): “No los provoques contra mi”. Si le hubiera disparado lo hubiera alcanzado. Pero regresé caminando como sobre un baño caliente. Cuando estuve con él lo informé del enemigo y comencé a sentir frío, entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) me envolvió con una frazada que tenía de más y con la que solía rezar. Y dormí hasta la mañana, cuando llegó la mañana me dijo: “Levántate dormilón”. ([1])

 

 

 

XXXVI

LA BATALLA DE UHUD

 

            Anas ibn Malik relató que el día de la batalla de Uhud el Mensajero de Allah (s.a.s.) se quedó solo con siete hombres de los Ansares y dos de los Quraish. Cuando fue rodeado por el enemigo dijo: “Quien los aleje de nosotros obtendrá el Paraíso o será mi Compañero en el Paraíso”. Y se adelantó un hombre de los Ansares y combatió hasta que lo mataron. Luego lo avanzaron y lo rodearon de nuevo, entonces dijo: “Quien los aleje de nosotros obtendrá el Paraíso o será mi Compañero en el Paraíso”. Y se adelantó un hombre de los Ansares y combatió hasta que lo mataron. Esto continuó hasta que los siete Ansares fueron matados. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo a sus dos Compañeros: “No hemos sido justos con nuestros Compañeros”. ([2])

          

        Abd ul-Aziz ibn Abu Hazim relató de su padre que escuchó cuando le preguntaron a Sahl ibn Sa’d sobre la herida que recibió el Mensajero de Allah (s.a.s.) el día de la batalla de Uhud. Y contestó: El rostro del Mensajero de Allah (s.a.s.) fue herido, roto su diente frontal y destrozado su casco. Fátima, la hija del Mensajero de Allah (s.a.s.) limpió su sangre y Ali ibn Abu Talib le vertía agua con un escudo. Cuando Fátima vio que el agua no detenía la hemorragia sino que la aumentaba, tomó un pedazo de estera, la quemó hasta reducirla a cenizas, luego aplicó las cenizas sobre la herida y detuvo la hemorragia.

 

        Abu Hazim relató que escuchó a Sahl ibn Sa’d cuando le preguntaron sobre la herida del Mensajero de Allah (s.a.s.). Y dijo: ¡Por Allah! Yo se quien lavó la herida del Mensajero de Allah (s.a.s.), quien vertía el agua y como se curó la herida. El resto del hadiz es el mismo que el narrado por Abd ul-Aziz, excepto que en este agrega: Su rostro fue herido. Y dice en lugar de: destrozado dice: roto.

        El mismo hadiz ha sido relatado por Sahl ibn Sa’d a través de otra cadena de transmisores con una pequeña diferencia de palabras.

 

        Anas relató que en la batalla de Uhud rompieron el diente frontal del Mensajero de Allah (s.a.s.) y fue herido en la cabeza. Y él limpiaba la sangre (de su rostro) y decía: “¿Cómo puede ser que esta gente obtenga la salvación si hieren a su Profeta y le rompen sus dientes, mientras que lo que él hace es llamarlos hacia Allah?”. Entonces Allah, Exaltado y Majestuoso, reveló: “No es asunto tuyo”. (3:128) ([3])

 

        Abdullah relató: Me parece estar viendo al Mensajero de Allah (s.a.s.) relatando la historia de uno de los profetas que fue golpeado por su propia gente, mientras que limpiaba la sangre de su rostro y decía: “Señor mío, perdona a mi gente ya que ellos no saben”.

        Otra versión de este hadiz ha sido transmitida a través de otra cadena de transmisores con una pequeña diferencia de palabras.

 

 

XXXVII

LA IRA DE ALLAH SOBRE LA PERSONA QUE ES MATADA POR EL PROFETA (s.a.s.)

 

            Hammam ibn Munabbih relató: entre los hadices que Abu Huraira relató del Mensajero de Allah (s.a.s.) está este: El Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “La cólera de Allah es grande sobre la gente que ha hecho esto al Mensajero de Allah (s.a.s.)”. Y señaló su diente frontal. Y dijo el Mensajero de Allah (s.a.s.): “La cólera de Allah es grande sobre el hombre que es matado por el Mensajero de Allah (s.a.s.) por la causa de Allah, Exaltado y Majestuoso”. ([4])

 

 

 

XXXVIII

LA PERSECUCIÓN DEL PROFETA (s.a.s.) POR LOS IDÓLATRAS Y LOS HIPÓCRITAS

 

            Ibn Mas’ud relató: Mientras el Mensajero de Allah (s.a.s.) estaba rezando cerca de la Casa (la Ka’ba), Abu Yahl y sus compañeros estaban sentados cerca. Entonces refiriéndose a una camella que había sido sacrificada el día anterior, Abu Yahl dijo: ¿Quién se va a levantar a traer el feto de la camella de los Banu fulano y se lo va a poner sobre los hombros de Muhammad cuando esté prosternado? Y el más desgraciado de la gente se levantó y lo trajo. Y cuando el Profeta (s.a.s.) estaba prosternado se lo puso entre los hombros. Ellos se rieron inclinándose unos sobre otros. Y yo estaba de pie mirando y me hubiera gustado tener el poder de haberlo sacado de la espalda del Mensajero de Allah (s.a.s.). Y el Profeta (s.a.s.) continuó prosternado sin levantar la cabeza. Hasta que un hombre fue y se lo contó a (su hija) Fátima. Entonces ella, que era una jovencita, fue y  se lo sacó. Luego se dirigió a ellos y los reprendió. Cuando el Profeta (s.a.s.) terminó su oración, levantó su voz y rogó contra ellos. Y cuando él rogaba lo hacía tres veces y cuando pedía lo hacía tres veces. Luego dijo tres veces: “¡Oh Allah! Ocúpate de los Quraish”. Cuando ellos lo escucharon dejaron de reír. Y temieron sus ruegos. Luego dijo: “¡Oh Allah! Ocúpate de Abu Yahl ibn Hisham, Utba ibn Rabi’a, Shaiba ibn Rabi’a, Ualid ibn Uqba, Umaiia ibn Jalaf y Uqba ibn Abu Mu’ait (y mencionó una séptima persona pero no la memoricé). Y por Aquel que envió a Muhammad (s.a.s.) con la verdad, ciertamente yo vi a todos los que él mencionó muertos en el día de Badr y sus cuerpos arrastrados y arrojados en un pozo cerca del campo de batalla. Abu Ishaq dijo: Ualid ibn Uqba ha sido mencionado equivocadamente en este hadiz.

 

        Abdullah (ibn Mas’ud) relató: Mientras el Mensajero de Allah (s.a.s.) estaba en la prosternación (de la oración) alrededor de él había una gente de los Quraish. Cuando llegó Uqba ibn Abu Mu’ait con el feto de una camella y lo arrojó sobre la espalda del Mensajero de Allah (s.a.s.), pero él no levantó la cabeza hasta que llegó Fátima, se lo sacó y reprobó al que lo había hecho. Y él dijo: “¡Oh Allah! Tu debes ocuparte de los jefes de los Quraish: Abu Yahl ibn Hisham, Utba ibn Rabi’a, Uqba ibn Abu Mu’ait, Shaiba ibn Rabi’a, Umaiia ibn Jalaf y Ubaii ibn Jalaf”. (Shu’ba, uno de los narradores, duda de la persona exacta). Yo vi como los mataban a todos ellos el día de Badr y los arrojaban en un pozo. Excepto el de Umaiia o de Ubaii que fueron cortados en pedazos y no fueron arrojados en el pozo.

(

        Abu Ishaq relató un hadiz parecido a través de otra cadena de transmisores y agregó: A él le gustaba repetir tres veces sus ruegos y decía: “¡Oh Allah! Ocúpate de los Quraish. ¡Oh Allah! Ocúpate de los Quraish. ¡Oh Allah! Ocúpate de los Quraish”. Tres veces. Y entre ellos menciona a: Ualid ibn Utba y Umaiia ibn Jalaf y no duda de sus nombre pero olvidó el nombre del séptimo hombre.

 

        Abdullah relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) volvió sus rostro hacia la Casa y rogó contra siete de los Quraish. Entre ellos: Abu Yahl, Umaiia ibn Jalaf, Utba ibn Rabi’a, Shaiba ibn Rabi’a y Utba ibn Abu Mu’ait. Y juro por Allah que los vi muertos en el campo de batalla de Badr, era un día caluroso y sus cuerpos comenzaban a corromperse.

 

        A’isha, la esposa del Profeta (s.a.s.), relató que ella le dijo al Mensajero de Allah (s.a.s.): ¡Oh Mensajero de Allah! ¿Has tenido un día más terrible que el día de Uhud? El le dijo: “He tenido experiencias con tu gente. Y el trato más duro que he recibido de ellos fue en el día de ‘Aqaba. Fue cuando me trasladé a lo de Ibn Abu Ialil ibn Abd Kulal para invitarlo al Islam pero no respondió como yo quería. Entonces partí con signos de preocupación en mi rostro y no me recuperé hasta llegar a Qarn al-Za’alib. Y entonces levanté mi cabeza y había una nube que arrojaba su sombra sobre mi. Miré hacia ella y allí estaba Gabriel que me llamó. Y dijo: Ciertamente Allah, Exaltado y Majestuoso, ha escuchado lo que te ha dicho tu gente y como han reaccionado a tu llamado. Y te ha enviado al ángel de las montañas para que le ordenes lo que quieras con respecto a ellos. Entonces el ángel de las montañas me llamó, me saludó y luego me dijo: ¡Oh Muhammad! Ciertamente Allah ha escuchado lo que tu gente te ha dicho. Y yo soy el ángel de las montañas. Y tu Señor me ha enviado a ti para que me ordenes lo que quieras. Si tu quieres juntaré las dos montañas y los aplastaré. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo: “Más bien espero que Allah genere entre sus descendientes gente que adore a Allah, únicamente y que no Le asocie nada”. ([5])

 

        Yundub ibn Sufián relató: Un dedo del Mensajero de Allah (s.a.s.) fue herido en uno de los encuentros, entonces dijo: “Tu eres simplemente un dedo que sangra y lo que te ha sucedido ha sido por la causa de Allah”.

 

        Asuad ibn Qais relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) estaba en una cueva cuando lo hirieron en el dedo. ([6])

 

        Asuad ibn Qais relató que escuchó a Jundub ibn Sufián decir: Gabriel retrasó su visita al Mensajero de Allah (s.a.s.) entonces los idólatras dijeron: Muhammad ha sido abandonado. Y entonces Allah, Exaltado y Majestuoso, reveló: “¡Por la mañana! ¡Por la noche cuando reina la calma! Tu Señor no te ha abandonado ni te ha aborrecido”. (93:1-3)

 

        Asuad ibn Qais relató: Escuché a Yundub ibn Sufián decir: El Mensajero de Allah (s.a.s.) se enfermó y no se levantó (para la oración) dos o tres noches. Y una mujer fue a él y le dijo: ¡Oh Muhammad! Espero que tu Shaitán te haya abandonado ya que hace dos o tres noches que no lo veo acercarse a ti. Entonces Allah, Exaltado y Majestuoso, reveló: “¡Por la mañana! ¡Por la noche cuando reina la calma! Tu Señor no te ha abandonado ni te ha aborrecido”.

        Este hadiz ha sido relatado por Asuad ibn Qais con la misma cadena de transmisores.

 

 

 

XXXIX

SOBRE LOS RUEGOS DEL PROFETA (s.a.s.) Y SU PACIENCIA FRENTE A LAS PERSECUCIONES DE LOS HIPÓCRITAS

 

                Usama ibn Zaid relató que el Profeta (s.a.s.) montó un burro bajo cuya montura había un acolchado hecho en Fadak (cerca de Medina). Sentó detrás suyo a Usama. E iba por la calle de los Banu Hariz al-Hazray a preguntar por la salud de Sa’d ibn Ubada. Esto sucedió antes de la batalla de Badr. Siguió hasta pasar por un grupo de gente entre los que había musulmanes, idólatras adoradores de ídolos y judíos y entre ellos Abdullah ibn Ubaii y Abdullah ibn Rauaha. Cuando el polvo que levantaba el burro con sus patas se extendió sobre la gente, Abdullah ibn Ubaii se cubrió la nariz con su manto y luego dijo: No nos llenes de polvo. Pero el Profeta (s.a.s.) los saludó, se detuvo y descendió. Los invitó a Allah y les recitó el Corán. Y Abdullah ibn Ubaii dijo: ¡Oh hombre! Si eso es lo mejor que tienes y lo que dices es verdad no nos molestes en nuestras reuniones. Vuelve a tu lugar. Y si alguno de los nuestros te va a ver dile esto. Y Abdullah ibn Rauaha dijo: Ven a nuestras reuniones ya que nos gusta escucharte. Entonces los musulmanes, los idólatras y los judíos comenzaron a discutir hasta querer golpearse pero el Profeta (s.a.s.) los pacificó. Luego montó su animal hasta llegar a lo de Sa’d ibn Ubada. Y le dijo: ¡Oh Sa’d! ¿No has escuchado lo que ha dicho Abu Hubab? (queriendo decir Abdullah ibn Ubaii) Dijo esto y esto otro”. Dijo: ¡Oh Mensajero de Allah! Perdónalo y discúlpalo. ¡Por Allah! La posición que Allah te ha otorgado es sublime. (En cuanto a él) la gente de esta población había decidido hacerlo su rey y que usara un corona con un turbante, pero Allah lo ha cercado con la verdad que te ha otorgado. Esto lo hizo envidioso y por eso hizo lo que tu has visto. Entonces el Profeta (s.a.s.) lo perdonó.

            Un hadiz parecido ha sido relatado por Ibn Shihab a través de otra cadena de transmisores pero agrega: Esto antes de que Abdullah (ibn Ubaii) aceptase el Islam. ([7])

 

        Anas ibn Malik relató: Le dijeron al Profeta (s.a.s.): ¿Por qué no te acercas a Abdullah ibn Ubaii? (para que acepte el Islam) Entonces el Profeta (s.a.s.) fue a él montado en un burro. (Algunos) musulmanes fueron con él. Era un tierra con sal. Cuando el Profeta (s.a.s.) se acercó dijo: No te acerques a mi, ¡por Allah! el olor de tu burro me ofende. Y un hombre de los Ansar dijo: ¡Por Allah! El olor del burro del Mensajero de Allah (s.a.s.) es mejor que tu olor. Entonces un hombre de la gente de Abdullah se enojó. Y gente de ambos bandos se enfureció e intercambiaron golpes con palos, manos y zapatos. Y por esto fue revelado: “Si dos grupos de creyentes combaten unos contra otros, ¡reconciladles!”. (49:9)

 

 

 

XL

EL ASESINATO DE ABU YAHL

 

        Anas ibn Malik relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¿Quién puede ir a ver que pasó con Abu Yahl?”. E Ibn Mas’ud fue. Y lo encontró golpeado por los dos hijos de Afrá y al borde de la muerte. Y lo tomó de la barba y le dijo: ¿Tu eres Abu Yahl? Dijo: ¿Hay algún hombre superior a éste que habéis matado? (o dijo) o que su gente ha matado? Abu Miyaz (en su narración) dijo: Abu Yahl dijo: ¡Otro que no fuera el hijo de un campesino me tendría que haber matado! ([8])

        Un hadiz similar a sido relatado con otra cadena de transmisores con una pequeña diferencia de palabras.

 

 

 

XLI

EL ASESINATO DE KA’B IBN ASHRAF, EL MALDITO DE LOS JUDÍOS ([9])

 

        Yabir relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¿Quién matará a Ka’b ibn Ashraf? Ya que ciertamente él ha difamado a Allah y a Su Mensajero?”. Muhammad ibn Maslama dijo: ¡Oh Mensajero de Allah! ¿Quieres que lo mate? Dijo: “Si”. Dijo: Permíteme que hable con él. Dijo: “Háblale”. Entonces fue a él, le habló y le recordó (la amistad) que había entre ellos. Y le dijo: Ciertamente ese hombre (el Profeta) lo que quiere es juntar sadaqa y esto nos causa dificultades. Cuando escuchó esto (Ka’b) dijo: ¡Por Allah! El os causará aún más dificultades. Dijo (Ibn Maslama): Por el momento lo seguiremos, no queremos dejarlo hasta no ver que cosas quiere hacer. Yo quiero que me des un préstamo. Dijo: ¿Y cuál será la garantía? Dijo: ¿Qué quieres? Dijo: Que vuestras mujeres sean la prenda. Dijo: Tu eres el más bello de los árabes y ¿quieres que te demos nuestras mujeres como prenda? Le dijo: Dame vuestros hijos como prenda. ([10]) Dijo: El hijo de alguno de nosotros nos puede insultar diciendo: El fue hipotecado por dos uasq de dátiles. Pero podemos darte nuestras armas como prenda. Dijo: Acepto. Entonces (Ibn Maslama) le prometió que iría con Hariz, Abu Abs ibn Yabir y Abbad ibn Bishr. Y fueron y lo llamaron durante la noche. Y él descendió con ellos. Sufián dijo: Todos los transmisores excepto Amr dijeron que su mujer le dijo: Escucho una voz que suena como el sonido de la sangre. El le dijo (a su mujer): Es Muhammad ibn Maslama y su hermano de leche Abu Na’ila. Ciertamente si un gentilhombre es llamado durante la noche debe responder, aunque sea para ser atravesado por una lanza. Muhammad (ibn Maslama) dijo: Cuando venga extenderé mis manos hacia su cabeza y la tomaré con fuerza, entonces haced lo vuestro. Y cuando bajó lo hizo con su manto bajo el brazo. Y le dijeron: Tienes un buen perfume. Dijo: Si. Tengo una dama que es la mujer más perfumada de Arabia. Dijo: Permíteme oler el perfume (de tu cabeza). dijo: Si, puedes olerme. Entonces lo tomó y lo olió. Luego dijo: ¿Me permites hacerlo de nuevo? Entonces tomó su cabeza y dijo: Haz lo vuestro. Y ellos lo mataron. ([11])

 

 

 

XLII

LA BATALLA DE JAIBAR

 

        Anas relató que el Mensajero de Allah (s.a.s.) atacó Jaibar. Rezamos la oración del alba en la obscuridad (cerca de Jaibar). Luego el Profeta de Allah (s.a.s.) montó (su caballo). Abu Talha el suyo y yo detrás de Abu Talha sobre el mismo caballo. Y el Profeta de Allah (s.a.s.) avanzó por las calles de Jaibar. (Ibamos tan cerca) que mi rodilla tocaba el muslo del Profeta de Allah (s.a.s.). El izar del Profeta de Allah (s.a.s.) se movió y pude ver la blancura de su muslo. Y cuando entró en ella ciudad dijo. “¡Allah es El Más Grande! Jaibar será destruida. Ciertamente cuando nosotros llegamos al centro de la ciudad de una gente, es un mal día para aquellos que han sido advertidos”. La gente estaba saliendo hacia sus trabajos. Entonces dijeron: Muhammad (ha llegado). Y la capturamos peleando.

 

        Anas relató: El día de Jaibar yo iba montado detrás de Abu Talha y tan cerca del Profeta de Allah (s.a.s.) que podía tocar su pie. Nos encontramos con la gente a la salida del sol cuando ellos salían con sus hachas, espadas y sacando su ganado. Y dijeron: Muhammad y sus fuerzas. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Jaibar será destruida. Cuando llegamos al centro de la ciudad de una gente, es un mal día para aquellos que han sido advertidos”. Allah, Exaltado y Majestuoso, los derrotó.

        Este hadiz ha sido relatado por Anas ibn Malik con una pequeña variación de palabras.

 

        Salama ibn al-Akua relató: Salimos con el Mensajero de Allah (s.a.s.) hacia Jaibar. Viajamos durante la noche. Un hombre de la gente le dijo a (mi hermano) Amir ibn al-Akua: ¿Puedes recitarnos alguno de tus poemas? Amir era un poeta. Entonces comenzó a recitar sus poemas para animar a los camellos diciendo:

            ¡Oh Allah! Si tu no nos hubieras guiado, no hubiéramos dado caridad ni rezado.

Perdona nuestros deslices. Te ofrecemos nuestras vidas y danos firmeza y tranquilidad al encontrar a nuestros enemigos. Otórganos el sosiego. Y tened cuidado cuando ellos claman por ayuda.

Y dijo el Mensajero de Allah (s.a.s.): “¿Quién es ese conductor (de camellos)?”. Le dijeron: Es Amir. Dijo: “Que Allah tenga misericordia de él”. Y un hombre de entre la gente dijo: El tiene reservado el martirio, ¡oh Mensajero de Allah!, hubiésemos querido beneficiarnos de su vida. Y llegamos a Jaibar y los sitiamos hasta que fuimos afectados por una severa hambruna. Luego dijo: “Ciertamente Allah la ha conquistado para vosotros”. Cuando llegó la tarde del día en que fue conquistada, los musulmanes prendieron numerosos fuegos. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¿Qué son esos fuegos? ¿Qué están cocinando?”. Dijeron: Es carne. Dijo: “¿Qué carne?”. Dijeron: Es carne de burro doméstico. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Arrojadla y romped (los recipientes)”. Y un hombre dijo: ¿O mejor que la arrojen y que los laven? Dijo: “Pueden hacer eso”. Cuando la gente formó filas para la batalla, Amir tomó su espada que era corta y tomó a un judío para golpearlo con ella, (Y al golpearlo) la espada retrocedió y se golpeó su propia rodilla. Y Amir murió de esa herida. Cuando regresaron Salama me tomó de la mano y me dijo: Cuando el Mensajero de Allah (s.a.s.) me vio silencioso me dijo: “¿Qué te pasa?”. Y yo le dije: ¡Qué mi padre y mi madre sean tu rescate! Ellos suponen que el sacrificio de Amir ha sido en vano. Dijo: “¿Quién dijo eso?”. Dije: Fulano, Fulano y Usaid ibn Hudair al-Ansari. Entonces dijo: “El que ha dicho eso ha mentido. El tiene una doble recompensa”. Y puso dos dedos juntos. “Ciertamente se esforzó por Allah y además luchó por El. Es difícil que otro árabe pueda pelear como él”. Qutaiba en su versión difiere en unas pocas palabras.

 

        Salama ibn Akua relató: Cuando llegó el día de Jaibar mi hermano peleó valientemente al lado del Mensajero de Allah (s.a.s.). Pero su espada rebotó y lo mató. Los Compañeros del Mensajero de Allah (s.a.s.) hablaron sobre su muerte y dudaron (si es mártir) el hombre que muere por su propia arma y también dudaron de sus asuntos. Cuando el Mensajero de Allah (s.a.s.) volvió de Jaibar le dije: ¡Oh Mensajero de Allah! Permíteme que te recite unos versos. El Mensajero de Allah (s.a.s.) le dio permiso. Umar ibn al-Jattab dijo: Yo se lo que vas a recitar. Yo dije: ¡Oh Allah! Si tu no nos hubieras guiado, no hubiéramos dado caridad ni rezado. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Has dicho la verdad”. (Yo seguí): Danos firmeza y tranquilidad al encontrar a nuestros enemigos. Otórganos el sosiego. Y los idólatras se han rebelado contra nosotros. Cuando terminé los versos el Mensajero de Allah (s.a.s.) preguntó: “¿Quién compuso eso?. Dije: Son de mi hermano. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Que Allah tenga misericordia de él”. Yo dije: ¡Oh Mensajero de Allah! Alguna gente no quieren rezar por él. Porque dicen que es un hombre que murió por su propia arma. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Murió esforzándose por Allah y luchando por El”. Ibn Shihab dijo: Le pregunté a uno de los hijos de Salama ibn Akua (sobre la muerte de Amir) y él me relató un hadiz parecido excepto que dijo: (Cuando dije que alguna gente no quería rezar por él) el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Mienten ya que el murió esforzándose por Allah y luchando por El. Y tiene dos recompensas”. Y puso dos dedos juntos.

 

 

 

XLIII

LA BATALLA DE LOS CONFEDERADOS O DEL FOSO

 

        Al-Bará relató: El día de la batalla del Foso el Mensajero de Allah (s.a.s.) llevaba tierra con nosotros y la blancura de su estómago se había cubierto de tierra. Y él decía:

“¡Por Allah! Si tu no nos hubieras guiado.    No hubiéramos dado caridad ni rezado.

Haz descender la tranquilidad sobre nosotros. Ciertamente ellos nos han rechazado.”

De acuerdo a otra versión él dijo:

“Ciertamente sus jefes nos han rechazado. Si ellos quieren conflicto los rechazaremos”. Y cuando decía esto levantaba su voz.

 

        Abu Ishaq relató que escuchó de Al-Bará un hadiz similar excepto que en este dice: “Ciertamente sus jefes se han rebelado contra nosotros”.

 

        Sahl ibn Sa’d relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) vino a nosotros mientras estábamos cavando el foso y llevando la tierra sobre nuestros hombros. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¡Oh Allah! No hay otra vida que no sea la vida del Más Allá. Entonces perdona a los Emigrantes y a los Ansares”.

 

        Anas ibn Malik relató que el Profeta (s.a.s.) dijo: “¡Oh Allah! No hay otra vida que no sea la vida del Mas Allá. Perdona a los

        Anas ibn Malik relató que el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¡Oh Allah! Ciertamente la vida es la Otra Vida”. Y en otra transmisión: “¡Oh Allah! No hay otra vida que no sea la vida del Más Allá. Honra a los Ansares y a los Emigrantes”.

 

        Anas ibn Malik relató: (Los Compañeros) estaban recitando poesías y el Mensajero de Allah (s.a.s.) lo hacía con ellos. Decían: ¡Oh Allah! No hay bien excepto el bien de la Otra Vida. Ayuda a los Ansares y a los Emigrantes. En la transmisión de Shaiban en lugar de: Ayuda, dice: Perdona.

 

        Anas relató, a través de otra cadena de transmisores, que el día de la batalla del Foso los Compañeros de Muhammad decían: Nosotros somos los que hemos jurado fidelidad a Muhammad. De seguir el Islam mientras vivamos. Hammad no está seguro si dijeron: De seguir el Islam o de seguir el yihad. Y el Profeta (s.a.s.) dijo: “¡Oh Allah! Ciertamente el bien es el bien de la otra vida. Perdona a los Ansares y a los Emigrantes”.

 

 

XLIV

DHU QARAD Y OTRAS BATALLAS

 

        Iahia ibn Abu Ubaid relató que escuchó a Salama ibn al-Akua decir: Salí antes de que se llamase para la oración del alba. Las camellas lecheras del Mensajero de Allah (s.a.s.) estaban pastando en Dhu Qarad. El siervo de Abdu Rahman ibn Auf me encontró y me dijo: Se han llevado las camellas lecheras del Mensajero de Allah (s.a.s.). Dije: ¿Quién se las ha llevado? Dijo: (Los de la tribu de) Gatafán. Entonces grité tres veces: ¡Ayuda! Y toda la gente de Medina escuchó mis gritos. Luego los perseguí hasta alcanzarlos en Dhu Qarad donde habían llevado los animales para que bebiesen agua. Yo era un arquero y comencé a atacarlos con mis flechas y les dije: Yo soy Ibn al-Akua y hoy los cobardes hallarán su ruina. Continué recitando hasta que rescaté las camellas y les arrebaté treinta mantos. Y llegó el Profeta (s.a.s.) y la gente. Y yo dije: ¡Oh Profeta de Allah! Yo le impedí acercarse al agua y ellos estaban sedientos. Envía una fuerza contra ellos. El me dijo: “¡Oh Ibn al-Akua! Tu has tomado algo ahora déjalos ir”. Luego regresamos y el Mensajero de Allah (s.a.s.) me hizo montar detrás suyo sobre su camella hasta que entramos en Medina. ([12])

 

        Ias ibn Salama relató que su padre dijo: Llegamos a Hudaibiia con el Mensajero de Allah (s.a.s.) y nosotros éramos mil cuatrocientos. Y había cincuenta cabras para ellos, a las que no se les podía dar de beber (debido a la escasez de agua en los pozos locales). Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) se sentó en el borde del pozo y no sé si rogó o escupió en él, pero el pozo se rellenó y bebimos de él y dimos de beber a los animales. Luego el Mensajero de Allah (s.a.s.) nos llamó para que le jurásemos fidelidad y él estaba sentado en la base de un árbol. Yo fui el primero en jurarle fidelidad. Luego otra gente dio su juramento hasta que la mitad de ellos lo había hecho. Dijo: “¡Júrame, oh Salama!”. Dije: Yo fui de los primeros en jurarte, ¡oh Mensajero de Allah! Dijo: “(Hazlo) de nuevo”. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) vio que yo no tenía armas y me dio un escudo pequeño o uno grande. Y siguieron jurándole obediencia hasta que cuando lo hacían los últimos me dijo: “¿No me vas a jurarme fidelidad, oh Salama?”. Dije: Yo fui de los primeros en jurarte, ¡oh Mensajero de Allah! Dijo: “(Hazlo) de nuevo”. Y le juré por tercera vez. Luego me dijo: “¡Oh Salama! ¿Dónde están las armas que te di?”. Dije: ¡Oh Mensajero de Allah! Me encontré con mi tío Amir y estaba sin armas, entonces se las di a él. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) se sonrió y dijo: “Tu eres como uno de los de antes que decía: ¡Oh Allah! Busco un amigo al que ame más que a mi mismo”. Luego los idólatras nos enviaron mensajes de paz hasta que la gente pudo ir de uno a otro campo sin problemas. Y se concluyó el tratado de paz. ([13]) Yo era un dependiente de Talha ibn Ubaidullah, daba de beber a su caballo, masajeaba su espalda, en fin, lo servía y comía de su comida. Yo había dejado mi familia y mis bienes para emigrar por Allah y Su Mensajero. Cuando concluimos el tratado de paz entre nosotros y la gente de Meca y comenzamos a mezclarnos unos con los otros fui hacia un árbol, limpié el suelo de sus espinas y me recosté a su pie. Entonces cuatro de los idólatras de Meca se me acercaron y comenzaron a criticar al Mensajero de Allah (s.a.s.). Yo me enfurecí y me fui a otro árbol. Ellos colgaron sus armas (de las ramas) y se recostaron. Y así estaban ellos cuando alguien comenzó a llamar desde la parte baja del valle: ¡Oh Emigrantes! Han matado a Ibn Zunaim. Entonces yo saqué mi espada y ataqué a los cuatro que estaban dormidos. Tomé sus armas y las sostuve con mis manos. Luego les dije: ¡Por Aquel que ennobleció el rostro de Muhammad! Que ninguno de vosotros levante su cabeza sino quiere que le golpee su cara. Luego fui con ellos conduciéndolos con el Mensajero de Allah (s.a.s.). Y (también) llegó mi tío Amir con un hombre de los Abalat llamado Mikraz. Lo condujo hacia el Mensajero de Allah (s.a.s.) sobre un caballo cubierto de un espeso manto y con él setenta idólatras. El Mensajero de Allah (s.a.s.) los miró y dijo: “Déjalos ir. Así se prueba que son culpables de haber roto el pacto más de una vez”. Y así el Mensajero de Allah (s.a.s.) los perdonó y Allah reveló: “El es Quien, en el valle de la Meca, retiró de vosotros sus manos y de ellos las vuestras, luego de haberos dado la victoria sobre ellos”. (48:24) Luego salimos para regresar a Medina y nos detuvimos en un lugar donde había una montaña que estaba entre nosotros y los Banu Lahián que eran idólatras. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) pidió el perdón para el que subiese a la montaña durante la noche como explorador del Profeta (s.a.s.) y sus Compañeros. Y esa noche yo la subí dos o tres veces. Finalmente llegamos a Medina. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) envió a su siervo Rabah con sus camellos y yo también fui con él llevando el caballo de Talha junto a los camellos. Al amanecer Abdu Rahman al-Fazari hizo una incursión y se llevó todos los camellos del Mensajero de Allah (s.a.s.) y mató al pastor. Y yo dije: ¡Oh Rabah! Toma este caballo, llévalo a Talha ibn Ubaidullah e informa al Mensajero de Allah (s.a.s.) que los idólatras se han llevado sus camellos. Luego me subí a una colina y dirigiéndome a Medina grité tres veces: ¡Venid a ayudarnos! Luego salí a perseguir a los atacantes arrojándoles flechas y recitando: Yo soy el hijo de Al-Akua, y hoy es el día de la derrota del vil. Yo tomaré a uno de ellos, le dispararé una flecha que perforará su montura y llegará hasta su hombro. Y diré: Toma esto. Yo soy el hijo de Al-Akua y hoy es el día de la derrota del vil. Y ¡por Allah! continué arrojándole flechas e invalidando a sus animales. Y si un jinete se dirigía hacia mi iba hacia un árbol, me sentaba a su pie y desde allí le arrojaba flechas e invalidaba su animal. Hasta que ellos entraron en un desfiladero de la montaña, entonces yo subí la montaña y los mantuve a distancia arrojándoles piedras. Y continué atacándolos así hasta liberar todos los camellos del Mensajero de Allah (s.a.s.) y ningún camello quedó en sus manos. Luego yo los seguí arrojándoles flechas hasta que ellos arrojaron treinta mantos y treinta lanzas, aligerando así su peso. Y yo marcaba, con la ayuda de una piedra, todo lo que arrojaban para que el Mensajero de Allah (s.a.s.) y sus Compañeros pudiesen reconocerlo. Y ellos entraron en un estrecho valle donde se les unió Fulano ibn Badr al-Fazari y se sentaron a desayunar. Y yo me senté encima de una roca. Al-Fazari dijo: ¿Quién es ese tipo que veo ahí? Le contestaron: Ese nos ha estado molestando. ¡Por Allah! no nos ha dejado desde el atardecer, atacándonos hasta sacarnos todo de nuestras manos. Dijo: Que cuatro de vosotros lo ataquen. Y cuatro de ellos subieron la montaña hacia mi. Cuando pude hablarles les dije: ¿Sabéis quien soy? Dijeron: No. ¿Quién eres? Dije: Soy Salama ibn al-Akua. ¡Y por Aquel que ha honrado el rostro de Muhammad! Yo puedo matar a cualquiera de vosotros pero ninguno de vosotros será capaz de matarme. Uno de ellos dijo: Creo que tiene razón. Entonces se volvieron. Y no me moví de mi lugar hasta que vi los jinetes del Mensajero de Allah (s.a.s.) avanzando entre los árboles. El primero de ellos era Ajram al-Asadi, detrás suyo Abu Qatada al-Ansari y luego Al-Miqdad ibn al-Asuad al-Kindi. Yo tomé las riendas de Ajram. Mientras los atacantes huyeron. Y dije: ¡Oh Ajram! Cuídate de ellos hasta que llegue el Mensajero de Allah (s.a.s.) y sus Compañeros. Dijo: ¡Oh Salama! Si crees en Allah y en el Día del Juicio y sabes que el Paraíso es verdadero y el Fuego es verdadero, entonces no te interpongas entre mi y el martirio. Entonces lo dejé ir. Y él y Abdu Rahman (al-Fazari) se trabaron en combate. Ajram cortó los tendones del caballo de Abdu Rahman , pero éste lo atravesó con su lanza y lo mató. Y montó el caballo de Ajram. Entonces Abu Qatada, uno de los jinetes del Mensajero de Allah (s.a.s.), lo enfrentó en combate, lo atravesó con su lanza y lo mató. ¡Y por Aquel que ennobleció el rostro de Muhammad (s.a.s.)! Yo los seguí corriendo a pie hasta que ya no pude ver nada de los Compañeros de Muhammad (s.a.s.) ni de los rastros del polvo que levantaban. Y hasta que antes del atardecer alcanzasen un valle en el que había una fuente de agua, llamada Dhu Qarad, de la que querían beber ya que estaban sedientos. Pero me vieron corriendo hacia ellos y así los saqué del valle antes de que pudiesen beber una sola gota de agua. Y salieron del valle corriendo cuesta abajo. Yo corrí (detrás de ellos) y tomé a uno de ellos atravesando su hombro con una flecha. Y le dije: Toma esto. Yo soy Ibn al-Akua. Y hoy es el día de la derrota del vil. El dijo: ¡Oh qué mi madre llore por mi! ¿Tu eres el que nos sigue desde la mañana? Dije: Si, ¡oh enemigo de ti mismo! El que os sigue desde la mañana. Ellos dejaron dos caballos muertos en la colina y yo los arrastré hasta el Mensajero de Allah (s.a.s.). Y me encontré con Amir con un recipiente que tenía leche diluida con agua y otro con agua. Entonces hice la ablución y bebí. Y fui al Mensajero de Allah (s.a.s.) que estaba en la fuente de agua de la que yo los había sacado. El Mensajero de Allah (s.a.s.) había tomado los camellos y todas las cosas de los idólatras que yo me había apoderado y todos los mantos y las espadas. Y Bilal había sacrificado una camella de los camellos que yo le había sacado a esa gente y estaba asando su hígado y su pata para el Mensajero de Allah (s.a.s.). Yo dije: ¡Oh Mensajero de Allah! Permíteme elegir cien de nuestros hombres para perseguir a esa gente y no dejaré vivo ni uno solo de ellos para que cuente lo que pasó. (Al escuchar esto) el Mensajero de Allah (s.a.s.) comenzó a reír tanto que se vieron sus muelas con la luz del fuego. Y dijo: “¡Oh Salama! ¿Tu crees que puedes hacerlo?”. Dije: Si. ¡Por Aquel que te ha honrado. Dijo: “Ciertamente ellos ahora deben estar siendo agasajados en la tierra de los Gatafán”. Y llegó un hombre de los Gatafán y dijo: Fulano y fulano sacrificaron un camello para ellos y cuando estaban sacando su piel vieron polvo (en el horizonte) entonces dijeron: Ahí viene esa gente (Akua y los suyos) y se fueron rápidamente. Cuando amaneció el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “Hoy Abu Qatada es nuestro mejor jinete y Salama nuestro mejor hombre de a pie”. Luego el Mensajero de Allah (s.a.s.) me dio dos partes del botín: la parte del jinete y la parte del de a pie. Combinando ambas para mi. Luego el Mensajero de Allah (s.a.s.) me hizo montar detrás suyo en la camella Al-Adba con la intención de regresar a Medina. Y mientras estábamos avanzando Un hombre de los Ansares que era imbatible en las carreras y dijo: ¿Quién quiere competir conmigo en una carrera hasta Medina? ¿Hay algún competidor? Y siguió repitiendo esto. Cuando escuché sus palabras le dije: ¿Acaso no respetas al que ha sido honrado ni temes al noble? Dijo: No, excepto que sea el Mensajero de Allah (s.a.s.). Dije: ¡Oh Mensajero de Allah! ¡Qué mi madre y mi padre sean tu rescate! Permíteme que compita con este hombre. Dijo: “Si tu quieres”. Le dije (al hombre): Voy hacia ti. Y giré mis pies y partí corriendo y cuando quedaban una o dos elevaciones me tomé un respiro, luego continué detrás de sus huellas, me tomé otro respiro cuando quedaban una o dos elevaciones, luego me apresuré hasta alcanzarlo y lo golpeé entre los hombros. Le dije: Te he alcanzado, ¡por Allah! El dijo: Así parece. Y llegué a Medina antes que él. Y ¡por Allah! nos quedamos en ella solo tres noches y luego salimos con el Mensajero de Allah (s.a.s.) hacia Jaibar. (En el camino) mi tío Amir recitó para la gente: ¡Por Allah! Si tu no nos hubieras guiado, no hubiéramos dado caridad ni hubiéramos rezado. Nosotros no podemos prescindir de tus favores, danos firmeza al encontrar al enemigo. Y haz que la tranquilidad descienda sobre nosotros. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¿Quién es ese?”. Dijo: Yo soy Amir. Dijo: “Que tu Señor te perdone”. Y siempre que el Mensajero de Allah (s.a.s.) pedía el perdón para una persona era seguro que moriría como un mártir. Umar ibn al-Jattab, que estaba montando su camello, llamó diciendo: ¡Oh Profeta de Allah! Si nos hubieras permitido beneficiarnos de Amir. Cuando llegamos a Jaibar su rey, llamado Marhab, avanzó blandiendo su espada y diciendo: Jaibar sabe que soy Marhab, un guerrero armado y bien entrenado. Cuando llega la guerra extendiendo sus llamas. Y mi tío Amir salió a combatirlo diciendo: Jaibar sabe que yo soy Amir, un veterano bien armado que se arroja en las batallas. Y comenzaron a golpearse y la espada de Marhab golpeó el escudo de Amir quien se agachó para golpearlo por abajo pero su espada le rebotó y le cortó la arteria de su brazo causándole la muerte. Salama dijo: Yo salí y escuché a algunos de los compañeros del Profeta (s.a.s.) diciendo: La acción de Amir ha sido en vano ya que se ha matado a si mismo. Entonces fui al Profeta (s.a.s.) llorando y le dije: ¡Oh Mensajero de Allah! ¿La acción de Amir ha sido en vano? El Mensajero de Allah (s.a.s.) dijo: “¿Quién dijo eso?”. Dije: Algunos de tus Compañeros. Dijo: “Quien haya dicho eso ha mentido ya que él tiene una doble recompensa”. Luego me envió a Ali que tenía los ojos lastimados. Y dijo: “Yo le daré el estandarte a un hombre que ama a Allah y a Su Mensajero o que es amado por Allah y Su Mensajero”. Entonces fui a Ali y lo conduje y él tenía los ojos lastimados, hasta que llegué con él al Mensajero de Allah (s.a.s.) que le puso su saliva en los ojos y lo curó y le dio el estandarte. (Y se dirigió a combatir con Marhab). Y Marhab salió y dijo: Jaibar sabe que soy Marhab, un guerrero armado y bien entrenado. Cuando llega la guerra extendiendo sus llamas. Y Ali dijo: Yo soy aquel cuya madre llamó Haidar, soy como un león en la selva de un aspecto aterrador. Yo le doy a mi oponente una medida de sándara ([14]) por una de sa’. (o sea devuelvo el ataque con mucha más fuerza). Y golpeó a Marhab en la cabeza y lo mató. Y así fue que laq victoria de Jaibar fue por él. Esta larga tradición ha sido transmitida a través de diversas cadenas de transmisores.

        Este hadiz también ha sido transmitido por Ikrama ibn Ammar.

 

 

 

XLV

SOBRE LAS PALABRAS DE ALLAH, EXALTADO SEA: “EL ES QUIEN RETIRÓ DE VOSOTROS SUS MANOS Y DE ELLOS LAS VUESTRAS”. HASTA EL FINAL DE LA ALEYA.

 

        Anas ibn Malik relató que ochenta habitantes de Meca se lanzaron sobre el Mensajero de Allah (s.a.s.) desde las montaña de Tan’mi. Estaban armados y querían combatir al Profeta (s.a.s.) y a sus Compañeros. Pero el Profeta (s.a.s.) los capturó y perdonó sus vidas. Y Allah, Exaltado y Majestuoso, reveló: “El es Quien, en el valle de la Meca, retiró de vosotros sus manos y de ellos las vuestras, luego de haberos dado la victoria sobre ellos”. (48:24)

 

 

 

XLVI

EL COMBATE DE LAS MUJERES JUNTO A LOS HOMBRES

 

        Anas relató que el día de la batalla de Hunain, Umm Sulaim sacó una daga que era de ella. Abu Talha la vio y dijo: ¡Oh Mensajero de Allah! Ahí está Umm Sulaim con una daga. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo: “¿Porqué tienes esa daga?”. Ella dijo: La he tomado, así si se me acerca uno de los idólatras, le voy a abrir el estómago. Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) sonrió. Y ella dijo: ¡Oh Mensajero de Allah! Mata a aquellos que has liberado (en la conquista de Meca). (Ellos aceptaron el Islam) al ser derrotados por ti (entonces no son dignos de confianza). Y el Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo: “¡Oh Umm Sulaim! Allah es suficiente y es excelente (para nosotros y no necesitas esa daga)”.

 

        Anas ibn Malik relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) permitió a Umm Sulaim y a otras mujeres de los Ansares participar en las expediciones. Ellas daban agua y curaban a los heridos.

 

        Anas ibn Malik relató: El día de la batalla de Uhud al ser derrotados algunos dejaron al Profeta (s.a.s.) mientras que Abu Talha se paró frente al Profeta (s.a.s.) protegiéndolo con un escudo. Y Abu Talha era un arquero poderoso y ese día rompió dos o tres arcos. Cuando un hombre pasaba cerca con una aljaba con flechas le decía: Guárdalas para Abu Talha. Siempre que el Profeta de Allah (s.a.s.) levantaba su cabeza para ver a la gente, Abu Talha le decía: ¡Oh Profeta de Allah! ¡Que mi padre y mi madre sean tu rescate! No levantes tu cabeza, no vaya a ser que te alcance la flecha de un enemigo. Mi cuello está frente al tuyo. Y vi a A’isha, la hija de Abu Bakr y a Umm Sulaim con sus ropas arremangadas, de tal modo que se veían sus tobillos, cargando odres sobre sus espaldas y dándoles agua en la boca a la gente. Luego regresaban al pozo, los llenaban y volvían a dar de beber en las bocas de los soldados. (Ese día) a Abu Talha se le cayó la espada de su mano dos o tres veces debido a la somnolencia.

 

 

 

XLVII

LAS MUJERES QUE PARTICIPAN EN EL YIHAD TIENEN UNA RECOMPENSA PERO NO UNA PARTE FIJA DEL BOTÍN Y LA PROHIBICIÓN DE MATAR LOS HIJOS DEL ENEMIGO

 

        Iazid ibn Hurmuz relató que Nayda le escribió a Ibn Abbas preguntándole sobre cinco cosas. E Ibn Abbas dijo: Si no fuera por el temor de estar ocultando conocimiento no le hubiera escrito contestándole. Nayda le escribió (después de alabar a Allah y pedir bendiciones para el Profeta): Cuéntame si el Mensajero de Allah (s.a.s.) permitió a las mujeres participar en las expediciones, si les designó una parte fija del botín, si mataba a los niños (del enemigo en la guerra), ¿durante cuanto tiempo un huérfano es considerado como tal? y ¿para quien es el jums? (la quinta parte del botín). Entonces Ibn Abbas le escribió: Tu me has escrito preguntándome si el Mensajero de Allah (s.a.s.) permitió a las mujeres participar en las expediciones, él les permitía participar en las batallas y a veces peleaba junto a ellas y ellas curaban a los heridos y se les daba recompensa del botín pero no una parte fija. El Mensajero de Allah (s.a.s.) no mataba a los niños del enemigo, así que no matéis a los niños. También me has escrito preguntándome: ¿Cuando termina la orfandad de un huérfano? Por mi vida, si a un hombre le ha crecido la barba pero todavía es incapaz de hacer respetar sus derechos y de cumplir con sus obligaciones (debe ser tratado como un huérfano) pero cuando sea capaz de cuidar sus intereses habrá dejado de ser un huérfano. Y me escribiste preguntándome: ¿Para quien es el jums? Nosotros (los familiares del Profeta) solíamos decir: Es para nosotros, pero ellos (los Banu Umaiia) nos lo niegan.

 

        Iazid ibn Hurmuz relató el mismo hadiz a través de otra cadena de transmisores con una diferencia en la explicación de Ibn Abbas a las preguntas de Nayda: El Mensajero de Allah (s.a.s.) no mataba a los niños, entonces no matéis a los niños a menos que pudieras saber lo que el Jadir sabía sobre el niño que mató ([15]). O que pudieras distinguir entre el niño que crecerá como un creyente y matar al que lo hará como incrédulo y permitir que viva el creyente.

 

        Iazid ibn Hurmuz relató: Nayda ibn Amir al-Haruri le escribió a Ibn Abbas preguntándole sobre si el esclavo y la mujer tenían derecho a parte del botín, si se podía matar a los niños (del enemigo durante la guerra), sobre cuando termina la orfandad del huérfano y sobre quienes deben ser considerados parientes cercanos (del Profeta). Entonces (Ibn Abbas) le dijo a Iazid: Escríbele, pero si no fuera porque puede hacer alguna tontería no le escribiría. Escribe: Me has escrito preguntándome si las mujeres y los esclavos tienen derecho a parte del botín, no tienen derecho a algo determinado pero pueden recibir un premio. Y me has escrito preguntándome sobre si estaba permitido matar a los hijos del enemigo, ciertamente el Mensajero de Allah (s.a.s.) no los mataba, y tu no los debes matar, excepto que supieras lo que sabía el compañero de Moisés (Jadir) sobre el joven que mató. Y me has escrito preguntándome sobre cuando el huérfano puede dejar de ser llamado con ese nombre y él no puede dejar de ser llamado huérfano hasta que alcance la madurez de cuerpo y de mente. Y me has escrito preguntándome sobre quienes son los parientes cercanos (del Profeta) y creemos que somos nosotros pero nuestra gente nos lo ha negado.

        Este mismo hadiz ha sido relatado por Iazid ibn Hurmuz a través de otra cadena de transmisores.

 

        Iazid ibn Hurmuz relató: Nayda ibn Amir le escribió a Ibn Abbas. Yo estaba sentado con Ibn Abbas cuando él leyó su carta y escribió su respuesta. E Ibn Abbas dijo: ¡Por Allah! Si no fuera por evitar que cometa alguna perversidad no le hubiera contestado. ¡Que nunca sea feliz! ([16]) Y le escribió: Tu me has preguntado con respecto a la parte (del botín que le corresponde) a los familiares cercanos (del Profeta) que Allah ha mencionado. Y opinamos que nosotros somos los parientes cercanos del Mensajero de Allah (s.a.s.) pero nuestra gente ha rechazado esto. Y me has preguntado sobre cuando termina la orfandad del huérfano, cuando llega a la edad de casarse, alcanza la madurez de mente y se le devuelve su propiedad deja de ser un huérfano. Y me has preguntado: ¿El Mensajero de Allah (s.a.s.) mató a alguno de los hijos de idólatras durante la guerra? Ciertamente el Mensajero de Allah (s.a.s.) nunca mató a uno de ellos. Así que no mates a ninguno de ellos a menos que conozcas de ellos lo que Jadir conocía del joven que mató. Y me has preguntado sobre si la mujer y el esclavo tienen una parte determinada del botín cuando participan en una batalla, ellos no tienen una parte determinada, pero se les puede dar una recompensa del botín de guerra.

        Este hadiz también ha sido relatado por Iazid ibn Hurmuz pero menos completo que las versiones anteriores.

 

 

 

XLVIII

EL NÚMERO DE BATALLAS DEL PROFETA (s.a.s.)

 

        Umm Atiia al-Ansariia relató: Participé con el Mensajero de Allah (s.a.s.) en siete batallas. Yo me quedaba atrás en el campamento de los hombres preparando la comida, curando los heridos y atendiendo los enfermos.

        Un hadiz parecido ha sido relatado por Hisham ibn Hassan a través de otra cadena de transmisores.

 

        Abu Ishaq relató que Abdullah ibn Iazid salió para rezar lo oración para pedir por lluvia con la gente. Rezó dos rak’ats y luego pidió por la lluvia. Y en ese día me encontré con Zaid ibn Arqam. Entre él y yo había solo un hombre. Y le dije: ¿En cuantas batallas participó el Mensajero de Allah (s.a.s.)? Dijo: En diecinueve. Le dije: ¿Y en cuantas participaste tu con él? Dijo: En diecisiete batallas. Le dije: ¿Y cuál fue la primera de sus batallas? Dijo: Dhat ul-Usair o Ushair. ([17])

 

        Zaid ibn Arqam relató que el Mensajero de Allah (s.a.s.) peleó diecinueve batallas. Y después de Emigración hizo solo una Peregrinación, llamada la Peregrinación de la Despedida (Hayyat ul-Uadá).

 

        Abu Zubair relató que escuchó a Yabir ibn Abdullah decir: Yo combatí junto al Mensajero de Allah (s.a.s.) en diecinueve batallas. Yabir dijo: No participé en la batalla de Badr ni en la de Uhud. Mi padre me lo impidió. Después de que mataron a Abdullah (mi padre) en la batalla de Uhud nunca dejé de está detrás del Mensajero de Allah (s.a.s.) en todas las batallas.

 

        Buraida relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) participó en diecinueve batallas. Y él peleó en ocho de ellas.

 

        Ibn Buraida relató que su padre dijo que participó en dieciséis batallas con el Mensajero de Allah (s.a.s.).

 

        Salama relató: Peleé con el Mensajero de Allah (s.a.s.) en siete batallas y en nueve que él envió, una vez bajo el mando de Abu Bakr y otra bajo Usama ibn Zaid.

        El hadiz anterior ha sido relatado también por Hatim a través de la misma cadena de transmisores con la diferencia de que de acuerdo a esta versión ambos tipos de expediciones fueron siete. ([18])

 

 

 

XLIX

LA EXPEDICIÓN DE DHAT UR-RIQA’ ([19])

 

        Abu Musa (al-Ash’ari) relató: Salimos con el Mensajero de Allah (s.a.s.) en una expedición. Nosotros éramos seis y teníamos solo un camello que usábamos por turnos. Nuestros pies estaban heridos. Mis pies estaban tan mal que se me cayeron las uñas. Entonces nosotros cubrimos nuestros pies con trapos y así la expedición se llamó Dhat ur-Riqa’ (la de los trapos) porque nos vendamos los pies con trapos. Abu Burda dijo: Abu Musa nos relató este hadiz. Pero luego no quería mencionarlo, ya que no le gustaba hacer público sus acciones por una causa noble. Abu Usama dijo: Otros transmisores menos Buraida han agregado a esta versión: Que Allah lo recompense.

 

 

 

L

ES REPROBABLE PEDIR AYUDA A LOS INCRÉDULOS PARA UNA BATALLA

 

        Aísha, la esposa del Profeta (s.a.s.), relató: El Mensajero de Allah (s.a.s.) salió hacia Badr. Cuando llegó a Harrat ul-Uabara se encontró con un hombre conocido por su valor y su coraje. Entonces los Compañeros del Mensajero de Allah (s.a.s.) se alegraron cuando lo vieron. Y le dijo al Mensajero de Allah (s.a.s.): He venido para seguirte y tener una parte del botín. El Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo: “¿Crees en Allah y su mensajero?”. Dijo: No. Dijo: “Entonces regresa, ya que no quiero ayuda de un idólatra”. Luego siguió hasta llegar a Shayara donde el hombre lo alcanzó nuevamente y le dijo lo que le había dicho la primera vez. Y el Profeta (s.a.s.) le dijo lo mismo: “Entonces regresa, ya que no quiero ayuda de un idólatra”. El hombre regresó y lo alcanzó nuevamente en Al-Baidá y le preguntó lo mismo que la primera vez: “¿Crees en Allah y en Su Mensajero?”. Y dijo: Si. Entonces el Mensajero de Allah (s.a.s.) le dijo: “Entonces ven con nosotros”. ([20])

 


 

[1] La batalla de los Confederados o del Foso sucedió en el año 5 de la Hiyra. Los judíos de los Banu Nadir que habían sido exiliados de Medina a Jaibar se unieron a todas las otras tribus paganas de Arabia bajo una sola bandera: el exterminio de los musulmanes. Los Quraish se unieron gustosamente a esta confederación y tanto ellos como los judíos donaron fondos para emprender la batalla. Es también llamada la batalla del Foso porque ante la inminencia del ataque y por sugestión de Salmán, el Persa, se cavó en el lado más débil de Medina un foso para protegerla. El Profeta (s.a.s.) participó en el trabajo como uno más de los musulmanes. El calor que Hudhaifa sintió puede haber sido un milagro del Profeta (s.a.s.) mientras cumplía con la misión encomendada, ya que esa noche el frío fue muy intenso.

[2] Esto significa: Nosotros los Quraish, ya que él también era un Quraish, no hemos hecho justicia con los Ansares, ya que los siete Ansares habían dado sus vidas al escuchar el llamado del Profeta (s.a.s.) mientras que los dos Quraish no habían sido tan valientes.

[3] Allah sabe como ejecutar Su plan. Puede llevar a los pecadores al arrepentimiento y pude haber en ellos un bien que uno no alcanza a ver.

[4] El Profeta (s.a.s.) vino como una misericordia para todos los mundos, solo en una ocasión, en la que no tenía otra alternativa, tuvo que golpear a un hombre que murió con grandes dolores.

[5] Este evento sucedió en el mes de Shaual en el décimo año del advenimiento de Muhammad como Mensajero de Allah  después de la muerte de Abu Talib y de Jadiya. El Profeta (s.a.s.) fue a Ta’if e invitó al Islam a la tribu de Banu Zaquif, pero ellos no solo lo rechazaron sino que se burlaron de él y le arrojaron piedras que lo hirieron. Fue en este momento que apareció el ángel ofreciéndose a aplastar a esa gente con las montañas. El lugar mencionado en el hadiz: Qarn al-Za’alib está a cierta distancia de Meca y es el miqat para la gente del Nayd.

[6] Según el Qadi ‘Aiad la palabra no es cueva (ghar) sino expedición (ghas).

[7] Abdullah ibn Ubaii es considerado el jefe de los hipócritas y fue así hasta el fin de sus días. Nunca terminó por aceptar el Islam con sinceridad en su corazón. A pesar de que no perdía ocasión para criticar y traicionar a los musulmanes a sus espaldas el Profeta (s.a.s.) lo toleró ya que hacía pública su fe en el Islam. Cuando murió, el Profeta (s.a.s.) le dio su propia camisa para bendecirlo a pedido de su hijo. 

[8] El orgullo de Abu Yahl fue lo que le impidió aceptar el mensaje del Islam, hasta el punto que en el momento de su muerte su preocupación era que había sido golpeado por los hijos de un campesino, una profesión considerada indigna por la sociedad mequense de la época. 

[9] Ka’b ibn Ashraf era un judío de los Banu nadir que había jurado respetar el tratado de paz entre los musulmanes y los Banu Nadir, pero nunca honró el juramento. Conspiró contra la vida del Profeta (s.a.s.), ayudó a los mequenses contra los musulmanes y cantaba canciones obscenas para ofender a las mujeres musulmanas. Luego de la batalla de Badr emigró a Meca y alentó a los Quraish a vengar a sus muertos en Badr.

[10] Esto indica la baja mentalidad del hombre que pide que a mujeres y niños como garantía contra su deuda.

[11] Matar al enemigo de modo secreto no es la política de guerra del Islam sino solo en casos excepcionales. Solo dos enemigos del Islam fueron asesinados de esta manera: Ka’b ibn Ashraf y Abu Rafi’, ambos conspiraban contra los musulmanes de modo artero y secreto y nunca de modo abierto.

[12] En realidad no fue una batalla sino solo una escaramuza. Dhu Qarad era una reserva de agua a un día de viaje de Medina. Algunos sabios dicen que esto ocurrió tres días antes de la batalla de Jaibar y otros opinan que fue en el sexto año de la Emigración antes del Tratado de Hudaibiia.

[13] Esto se refiere al famoso Bai’at al-Riduan que el Profeta (s.a.s.) tomó de sus Compañeros en vísperas del tratado de Hudaibiia. El Profeta (s.a.s.) y sus Compañeros fueron detenidos en el camino cuando querían realizar una Umra. Uzmán fue el encargado de llevar adelante las tratativas con los Mequenses y como estas se retrasaron demasiado debido a la resistencia de los Mequenses a aceptar las legítimas demandas de los musulmanes, estos comenzaron a ponerse nerviosos sospechando alguna treta de los Quraish. Fue en este momento que el Mensajero de Allah (s.a.s.) les pidió que le jurasen obediencia y disposición a ofrendar sus vidas por la causa de Allah. El Corán se refiere a este juramento: “Allah ha estado satisfecho de los creyentes cuando estos te han jurado fidelidad al pie del árbol. El sabía lo que encerraban sus corazones e hizo descender sobre ellos la tranquilidad, prometiéndoles, como recompensa, una victoria cercana”. (48:18)

[14] Una medida mucho mayor  que el sa’.

[15] Se refiere a la aleya del Corán: “Y en cuanto al muchacho, sus padres eran creyentes y tuvimos miedo que les impusiera su rebeldía e incredulidad y quisimos que su Señor les diera a cambio uno más puro que aquel y más afectuoso”. (18:80-81) El acto del Jadir fue algo excepcional que Allah le había ordenado para que la gente entendiera que las Leyes Divinas trabajan para el bien aunque a veces parezcan perjudiciales para los intereses de la gente o aún de toda la humanidad.

[16] Ibn Abbas no quería tener correspondencia con Nayda porque este era un Jauariy, una secta extremista con opiniones nihilistas.

[17] Fue en el segundo año de la Hégira. El Profeta (s.a.s.) persiguió al enemigo hasta Ashira cerca del puerto de Ianbu’, en el territorio de la tribu de Banu Mudiy. El enemigo se escapó y el Profeta (s.a.s.) regresó a Medina.

[18] Hay diferentes opiniones respecto a las expediciones que el Mensajero de Allah (s.a.s.) dirigió durante su vida. El participó en veintiséis  expediciones, pero solo en nueve de ellas hubo combates. Uno de los motivos de la diferencia de números es que algunos sabios consideran que la conquista de Meca y la de Jaibar fueron producto de pactos y no de luchas, mientras que otros las consideran entre las batallas. 

[19] Después de la expedición a los Banu Nadir el Profeta (s.a.s.) se quedó en Medina unos meses, cuando lo informaron que los Banu Za’laba y los Banu Muharib de la tribu de Gatafán estaban reuniendo un ejército para atacarlo. Entonces el Profeta (s.a.s.) partió con cuatrocientos soldados hacia el Nayd. Se encontró con algunos miembros de los Gatafán pero no hubo un encuentro armado. Hay diferentes opiniones sobre cuando tuvo lugar esta expedición, la más segura es que haya sucedido después de la caída de Jaibar ya que Abu Musa volvió de Abisinia en el año siete de la Hégira.  

[20] Los musulmanes deben evitar, en lo posible, buscar la ayuda de los no musulmanes para la guerra, ya que durante ésta hay una conducta que se debe observar que y supone que el musulmán esta preparado para ello y no así el incrédulo.