Polvo disperso



    Alabado sea Allah que Embellece las formas desposeyéndolas de ataduras y las afianza en Su Majestad. La Belleza de las cosas las anula en cuanto que cosa reintegrándolas en la Unicidad de Su Seno y Su Majestad las afirma en su apariencia de realidad sólida reinando en ellas según un tiempo, una característica y una funcionalidad. Allah es el Señor de los Mundos, el Todo Poderoso, el que Se Impone en toda circunstancia, el Siempre Presente en la ausenta de Su Belleza, el Siempre Ausente en la presencia de Su Majestad. La presencia de la cosa se hace ausencia por Su Belleza y su ausencia se hace presencia por exigencia de Su Majestad. No es una contradicción, en El no cabe la ambigüedad, El es el Unificador de extremos, el "es" y el "no es", reasumen en El su quididad. No hay "el" sino El.... LA ILAHA ILLALLAH

    Por eso el wali es capaz de afirmar "¡estamos y no estamos!", a Mulay Bashir se lo oí decir una noche en Fez en la que estuve y no estuve delante de uno de Sus humildes esclavos, uno de esos ausentes al mundo y presentes en El.

    Sus criaturas se distinguen en función la toma de conciencia con respecto a estos dos ejes de La Verdad que nos rige, tanto en este mundo aparente como en al-Ájira, Su Mundo, el Mundo de Allah.

    Ciegos a Sus significados de Belleza y Majestad, están los que van dando bandazos alejados de la Fuente, lo esclavos de la apariencia dual, los que malgastan todas sus energías en afirmarse, aceptando y rechazando las migajas de este mundo ilusorio hasta que conforman las burbujas de existencia que en el dunia les reportan seguridad. Todavía no han reconocido que no hallarán plenitud jamás aislándose en los submundos que a su antojo crean y recrean sin parar.

    Los sensibles a Sus cualidades de Belleza y Majestad son los iniciados en la vía hacia el conocimiento del Uno-Único, el que Existe por Sí Mismo, El.
    Allah. A estos el Maestro les enseñó a trabajar con los hábitos de su propio ego, haciendo de él el motor de todo su progreso espiritual. Del "yo" no rehuyen ni lo ocultan para hacer ver que no está, sino que es para ellos la catapulta hacia su trascendencia, hacia la realización completa de su ausencia de entidad. La tendencia egocéntrica se identifica y se trasciende, se reconoce y se suelta, se manifiesta y se reabsorbe en Allah, la Auténtica Realidad de las cosas, su Fuente Primordial, de donde dimanan indiferenciados Sus Significados de Belleza y Majestad.  A los que aquí se encuentran Allah los hace jugar mientras sus percepciones los afecten, sacándoles de sus centros, haciéndoles rebotar, volviendo aturdidos... y así hasta que sus desgastados corazones comiencen por fin a clarear. Si Su Belleza los aturde haciéndoles peder el sentido de su yo circunstancial, Allah los humilla en Su Majestad trayéndoles a su nafs de vuelta hasta que este acabe por fin de saldar todas sus cuentas con respecto a Lo Real, y cuando en Su Majestad su imán se deteriora haciendo del dunia una losa tan pesada que los impide avanzar, Allah los rescata en Su Belleza, aliviando así sus cadenas y aligerándoles el lastre que los retienen alejados del Todo Misericordioso, el Rahmán.

    Por último están aquellos cuyo nafs han liberado de la contaminación de las proyecciones egocéntricas que los hacían vivir al margen de Su Señor Verdadero. Son los unificados que ya no diferencian entre Sus cualidades de Belleza y Sus cualidades Majestad. Son los que completan el camino y se embriagan con las Esencias que sus corazones purificados son capaces de degustar. Son los que ya no juegan sino que les juegan, ya no viven sino que son vividos, no poseen ni aspiran a nada porque han visto que ellos mismos son los poseídos, los acogidos en el regazo de La Verdad. Una vez agotada la importancia personal el buscador deviene en lo buscado y el amante en el amado que simplemente ahora descansa y se deja arrullar por la  presencia del Uno-Único que le pliega y le despliega, viviendo porque muere a todo lo que no le embriague haciendo olvido de sí mismo para abrirse a Lo Real. El aquí y ahora es su morada, ellos son los eternos porque dejaron de ser el soporte de lo temporal. Los Significados de Belleza y de Majestad son para el de corazón iluminado Allah mismo que a través de Su siervo se manifiesta libremente y sin interferencia de su individualidad de modo que ni en Su Belleza se evade aturdido ni en Su Majestad se oscurece su visión del Siempre Presente tras el velo de lo circunstancial.
    Para ellos el Califato, su Islam ha triunfado y ha conquistado los mundos, no a sangre y fuego sino por la fuerza de su paz de espíritu, de su sencillez y de su humildad, en su ÿihâd se han completado.... ¡Allah, Allah, Allah!

    Lo manifestado es el polvo disperso que la Esencia Embriagadora levanta al sacudir sus zapatos en la esterilla de mi propia identidad. La nube que levanta intento recomponer para darle algún sentido, o más bien para darle sentido al buscador del sentido, o sea yo, o lo que yo creo ser. De esta forma, al tratar de atribuirle significados al polvo disperso que la Verdad levanta, me entretengo en reafirmarme, me sitúo respecto a Ella, me separo la Fuente y así me paseo unas veces muerto de miedo y otras despreocupado en el espectral mundo que por mí es recreado.

    Finalmente el polvo disperso cuando mi neurosis lo deja de agitar se asienta en su propio lecho, la Fuente del Uno-Único, el Único Existente, El...
    Allah, el que reduce las voluntades y el que las suscita para a Sí Mismo motivarlas a regresar.

    Polvo disperso que se levanta y se levanta,
    Polvo disperso que se asienta y se levanta.
    Los febriles manotazos del que esto escribe
    Agita miríadas de motas;
    en ellas buceo caprichoso recogiendo puñaditos, abriéndome paso, recorriendo
    distancias.
    unas veces divertido, otras con sensaciones extrañas.
    La futilidad de lo percibido me abruma con todo su esplendor.
    Me imagino la delicia del descanso en medio de esta tempestad que me agita.
    Si mis cinco elementos dejaran luchar
    que dulce descanso sería en medio de esta vorágine de la experiencia
    sensorial.
    Ahora abro mis puertas y el polvo disperso entra y sale a voluntad.

    Que sea del agrado de nuestro amado profeta, Sayyidina Muhammad (s.a.s.), que siga velando por su gente y nos acorte el camino de vuelta hacia la realización del Siempre Presente en Su Misteriosa Inescrutabilidad. el Majestuosamente Bello en Su Radiante Unicidad. el Que Existe por Sí Mismo.
    El, en Su Soledad. El, en Sus Brillantes Formas. El, solo El. El. Allah.
 


Uthman, Sevilla, octubre de 2006