MAESTROS DE MAESTROS

Algunos nombres propios

 

         Rasûlullâh (s.a.s.) tuvo compañeros, los Sahâba, que fueron aquellos musulmanes que lo conocieron personalmente y fueron sus discípulos directos. Eran los miembros de su generación.

         Los Sahâba tuvieron a su vez discípulos y seguidores, los Tâbi‘in: eran aquellos musulmanes que conocieron y aprendieron de los Sahâba pero que no llegaron a conocer al Profeta. Son la segunda generación del Islam.

         A su vez, los Tâbi‘în tuvieron discípulos que no llegaron a conocer a los Sahâba, y se les llama Tâbi‘î at-Tâbi‘în. Son la tercera generación del Islam.

 

         Cada una de estas generaciones recibe el nombre de Tábaqa, estrato, porque alude a su orden en la transmisión de saberes desde el Profeta más que a su pertenencia a una generación concreta (este término es aquí ambiguo porque se considera Sahaba a niños con tal de que recogieran su saber directamente del Profeta pero no pertenecían a su generación en sentido estricto, y así en todos los demás casos). Al conjunto de estas tres Tábaqas se le llama Sálaf, antepasados. Este grupo es importante por su cercanía temporal al Profeta. Sidna Muhammad (s.a.s.) dijo: “El mejor de los siglos es el mío, después el que le sigue, y después el que le sigue”, aludiendo a las tres Tábaqas que disfrutaban de una mayor proximidad al momento de la Revelación coránica. Cubren, en realidad, los dos primeros siglos del Islam. A las siguientes generaciones del Islam, a las Tábaqas hasta hoy, se las llama Jálaf, sucesores.

 

         A la hora de estudiar la génesis de las ciencias islámicas es importante saber cuál es su origen en alguna de estas Tábaqas y cuál es su relación con la anterior, pudiendo conocerse así de forma perfecta la genealogía de cada dato o aportación y su importancia y carácter. El Sálaf estaba compuesto por decenas de miles de personas en cada uno de sus estratos, pero al menos hay que conocer a las más destacadas, aquellos que fueron maestros de relevancia. A continuación ofrecemos los nombres de los más importantes.

 

 

Primera Tábaqa

SAHABA O COMPAÑEROS DEL PROFETA:

 

         1- Abû Huráira: ha sido el sahâbi que más información ha transmitido acerca del Profeta. Un autor dice que son 5374 los hadices que se le atribuyen. Su nombre significa el Padre de la Gatita, que fue un apodo que el profeta le puso cuando supo que le gustaban los gatos. Su verdadero nombre fue ‘Abd ar-Rahmân ibn Sajr ad-Dáusi. Se hizo musulmán el año séptimo después de la Hégira y murió en el 57. Estaba dotado de una memoria fabulosa y se dedicó a recoger todo lo que dijera el profeta. Para ello lo abandonó todo y se dedicó a vivir a sus puertas sobre un escalón cubierto al que se llamaba Suffa, una de las etimologías que se ha dado a la palabra sufí. No era el único habitante de la Suffa: un grupo grande de musulmanes la había adoptado como vivienda precaria desde la que vigilaban todos los movimientos del Profeta. La información que transmite Abû Huráira es directa, sin embargo también cita a otros Sahâba como fuentes suyas: Abû Bakr, ‘Omar, ‘Uzmân, Ubái ibn Ka‘b, Usâma, ‘Âisha, etc. A la inversa, otros Sahâba lo mencionan a él como fuente de información (en total tuvo más de ochenta discípulos). La práctica era común y lógica: él daba fe de lo que había oído y presenciado, y cita sus fuentes cuando no estaba presente.

 

         2- ‘Abd Allâh ibn ‘Umar: Ha transmitido unos 2630 hadices. Es el hijo del segundo califa ‘Umar ibn al-Jattâb y hermano de Hafsa que fuera esposa de Rasûlullâh (s.a.s.). Se hizo musulmán (tenía siete años) con su padre, pocos años antes de la Hégira. Salvo en Badr y Úhud, por ser demasiado joven, participó en todas las luchas que Sidnâ Muhammad sostuvo con los quraishíes de Meca. Tras la muerte de Rasûlullâh siguió combatiendo en las fronteras del Islam. Estuvo en Palestina, Persia y Egipto. El Imâm Mâlik dijo de él: “El hijo de ‘Umar no desconocía nada del Profeta y sus Compañeros”. Además de su contacto directo con Sidna Muhammad, recogió información relativa a él de Abû Bakr, ‘Umar, ‘Uzmân, ‘Âisha, de su hermana Hafsa e Ibn Mas‘ûd. Y a su vez, fue maestro de muchos Tâbi‘în: Sa‘îd ibn al-Musayyib, aç-Çahri, Ibn Sîrîn, Nâfi‘, Muÿâhid, Tâwûs, ‘Ikrima.

 

         3- Ánas ibn Mâlik: Nos han llegado unos 2286 informaciones suyas relativas al Profeta. Se crió en la casa de Sidna Muhammad donde recibió el trato de un hijo. Ánas dijo: “Rasûlullâh (s.a.s.) nunca me preguntó por lo que yo hacía o dejaba de hacer, sino que decía: No sucede más que lo que Allah quiere que suceda”. Fue un hombre de costumbres muy austeras que había heredado de su larga convivencia con el Profeta. Abû Huráira dijo de él: “Nadie hace un Salat tan parecido al de Rasûlullâh como Ánas”. Pasó los últimos años en Basra (Iraq) donde murió el año 93 después de la Hégira. El Imâm Mâlik fue discípulo de aç-Çuhri que fue discípulo de Ánas.

 

         4- ‘Âisha Umm al-Mûminîn: Ha transmitido unos 2210 hadices. Fue esposa de Rasûlullâh (s.a.s.), la única virgen con la que se casó (todas las demás fueron viudas o divorciadas), e hija de Abû Bakr as-Siddîq. Era experta en lengua árabe, poesía, medicina, genealogía e historia árabe. ‘Urwa dijo de ella: “No he conocido a nadie más sabio que ‘Âisha en medicina, poesía y jurisprudencia”. Efectivamente, no se limitó a transmitir las palabras de Rasûlullâh (s.a.s.) sino que comunicaba también sus interpretaciones y deducciones. Çarkashi escribió un libro en el que recoge las fatwas de ‘Âisha. Tuvo innumerables discípulos Sahâba y Tâbi‘în. Otras mujeres que destacaron pronto como alfaquíes son ‘Âisha bint Talha, ‘Amra bint ‘Abd ar-Rahmân y Hafsa bint Sîrîn, educadas también por ‘Âisha Umm al-Mûminîn. Murió el año 57 después de la Hégira.

 

         5- ‘Abd Allâh ibn ‘Abbâs: Ha transmitido unos 1660 hadices. Fue primo de Rasûlullâh (s.a.s.), hijo de ‘Abbâs ibn ‘Abd al-Muttalib, que más tarde reivindicarían los abbasíes como fundador de su linaje. Nació tres años antes de la Hégira, y Rasûlullâh (s.a.s.) invocó diciendo: “Allah, hazlo experto en el Islam y enséñale la ciencia de la interpretación”. De él se dijo que fue el jurista más competente entre los Sahâba. Al igual que ‘Âisha, enseñaba también poesía, historia y derecho, en sesiones regulares que atrajeron a estudiantes de toda la península árabe. Por otro lado, fue una eminencia en exégesis coránica, y ya Rasûlullâh lo apodó con el nombre de Traductor del Corán (Turÿumân al-Qur’ân). Con el tiempo, se le han atribuido muchos hadices que él nunca comunicó. La mejor fuente de información acerca de él, entre otras, es ‘Abd Allâh ibn ‘Utba, que informó a aç-Çahri. Murió después de muchos viajes en Tâif el año 68 de la Hégira.

 

         6- Yâbir ibn ‘Abd Allâh: Nos han llegado 1540 hadices referidos por él a sus discípulos. Estuvo presente junto a su padre cuando los madiníes prestaban juramento de protección a Rasûlullâh (s.a.s.) animándole a abandonar Meca y trasladarse a Medina (el resultado fue la Hégira). Tras la muerte de su padre, se dedicó a acompañar al Profeta de forma permanente. Más tarde, viajó y enseñó en Siria y Egipto, volviendo a instalarse en medina donde se dedicó a impartir clases regulares a las que acudieron alumnos de los lugares más remotos atraídos por su fama y su austeridad. Murió en Medina el año 74.

 

         7- Abû Sa‘îd al-Judri: Nos ha legado entorno a los 1170 hadices. Sus discípulos quisieron tomar por escrito sus clases pero les respondió: “No escribáis. Esto no es el Corán. Memorizad como hemos memorizado”. Cuando tenía trece años, su padre se presentó con él en Úhud para que luchara, pero Rasûlullâh (s.a.s.) no lo permitió. Ya mayor, acompañó al Profeta en otras expediciones. Su información la recogió directamente, o a través de su padre Mâlik ibn Sinân, de su hermano por parte de madre Qatâda ibn an-Nu‘mân, de Abû Bakr, ‘Umar, ‘Uzmân, ‘Ali, Abû Mûsà al-Ash‘ari, Çáid ibn Zâbit y otros Sahâba. Discípulos suyos fueron: su hijo ‘Abd ar-Rahmân, su esposa Çáinab bint Ka‘b, ‘Abd Allah ibn ‘Umar, ‘Abd Allah ibn ‘Abbâs, Abû t-Tufáil, Nâfi‘, ‘Ikrima,... Su austeridad era proverbial. Condujo a su hijo al Baqî‘, el cementerio de Medina y le pidió que al morir lo enterrara lejos de los Sahâba porque no se consideraba digno de su compañía y le dijo: “Entiérrame aquí, no alces la tumba, ni la encales, ni permitas que nadie llore y no molestes a nadie por mí”.

 

         8- ‘Abd Allâh ibn ‘Umru ibn al-‘Âs: Fue uno de los pocos a los que Rasûlullâh (s.a.s.) autorizó a poner por escrito los hadices (no lo permitía porque  quería toda la atención se centrara en el Corán). Nos han llegado 800 hadices transmitidos por él, algunos de los cuales los escuhó referir a ‘Umar, Abû d-Dardâ, Mu‘âdz ibn Yábal, ‘Abd ar-Rahmân ibn ‘Auf y otros. Discípulos suyos fueron: ‘Abd Allâh ibn ‘Umar, Sâib ibn Yaçîd, Sa‘îd ibn al.Musayyib, Tâwûs, ‘Ikrima, y otros. Practicaba el Salat voluntario con mucha frecuencia así como el ayuno. Murió en Egipto el año 43 de la Hégira.

 

         9- Abû Dzarr al-Ghifâri: Ha transmitido unos 281 hadices. Ya era considerado un asceta antes de hacerse musulmán. Tomó el Islam con mucha fuerza jurando al Profeta una fidelidad extrema: decir la verdad aunque fuera amarga y no temer ninguna censura por ello. No guardaba nada para el día siguiente y censuró de mundanalidad incluso al califa ‘Uzmân, a pesar de que éste era un ejemplo de austeridad. Fue discípulo de ‘Umar, Ibn ‘Abbâs, Ibn ‘Umar y otros y maestro de al-Ahnaf ibn Qáis, ‘Abd ar-Rahmân ibn Ghanm, ‘Atâ, y otros muchos.

 

         10- Sa‘d ibn Abî Waqqâs: Se hizo musulmán por mediación de Abû Bakr cuando aún tenía diecisiete años, y fue el primero en recibir una herida por el Islam. Con Abû Dzarr, forma parte de un grupo de cinco Sahâba al que el Profeta llamó los Sâbiqîn, los Adelantados, por la eminencia de su Islam, y también fue uno de otro grupo de diez a los que Rasûlullâh (s.a.s.) anunció en vida el Jardín como destino seguro (al-‘Ashra al-Mubashsharîna bil-Yanna). Pertenecía al clan de Âmina, la madre del Profeta, por lo que éste le llamaba tío a pesar de su juventud. El califa ‘Umar lo puso al frente de un ejército contra los persas, a los que Sa‘d derrotó en al-Qâdisiyya. Tras sus victorias, fue gobernador de Iraq. Estuvo entre los seis a los que ‘Uzmân propuso para el califato. Cuando se desató la discordia entre los musulmanes tras el asesinato de ‘Uzmân, se inhibió por completo negándose a salir de su casa, donde murió el año 55 después de la Hégira y fue enterrado en el Baqî‘. Fue discípulo de ‘Abd Allah ibn ‘Abbâs, ‘Abd Allâh ibn ‘Umar y de Jáula bint Hakîm, y maestro de Muÿâhid, ‘Alqama, Sâib, entre otros muchos.

 

         11- Mu‘âdz ibn Yábal: Se le llama el alfaquí de los Sahâba. Se hizo musulmán a los dieciocho años y prestó juramento de protección al Profeta para que emigrara a Medina, de la que era originario. Estuvo presente en todas las luchas de Sidna Muhammad (s.a.s.). Rasûlullâh (s.a.s.) lo envió al Yemen como maestro que les enseñara el Corán, pues tenía una extraordinaria facilidad para memorizarlo. Continuó su misión en el Yemen durante el califato de Abû Bakr, y después se trasladó a Siria. De él, dijo el Profeta: “Mu‘âdz es el mejor diferenciador entre lo lícito y lo ilícito (Halâl y Harâm)”. Murió durante una epidemia de peste a los treinta y tres años en la actual Jordania (año 18).

 

         12- Abû d-Dardâ: Su verdadero nombre era ‘Umáir (diminutivo de ‘Umar). Aprendió todo el Corán de memoria directamente de Rasûlullâh (s.a.s.), y en Úhud hizo gala de magnífico jinete. El Profeta lo hermanó con Salmán el Persa tras la Hégira. Durante la época de ‘Uzmân fue encargado de administrar justicia en Siria. Fue el jurista maestro de juristas de Palestina. Fue discípulo de ‘Âisha y Çáid ibn Zâbit, y fue maestro de su hijo Bilâl y de su esposa Umm ad-Dardâ, que son las principales fuentes para acceder a su conocimiento. Murió en Damasco el año 32 de la Hégira.

 

 

Segunda Tábaqa

TÂBI‘ÎN O SEGUIDORES:

 

         1- Sa‘îd ibn al-Musayyib (o al-Musayyab): Ibn Hánbal dijo de él que fue el mejor de los Tâbi‘în. Tanto su padre como su abuelo fueron Sahâba. Nació en época de ‘Umar. Desde niño se dedicó a recopilar todas las noticias acerca del Profeta, para lo cual pronto empezó a emprender viajes a los lugares en los que se habían establecido los Sahaba para hacerse su discípulo. Asistió a las sesiones de ‘Umar, ‘Uzmân, Abû Huráira, ‘Âisha y Çáid ibn Zâbit. Entre sus discípulos figuran Sâlim ibn ‘Abd Allâh, aç-Çahri, Qatâda, Shuráik, abû ç-Çinâd. Se opuso a los omeyas, cuya legitimidad no reconocía. Murió el año 94 h.

 

         2- Nâfi‘ ibn Hurmuç: Era esclavo de ‘Abd Allâh ibn ‘Umar (al que sirvió durante treinta años, por lo que se le conoce también como Máula ibn ‘Umar). Era de origen afgano. Fue discípulo de su dueño, que dijo de él: “Allah nos ha bendecido con Nâfi”. Fue maestro del Imâm Mâlik, que dijo de su fidelidad a los hadices: “Cuando escucho algo de Nâfi‘ no me preocupo por contrastarlo con otras fuentes”. Efectivamente, al-Bujâri, con sus escrupulosas investigaciones, corroboró el parecer del Imâm y dijo que una de las cadenas de transmisión más fiables era Mâlik-Nâfi‘-Ibn ‘Umar. Efectivamente, Nâfi‘ fue discípulo de su dueño Ibn ‘Umar, pero también lo fue de Abû Sa‘îd al-Judri, ‘Âisha y Hafsa bint ‘Umar. Además de Mâlik, aprendieron de él ‘Abd Allâh ibn dînâr, aç-Çahri, al-Áwça‘i, ibn Is-Hâq, ibn Kîsân e ibn Yuráiÿ. A Ibn ‘Umar le quisieron dar por él treinta mil monedas de oro, pero rehusó venderlo, prefiriendo liberarlo finalmente. El califa omeya ‘Umar ibn ‘Abd al-‘Açiç lo envió como maestro de derecho a Egipto. Murió el año 117 h.

 

         3- Muhámmad ibn Sîrîn: Era hijo de un esclavo liberto de Ánas ibn Mâlik, de origen iraquí. Ibn Sîrîn nació en tiempos de ‘Uzmân y murió el año 110 h. Conoció a unos treinta Sahâba, de los que recogió una importante información, pero no llegó a ser discípulo de Abû Bakr, ni Abû Dzarr ni de ‘Âisha, cuyo legado conoció a través de dsicípulos de éstos. Ash-Shá‘bi, al-Áwça‘i, ‘Âsim al-Áhwal, Mâlik ibn Dînâr y Jâlid al-Hadzdzâ estuvieron entre sus alumnos. Fue hombre de una honda espiritualidad que ha llegado a ser legendaria.

 

         4- Aç-Çahri: Tenido por una de los más grandes maestros de su generación, Abû Shihâb aç-Çahri fue discípulo durante diez años de Abû Sa‘îd al-Musáyyib para lo que tuvo que abandonar su tierra y asentarse  en Siria. También fue uno de los primeros en registrar por escrito los hadices que llegaban a su conocimiento, pero también estaba dotado de una esplendida memoria que ha dado origen a muchas anécdotas ejemplares.. Ibn Dînâr dijo de él: “No he conocido a nadie más fiel a la literalidad de los textos que aç-Çahri”. Fue discípulo de grandes Sahâba como ‘Abd Allâh ibn ‘Umar, Sahl ibn Sa‘d, ‘Urwa ibn aç-Çubáir y ‘Atâ ibn Abî Rabâh, y tuvo contacto con discípulos de otros a los que no llegó a conocer como ‘Ubâda ibn as-Sâmit, Abû Huráira,...

 

         5- Sa‘îd ibn Yubáir: Fue alfaqí, experto en fonética y exégesis coránica, de vida austera y desapegada. Fue contrario a los omeyas hasta que el general al-Haÿÿâÿ mandó asesinarle, muriendo el año 95 h. Sufiân az-Záuri recomendaba lo siguiente: “Aprended el significado del Corán de cuatro maestros: Sa‘îd ibn Yubáir, Muÿâhid. ‘Ikrima y ad-Dahhâk”. Aprendió de los siguientes Sahâba: ‘Abd Allah ibn aç-Çubáir, Ánas ibn Mâlik y Abû Sa‘îd al-Judri. Discípulos suyos, entre otros, fueron: al-Á‘mash, Mansûr ibn al-Mu‘tamir, Ya‘là ibn Hakîm az-Záqafi y Simâk ibn Harb.

 

         6- Abû Hanîfa: Creador de una escuela jurídica, el Mádzhab de Abû Hanîfa, por lo que se le llama Imâm Abû Hanîfa. Era hijo de un  esclavo liberado de origen persa. Conoció a los siguientes Sahâba: Ánas ibn mâlik, Sahl ibn Sa‘d ‘Abd Allâh ibn Abî Awfà y ‘Âmir ibn Wâzila, de los que transmitió hadices, aunque esta no fue su especialidad. Abû Hanîfa destacó en Fiqh, es decir, en interpretación del derecho, que recoge de ‘Atâ, Nâfi‘, Ibn Hurmuç, Hammâd ibn Abî Sulaimân, ‘Umru ibn Dînâr, y otros expertos. Seguidores de su escuela fueron: Abû Yûsuf, Çúfar, Abû Mutî‘ al-Balji, Ibn al-Mubârak, al-Hásan ibn Çiyâd, Dâwûd at-Tâi, Wakî‘ y otros. Sus contemporáneos, así como todos los musulmanes desde entonces, han dado fe de la amplitud de sus conocimientos, su agudeza jurídica y la fuerza de sus argumentos. El Imâm ash-Shâfi‘i dijo de él: “En Fiqh, toda la gente es deudora de Abû Hanîfa”. Al-Láiz ibn Sa‘d se entrevistó con el Imâm Mâlik en Medina, y le dijo: “¿Porqué estás sudando?”, y le respondió: “Me acaba de hacer sudar Abû Hanîfa. Él sí que es un alfaqí”. Después al-Láiz vió a Abû Hanîfa y le contó las palabras de Mâlik, y Abû Hanîfa le dijo: “Y yo no he conocido a nadie con respuestas más rápidas y con críticas más agudas que él”. Murió en Bagdad, en 150, en la cárcel, por negarse a ejercer el cargo de qâdi.

 

 

Tercera Tábaqa

TÂBI‘I AT-TÂBI‘ÎN O LOS SEGUIDORES DE LOS SEGUIDORES:

 

         1- Mâlik ibn Ánas: Es llamado el Imâm de la Gente de Medina, el Príncipe en las ciencias del hadiz. Era de origen yemení. Ash-Shâfi‘i dijo de él: “Después de los Tâbi‘în, es el hombre más eminente de cuantos hubo en su generación”. Abû Hayyân dijo: “Mâlik fue el que sacó jugo a los alfaquíes de Medina, y se hizo respetar por la intensidad de su práctica del Islam, su conocimiento desbordante, su generosidad y su ascetismo. De la escual que él fundó salió ash-Shâfi‘i”. De él dijo an-Nasâi: “Para mí no hay nadie más noble que él, ni más majestuoso, ni más escrupuloso a la hora de contrastar opiniones, ni quien odie más transmitir noticias no del todo fiables aun haciendo notar su debilidad”. Escribió la Muwatta en la que aparece su doctrina en cuanto a derecho. Un califa que lo admiraba, al-Mansûr, quiso dar carácter oficial a sus enseñanzas, pero Mâlik se opuso, pues estaba en contra de que se petrificara la escuela que estaba creando y porque era reticente a toda forma de control. Tardó cuarenta años en redactar la Muwatta que es el resultado de sus discusiones con los alfaquíes de Medina y el análisis de más de cien mil hadices de los que rechazó la inmensa mayor parte cuando había la duda más mínima sobre su origen. A su vez, la Muwatta fue memorizada ante él y transmitida por mil hombres a la generación siguiente. Ibn Haçm decía de esta obra: “No tiene parangón entre las obras de Fiqh y Hadiz”. El Imâm Mâlik fue discípulo de los siguientes Tâbi‘în: Nu‘áim al-Muÿmir, Çáid ibn Áslam, Nâfi‘, Shuráik ibn ‘Abd Allâh, aç-Çahri, Abû ç-Çinâd, Sa‘îd al-Maqburi, Humáid at-Tawîl, Hudzâfa as-Sahmi,... Algunos de sus maestros acabaron siendo sus discípulos como aç-Çahri, pero en realidad sus alumnos fueron incontables: Yahyâ ibn Sa‘îd, al-Áwça‘i, az-Záuri, Sufiân ibn ‘Uyáina, al-Láiz ibn Sa‘d, ibn Yuráiÿ, etc., y también aporvecharon sus clases ash-Shâfi‘i, ibn al-Mubârak, etc. Murió en el 179 h.

 

         2- ash-Shâfi‘i: El Imâm ash-Shâfi‘i fue, con Abû Hanîfa y Mâlik, fundador de un Madzhab o Escuela jurídica. Su familia era originaria del Hiÿâç, pero él nació en Gaza (Palestina), en el año 150 h., aunque al poco fue trasladado a Meca donde a los siete años ya conocía el Corán de memoria y a los trece la Mawatta del Imâm Mâlik, que expuso ante su autor recibiendo su aprobación. Antes de los veinte tenía licencia para la enseñanza del Fiqh concedida por Muslim ibn Jâlid de Zanzibar. Sostuvo polémicas sobre método con los alfaquíes del Hiÿâç, Iraq y Egipto. A la par, fue un excelente poeta. Viajó muchas veces a Iraq, donde conoció al que sería el fundador del cuarto Madzhab, el Imâm Ahmad ibn Hánbal. Finalmente, murió en Egipto el año 204 h. Escribió muchos libros sobre exégesis coránica, fundamentos del derecho, hadiz, Fiqh y poesía. Fueron discípulos suyos Ahmad ibn Hánbal, al-Qâsim ibn Sallâm, ‘Abd Allâh ibn aç-Çubáir al-Humáidi maestro de al-Bujâri, Abû Záur Ibrâhîm ibn Jâlid al-Baghdâdi, Yûsuf ibn Yahyà al-Buiti, Hármala ibn Yahyà, aç-Ça‘farâni, etc.

 

         3- Sufiân az-Záuri: Fue maestro de hadiz en Kûfa donde se distinguió por su exactitud desde muy joven. Al-Jatîb al-Baghdâdi dijo de él: “Fue un Imâm para los musulmanes, un estandarte del Islam, y nadie disintió de él por lo que nada hay que decir acerca de su excelencia: era exacto en sus palabras, dotado de una memoria prodigiosa, maestro en conocimiento, escrupulosidad y austeridad”. Ibn al-Mubârak dijo de él: “Recogí información de mil cien maestros y no escribí de nadie mejor que Sufiân az-Záuri”. Murió en Basra en el año 121 h.

 

         4- Sufiân ibn ‘Uyáina: Conoció a ochenta Tâbi‘în y fue discípulo de setenta de ellos: Yá‘far as-Sâdiq Imâm de los shi‘íes, ibn Dînâr, Abû ç-Çinâd, ibn Kîsân, etc. De él recibieron información: Ahmad ibn Hánbal, al-Á‘mash, ibn al-Mubârak, ash-Shâfi‘i, Yahyà ibn Ma‘în, etc. Nació en Kûfa pero vivió más tarde en Meca donde se dedicó a la enseñanza del Corán y de hadiz, aunque de mayor perdió memoria. Murió en Meca en el 198 h.

 

         5- al-Láiz ibn Sa‘d: Fue maestro de maestros en Egipto, donde nació en el 94 h. Pertenecía a una familia acomodada y tenía unos ingresos anuales formidables, pero se dice que no llegaba a pagar el Zakat porque regalaba inmediatamente todo lo que caía en sus manos. Al-Bujâri y Muslim lo cuentan entre los transmisores de hadices más fiables. Mâlik decía de él en sus citas: “Me ha contado aquél que me satisface en su rigor...” aludiendo a al-Láiz ibn Sa‘d.

 

 

         Cuarta Tábaqa

         El Imâm Ahmad ibn Hánbal, el Imâm al-Bujâri, el Imâm Muslim, el Imâm at-Tirmîdzi, y otros, pertenecen ya a la siguiente generación, aunque son tenidos por algunos autores como pertenecientes al Sálaf a causa de su eminencia.