‘‘El rey de los pobres’’

Abd As-salam Yassin

 

 

El joven monarca, Mohammad VI, goza de un capital-simpatía evidente ante la juventud marroquí. Esta parece descubrir en él un amigo, un símbolo de liberación y una promesa fresca de un mejor porvenir. Durante las primeras semanas de su reinado, y por donde su campaña de inauguración le conducía, el joven rey es saludado con un entusiasmo juvenil real y desbordante.

 

El aparato majzeniano que ha organizado los funerales del difunto Hassan II, trabaja a fondo para presentar a la multitud, perdida en aclamaciones, a un hombre joven, de buena presencia, todo sonrisa y que no economiza los gestos condescendientes en respuesta al recibimiento caluroso de su público.

 

Espectáculo de carroza antigua y de caballos con cascos dorados. Euforia de los júbilos escoltados por los motoristas modernos. Bello entusiasmo, que manifiesta el alborozo de las muchedumbres alineadas a lo largo de las avenidas enlucidas de nuevo para la ocasión. Eso es por lo menos de un bello efecto, en las pantallas de televisión.

İEs bonito ! İEs emotivo ! Escenificación conseguida; el Estado espectáculo a la marroquí no es novato, él, en el arte de jugar con los atributos y los símbolos en la pompa y la munificencia de una vieja tradición.

 

El símbolo ha tomado un cambio joven y el impulso es sincero. Todo lleva a pensar que después de una noche de pesadilla, el centelleo de un rayo de sol aparece finalmente en el horizonte. La pesadilla, sombra de una época de plomo parece retirarse para dar lugar al resplandor de un alba naciente. Es la aurora mágica anunciando una primavera desde hace mucho tiempo esperada.

 

La promesa generosamente distribuida es embriagadora. Pero cuidado con los desengaños, si después de la desilusión, la grisalla de las perspectivas atascadas recuerda a la juventud encantada, un momento, y entretenido con la gran esperanza a su suerte poco envidiable. Los desfiles y las cabalgatas pasadas, la poesía alada dará lugar a la prosa terrenal, del desempleo y de la miseria. Las emanaciones de la embriaguez pasada, la beatitud dará lugar a la resaca.

 

La imagen arreglada y la buena voluntad de la nueva autoridad emblemática corren peligro de ser traicionadas por las resistencias y las obligaciones socioeconómicas, y los rapaces que acechan el momento propicio para defender sus privilegios y perpetuar los circunstancias políticas favorables al bloqueo y al estancamiento. Tapete en la sombra, los que mueven los hilos, agentes corruptos y corruptores hábiles en el arte de camuflar la verdad y de promover la mentira, buscarán oponerse a las jóvenes voluntades inexperimentadas.

 

No se pude hacer contrapeso a los viejos zorros con la buena intención abierta. No se puede pretender abrir una nueva página y florecer un nuevo arriate cultivando con candor las public-relations con una generación abrumada de desespero. No se puede continuar engañando con falsas apariencias al mundo, cuando Marruecos está al borde del abismo. La cuenta atrás ha iniciado.  

 

Primeras maniobras  

    Uno no puede pagarse con imágenes y con palabras para olvidar y hacer olvidar con la exposición afable y optimista del verso, la desesperante grisalla del recto.

Los consejeros jóvenes del joven rey  parecen querer conjurar el malestar marroquí con los encantamientos de los medios de comunicación. A falta de poder dar el pan y el empleo, İdémosles el espectáculo y distribuyámosles las sonrisas !

 

Hasta Nerón, lo hacia mejor asegurando el pan cotidiano. El espectáculo venía después del pan. Los jóvenes tecnócratas, ¿No se interesan en  las lecciones de la historia ?

El joven círculo parece querer borrar con goma la imagen sinistra de una época en la que reinaba la mano pesada de los verdugos de Tazmamart y la hipocresía de democracia, de apariencia garantizada por las atestaciones de fé  públicas, que las elecciones no han sido jamás falsificadas, que el honor y la verdad han siempre presidido a la conducta de los hechos, y que “la alternancia consensual” es un añadido apreciable y original a la democracia.

 

La juventud que aclama a Mohammad VI se aleja definitivamente de una clase política cómplice, por las buenos o por las malas, del viejo majzén mentiroso y traidor a los principios del Islam exhibido, como ella se aleja de la democracia “hassaniana” vaciada de toda sustancia y adulterada al gusto de un despotismo sin fe, ni ley.

 

Conscientes de la falta de referencias y del déficit de identidad del que sufre la generación del boat-people que huye Marruecos de la miseria con el riesgo que conocemos, los jóvenes consejeros juntan los fetiches anticuados y modernos para aumentar y hacer adoptar una fé de reemplazo a esos o esas que no tienen más fe en alguien. El himno nacional y la bandera roja en la escuela implantarán, parece, el sentimiento de lealtad en los tiernos corazones. Las campañas  de solidaridad y las insignias por cinco dirhams, consagrarán la nueva “cultura de la limosna pública”.

 

Sumirse en saludos matinales delante de la bandera nacional, la mano en el corazón y desgañitarse cantando al viento el himno nacional terminarán, con la miseria, desacreditando al nuevo fetichismo. Cambiar al  aparato ideológico no podrá jamás insuflar en los marroquíes el nuevo espíritu que les pondrá en movimiento y que les tranquilizará acerca de sus porvenires. Las sesiones periódicas anuales de la mano tendida a la limosna constituyen en lo sucesivo una tradición que encuentra una página de honor en la agenda majzeniana para normalizar nuestras relaciones con la mendicidad.

 

¿Quién engaña a quién ? ¿A quién tratamos de embarcar en ésta vaga publicitaria ? ¿Los jóvenes desesperados que venden los escasos bienes de la familia para comprar un billete con destinación a la muerte, embarcándose en las falúas de la fortuna de Tánger ?

 

Quien carece de principios sólidos y de una fuerte voluntad va a buscar sus certitudes en el mercado de “prêt-à-porter” de los eslóganes a buen precio. İId a contar cuentos en abundancia  a los hambrientos !. Seducid con el espejismo del oasis hospitalario a la horda sedienta en el desierto de las promesas no cumplidas. La desilusión será mayor y las consecuencias más catastróficas. Cuando los espejismos desvanezcan, las duras verdades desmentirán la gran mentira.

 

 

Una herencia muy pesada.

    Ya hemos bien partido focalizando todas las esperanzas en una nueva cara aparecida súbitamente en la escena. Sobre los hombros débiles del príncipe heredero, inocente de los crímenes de antaño, vienen de repente a amontonarse pesadas responsabilidades, primero la de barrer los establos de Augias y sanear el paisaje político y administrativo infestado de almas tendidas en el vicio y vendidas a Satanás. Víctima entre las víctimas ayer, ahí está hoy llamado a asumir la responsabilidad de salvar a Marruecos del naufragio al borde del que se encuentra.

 

    Ninguno entre los observadores, por poco prevenido que sea, ignora que todo el sistema está en delicuescencia. Las “señales fuertes” con las que el palacio trata de afirmar su voluntad y ratificar su autoridad dando justicia a un oprimido por aquí y pronunciando un discurso bien arreglado por allá, no bastan para  remediar una situación desastrosa.

 

Ha pasado el tiempo en el que la represión policiaca y el buen placer del Príncipe tenían lugar de política. Ha pasado la época en la que los superlativos ditirámbicos y los discursos grandilocuentes hechizaban un arriate de cortesanos domésticos y complacientes, cómplices de la operación criminal de corrupción de menores. El pueblo analfabeta burlado en un  tiempo por el unanimismo consensual de una clase de politicastros, espera hoy los actos. La juventud desocupada y entregada a la droga para huir de una sociedad ingrata y evitar mirar la perspectiva de un porvenir sin horizonte, reclama hoy trabajo y una buena situación.

 

¿Qué debe hacer el joven Mohammad VI que goza hoy ante su generación de una gran y generosa boga ? ¿Qué puede hacer el príncipe azul para responder en actos decisivos a las esperas y a las esperanzas del pequeño pueblo y del pobre pueblo ?

 

¿Qué debe hacer, qué puede hacer para asentar su autoridad y consolidar su posición ?

 

Para llevar a cabo,  para empezar el cambio profundo que el país desea, se necesita que «el rey de los pobres» título İoh ! tan venerable, se defina en ruptura total con un pasado que no tiene de majestuoso que el nombre y la tranca. El necesita adquirir con actos varoniles y leales la estatura de un jefe, que este a la medida de la gran esperanza que su ascensión al trono ha suscitado entre la juventud y cuya exuberancia de recibimientos, que se le reservó por todas partes, testimonia.

 

¿Debe actuar para merecer la aureola moral e imponer autoridad ?

 

¿Puede actuar ?

 

¿Qué hacer ?

 

Ya sea, el soberano saca fuerzas de flaqueza y arremete, con la voluntad intrépida de un jefe, sobre los obstáculos o el vegeta en las veleidades de los pusilánimes.

Ya sea, da pruebas de audacia y de determinación, o la rutina del majzén y las soluciones fáciles constituirán un handicap que entibiará el entusiasmo de las inauguraciones calurosas. ¿El pura sangre superará de un tirón todos los obstáculos o tropezará delante de éstos ? Reculada en reculada, el execrable destino de las citas fallidas con la historia sería entonces el de nuestro potro.

 

 

Un deber ineludible.

¡Tú, lector, mi amigo ! ¡Tú, hombre de fe ! ¡Tú mi hermana, que comparte mi dolor de ver nuestro país al borde del precipicio mientras que la gente obsequiosa de los cobistas engalana y quema el incienso delante del ara de los tótem sagrados ! ¡Vosotros todos, pueblo sincero y  honesto, vosotros intelectuales íntegros y valientes que os mordéis la lengua al unísono con el discurso meloso de los zalameros ! ¡No tengáis en cuenta mi estilo difícil y prestad oído y vuestra conciencia a mis palabras entristecidas !

 

La postración ante lo que ocurre, el silencio estrepitoso de las estadísticas calamitosas que colocan a Marruecos en la cola de las naciones ¡dicen mucho ! Estas realidades traducidas en cifras no pueden ser denunciadas y evidenciadas con palabras embotadas, de frases triviales, las expresiones sosas y frías y un estilo anestesiado de conformismo. Mis palabras exacerbadas, inhábiles tal vez, ¡chocantes sin duda al gusto de la pléyade de los hombres de bien ! ¡Qué  importa ! La causa noble por la cual milita todo ciudadano  libre y preocupado por un gran ideal, exige de todos nosotros un mínimo de franqueza y de simple honestidad intelectual, para revelar las verdades ocultas y despertar las conciencias en letargo.

 

¿No es verdad que nuestro deber como ciudadanos preocupados del porvenir de nuestro país es denunciar el fraude y los defraudadores ? ¿No es verdad que éste joven rey tiene derecho a escuchar voces no mercantiles, antes de que la propensión a la suficiencia y a la soberbia propia al Príncipe cortejado, no hagan un tirano abominable ? ¿No es verdad que éste barco ebrio a la deriva, ésta nación atrasada en la que se ha convertido Marruecos tiene derecho a nuestra solicitud ?

 

¡No decid ni pío, vosotros los linfáticos de la voluntad ! ¡Aplaudid el tejemaneje, vosotros los curiosos del circo ! En cuanto a vosotros hombres y mujeres de fe, jóvenes y menos jóvenes de buena fe, vosotros tenéis vuestra palabra a decir y vuestro mensaje a pasar. Decid vuestra palabra y proclamad vuestro mensaje, despreciando la mediocridad política que grita a la desfachatez y a la  insolencia, cada vez que un musulmán con barba o una musulmana con velo profiere una  palabra fuera del recinto sagrado de la complacencia consensual y a contrapelo de las certitudes deformadas.

 

 

Preguntas Candentes.

Pobre del joven rey, ¡Su herencia es muy pesada ! Demasiadas preguntas que se hacen acerca de su persona. Demasiadas esperas agobiantes le esperan en la esquina.

¿Qué quiere hacer el joven rey  acabado de llegar al poder ?

 

¿Qué puede hacer ? ¿Qué osará emprender ? ¿Se dejará obnibular por los halagos de los arribistas ? ¿Se dejará embrujar por los cantos de las sirenas del poder ? El poder corrompe, se sabe, y el poder absoluto al cual tienden naturalmente los reyes herederos, corrompe absolutamente.

 

Las fuerzas centrífugas y la segregación social, ¿harán mas profundo el foso separando a los marroquíes en varias categorías ? El recelo del pueblo con respecto a la élite política, ¿ganará las mentes concerniente a la joven figura presentada a los ojos de la juventud desamparada como la de un salvador inesperado ?

 

¿Qué puede hacer el rey novato agobiado con tantas preocupaciones y llevando la carga de un sistema edificado sobre la idea de que el rey puede hacer todo y debe hacer todo ?

 

¡Nada, si él se deja entretener por el estribillo tranquilizador de los jóvenes cortesanos que no dejarán de acudir y que querrán obtener un lugar de los que sus predecesores hartos habrán dejado ! ¡Nada, si el confía al azar las alternaciones calculadoras, el cuidado de cambiar el curso de los eventos !

 

Mucho, si él da muestra de audacia y de determinación y si él va siempre más allá en los hechos y los actos. Mucho, si hace todo por probar que el que conduce el tren no es un personaje fluido y flojo, juguete dócil entre las manos de las potencias astuciosas e intrigantes del palacio.

 

Es hora de olvidar las megalomanías agudas, hijas escandalosas del matrimonio infeliz entre una demagogia moderna y la famosa nakhoua (munificencia) de Dar El Majzén.

Digamos la verdad, hablemos con las cifras, hablemos de economía, hablemos concreto y claro.

 

Marruecos es famoso por ser una familia bien feliz bañada por los beneficios de un rey sol, padre atento de los Marroquíes, y sabio entre los sabios. Durante mucho tiempo la propaganda majzeniana bien orquestada ha presentado cada día, en el teatro de la falsedad los argumentos falaces y las imágenes disfrazadas, de lo cual se deduce que todo es excelente en Marruecos. A los miembros muertos de hambre de la familia marroquí, hemos durante cuatro décadas, prometido la cucaña. Delante del pueblo apacible y tranquilo hemos hecho comparecer los perturbadores, diablos maléficos y promotores de disturbios como enemigos del pueblo; antes era la gente de izquierda, hoy los barbudos y las de velo del Islam.

 

Que bello capullo familiar para el Marroquí, el que ha producido una época en la que se han sucedido la fuerza infernal de los Oufkir, los Tazmamart según Oufkir, las desapariciones de las que nadie sabe nada, y los procesos inicuos cuyo fin y sentencia son conocidos de antemano.

 

De mal en peor, el Marruecos de los “tontons macoutes” se ha deteriorado en el plano de los derechos humanos hasta que la situación nacional y las presiones internacionales no pueden más soportar los atropellos y el horrible destino reservado a los hijos y a las hijas (con la cabeza caliente) de la familia marroquí unida bajo la benevolencia del padre de la nación.

 

Bajo la fuerza policíaca y aprovechando la ausencia de todo control, los saqueadores se la han pasado en grande y han amontonado fortunas colosales, todo esto bajo el ala protectora del Cetro. El amigo del poder está a salvo de toda persecución, como él está a salvo de todo. El tiene además todos los derechos.

 

A la intención de los miembros (bien queridos) de la familia, los sin apoyo y los dejados de cuenta, los prestidigitadores de servicio, tenían siempre salida para todo y ellos estaban listos a sacar de sus mangas un conejo para deslumbrar la galería y despedir un problema.

 

La máquina se ha dedicado a producir la miseria para todos y la riqueza insolente para los favoritos, la indemnidad para los allegados y lo roto para los recalcitrantes.

 

 

Urgencias.

El telón de foro que hereda el simpático soberano (que el entusiasmo del momento no debe engañarle) es el desbarajuste general, la miseria para muchos, la comodidad escandalosa para algunos, la corrupción como medio de administrar y de gobernar, el manoseo de las elecciones como institución y practicas democráticas.

 

El sistema que él tendrá que administrar está enligado en la magma de sus secreciones. El rey debe buscar una salida para salvar la situación. La “alternancia consensual” y el “pacto de honor” han sido durante mucho tiempo negociados, elaborados minuciosamente, finalmente concluidos. Se sabe donde le aprieta el zapato. ¡No insistamos !

 

El joven rey, promesa sonriente, no es responsable de las fechorías y de los crímenes de los otros. El está penetrado de compasión  por los desheredados, damos como prueba su simplicidad y el recibimiento que él guarda para la multitud de pedigüeños que acosaban su vivienda en tiempos en el que él era sólo príncipe heredero y que continúan acosando cada día de miseria que la injusticia social y la ausencia de justicia a secas, hacen.

 

Se trata ahora para el príncipe de buen corazón, convertido en rey cortejado y envidiado, de impulsar una nueva dinámica a la máquina y de reorganizar las relaciones sociales en vistas a una nueva salida.

 

El rey debe sobrepasarse, superarse, de otro modo, será en vano esperar resultados profundos y duraderos con acciones marginales improvisadas,  diferentes cada vez. Se necesita de un acto fundador, un acto que legitimaría una nueva conducta del Estado, otro método de gobernar, otra justicia, una enseñanza sensata, una justicia social que aboliría los privilegios y que acercaría las dos orillas de la fractura abierta entre los que van descalzos y aquellos que apalean el oro.

 

Habrá que hacer prosperar la economía y favorecer la inversión productiva creadora de empleo.

 

Habrá que dar a los eventos un nuevo aspecto. El nuevo estilo caracterizado por el valor seguro del joven Mohammad VI constituye ya un principio en éste sentido, pero el brazo que quiere activar un Marruecos rezagado necesitará una fuerza siempre mayor. Se necesitará de un gran salto hacia adelante. Se necesitará para ésta ambición naciente e inocente de los crímenes del pasado, una alta mira y un incentivo espiritual.

 

Habrá que revitalizar todo el sistema. Habrá que poner el tren sobre nuevos rieles y para lograrlo, habrá que disponer de una locomotiva y de una mano vigorosa.

 

Habrá que reconsiderarlo todo, pues detrás de las empalizadas decoradas, la obra está agrietada y amenaza de ruina. De ahí, la ardiente necesidad de intervenir y de dar un gran golpe.

 

Hay una urgencia aguda de dar el golpe, pues la construcción bamboleante en sí, va pronto a entrar en choque frontal con dos grandes y tremendos términos: la cuestión del Sahara y el mercado mundial abierto en diez años.

 

La hipoteca del Sahara es un legado envenenado del reinado pasado y de la política del prestigio desdeñoso de los hombres. Nuestros hermanos saharauis están divididos entre dos alternativas:

-La de una realeza rígida en su trono que les manda a prosternarse delante de ella, conforme a la misa mayor, ritual de la baï’â majzeniana, ceremonia caricaturesca que no tiene nada que ver con el pacto islámico solemne en virtud del cual un pueblo libre se compromete y compromete la responsabilidad de una autoridad libremente aceptada.

 

De contrato sinalagmático mutualmente atrayente, la baï’â se ha transformado a través de la historia musulmana agitada y tormentosa, en una parodia ridícula.

 

Los Saharauis, hombres valientes e independientes, han sido sometidos bruscamente al ceremonial majzeniano, y se ha visto en las pantallas a las nobles figuras de los jefes tribales doblar el espinazo, ante la majestad perentoria y altiva. ¡Qué humillación ! ¡Qué herida al amor propio de un pueblo muy apegado al Islam y que se ve envilecido.

 

-La que expresa la voz de las bandas armadas y demagógicas, y que les habla  el lenguaje de la dignidad. ¿Van a votar algún día próximo por un Marruecos unificado y verdaderamente musulmán, Marruecos a repensar y a reconstruir, o bien van ellos a sacar la conclusión de la  humillación pasada y de la represión salvaje de las cuales han sido víctimas muy recientemente y escoger la dignidad y la libertad bajo otra bandera ?

 

Los mil millones que se han gastado para las ciudades modernas flamantes en las arenas del desierto, no habrán servido que a empobrecer Marruecos y a empeorar su endeudamiento. La política del prestigio conquistador habrá servido a consagrar la ruptura entre las fracciones de un mismo pueblo.

 

Urgencia aguda y necesidad ardiente de reexaminar y reconsiderar nuestra islamidad, altamente proclamada pero socarronamente traicionada.

 

En cuanto a nosotros, nuestra opción es clara y sin equívoco: la unidad de los pueblos musulmanes a través de las fronteras malvadas heredadas de nuestra historia antigua y reciente.

 

En cuanto a la urgencia de prevenir la bajada de la cuchilla del mercado abierto el nos aparecerá recorriendo un poco las estadísticas del rango de Marruecos en la escena mundial.

 

Hablando de principios, permanecemos en la vaguedad. Uno no asedia la realidad mas que siguiendo de cerca los datos. Si ellos no están aplicados a una tarea bien determinada por una conciencia honesta, los principios tienen tendencia a ser volátiles. Es por esto que nosotros evocaremos algunas cifras, para darnos cuenta de la gravedad extrema de la situación y del esfuerzo excepcional que habrá que poner de manifiesto para resistir a las dificultades que no dejarán de cortar paso ante toda tentativa de cambio.

Yo no juego aquí los Casandra, por temor excesivo frente a las amenazas presentes y previsibles. Lo que me anima es el deber de exhortación al bien que el Islam exige de todo musulmán y el deber de advertir contra el mal.

 

Desde hace mucho tiempo, nosotros hemos denunciado los métodos dictatoriales que quieren que el hombre  en la cima del poder se arrogue el derecho de regir todo según su bien querer, dictar todo, tener todo, poseer todo.

 

La constitución otorgada y periódicamente puesta al gusto del día, es la expresión moderna del firman imperial. La sangre que corre en mis venas y la pena que me dí de nacer me garantiza el derecho de ser el dueño absoluto del destino de todos. De mis manos deben ellos todo esperar.

 

 

Estadísticas alarmantes.

Y aquí está en cifras el resultado de la herencia de ésta gobernación genial: las estadísticas de las Naciones Unidas disponiendo en serie los Estados del globo según sus índices de desarrollo humano, clasifica a Marruecos en el lugar 125, detrás y lejos de los países vecinos tales como Túnez y Argelia. ¡Bella cualidad y brillantes resultados !

 

12 millones de Marroquíes viven de éste lado del umbral de la pobreza, es decir con menos de 10 dirhams al día.

 

Cerca de tres cuartos de Marroquíes ganan menos que el SMIC marroquí, es decir 1600 dirhams al mes.

 

La chabola tiende a ser el hábitat habitual y aceptado como una trivialidad para numerosos Marroquíes en recrudecimiento.

 

La razón de los salarios en Marruecos varia de 1 a 1000, con tres ceros, de 1 a 10 y menos en Europa.

 

El 23% de Marroquíes en plenitud de la vida están inactivos y en desempleo. Sin hablar del desempleo encubierto que llevaría el porcentaje a un listón horroroso.

Una juventud que se droga para olvidar o que “brûle” para huir de la miseria insoportable. “Brûler” es la palabra empleada para decir que se va y que se quema la última carta que le queda: la vida. Se juega con está última propiedad un juego candente.

 

Más de 100.000 diplomados del superior, médicos, ingenieros, profesores, técnicos de calidad, dando vueltas a sus desconciertos y a sus decepciones en los cafés de esquina o manifestándose en las calles de la capital.

 

53% de los Marroquíes (cifra reconocida) son analfabetas y buenos para ser embarcados por la propaganda oficial o la sobrepuja partidaria. Es edificante a propósito de éste tema observar como las elecciones se llevan a cabo en nuestro país, como la miseria de unos, la deshonestidad de otros y la complicidad criminal de una administración policíaca y corrupta participan para hacer de nuestras elecciones una mascarada dramática.

 

 

De la corrupción a la universalización.

A propósito de la corrupción, no hay  ninguna conciencia que no este escandalizada. La corrupción se ha convertido en una manera de vivir. Desde el más humilde (servidor) de la administración hasta el personaje bien colocado de la alta esfera, todo el mundo tiende la mano. Todos los servicios tienen una tarifa pasando del billete rojo al sobre bien lleno. El cheque transferido a la cuenta de banco suizo, es el medio adecuado de comprar la autoridad de la “alta”, clean y discreta.

 

Siendo así, no hay de que sorprenderse si los inversionistas extranjeros vacilan a aventurarse en Marruecos. Sobre todo, que el aparato judicial en nuestro país es de notoriedad pública, venal. Ante los tribunales los agentes negocian impúdicamente el tema de un proceso, como si se tratase de una compra trivial de ganado en el mercado.

Si se añade a tantos males que gangrenan nuestra administración la lentitud burocrática, el retraso del encargado del jefe de servicio que espera que se le unte la mano para moverse, se comprenderá porqué el inversionista tan necesario, pone cara larga a Marruecos. En Europa occidental, tres o cuatro horas son suficientes para hacer firmar vuestro expediente. En Marruecos, hay que esperar meses, si no años.

 

Se trata de fomentar y respaldar un desarrollo económico de tal forma que nuestra presencia en el mercado mundial sea competitiva. Cuestión de vida o muerte. ¿Cómo conseguirlo en las condiciones abominables de nuestras instituciones, de nuestro aparato judicial y de nuestra administración ?

 

¡Cómo convencer a los inversores de venir a nuestro país cuando el menor papelucho exige ¡meses si no años para ser obtenido ! Habrá que aburrirse esperando sabiamente a que el intermediario cercano del poder este satisfecho de su parte en acciones de vuestra sociedad y que vuestra necedad y vuestra buena fe sean desengañadas. Para invertir en Marruecos, hay que respetar el derecho al “café” del menor funcionario, o tener la vocación de un Don Quijote que le gusta correr tras los molinos de viento. Hay que hacer siempre su elección administrativa: el “café” o el maratón de oficina en oficina, sin estar seguro del resultado.

 

 

De la droga.

¿Cómo afrontar una universalización que llama a las puertas (si es que ella ya no está aquí) con una juventud drogada ? Ahí está, otro expediente candente que no se debe ignorar.

 

Hablar de la droga en Marruecos es evocar un dilema con el cual no se está como para encontrar una solución, mientras el sistema corrupto es perpetuado por la codicia a la ganancia de los jefes de la droga y la dependencia de las provincias del norte de la cultura de cannabis. Los unos y los otros están incitados a producir y a despachar está mercancía que encuentra cada vez más comprador en nuestro país como en otra parte. No hace mucho, los medios de comunicación europeos han denunciado la participación descarada al tráfico de la droga de personajes cercanos, muy cercanos del régimen.

 

Yo me veo forzado a referirme a éstos datos y a las estadísticas sacadas en los medios de comunicación occidentales. Dada la “transparencia” pretendida en nuestro país, nosotros no tenemos más remedio que ponernos a la escucha de lo que dicen de nosotros los otros, éstas naciones libres y bien informadas. ¿Cómo verificar ? ¿Cómo controlar ? ¿Cómo saber con la expresión libre amordazada y la propaganda oficial falsa e hipócrita de aquí ?

 

Los hechos escandalosos y abyectos relatados por los órganos serios que no son simples periodicuchos comprados y mercenarios, sublevan la repugnancia. Al relatar éstos datos y éstas estadísticas, mi intención no es entregar al público actos perversos y cifras asombrosas. Los muertos están muertos y es a Dios de juzgarlos, pero los vivos sufren, y por muchas generaciones de los perjuicios de los ausentes.

 

El pueblo que no tiene acceso a las fuentes de información libres y verídicas debe saber todo para curarse de una vez del apego a la dictadura.

Un pueblo informado, puesto al tanto y avisado de que la tiranía puede cometer crímenes, debe rechazar los tiranos y emanciparse de sus yugos conforme a los principios sagrados del Islam.

 

El Santo Profeta nos ha prevenido y advertido contra la tiranía mordaz. La palabra “âad” (mordaz) expresa perfectamente la rabia que tiene el despotismo de dilapidaros.

Repercutir las informaciones poco lúcidas acerca de nuestros gobernantes recalcándoles en trazos acerados, no es muestra de un cualquier ajuste de cuentas dictado a una mentalidad triste por un frío rencor. Vil e irresponsable el que quiere sacar venganza póstuma de los cadáveres enfriados. De los muertos se saca lección para los vivos. Los pequeños sentimientos apestan la mediocridad y la insignificancia. Pero la verdad debe ser buscada y proclamada.

 

 

Tristes verdades.

Aviso a las almas sin temor de Dios, temblando de miedo delante de la criatura: ¡Cubrid el rostro, tapad los oídos !

 

A las almas finas, de la cual Mohammad VI parece hacer parte, hay que servir la verdad cruda en lugar de presentarles los platos preparados de mentira. Los mentirosos y los hipócritas, la gente sin temor de Dios, sin fé en Dios y en la Ultima Vida, son tantos insectos humanos atrapados en la tela de sus preocupaciones mezquinas. Ellos son engatusados alrededor de sus vacíos existenciales por el espiral de los días y de las noches que desgranan vidas sin objeto y sin honor.

 

¡Hassan II será juzgado ! ¡Mohammad VI también ! Ellos darán cuenta, como todos nosotros, al Juez Supremo que les preguntará sobre el muro de la vergüenza, que se levanta cada día más alto entre un pueblo pordiosero y un puñado de aprovechados. ¿Quién ha construido éste muro ? ¿Quién lo ha mantenido?

 

Todo termina por verse. Sólo el pueblo analfabeta preocupado por el pan cotidiano ignora lo que ocurre en Marruecos. Los periódicos y las publicaciones extranjeras no dejan de exponer la vergüenza del saqueo sistemático de las riquezas marroquíes por las autoridades marroquíes.

 

¿Quién ignora entre los intelectuales, grandes lectores de la prensa extranjera, que la ONA, éste pulpo tentacular que controlaba el difunto rey, que Dios lo tenga en Su Misericordia (él la necesita, el pobre, allá donde el está ahora) era y permanece una parcela importante de la fortuna hassaniana ? El acaparamiento, el monopolio y los privilegios de los cuales gozaba bajo el reinado pasado y del cual continua beneficiando la ONA han hecho de éste imperio colonial una hidra con cabezas múltiples, una sanguijuela que chupaba y continua chupando los beneficios escandalosos de las cuentas extraordinarias de la majestad difunta.

 

Todo en Marruecos pertenecía, más o menos a la ONA; ése monstruo intocable, es decir al rey. Esta parcela importante de riquezas acumuladas durante cuatro decenios ha vuelto con el resto del haber colosal del difunto a los herederos reales. La enormidad de ahorros (disculpen la vulgaridad de la palabra) pondrá en apuro a éstos, comenzando por Mohammad VI, el día en que el pueblo, desilusionado y no soportando más la mordedura de la indigencia, no se contentará más con cuchichear, pero reclamará de los vivos, las cuentas de los muertos.

 

Iceberg, aparente de posesiones reales evaluadas en varios miles de millones de dólares según ciertas publicaciones, la ONA dominaba y continua dominando la economía del país. El rey difunto, que Dios le perdone, se jactaba de ser un felá entre los felas. ¡Burla de palabras o cinismo irrisorio !

 

Nada se escapaba a la bulimia de la ONA que devoraba todo lo que se presentaba como un dominio lucrativo. El dominio agrícola como el agroalimentario estaba anexado por la organización. El turismo y los hoteles de lujo, de gran lujo, donde los invitados de « nuestro amigo el rey » eran recibidos, valían por escasas bagatelas ante la fortuna colosal que comprendía los bancos, el seguro, las azucareras, el petróleo, la ingeniería financiera, las empresas públicas, las sociedades mineras, un conglomerado financiero, beneficiando de privilegios inauditos, la pesca, la industria química, la impresión, el transporte, el textil, y la lista es larga.

 

Los beneficios fabulosos (a la escala local, pues lo esencial de las rentas y de los haberes reales escogen residencia y hallarse en otra parte) del rey eran ocultados y sustraídos a las miradas indiscretas de los indígenas. Cuando la megalomanía sueña construir una de las mezquitas más grandes y de las más opulentas del mundo, ella movilizará los agentes de autoridad para despojar los felás (los verdaderos) de sus dineros. La arbitraria y arcaica autoridad majzeniana opera a pleno día. El poder del Estado moderno engaña con falsas apariencias hablando de democracia y de constitución, para mejor actuar bajo mano o a la luz tamizada según procedimientos bárbaros.

 

 

Los jardines malditos.

El rey difunto (que Dios lo tome en el seno de Su Misericordia) tenía, según su propia expresión, su « jardín secreto » que él reservaba el derecho de cultivar en privado. En realidad el disponía a manera de jardín, de cementerios privados donde son enterrados los « sujetos malos » entre sus servidores. El disponía de siniestros asilos donde son encerrados vivos los rescatados de los asesinatos, no tan misteriosos como parecen, y los pelotones de ejecución.

 

Macabros jardines que se esconden cuidadosamente para poder dar cara humana al mundo. Otros tapujos tocan a las cuentas reales en los bancos extranjeros abiertos bajo números secretos o seudónimos. Las inversiones reales en el extranjero son innumerables y sus controles escapaban al mismo propietario que no sabía cuantas empresas, castillos, el poseía. ¿Son éstas las alegaciones falsas de una prensa extranjera calumniosa, o es la verdad que se nos esconde ? hay que decírnosla; la verdad.

 

La acumulación de tanta riqueza escapa al entendimiento. En 1994, el observatorio geopolítico de las drogas había publicado un informe confidencial en el cual ciertos allegados, muy allegados del soberano difunto estaban citados por sus nombres. El mismo rey no estaba perdonado.

 

¿Cómo saber ? ¿Cómo controlar ? ¿Por qué saber ? ¿Por qué hablar de éstas cosas ahora ?

 

Los asuntos tenebrosos permanecen ocultos en éste país que sufre el black out total protestando contra los fragmentos de verdad publicados en el extranjero asegurando que la democracia hassaniana es le ejemplo mismo de la transparencia. La capa protectora y la mano pesada asfixiarán al país hasta el día en que la existencia de Tazmamart, durante mucho tiempo negada es finalmente confesada. Los testimonios desgarradores de los antiguos inquilinos de ésta residencia de pesadilla revelan los secretos infernales del “ jardín secreto del rey ”.

 

La extensión del foso que separa las pretensiones de los hechos, la mentira de la verdad, está a la medida del pasado social que separa al Marruecos pobre, de la élite escandalosamente rica, élite que tiene sus privilegios de la mano prodiga del rey difunto y de un círculo ignominiosamente corrupto y corruptor.

 

El saqueo de la economía marroquí siniestrada es un hecho. Los palacios reales también, éstos palacios que el joven rey ha valientemente hecho evacuar, dicen, de una horda de servidores siempre listos a recibir al monarca difunto, siempre en pie de guerra para no hacerse suspender por un patrón tan cruel con la gente común, tan agradable y tan generosa con sus notables invitados.

 

¡Almas bien nacidas, amigos lectores, hermanos y hermanas, que leéis mis palabras ! ¡Qué la aspereza de mis palabras y la vehemencia de mi lenguaje no os dejen sospechar que es la amargura largo tiempo guardada que dicta mi crítica ! Es la pena de ver al Islam abofeteado, la verdad disfrazada y mi país engañado, los que aguzan mi pluma.

 

Ninguna rabia me anima. Dios es testigo que yo deseo la salvación eterna al difunto, como también yo deseo a los vivos durante tanto tiempo molestados, mucho tiempo engañados, mucho tiempo asfixiados, sacar las cosas en claro. Los supervivientes de la era pasada deben buscar ver bien en una situación brumosa y resbaladiza para evitar a Marruecos resbalones catastróficos y para sacar del pasado lecciones para el futuro.

 

Hablemos de lección y de sabiduría al príncipe heredero convertido súbitamente en rey, después de la desaparición de un pobre musulmán pecador. Hablémosle de ayer y de mañana y de la eternidad, para ver si él tiene madera de un fundador capaz de iniciar una era nueva o si él, no es más que el hijo de su padre, sombra pasajera en la  escena y personaje transitorio.

 

 

Muerte de un «hombre ».

Hassan II amaba entretener a sus íntimos con la primera gran lección que él había recibido después de la muerte de su padre Mohammad V (Que Dios los tenga a los dos en Su Misericordia). En el momento del rezo de los muertos, el despojo del rey difunto Mohammad V extendido, cuerpo inerte, delante de la asistencia, se anunció el rezo por « un hombre ». Un hombre entre miles de millones que comparecerán delante de Su Creador. ¡Un hombre ! Ningún título honorífico ¡Un hombre ! Reducido a su simple expresión. Al final del trayecto, el despojo de un rey igual al último de los plebeyos respecto a los vivos conmovidos a meditar delante de « un hombre » sus propios devenires, el único devenir seguro de todos los mortales: la muerte.

 

Hassan II, conmovido un momento por el espectáculo emotivo de la muerte de un hombre-héroe adulado en vida, ¿Ha dejado de pensar en ésta, el día siguiente ? ¿Ha olvidado la lección y la advertencia de los funerales desconsolados de su padre ? ¿Por qué se aleja de lo ineluctable y se distrae de lo implacable y ineludible fin que nos espera a todos, nosotros los viajeros efímeros en la tierra, mañana de seguro simples « hombres » envueltos en un manto ?

 

Los infieles han resuelto la angustia de la muerte aceptándose animales sin significación y resignándose a la nada. Para esos, la muerte es la tragedia suprema y última que hay que olvidar para poder continuar a sufrir la vida, para gozar de placeres que la vida nos ofrece, a beber a lengüetadas los fracasos de la vida, a estropearse perdidamente en las distracciones de la vida, a drogarse físicamente o moralmente para olvidar la absurdidad de la vida, a sobrevivir en la memoria de los hombres realizando obras de arte, realizando proyectos grandiosos, legando a sus herederos un patrimonio consistente, a la humanidad un descubrimiento científico, a su ciudad un monumento o una fundación de caridad.

 

Ellos aplacan entonces éste sentimiento latente, rechazando la idea de la muerte y la imagen insoportable de sus cadáveres en putrefacción después de la muerte.

 

En cuanto a los musulmanes fieles a Dios, y teniendo fé en el Mensaje de Su Enviado el Santo Profeta Mohammad, (Que la Salvación y la Bendición estén con él), ellos cultivan el suvenir, y el recuerdo de la muerte, haciendo una reminiscencia de todos los instantes. La imagen del « hombre » que seremos todos, tarde o temprano, deberá estar presente en nuestra mente desde el amarecer hasta el anochecer y particularmente en el momento de nuestros rezos y de nuestras oraciones. Esto por tener siempre presentes en la mente las realidades después de la muerte: la resurrección, las cuentas a dar ante Dios de nuestro comportamiento durante la vida efímera de acá abajo, la sentencia del Juez Supremo, la marcha de los bienaventurados a sus residencias eternas en el Paraíso o la escolta conduciendo a los infieles y a los hipócritas en los fosos del Infierno.

 

Pobre del hombre moderno, de cultura o aculturado, para quien hablar de la muerte es signo de desenfreno, una psicosis, una obsesión enfermiza justiciable del asilo psiquiátrico.

 

    ¡Pobres de los “hombres” que sean reyes o simples mortales, que han olvidado las grandes lecciones que a ellos les gustaba contar a los otros !

 

    ¡Pobres de todos nosotros “musulmanes” sin la fe, alejados de la fe, estafadores de la fe, olvidadizos de la fe, infieles a la fe, traidores de la fe, enemigos de nosotros mismos, cuando nosotros nos comportamos en la vida como si estuviésemos eternamente en ésta tierra !

 

El pobre Hassan II, emocionado un momento durante la oración fúnebre “del hombre” en que se había convertido su padre (Que Dios abrase en Su Misericordia al uno y al otro) a rápidamente olvidado. En lugar de actuar como mortal atento de su Devenir después de la muerte, el cede a la tentación que puede ofrecer la vida a un rey, juventud, riqueza, salud, prestigio, cultura. El cede a todas las tentaciones que el cortejo con la habilidad de un artista. Su profesión de rey, término que él usaba con cariño hablando de sí mismo, le ofrecía los medios y las oportunidades de saciar sus deseos de grandeza y saborear las delicadezas y deliciosas trampas de la vida.

 

 

Lección de historia, lección de humildad.

¡Oh alma cándida ! ¡Oh rey heredero de rey ! ¡Oh “hombre” hijo de “hombre” y por consiguiente prometido a la muerte tarde o temprano !

 

Hassan II, si él no fuera que un particular, un común de los mortales, tendría derecho a nuestra compasión y a nuestro silencio comprensivo, pecadores mortales que somos nosotros todos, implorando la Clemencia y la Gracia de Dios. ¡Pero el era rey ! La lección que su hijo debe sacar del espectáculo de Hassan “el hombre” que él llevó hasta su residencia última sobre los hombros cansados no debe sobre todo marchitarse en la memoria de Mohammad VI convertido hoy en rey, haciéndose seguro algún día “hombre” a su turno.

 

Hassan II, es él mismo quien instituye el lema trinitario: Dios, la patria, y el rey; en lo sucesivo pobre cosa amortajada en una ataúd dorada, pobre cosa.

 

El joven monarca ha caminado en el cortejo del presunto pretendiente semidiós, infalible, y ha asistido a la escena anual de la sacrílega ceremonia en donde no es más que Dios a quien se adora. Puede Dios perdonar al “hombre” el ritual majzeniano de la baï’â majzeniana que quiere que los dignatarios del reino se prosternen bajo y en cinco ocasiones delante del ídolo, en medio del tumulto de los pobres servidores en chechias rojas muy atareados por alinear las filas de los adoradores.

 

¿Cómo queréis que los dignatarios anualmente amaestrados a prosternarse bajo, ante los ídolos tengan algo de dignidad, la que sea ? Marionetas en djellabas blancas y en burnous debidamente remangadas, la pobre gente; ministros y altos funcionarios, deben sentirse un alma de tapete a los pies del dueño.

 

¿Qué van a responder a Dios los iniciadores y los servidores de un majzén que a guisa de contrato de lealtad, hace sufrir a los hombres la humillación ritual, impía y pagana ?

El joven rey ha también asistido a las conferencias de Ramadán y a las festividades del mausoleo. Grandiosas asambleas para la organización de las cuales un presupuesto loco es afectado.

 

Bienes inalienables, les habous son legados de los musulmanes piadosos pasados al otro lado, que han dado confianza a las generaciones que le suceden para que sus donaciones sean consagradas a los gastos para el culto y para los pobres. Que traición la de un poder que no se contenta desviando el dinero de los muertos y lo gasta para celebrar las fiestas idólatras.

 

El joven rey deberá escoger entre dos destinos: ya sea que el sentido dinástico y el deslumbramiento por las candilejas lo lleve a permanecer leal a una tradición decadente y a una bomba de mala calidad y de mala fé o él se decide a dar el gran paso para dejar atrás y redimir los crímenes y las impiedades a las cuales él ha asistido con una molestia evidente.

 

Si él joven rey escoge permanecer bajo la tutela de la tradición ancestral, temeroso de transgredir la quaida, se sabrá que la situación crítica en la que se encuentra el país es sin esperanza y que el respeto al Islam que profesaba Hassan y que profesaría el Mohammad de opción temerosa no es más que una vana palabra.

 

Si por el contrario, el miedo a Dios y un despertar espiritual animan al segundo Mohammad, arrepentido y reconciliado con Dios, humilde mortal preparando su Devenir, el debe ponerse a desmantelar “el imperio del mal”.

 

El joven y simpático soberano, a principios de éste mes de noviembre de 1999, viene de conseguir la primera victoria en un combate glorioso contra el susodicho imperio. Acaba de destituir al ministro de todos los crímenes, al encargado de las viles obras del difunto Hassan II.

 

 

Buen augurio y gran desafío.

Es mi creencia, una patada formidable en el termitero majzeniano que suscita el optimismo. Queda para el monarca dar el último toque al trabajo de limpieza. Después de haber echado abajo un gran bloque, tendrá que sacar los escombros para reconstruir de nuevo fresco el edificio carcomido que se le ha legado. Claro que no es fácil borrar los perjuicios contra el honor de Marruecos, a los derechos de los Marroquíes, a la dignidad humana, sin arrancar a fondo el árbol de la gehena.

 

El acto espectacular y fulgurante de destituir de sus funciones al pilar central del majzén, el factótum de Hassan, su confidente y su hombre de confianza es un acto valiente y de mérito. Un viraje decisivo.

 

¿Pero un viraje de qué hacia qué ?

 

El hombre de paja de Hassan II, no es más que un pobre diablo, un ejecutante un fusible destinado a aislar las altas tensiones. ¿Para qué sirve saltear el fusible si la instalación defectuosa está condenada a perpetuarse ? Una vez la víctima propiciatoria es sacrificada, ¿los demonios están por eso exorcizados ?

 

El nuevo rey habla en sus discursos de un “nuevo concepto de la autoridad”. El viene de administrar magistralmente la prueba de que él piensa actuar en consecuencia. El viene de pasar con éxito el test de la credibilidad. Después de los pequeños signos, él acaba de dar uno grande.

 

¿Pero tiene él verdaderamente la intención de romper con el pasado?

 

Es sin duda una pequeña revolución, pero ¿Cuándo será la grande? ¿A dónde va Mohammad VI ? ¿A dónde va Marruecos?

 

A ningún lado sin reconstruirse y reconstruir sobre bases sólidas, sobre la roca inquebrantable de la fe. Es un acto político de gran envergadura, echar en el oprobio a una figura aborrecida por el pueblo entero ¿Cómo van a ser administrados el vacío político de una alternancia ficticia y el espacio político ganado por la desaparición de una gruesa teja ?

 

Se  puede siempre estar propenso a una política politicastra y a encontrar agentes con cara humana para colmar los espacios vacíos. ¿Pero que hay del vacío espiritual ? ¿Qué hay de la economía y del dinero de los muertos y de los vivos, al pillaje de los cuales el ministro caído participaba ? ¿Qué hay ?

 

    Mohammad hijo de Hassan y Marruecos con él, no van a ningún lado avanzando en lo vago de las improvisaciones diferentes cada vez. Cual sea la audacia del joven rey, sea cual sea su entusiasmo y sus hazañas, sean cuales sean las esperanzas puestas en él por el pueblo que lanza los ufs de alivio, la falta de un proyecto de sociedad definido, profundamente aceptado por el pueblo, corre peligro de comprometer cruelmente la esperanza de escapar a las ansias de un diluvio que se anuncia próximo.

 

 

Ruptura salvadora.

    Los hombres fuertes del régimen tales como Oufkir y Dlimi, dejaron el sitio a los servidores sin escrúpulos como el ministro destituido le gustaba definirse; sin una revisión profundizada el fondo podrido de las cosas permanecerá igual. Después de un sobresalto espectacular, vendrá la decepción y el fracaso.

 

Cuando el fondo está podrido, los hombres de bajas inclinaciones, si ellos están encargados de presidir el destino de las  naciones, no van a inspirarse de una alta mira que trasciende la tontería humana, la injusticia humana, la torpeza humana y la ferocidad carnicera de los verdugos.

 

Sólo una escapada por lo alto puede sacar a los soberanos herederos de un poder absolutista, y los pueblos sometidos a ellos y poblando los barrios de las latas materiales, culturales, políticas, y morales “del charco al diablo”.

 

El caso especial que nos interesa aquí, nuestro pantano marroquí en éste caso, apesta y huele. Las pincitas de “señales” pequeñas o grandes, no pueden ir al fondo para evacuar el lodo acumulado, capa tras capa.

 

Tarea ingrata la de remangarse las mangas para “ir al carbón”. Noble tarea la de consagrar su vida y su energía a sanear el ambiente y despejar el terreno para poder construir. El pueblo apoyará el esfuerzo de saneamiento y de reconstrucción. Si él está asociado lealmente a la empresa en la transparencia. Las energías, las competencias y el potencial económico y moral no faltan. Pero si se quiere movilizarlos y hacerlos fructificar, habrá que poner una generación sana al trabajo, abriéndole los ojos sobre lo que ocurrió y sobre lo que ocurre. Hay que licenciar con los agentes de la tiniebla la tradición de la opacidad y del camuflaje de verdades.

 

El reino “glorioso” de Hassan “el fundador” de Marruecos moderno era una sucesión de capitulaciones políticas y culturales, hacia el exterior concomitante y solidario con un absolutismo conquistador y cruel hacia el pueblo.

 

Mohammad VI es el primero en conocer, por haberlos sufrido, los modos brutales y el lenguaje “castigador” del difunto rey en sus relaciones con los Marroquíes, allegados o servidores. El era también el primer testigo de la diferencia cuando se trataba de extranjeros.

 

Las relaciones del rey difunto, que digo yo, sus connivencias, sus complicidades con sus amigos y sus apoyos extranjeros son secretos a voces. ¿Quién ignora su afección y su interés particular por el sionismo cosmopolita ? El pueblo marroquí ¿no ha asistido, sorprendido y estupefacto al espectáculo televisado de los rabinos bendiciendo y rezando por el “príncipe de los creyentes” ?

 

La prensa americana, ha revelado como la CIA americana en colaboración con el MOSAD sionista organizaban la seguridad del difunto rey, como sus amigos de confesión judía y de ideología sionista beneficiaban de sus favores. ¡Hay otra prueba más grande que ésta, del Estado sionista usurpador que bautiza 70 avenidas y calles en Israel con el nombre de Hassan después de su desaparición ! El gobierno sionista y las organizaciones sionistas animadas por los judíos de origen marroquí y que saben estar agradecidos hacia su bienhechor, han participado a las ceremonias israelíes en suvenir del  “inolvidable amigo”.

 

Amigo consagrado de los judíos sionistas, nuestro Hassan a hecho tanto por placer y complacer a la gente cosmopolita. Lo que hace decir a las lenguas viperinas que el sistema hassaniano es una judeocracia.

 

De ésta lejana perdición, de éste profundo extravío, tendrá el joven y valiente Mohammad VI que regresar. Esto sería un arrepentir y un regreso hacia Dios, ejemplares si además de desolidarizarse claramente y sinceramente de las aberraciones del padre y de sus graves perjuicios contra el Islam y la moral, el juntaba una ruptura con sus propios errores de juventud y sus pecados veniales.

 

Desolidarizarse de ésta política execrable que consiste en traicionar al pueblo palestino hermano y musulmán, no sería una tarea vana. Los cómplices del padre juegan abiertamente para proteger al rey “lamentado” y dar seguridad al rey novato. Por ejemplo, cuando el observatorio de fortunas internacionales publicaba que Hassan es uno de los hombres más ricos del planeta. La noticia y los títulos de los periódicos son rápidamente escamoteados. Se sabe quien controla los grandes medios de comunicación y quien controla la gran prensa en América y en otra parte.

 

 

Un cambio de fondo.

La fortuna fabulosa del difunto rey (Que Dios lo tenga en Su Misericordia) es tocada en herencia envenenada por Mohammad VI y por sus coherederos. ¿La codicia humana incitará a los herederos musulmanes y descendientes del Santo Profeta a conservar cada uno su parte de bienes que su padre ha atesorado por los medios que se conocen ?

 

El joven rey y los príncipes y las princesas, ¿Van, pueden interrogar sus conciencias acerca de la disparidad monstruosa entre un pueblo vegetando en la miseria negra y los herederos súbitamente sepultados bajo el peso de una riqueza apenas creíble ?

 

La sicología de príncipes educados en los palacios de una opulencia inaudita ¿es apta para dejarse rozar solamente por el simple pensamiento de comparar su situación y la de los otros ?

 

¿La conciencia de los príncipes educados y criados a la europea, es susceptible de ser tocada por la suerte de la multitud que vegeta en la escasez, la necesidad, el analfabetismo, el desespero, la miseria negra ?

 

El joven monarca parece pertenecer a la categoría de los corazones sensibles a la miseria de los humildes. Todo incita a pensarlo y a creerlo: sus gestos enternecedores al besar al pequeño niño minusválido, su solicitud hacia los desprovistos que hacen la fila frente a su vivienda y a quienes el pone cuidado.

 

Signos de magnanimidad  y de generosidad. ! Muy bien !

 

Pero el joven rey, el rey generoso y de buen corazón ¿Puede ir más lejos en ésta vía loable ? ¿Puede convencerse, le podemos convencer de que la situación es tan seria, la necesidad de una gran parte del pueblo es tan grande y que sólo un gran cambio de fondo puede poner fin a la exclusión social, a la indigencia sin nombre y al estancamiento económico ?

 

    La condición de la mujer, la explotación desvergonzada de la infancia, la juventud drogada y en desempleo, sembrando el pánico en las callejuelas de los barrios, son tantas plagas sociales que gritan el desamparo de Marruecos pobre. La criminalidad juvenil es la otra cara, horrorosa ésta, de la juventud sonriente y optimista que aclama el cortejo real.

 

    Para hacer una ecuación de Marruecos con el fin de pronosticar seriamente su porvenir, se debe tener en cuenta los dos datos. El primero, es que el peso enorme de la deuda exterior pesa sobre el presupuesto del país e incapacita toda tentativa de resurgimiento. Esto además de la inmoralidad de la administración, de su torpeza y de su corrupción que constituyen la tara del Marruecos activo y la maldición del Marruecos que sufre.

 

    El segundo dato, es que el joven rey y los príncipes y princesas son coherederos de la colosal riqueza dejada por el hombre desaparecido.

 

Poned los dos datos uno al lado del otro y la evidencia de una solución radical al problema de la pobreza de los Marroquíes es obvia: asignar ésta gran fortuna al pago y a la desaparición de ésta pesada deuda. Y ahí está, el nuevo rey que se empina al rango de los héroes. Ahí está, el joven monarca que realiza el acto fundador que le lanzará en la trayectoria de los destinos humanos gloriosos.

 

! Proposición simplista ! ! Ingenuidad infantil ! ! Insana y loca !

 

El joven rey de corazón tierno ¿tiene madera de un héroe para intentar lo imposible ? ¿Tiene la imaginación ingenua y superior para trascender todas las lógicas del abandono y de la capitulación para pensar e imponer esta política de otro temple ?

 

Hace ya más de un cuarto de siglo, yo había propuesto al rey difunto el ejemplo y el modelo de un Santo hombre, luminaria brillante en el firmamento de la historia musulmana que osa desafiar todas las lógicas de su tiempo y de su rango para cambiar completamente la orden recibida, las ideas recibidas y las tradiciones recibidas de su linaje e imponer a los eventos un nuevo giro.

 

    Resplandor incomparable en la historia poscalifana de los musulmanes, Omar, hijo de Abdelaziz, fue proclamado rey después de la muerte de su tío el rey Suleiman. El revela ser un puro entre los puros, empezando su reinado con la restitución de todos los bienes de la nación a la nación. El exige hacer lo mismo a la familia real. Su esposa viendo el rigor y la rectitud de un esposo fuera de lo común, concede y coloca a los pies del rey hasta la última de sus joyas.

 

Es el ejemplo  y el modelo que yo propuse al rey difunto en mi incurable ingenuidad y que yo propongo hoy, sin mucho optimismo, yo lo reconozco, al hijo mortal de un rey ya ido.

 

    El ejemplo de Omar Ibn Abdelaziz es el más conocido en nuestra historia, pero no el único. Otros grandes hombres han dejado en la historia de los musulmanes huellas indelebles. Youssef Ibn Tachfine es uno de ellos y de los más ilustres.

 

Es un juego de niños escribir y describir tal proposición. En el terreno de las realidades vividas, es lo impensable.

 

    Es lo impensable, al menos que el dinámico Mohammad VI no levante su mirada hacia las cúspides y no tome la única solución de liberar al país de la terrible hipoteca que grava nuestro presente y compromete toda esperanza de desarrollo durable y profundo. No es un ligero asunto.

 

    Este gran golpe, si algún día la conciencia real lo concibe y que la audacia soberana osa considerar y ejecutar, permitirá al joven rey inexperimentado y rodeado de una nidada de vísperas, tomar la estatura de un héroe salvador que tatuaría la memoria de la historia y entraría por la gran puerta en la Gracia de Dios.

 

El majzén hassaniano no está listo a entregar el alma. Cuando se ha tomado la costumbre y contraído el virus de la corrupción y de la astucia propias a la administración majzén, alta y baja, no se renuncia fácilmente a las prebendas, a las intrigas y a las conspiraciones.

 

La depuración de una administración corrupta será entonces posible, una vez cumplido el “gran acto”, la regeneración de un sistema anticuado factible, la organización de una solidaridad social basada en el desarrollo y el empleo y no en la sola caridad pública y privada. El gesto decisivo y el gesto heroico consumados, el rey podrá recurrir a la abnegación de todos, a la responsabilidad y a la rectitud de todos a la implicación y al desvelo de todos por construir un Marruecos nuevo, un Marruecos de sueño, un Marruecos soñado.

 

 

Resistencias.

¿Utopía quimera ?

 

No, simplemente una solución de buen sentido. Solución difícil, claro, pues el mundo en el que vivimos no es un planeta sin gravedad, y las resistencias serán múltiples.

 

    Resistencia exterior, cuanto las instancias financieras, los bancos, y las sociedades de inversiones verán sus intereses perjudicados por un desplazamiento súbito e importante de los fondos también importantes.

 

    Resistencia manteniendo el atávico apego a las posesiones de la tierra, éste apego propio de los hombres de todas las condiciones confundidas.

 

    La repatriación de la fortuna amontonada injustamente después de la realización de los bienes inmobiliarios es una solución de alto rango político. Pero es ante todo un deber religioso. Devolver al pueblo Marroquí lo que el difunto “padre de la gran familia marroquí” ha amontonado, no es más que hacer justicia. El joven rey de corazón tierno y con dinámica emprendedora deberá decidirse a considerar una solución radical relativa a su legado pesado, si no esto será el estancamiento de Marruecos y su hundimiento más profundo en el subdesarrollo.

 

    Esta proposición osada que parece a primera vista un índice de dulce locura, el propósito de una imaginación alada o la divagación de un trastornado perseguido por una idea fija, parecerá algún día como el buen sentido y la solución de sabiduría.

 

    No es ridículo y mezquino hacer tanto ruido alrededor de la fundación Hassan II, éste organismo cuya idea ha germinado en algunas cabezas sin seso o en la de un empedernido hipócrita. ¡Qué trivialidad, cuando se quiere atribuir al nombre  de un hombre reputado ser una de las más grandes fortunas del planeta (fortuna estimada por algunos en 40 o 50 mil millones de dólares, sin contar el inmobiliario y los otros haberes) la administración y la gestión de los calamitosos pequeños mil millones del segundo GSM !

 

¿Estas son habladurías de lenguas viperinas de un palmo, de aquellos que atribuyen a un hombre ausente después de muerto, riquezas inexistentes ?

 

¿Odiosas calumnias divulgadas por la media irresponsable ?

 

¡Qué se publique una confesión completa ! ¡Qué se le diga al pueblo la verdad y la cifra exacta o aproximada de los bienes expoliados !

 

 

Los nuevos conceptos. 

El joven "padre de la nación" sabe ahora quien guarda los secretos y las llaves del verdadero cambio. Ya que él propone un nuevo concepto de la autoridad, que él actúe en conformidad con un nuevo concepto de la justicia y del reparto equitativo entre los miembros de la misma familia.

 

Una nueva concepción de la economía y del desarrollo, hasta ahora, fuera del alcance, se le impone, si el quiere sacar al país del atolladero. La ecuación que alinea la deuda exterior de Marruecos con los haberes del rey de Marruecos pone el grito en el cielo. La deuda exterior absorbe, ahora después de las ganancias del ajustamiento estructural algunos 36% del PNB de Marruecos. Paralelamente, la tasa razonable del ahorro nacional que se necesita para una salida seria de la economía es del orden del 36%. Otra ecuación, cuyo interés, si él escapa al entendimiento de los pequeños contables realistas y cerca de sus cifras no escapará a las imaginaciones intrépidas.

 

El acto decisivo, el gesto histórico, propuesto al joven rey emancipará a Marruecos del yugo de la banca mundial. El pondría a Marruecos al abrigo de las imposiciones de esta institución carnicera que ha forzado al país a someterse a las restricciones despiadadas del ajustamiento estructural con el coste social que ha abatido a Marruecos.

 

Delante de la devastación social que ha provocado y que amenaza de empeorar, el dominio de la dicha banca mundial en las economías con deudas, se habla de la empresa ciudadana. Se hace un llamamiento a la solidaridad social para aliviar la vida de los estratos pobres de la sociedad.

 

¿Mohammad VI puede impulsar sus solicitudes hacia los pobres, más allá de la beneficencia organizada?

 

¿Se puede ver algún día al rey metamorfosearse en rey ciudadano? El mismo conduce su automóvil y para en el semáforo rojo. Pero no es esto lo que hará reinar en el país la paz social tan valorizada.

 

La liquidación del expediente deuda/fortuna real en el sentido que nosotros deseamos, tendría para Marruecos inmensas ventajas. La inversión repartiría el dinero afectado hoy por la amortización de la deuda, sería destinado a la inversión pública. La enseñanza y la educación de los que la inercia y las indecisiones han rebajado al país al rango 125 en el mundo, sería salvado del desastre. La infraestructura, deficiente o inexistente en las zonas rurales sería claramente mejorada. El poner fin al enclave social y geográfico de las zonas desfavorecidas permitiría un retroceso sensible de la pobreza. El desempleo podría ser acabado por procedimientos más eficaces que el reclutamiento de un millar de trabajadores por aquí, o el contrato de una centena de doctores y de ingenieros por allá. 

 

El gran acto consumado, el soberano podría acometer, con una autoridad indiscutible y una estatura moral sin igual, a la corrupción y a la inmoralidad que difunden los medios de comunicación marroquíes. No habrá una salida seria sin moralizar a la política, a la administración y a la sociedad. No se puede moralizar a los otros sin comenzar por sí mismo. El gran acto es ante todo una acción moral.

 

Equipados entonces de medios económicos y financieros, se podría considerar el saludo público y entrar al mismo nivel, con un aire nuevo de transparencia y de verdadera democracia.

 

Acabo de escribir la palabra mágica, la palabra fetiche, el comodín.

Salé, Domingo 05 Châabane 1420, correspondiente 14 de noviembre de 1999.

Abd Assalam Yassine

 

 

Yo no tengo el espacio para discutir aquí de los principios y del progreso, que constituiría el advenimiento de una democracia propia en un país como el nuestro. La regla democrática, es decir en resumen la libertad y el derecho del pueblo de escoger su gobierno es para nosotros la única salida de la tiniebla absolutista. No es ni el momento, ni el lugar de procesar la democracia que sufre de dolores incurables hasta en su casa.

 

Yo hablo de la regla democrática para hacer el distingo entre el procedimiento y la organización y el corolario inherente a la democracia moderna: la laicidad, la secularización y la indiferencia a los valores espirituales y morales; si somos compradores de la regla y del procedimiento democráticos, rechazamos todo lo que nos aleja de nuestra razón de ser : el Islam.

Durante mucho tiempo excluidos de la escena política, que se nos permita permanecer escépticos cuanto a las posibilidades de una redención global por el joven monarca. Mientras tanto, en conformidad con la lógica general del Islam, que no excluye el paso progresivo de un arrepentimiento y de un restablecimiento, no tenemos prisa.

 

Y siempre en conformidad con ésta lógica, permanecemos ésta “fuerza tranquila” de proposición. Que se muestre a los ojos del mundo como él las gasta, que hay alguien detrás de la barra que dirige el navío con sabiduría y rectitud después de la destitución de los ministros piratas. Que se administre al pueblo adolorido, con los actos viriles y decisivos, la prueba de que la traición tiránica e impía no va a repetirse a lo idéntico, que la bocanada de esperanza que la juventud respira al contacto con el joven rey no es el anuncio de una borrasca, que los herederos de la fortuna colosal van a soltar prenda.

 

La fortuna heredada podría cubrir varias veces la deuda de Marruecos y financiar las necesidades urgentes de Marruecos. Proponiendo al rey y a los príncipes y princesas el arrepentimiento y la restitución de los bienes del pueblo, yo no les pido evacuar sus villas y compartir con los Marroquíes desprovistos el hábitat siniestro de los barrios de latas. El rey representante del Estado, debe tener a su disposición los medios materiales de su rango. Los príncipes y princesas tienen derecho, una vez que se hayan mostrado solidarios con la tentativa ejemplar e histórica que proponemos, tendrían derecho al reconocimiento del pueblo y a sus consideraciones. Ellos tendrían derecho ante todo y sobre todo al agrado de Dios.

 

Que el rey, descendiente del Profeta y musulmán convencido lea y haga leer a los suyos el Corán y el Hadiz de su ancestro. Los versículos del Corán y la enseñanza del Hadiz detallan el castigo reservado a los potentados inicuos y maldice la injusticia y los injustos. El “Kitab al madhalim” en la colección de Al-Bujari sería una lectura edificante para todos.

 

Yo deseo muchas agallas y coraje al joven rey repitiéndole a guisa de adiós:

    Salvad a vuestro pobre padre de la tormenta restituyendo al pueblo los bienes que le pertenecen de derecho. ¡Salvaos ! ¡Arrepentios ! ¡Temed al Rey de los reyes! ¡ Buena suerte y adiós !