Hacia un nuevo discurso islámico

 

Recuperando el paradigma islámico

(III-IV partes)

        

Por el Dr. Abdel-Wahab M. Elmessiri

 

 

         El paradigma islámico que se desarrolló durante las cuatro últimas décadas no es tan simplista como a menudo es representado por la literatura dominante occidental o los medios de comunicación. Por el contrario, es un paradigma comprensivo y profundo y muchas de las voces que reflejan tal sofisticación son acalladas o ignoradas en favor de los estereotipos más extremistas. Se trata de una "respuesta crítica interactiva" que va más allá de una aceptación incondicional "positiva" o de un rechazo "negativo" de la modernidad occidental -los dos extremos entre los que oscilaba el viejo discurso. De acuerdo con este paradigma se evitan las respuestas precipitadas a las cuestiones planteadas por Occidente, ni tampoco se buscan por sí mismos los puntos de contraste con Occidente.

 

         El retorno a las fuentes de la civilización islámica no es una aproximación antihistórica, sino un intento de exploración y abstracción de un paradigma epistemológico con el objeto de generar un renacimiento desde el interior del Islam mismo. Antes que imponer categorías analíticas occidentales sobre el punto de vista islámico, los sostenedores del nuevo discurso tratan de descubrir cuales son las categorías fundamentales inherentes al Islam. Se puede decir con toda seguridad que el nuevo discurso islámico -desarrollado a partir de un armazón islámico- abre la puerta de un pensamiento innovador, de un Iÿtihad tanto a nivel del punto de vista moderno occidental como desde el punto de vista islámico y socio-cultural.

 

         Por tanto se pueden observar dos criterios fundamentales en esta línea de pensamiento:

         1. La aproximación del nuevo discurso islámico no se basa ni en la petición del perdón ni en la autodefensa. Sus defensores no están interesados en perder mucha energía en el intento de "mejorar" la imagen del Islam o de "justificarse" a sí mismos, aunque no por ello no dejan de estar interesados en mandar "un mensaje" al mundo.

 

         2. Los sostenedores del nuevo discurso islámico, ni rechazan ni aceptan de forma acrítica a Occidente. Irónicamente, el total rechazo, así como la total aceptación, presuponen a Occidente como único punto de referencia. Lo que rechazan los nuevos sostenedores del discurso islámico es, en efecto, tanto la presunción de centralidad y universalismo occidental, así como su imperialismo, estrechamente ligado a la noción de centralidad. Se rechaza el saqueo, el pillaje y la represión, perpetrados por el colonialismo occidental en el pasado y que actualmente en el mundo 'globalizado' toma nuevas formas no menos brutales.

 

         Al contrario de aquel Shayj argelino que no vio en la modernidad más que el olor a pólvora, los nuevos sostenedores del discurso islámico han leído a Eliot, a Camus y a Derrida. Han estudiado las teorías occidentales de la arquitectura y los manejos informáticos, viviendo dentro de los vastos horizontes abiertos por la modernidad occidental. Conocen las ventajas de esta modernidad así como sus implicaciones anti-humanísticas, pero también saben que la mente musulmana no es una sábana blanca, y que el punto de partida islámico no puede ser un hipotético punto cero. Su discurso de deriva de un punto de vista del cual ha emergido un sistema altamente enriquecedor desde un punto de vista ético, político, económico y estético.

 

         Cuestiones tales como el conflicto de clases, la justicia social, el papel del estado, los límites del contrato social secular, la necesidad de un reparto equitativo de la riqueza y del poder, la cuestión de la mujer y la influencia del medio ambiente en la conformación del futuro mundial, son asuntos que ya han sido objeto de debate.

 

         La relación entre ciencia y tecnología, entre ética y moral, también es objeto de gran preocupación, así como la forma de gobierno democrático más adecuada para el mundo musulmán, separando aquí entre democracia y liberalismo y optando por una política de participación.

 

         Los nuevos sostenedores del discurso consideran de extrema urgencia el desarrollo de una estructura conceptual léxica y de espacios de significados, pues los conceptos son las llaves del entendimiento y la guía de la mente hacia la comprensión y la sabiduría. Por ejemplo, el término 'razón' dentro del contexto islámico tiene un significado islámico específico y definido. Al ocupar tal noción dentro de la modernidad un lugar tan central, el término 'razón' en el léxico filosófico occidental fue concebido como sinónimo del vocablo árabe 'aql. De aquí la gran admiración, e incluso fascinación, por la racionalidad occidental y el Siglo de las Luces. Gradualmente los intelectuales musulmanes fueron desarrollando su propia noción de los límites de la razón e incluso lo crímenes de la razón cometidos en la historia contemporánea, y se familiarizaron igualmente con la crítica de la razón occidental, una crítica que distinguía entre "razón instrumental", "razón crítica", "razón funcional", "razón imperialista", "razón abstracta", "la negación de la razón", "destrucción de la razón", "destrucción de la razón" y la "descentralización de la razón". Por tanto, ya no es posible seguir sosteniendo la suposición de que el término 'aql tal y como existe en el léxico islámico, es sinónimo del término 'razón' tal y como existe en el léxico moderno occidental.

 

         La situación de las ideas dentro de los límites témporo-espaciales, también forma parte del interés del punto de vista de los nuevos islamistas. Ellos cambian desde un discurso absolutista a uno trascendental; a un discurso enraizado en las preocupaciones existenciales, y al mismo tiempo que le dan peso a la revelación como guía para la humanidad y significado para la existencia, reconociendo la dimensión cultural de la mayoría de los fenómenos humanos, la religión incluida. Por tanto, su punto de vista es complejo. Los sostenedores del viejo discurso se detenían en la distinción entre lo que es halal y lo que es haram según la prescripción de Allah. El nuevo discurso extiende el significado de la guía de Allah más allá de las reglas de la ley para abrazar un punto de vista epistemológico del Islam que sitúa a la ley en un un mapa más ancho de concepciones éticas, morales, sociales y políticas, dándole un mayor papel a las virtudes cívicas y a los derechos de las naciones y los individuos (en contraposición con el Nuevo Orden Mundial). El Islam se convierte en este contexto y de acuerdo a esta nueva comprensión en un poder de liberación y en una fuente alternativa a la globalización.

 

         Igualmente es aceptada la pluralidad cultural y la cultura nacional es vista como una forma de diversidad dentro del Islam -sin estar en contraste con un legado islámico o con la noción de Umma. La confrontación histórica con los movimientos nacionalistas deja de ser una realidad política y social. Se tienden puentes sobre las diferencias intelectuales y se establecen coaliciones para hacer frente a amenazas comunes y construir un frente común que afronte las fuerzas rígidas de la globalización y la hegemonía capitalista.

 

         No solo se ha revisado el entorno socio-político, sino también el ecológico ha sido repensado y sus dilemas estudiados. Conceptos tales como un "progreso indefinido" (central dentro de la modernidad occidental) se estiman por parte del nuevo discurso  como hostiles a la misma idea de la limitación de poder humano y por tanto a la idea trascendental del hombre y la naturaleza y en último extremo a la idea de la omnipotencia de Allah. Tales conceptos son antihumanistas, no solo en el sentido religioso, sino también en el sentido epistemológico. Por tanto, los nuevos sostenedores de este discurso constantemente buscan nuevas teorías de desarrollo y nuevos conceptos de progreso. Argumentan que las teorías islámicas de desarrollo deben ser radicalmente diferentes de las teorías seculares occidentales, y buscan unir otros movimientos pertenecientes al mundo no desarrollado en la búsqueda de un desarrollo alternativo en un intento de construir modos sensibles de consumo y producción respetuosos con la tradición y con el medio ambiente.

 

         Cualquier discurso -el discurso de los musulmanes incluido- es en esencia y en último extremo un conjunto de esfuerzos llevados a cabo por mentes humanas, definidos dentro del tiempo y el espacio, para comprender el mundo del hombre y la naturaleza, junto con un esfuerzo para interpretar sus propios textos sagrados y reexaminar sus conceptos asumidos y sus fuentes filosóficas y epistemológicas. No obstante, la hermeneútica humana, podríamos decir, es diferente de los textos sagrados a los que pretende entender y explicar.

 

         Esto nos conduce a la idea islámica de Tadafu' (interacción constructiva) y de Tadawul (sucesión o alteración) y al reconocimiento del dinamismo de este mundo. El Tadafu' no implica necesariamente conflicto, aunque ocasionalmente pueda tomar esta forma. El Tadawul implica que la permanencia es uno de los atributos de Allah y que todo lo demás está sujeto al cambio. Esto también implica que el mundo no es exclusivamente nuestro. A nivel humano, esto significa aceptar la coexistencia con "el Otro" y buscar espacios comunes. Algunas concepciones de referencia están más próximas al Islam que otras. Los discursos humanistas enraizados en las primeras nociones de la modernidad y que no eran hostiles a la religiosidad como tal y que consideran a la naturaleza humana como trascendente esencialmente, son discursos muy relevantes para los nuevos intelectuales islámicos. Por otra parte, las ideas posmodernas son vistas con un poco de crítica. El Corán, por ejemplo, es visto de acuerdo a los desconstructistas como un texto histórico que puede ser interpretado solamente con referencia a determinadas circunstancias y acontecimientos temporales, perdiendo significado y legado como texto revelado. Cualquier negación de una fundamentación última agita los pilares sobre los cuales se asienta el Islam y puede conducir al nihilismo y a un relativismo.

 

         Finalmente, el discurso de la modernidad occidental, demanda o bien la absoluta certeza o la absoluta duda, bien una razón que domina completamente el mundo, o bien una razón dominada por él (reducida a la materia fluctuante y a la experimentación perpetua), y finalmente, o bien una presencia completa (en el lenguaje posmoderno) o bien a una ausencia completa. Se trata de un discurso que cambia de una rigidez racionalista materialista a una rigideza igual materialista irracionalista. El nuevo discurso islámico, por otra parte, trata de crear un espacio humano que vaya más allá de los extremos materialistas de la modernidad occidental. No es ni laxo ni rígido, y trata de ofrecer una matriz compleja de nociones y condiciones que posibiliten la actividad del agente humano, racional y trascendentalmente activo a la vez.

 

 

         El Dr. Abdel-Wahab M. Elmessiri es Profesor emérito de Literatura inglesa en la Ain Shams University del Cairo Egipto.

          Traducción: Musulmanes Andaluces

 

Discurso islámico II