Los "piratas" somalíes son pescadores en lucha
contra el saqueo occidental de la pesca de arrastre y la descarga de basura tóxica
Al Jazeera English/Huffington Post/WardheerNews
La comunidad internacional condenó
con fuerza y declaró la guerra a los piratas-pescadores somalíes, mientras
protege discretamente las operaciones de sus flotas dedicadas a la Pesca
Ilegal No Declarada y No Reglamentada (IUU, por su sigla en inglés)
procedentes de todo el mundo, que pescan furtivamente y, además, descargan
basura tóxica en aguas somalíes desde que cayó el gobierno de ese país hace
18 años. Cuando colapsó el gobierno de Somalia, en 1991, los intereses
extranjeros aprovecharon la oportunidad para comenzar a saquear las fuentes
alimentarias del mar del país y a utilizar las aguas sin vigilancia como
vertedero de basura nuclear y tóxica.
Según el Grupo de Trabajo de Alta Mar (HSTF, sigla en inglés), en 2005 más
de 800 barcos pesqueros IUU operaban al mismo tiempo en aguas de Somalia,
aprovechándose de la incapacidad del país de vigilar y controlar sus propias
aguas y zonas de pesca. Los barcos IUUs arrasan anualmente con un estimado
de 450 millones de dólares en mariscos y peces de las aguas somalíes. Así
roban una fuente inestimable de proteína a una de las naciones más pobres
del mundo y arruinan el sustento de vida legítimo de los pescadores.
Según el Grupo de Trabajo de Alta Mar (HSTF, su sigla en inglés), en 2005
más de 800 barcos pesqueros IUU operaban al mismo tiempo en aguas de
Somalia, aprovechándose de la incapacidad del país de vigilar y controlar
sus propias aguas y zonas de pesca. Los barcos IUUs arrasan anualmente con
un estimado de 450 millones de dólares en mariscos y peces del mar somalí.
Al obrar así, roban una fuente inestimable de proteína a una de las naciones
más pobres del mundo y arruinan el sustento legítimo de vida de los
pescadores.
Los reclamos contra la descarga de basura tóxica, así como la pesca ilegal,
han existido desde principios de los años 90, pero las pruebas físicas
emergieron cuando el tsunami de 2004 azotó el país. El Programa del Ambiente
de Naciones Unidas (UNEP, por su sigla en inglés) reportó que el tsunami
reventó la herrumbre de los contenedores de basura tóxica que se vararon a
orillas de Puntland, en el norte de Somalia.
Nick Nuttall, portavoz del UNEP, dijo a la cadena árabe Al-Yazira que cuando
los envases fueron rotos y abiertos por la fuerza de las olas, los
contenedores expusieron a la luz una “actividad espantosa” que se había
estado llevando a cabo por más de una década. “Somalia está siendo utilizada
como vertedero para desechos peligrosos desde comienzos de los años 90, y
continuó con la guerra civil desatada en ese país”, dijo. “La basura es de
muy diversas clases. Hay desechos radioactivos de uranio, la basura
principal, y metales pesados como cadmio y mercurio. También hay basura
industrial, desechos de hospital, basuras de sustancias químicas y lo que se
desee nombrar”.
Nuttall también dijo que desde que los contenedores llegaron a las playas,
centenares de residentes han caído enfermos, afectados por hemorragias
abdominales y de boca, infecciones en la piel y otras dolencias. “Lo más
alarmante aquí es que se está descargando basura nuclear. La basura
radiactiva de uranio está matando potencialmente a los somalíes y está
destruyendo totalmente el océano”, dijo.
Ahmedou Ould-Abdallah, enviado de la ONU para Somalia, dijo que en la
práctica el petróleo contribuyó a la guerra civil de 18 años en Somalia,
pues las compañías pagan para descargar su basura a los ministros del
gobierno y/o a los líderes de la milicia. “No hay control gubernamental… y
sí hay pocas personas con alta base moral…, están pagándole a gente
encumbrada, pero a causa de la fragilidad del “gobierno federal
transitorio”, algunas de estas corporaciones ahora ni siquiera consultan a
las autoridades: simplemente descargan su basura y se van”.
En 1992 los países miembros de la Unión Europea y otras 168 naciones
firmaron la Convención de Basilea, sobre el control de movimientos
transfronterizos de desechos peligrosos y su almacenamiento. El convenio
prohíbe el comercio de basura entre los países signatarios, así como también
a los países que no hayan firmado el acuerdo, a menos que haya sido
negociado un acuerdo bilateral. También prohíbe el envío de desechos
peligrosos a zonas de guerra.
Asombrosamente, la ONU ha desatendido sus propios principios y ha ignorado
súplicas somalíes e internacionales para detener la devastación continua de
los recursos marinos somalíes y la descarga de basura tóxica. Las
violaciones también han sido largamente ignoradas por las autoridades
marítimas de la región. Éste es el contexto en el que aparecieron los
hombres que estamos llamando “piratas”.
Hay acuerdo en que al principio los pescadores somalíes ordinarios fueron
quienes usaron lanchas rápidas para intentar disuadir a los barcos
descargadores y rastreadores, o por lo menos aplicarles un “impuesto”. Se
llamaron a sí mismos “Guardacostas Voluntarios de Somalia”.
Uno de los líderes de los piratas, Sugule Ali, explicó que su motivo fue
“poner alto a la pesca ilegal y a las descargas en nuestras aguas… No nos
consideramos bandidos del mar. Consideramos que los bandidos del mar [son]
quienes pescan ilegalmente y descargan basura, y portamos armas pero en
nuestros mares”.
El periodista británico Johann Hari observó en el Huffington Post
que, mientras nada de esto justifica la toma de rehenes, los “piratas”
tienen, de manera aplastante, el apoyo de la población local que les da la
razón. El sitio web independiente WardherNews (1), de Somalia, condujo la
mejor investigación que tenemos sobre qué está pensando el somalí ordinario.
Encontró que el 70% “apoya fuertemente la piratería como una forma de
defensa nacional de las aguas territoriales del país”.
En vez de tomar medidas para proteger a la población y las aguas de Somalia
contra las transgresiones internacionales, la respuesta de la ONU a esta
situación ha sido aprobar resoluciones agresivas que dan derecho y animan a
los transgresores a emprender la guerra contra los piratas somalíes.
Un coro de países que demanda endurecer la acción internacional condujo a
una precipitación naval multinacional y unilateral por invadir y tomar el
control de las aguas somalíes. El Consejo de Seguridad de la ONU (algunos de
cuyos miembros pueden tener muchos motivos ocultos para proteger
indirectamente a sus flotas pesqueras ilegales en aguas somalíes) aprobó las
resoluciones 1816, en junio de 2008, y 1838, en octubre de 2008, que
“invitan a los estados interesados en la seguridad de las actividades
marítimas a participar activamente en la lucha contra la piratería en alta
mar fuera de las costas de Somalia, particularmente desplegando buques de
guerra y aviones militares…”
La OTAN y la Unión Europea han publicado órdenes al mismo efecto. Rusia,
Japón, India, Malasia, Egipto y Yemen se han unido a la batalla, junto con
un número cada vez mayor de países.
Durante años, las tentativas realizadas para controlar la piratería en los
mares del mundo a través de resoluciones de la ONU no pudieron aprobarse, en
gran parte porque las naciones miembro sentían que tales acuerdos afectarían
a su soberanía y seguridad. Los países son poco proclives a ceder el control
y patrullaje de sus propias aguas. Las resoluciones 1816 y 1838 de la ONU, a
las que se opusieron algunas naciones de África Occidental, del Caribe y Sur
América, por consiguiente fueron acordadas para aplicarse solamente a
Somalia, un país que no tiene ninguna representación en las Naciones Unidas
con fuerza como para exigir enmiendas destinadas a proteger su soberanía.
Igualmente, fueron ignoradas las objeciones de la sociedad civil somalí al
proyecto de resolución, que no hizo ninguna mención a la pesca ilegal ni a
los peligros de la descarga de basura.
Hari preguntó: “¿Esperamos que los somalíes hambrientos permanezcan
pasivamente en sus playas, remando entre nuestra basura nuclear, y nos
observen cómo les arrebatamos sus peces para comérnoslos en restaurantes de
Londres, París y Roma? No hemos actuado contra esos crímenes. Pero cuando
algunos pescadores respondieron interrumpiendo el tránsito por el corredor
marítimo del 20% del suministro de petróleo del mundo, comenzamos a chillar
sobre esta “maldad”. Si realmente queremos ocuparnos de la piratería,
necesitamos extirpar la raíz que la causa -nuestros crímenes-, antes de
enviar a las cañoneras a despejar la ruta de criminales somalíes”.
Actualización de Mohamed Abshir Waldo (de “WardheerNews”)
Las crisis de piratería múltiple en Somalia no ha disminuido desde mi
artículo anterior, “Las dos piraterías en Somalia: ¿Por qué una palabra
ignora a la otra?”, publicado en diciembre de 2008. Continúa con nuevos
bríos toda la piratería ilegal de pesca, la descarga de basura y el tráfico
marítimo ilegal. Los pescadores somalíes, convertidos en piratas como
reacción a la pesca furtiva masiva extranjera armada, han intensificado su
guerra contra toda clase de naves en el golfo de Adén y el Océano Índico.
En una respuesta internacional, los gobiernos extranjeros, las
organizaciones internacionales y los grandes medios de información se han
unido en demonizar a Somalia y en describir a sus pescadores como hombres
malvados que sorprenden a las naves y aterrorizan a los marineros (aunque no
se ha dañado a ninguno). Esta presentación es torcida. Los grandes medios
dijeron relativamente poco sobre las otras piraterías, la de la pesca ilegal
y la descarga de basura.
Las marinas de guerra aliadas del mundo –con una flota superior a 40 buques
de guerra, de ellos 10 asiáticos, árabes y de países africanos, así como de
muchas naciones miembros de la OTAN y de la Unión Europea– intensificaron su
cacería de pescadores-piratas somalíes, sin importar si realmente practican
la piratería o a la pesca normal en las aguas somalíes.
Las diversas reuniones del Grupo Internacional de Contacto para Somalia (ICGS,
por su sigla en inglés) en Nueva York, Londres, El Cairo y Roma continúan
intensificando la demonización de los pescadores somalíes e impulsan otras
acciones punitivas, sin una sola mención a las violaciones de la pesca
ilegal y la descarga tóxica de buques con bandera de aquellos mismos países
que se sientan en los foros del ICGS y de la ONU para juzgar a la piratería.
En la reunión anti-piratería del ICGS en El Cairo, el 30 de mayo de 2009,
Egipto e Italia fueron los países que más insistieron en pedir un castigo
severo a los piratas-pescadores somalíes. Mientras estos países ICGS se
reunían hoy en Roma (10 de junio de 2009), la comunidad local de la ciudad
costera somalí de Las Khorey retuvo a una gabarra italiana y a dos barcos
rastreadores egipcios abarrotados de peces capturados ilegalmente en aguas
somalíes, que a la vez remolcaban dos enormes tanques sospechosos de
contener basura tóxica o nuclear. La comunidad de Las Khorey invitó a los
expertos internacionales a que vinieran a investigar estos casos, pero hasta
ahora no hubo respuesta a la invitación.
Debe señalarse que la IUU (sigla en inglés de Pesca Ilegal, No Declarada y
No Reglamentada) y la descarga de desechos están ocurriendo también en otros
países africanos. Costa de Marfil es otra víctima importante de la descarga
tóxica internacional.
Se dice que los actos de piratería realmente son actos de desesperación y,
como en el caso de Somalia, un hombre transformado en pirata a la vez es
guardacostas.
Notas:
1)
http://wardheernews.com/Editorial/editorial_54.html
*) Fuentes:
Al Jazeera English, 11 de octubre de 2008, “Toxic waste behind Somali piracy”,
por Najad Abdullahi; Huffington Post, 4, de enero de 2009, “You are
being lied to about pirates”, por Johann Hari; y WardheerNews, 8 de enero de
2009, “The Two Piracies in Somalia: Why the World Ignores the Other”, por
Mohamed Abshir Waldo.
Estudiante investigador: Christine Wilson
Evaluador académico: Andre Bailey, EOP Advisor
Sonoma State University
Traducción de Ernesto
Carmona (especial para ARGENPRESS.info)