RAMADÁN
Realmente, el Islam
es un conjunto de actos sencillos pero extraordinariamente poderosos y
definitivos. La fuerza de la Nación no está en ninguna unidad política, está
en la sincronía de las voluntades de millones de personas que se identifican
con una espiritualidad sin ídolos. Ninguna jerarquía dirige el Islam, ninguna
institución representa a los musulmanes, ningún poder lo gobierna,... los
pilares de esa sincronía que hermana a pueblos distintos son momentos cósmicos,
fuera del arbitrio de los hombres. Eso es lo que hace irreductible al Islam, lo
que lo conforma como Nación que trasciende la historia para ser fiel a lo más
auténtico en el ser humano: el califato, es decir, la soberanía.
Ramadán es un mes
singular porque el Islam es singular, porque Allah es Uno. No en vano es el mes
del Corán. De forma espontánea, los musulmanes tienen presente su identidad
como tales con mayor énfasis durante los días que dura Ramadán. Las mezquitas
se llenan, las tradiciones se acentúan, las enseñanzas del Islam se difunden,
todo en medio de un bullicio propiciado por la magia de una luna que fue testigo
del descenso del Corán hasta el cielo del mundo para, desde allí, pasar al
Corazón de Sidnâ Muhammad (s.a.s.), que se había apartado del mundo para
lograr una perspectiva desmitificadora, cayendo ante él los dioses para alzarse
la Verdad, el Uno-Único, el Señor de los Mundos.
Ramadán es un mes
contra todas las idolatrías, y eso es lo que libera a los musulmanes y los hace
peligrosos en el mundo de los totalitarismos. ¡Qué ridículos suenan los que
entre los musulmanes predican ahora el miedo y aconsejan el disimulo! Nada hay más
grotesco que aconsejar sumisión a los que no tienen más verdad que la que rige
el universo...
Desde nuestra Zawiya
en Sevilla, los Musulmanes Andaluces declaramos nuestra postura: porque estamos
contra el terrorismo y los oscurantismos, condenamos en primer lugar los crímenes
de Estados Unidos, de Israel, de Rusia,... porque detestamos la mediocridad y la
vileza, condenamos la política rastrera del Estado español... porque estamos
en contra de los acomodamientos, condenamos a los musulmanes ‘moderados’, a
los ‘prudentes’... porque estamos en contra de la locura y el despropósito,
estamos en contra de los ‘radicales’, de los ‘integristas’... No estamos
a favor de Bin Laden ni de los talibán, no son lo que queremos para el Islam ni
para nuestra tierra, pero la hipocresía, las maquinaciones, el engaño a nivel
global, nos parecen más peligrosos, más furtivos, más destructivos.
Ramadán es un mes en
el que se toman decisiones importantes. Cada musulmán elige no comer ni beber
mientras dura la luz solar. Son capaces de prescindir de algo importante por
algo más importante: la fidelidad a su Señor, a sí mismos, a su Nación, a
sus raíces, a su presente y a su futuro. Se trata de un acto radical, de
profundas implicaciones, yendo contra la inercia de los que renuncian a ser
protagonistas de su verdad para dejarse llevar por la corriente de un mundo que
va hacia su misma negación.