La actitud del musulmán ante el Corán

 

La patética y desastrosa condición de la Umma a lo largo de todo el mundo se debe al abandono del Corán por parte de los musulmanes. La actitud de indiferencia que constantemente manifestamos hacia la última de las Revelaciones de Allah, junto con nuestra actitud hipócrita, equivale todo ello a una ridiculización del Corán. Por el contrario, debemos entender claramente nuestras responsabilidades hacia el Corán e intentar cumplir con ellas poniendo todo nuestro empeño. No podemos esperar ninguna mejora en la presente situación mundial ni tener esperanzas en el disfrute de una mejor vida en la Otra Vida, a menos que llevemos a cabo nuestras obligaciones para con el Corán.

 

        Las cinco cosas que el Corán demanda de todo musulmán son las siguientes:

    1.     Todo musulmán debe tener certeza total en el Corán

    2.     Debe leerlo con asiduidad

    3.     Debe entenderlo

    4.     Debe actuar en su vida guiado por sus enseñanzas

    5.     Debe transmitir sus enseñanzas a los demás

 

Nuestra primera obligación

        Tener Iman, es decir certeza absoluta, de que su origen es Allah mismo.

 

        El Iman tiene dos fases: el testimonio verbal (iqrar bil lisan) y la certeza del corazón (tasdiq bil qalb). Tener Iman en el Corán significa que debemos verbalizar que el Corán es la Palabra de Allah Todopoderoso revelada por Él a través de Su Ángel Gabriel al último de los Mensajeros, el Profeta Muhammad (s.a.s.)

 

        Esta condición es un requisito legal para la aceptación de una persona como miembro de la sociedad musulmana. Una vez hecho esto, debemos desarrollar también una certeza interior en el Corán. Solamente cuando tenemos una convicción auténtica en aquella declaración verbal, entonces y solo entonces es cuando nuestros corazones y mentes caen bajo la influencia del Corán, conduciéndonos por ello hacia un respeto y devoción genuinos hacia el Noble Libro.

 

Desgraciadamente, hay una terrible pérdida de seguridad en el origen proveniente de Allah del Corán entre los musulmanes de hoy en día. Esta pérdida de fe es la razón por la que no encontramos ninguna devoción hacia el Corán en nuestros corazones, ni sentimos ninguna inclinación al estudio del mismo, ni demostramos ningún interés en meditar sobre sus significados y ni siquiera pensar en que guíe nuestras vidas.

 

        Podría uno preguntarse ¿Cómo adquirir esta fe, esta certeza?. La respuesta es que el origen del Iman es el Corán mismo. Si estudiamos el Libro y meditamos en sus significados en una auténtica búsqueda de la verdad, se alzarán todos los velos de oscuridad de nuestros corazones, y el yo interior, nuestra alma, se verá iluminada por la luz de la certeza.

 

        Hay que hacer saber que la certeza de la que hablamos no es algo que pueda ser plantado en nosotros desde el exterior, sino que se trata de la encarnación de verdades fundamentales que ya existen en nuestro interior; la práctica de la reflexión sobre los versos del Corán sirve para traer a la superficie de nuestra conciencia esas verdades fundamentales.

 

Nuestra segunda obligación

        Una lectura atenta y consciente del Corán junto con una correcta pronunciación, descrita generalmente con los términos de Tilawa, Tartil y Taywid. Observad que el Tilawa no es solo una forma importante de ibada (acción por la que el musulmán se dirige hacia Allah), sino que es también un método efectivo de reforzar nuestra certeza interna.

 

        El Corán no es un Libro que ha de leerse una sola vez, sino que necesita ser leído una y otra vez. Debemos leerlo atentamente, reflexionar en sus mensajes, y buscar constantemente en él guía para nuestras vidas. De la misma forma en que nuestros cuerpos materiales requieren de un alimentación continuada para su sustento, nuestro cuerpo espiritual o Ruh, también necesita de una alimentación constante. Y de la misma manera en que el alimento de nuestros cuerpos materiales proviene de la tierra, la dieta para nuestras almas proviene de la Palabra de Allah, el Corán mismo.

 

        Por tanto, un programa constante y regular de recitación de Corán es necesario para revivir y revitalizar nuestra fe a la vez que un arma para superar los obstáculos en el camino de Allah Todopoderoso. La manera ideal de recitar el Noble Corán es recitar sus nobles versos en la mitad de la noche de una forma pausada, parándose en los lugares apropiados para que  nuestro corazón se empape de su influencia, no obstante, la lectura del Corán es meritoria a cualquier hora que se haga del día.

 

Nuestra tercera obligación

        Comprender y entender el Corán. El Corán ha sido revelado de tal forma que pueda ser entendido y reflexionado. Por supuesto que existen numerosos niveles y grados de comprensión, dependiendo del nivel intelectual o de conciencia de cada persona.

 

        El primer nivel de comprensión del Corán se denomina Tazakkur, término que alude al hecho de que las enseñanzas del Corán no son en absoluto ajenas a la naturaleza humana o Fitra. Por el contrario, representan la verdades eternas que permanecen silentes en el interior del alma humana, y la recitación o la audición del Corán tan solo facilita la rememoración de estas verdades olvidadas.

 

        El Corán ha sido revelado de forma fácil por Allah Todopoderoso, para que todo el mundo acceda a este primer nivel de significado. No importa que la inteligencia de una persona esté limitada, o que su conocimiento de lógica o filosofía sea pobre, o que no tenga un fino sentido de la lengua y la literatura. A pesar de estos inconvenientes, puede entender el mensaje esencial y la guía práctica que es el Corán, suponiendo que disponga aún de una naturaleza sana y no corrompida por diversas circunstancias.

 

        El segundo estadio en la comprensión del Corán dista de ser fácil. Se denomina Tadabbur y se describe como un estudio profundo y una intensa reflexión a cerca del Corán tanto como sea posible, sumergiéndose en las profundidades oceánicas de su sabiduría. Esta comprensión es imposible a menos que uno dedique su vida entera a ello, todo su talento y todas sus energías con el solo propósito de comprender el Corán. Obviamente, no todo el mundo es capaz de semejante nivel de devoción y esfuerzo para adquirir tal visión interior y comprensión profunda. Pero debe haber un número de personas, en todas las épocas, que están comprometidas en esta tarea. Tales eruditos no pueden florecer a menos que dispongamos de una red de universidades a lo largo de todo el mundo musulmán, que se dediquen a la investigación coránica y que hagan del Libro el objeto de toda su actividad intelectual.

 

La Cuarta obligación

        Actuar acorde a las enseñanzas del Corán. El Corán es Guía para la Humanidad. El objetivo por el cual este Libro ha sido revelado solo será evidente cuando la gente actúe según sus enseñanzas y lo tomen como guía en cada esfera de sus vidas. Si desatendemos las enseñanzas del Corán, entonces la lectura y la comprensión del Noble Libro, en vez de tornarse un bien para nosotros, será por el contrario un testigo en contra nuestra ante Allah Todopoderoso.

 

        A nivel individual es un imperativo que todo musulmán moldee su vida de acuerdo a las enseñanzas del Corán. Nuestro profeta Muhammad (s.a.s.) dijo: “Ninguno de vosotros llega a ser un auténtico musulmán hasta que sus deseos no se subordinen a aquello que he traído”. El mejor camino para sacar beneficio del estudio del Corán es seguir cambiando nuestros estilos de vida y enmendando nuestros caminos de acuerdo con sus enseñanzas.

 

        A nivel de comunidad, es igualmente un imperativo intentar establecer el sistema de Justicia Social tal y como aparece en el Corán. Los musulmanes son, como colectivo, responsables del establecimiento de la Soberanía de Allah Todopoderoso tanto a nivel público como privado, y cada uno de nosotros estamos obligados a poner lo mejor de nosotros mismos en este sentido. La lucha por el establecimiento de tal orden de equilibrio y justicia de acuerdo a las enseñanzas del Corán es el lazo obligatorio de sus seguidores.

 

Nuestra quinta obligación

        Propagar el mensaje del Corán en todos los rincones del mundo. Esto fue en principio obligación del Profeta Muhammad (s.a.s.) que llevó a cabo su misión al llevar el mensaje de Allah a toda la Umma; puesto que la Profecía ha concluido con el advenimiento del Profeta Muhammad (s.a.s.) quien es el último de los Mensajeros de Allah, es ahora el deber de todo musulmán el llevar aquel mensaje a toda la humanidad.

 

        Desafortunadamente, la proclamación del mensaje de Allah a toda la humanidad aparece como una meta inalcanzable o una idea fantástica, porque en el momento presente, los propios musulmanes desconocen las enseñanzas del Corán.

 

        Por tanto, un poderoso y académico movimiento intelectual apegado al Corán es necesario para propagar y distribuir el conocimiento y la sabiduría del Corán, tanto a escala general para el beneficio de nuestros pueblos como a la más alta escala de intelectualidad con el objeto de crear una élite educada e inteligente dentro de la sociedad musulmana.

 

 

Fuente: Israr Ahmad, The Straight Way

Traducción: Musulmanes andaluces