Barra de Estrellas o Estrella de David

(La conexión Israel-América)

 

         Al optar por una agresión injustificada contra los enemigos de Israel, los USA se han embarcado en un proyecto más allá del imperialismo, y se mueven hacia una guerra mundial, la guerra de Armagedón. (Ronal Bleier, Demographic, Enviroment and Security Issues Project)

 

         En muchos sentidos, el año 2.003 podría ser considerado como uno de los más catastróficos en la historia del mundo islámico. La ocupación americana de Iraq que comenzó ese año y que culminó una década de un proceso de destrucción paulatina de dicho país –uno de los mayores estados árabes con un peso estratégico inmenso- ha representado la culminación última de la humillación árabe. Al mismo tiempo, la brutalidad israelí en los Territorios Ocupados alcanzaba su cota máxima en el 2.003, cuando los tanques israelíes, los bulldozers y los soldados aterrorizan rutinariamente a los palestinos, a sus pueblos y a sus ciudades en Gaza y en la Franja Oeste convirtiéndolos en mega-prisiones.

 

         Igualmente tanto Siria como Irán se han convertido en objetivos del régimen de USA. Siria ha sido amenazada con sanciones si continúa ayudando a la resistencia palestina, desarrollando armas de destrucción masiva, o permitiendo a los combatientes árabes que crucen su frontera para entrar en Iraq. Por otra parte, tanto Irán como Libia han cedido a que inspectores internacionales llevan a cabo una inspección de sus plantas de producción de energía nuclear mientras que a Israel se le permite mantener en secreto su arsenal nuclear. De hecho, cualquier intento árabe de incluir a Israel en el tratado de no proliferación nuclear ha sido vetado sistemáticamente por USA. El mensaje es claro: Israel está por encima de la ley, y tan solo los estados musulmanes han de ser inspeccionados y desmilitarizados.

 

         Y lo que es aún más grave, por primera vez en la historia del Mundo Musulmán, los líderes de los USA y sus ideólogos no discuten sólo abiertamente la reconfiguración del mapa de la zona, sino también la destrucción y reconstrucción de la psique musulmana. Eslóganes como “modernización del Islam” y la “guerra de ideas” han llegado a ser algo rutinario dentro del léxico de los estrategas americanos (el abuelo de los neoconservadores, Norman Podhoretz, habla abiertamente de un esquema que contemple, “la esperada reforma interna y la modernización del Islam” y de la necesidad de imponer “una nueva cultura política sobre las partes que han sido derrotadas.” El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, habla repetidamente de una “guerra de ideas”. Para un análisis detallado véase Stephen J. Sniegoski, “War on Iraq –Conceived in Israel,” Current Concerns). Todo esto corre paralelo con la presión por parte de USA sobre los estados musulmanes para que éstos cambien los programas de estudios de los colegios y se erradiquen de los mismos cualquier referencia a ciertas ideas islámicas, tales como el martirio o el Yihad, esenciales al Islam en sí. Todo ello está encontrando un grado de complacencia sorprendente por parte de los regímenes árabes y musulmanes,  de seguir la voluntad de los USA con tal de que se les garantice su permanencia en el poder. Incluso las instituciones académicas islámicas en el mundo musulmán, en tiempo bastión de la resistencia contra la invasión extranjera, han llegado a convertirse en empresas propiedad del estado, diseñadas para propagar una cultura de derrotismo, pasividad y apatía en los ciudadanos árabes y musulmanes.

 

         Y cuando entramos en el año 2.004, nos encontramos que el mundo musulmán está completamente cercado, no ya solo por la presencia de tropas de los USA en suelo musulmán, o por la carnicería israelí en los Territorios Ocupados o las prácticas ejecutadas por los dictadores pro-americanos, sino también por la sistemática destrucción del tejido social, político e histórico de las sociedades árabes y musulmanas.

 

         Sorprende ver que tras la captura de Saddam Hussein, muchos analistas occidentales y muchos analistas árabes acomplejados por un sentimiento de culpa y deseosos de pedir perdón, parecen haber perdido de vista los objetivos reales de la campaña de los USA en Iraq. Muchos han catalogado la captura de Saddam como el comienzo de una nueva era de libertad para Iraq, y el inquebrantable compromiso de los USA para llevar la liberación al pueblo árabe. Es importante recordar aquí que la guerra de USA contra Iraq forma parte de los grandes designios de Israel para la región. Los neoconservadores y su contraparte en Israel no solo tienen una agenda en común, sino que en los últimos meses han adoptado políticas comunes en las tierras ocupadas árabes de Palestina e Iraq. Los lazos estratégicos entre Israel y los USA en su papel en la guerra de Iraq no son solo el producto de una teoría conspirativa que desea poner la culpa en una ficticia “cruzada Sionista-Occidental”. De hecho, el compromiso de ayuda a las necesidades de autodefensa de Israel corre paralelo al compromiso de defensa por parte de Washington a sus aliados de la OTAN, con la sola diferencia de que Israel se resera el derecho de tomar sus propias decisiones con respecto a la paz y a la guerra. La garantía de USA hacia la seguridad de Israel es algo firme, abierta y manifiestamente diferente de otros compromisos contraídos con otros estados. El prominente estratega israelí Nadav Safran afirma que: “La relación entre los USA e Israel ha sido...de lo más inusual en los anales de las relaciones internacionales...Ha calado en las sociedades así como en los gobiernos de los dos países como ninguna otra relación anterior, a excepción quizás de los lazos entre Gran Bretaña y USA.” (Nadav Safran, Israel: The Embattled Ally (Cambridge, Mass.: Belknap Press, 1981): 332)

 

         Todos estos préstamos dan peso a la teoría de que la guerra de Bush es parte de un plan aún mayor para reconfigurar Oriente Medio con el objetivo de servir a los intereses de Israel. Los halcones neoconservadores empezaron a presionar para el derrocamiento de Saddam en 1998, a través de una carta de Richard Perle dirigida a la administración Clinton y firmada por 40 prominentes figuras neoconservadoras. Muchos de los firmantes llegaron a ser consejeros del gobernador George W. Bush, y algunos alcanzaron puestos de importancia en la nueva administración. Los halcones incluyen en el Pentágono a figuras como Paul Wolfowitz, Douglas Feith, William Luti y Harold Rhod, en la Oficina del Vicepresidente a Lewis “Scooter” Libby y a John Hannah; en el Departamento de Estado a David Wurmser; en el Consejo de Seguridad Nacional al antiguo general Wayne Downing. (Joshua Micah Marshall, “¿Bomb saddam?” Wasshington Monthly Junio 2002)

 

          Después del 11 de septiembre resultó evidente que los círculos de toma de decisiones estratégicas de los USA habían sido asaltados por fanáticos neoconservadores que presionaban para una guerra contra todo el mundo musulmán poniéndose al servicio de los intereses de Israel. Kathleen y Bill Christison escribieron en el diario de izquierdas Counterpunch: “La insinuación de que la guerra contra Iraq está siendo planeada por orden de Israel, o por instigación de asesores políticos cuya motivación principal es crear un entorno seguro para Isael, es fuerte.” (“A Rose by Another Other Name: The Bush Adnminstration’s Dual Loyalties” Counterpunch Diciembre 13, 2.002). Hay que añadir a esto que el comentarista israelí Akiva Eldar recientemente señaló en la columna del diario israelí Ha’aretz que Perle, Feith y sus seguidores, “caminan por una estrecha línea divisoria de lealtad al gobierno americano y a los intereses de Israel.” El profesor de Harvard Stanley Hoffman señala que, “Y, finalmente, hay una colección imprecisa de amigos de Israel, que creen en la identidad de intereses entre el estado Judío y los Estados Unidos...Estos analistas miran la política exterior a través de las lentes de la principal preocupación: ¿Es bueno o malo para Israel? Desde la fundación en 1948 de aquel estado, estos pensadores no han olido bien en el Departamento de Estado, pero ahora están bien incrustados en el Pentágono alrededor de estrategas tales como Paul Wolfowitz, Richard Perle y Douglas Feith.”

 

         Israel siempre ha visto a Iraq, con su altamente educada población y sus enormes riquezas naturales, como un rival potencial en Oriente Medio. Una guerra de USA contra Iraq incrementaría la antipatía de los árabes hacia América y polarizaría aún más las relaciones entre Occidente y el mundo musulmán –un resultado positivo para Israel.

 

         Israel siempre ha tenido la esperanza de utilizar las masivas reservas petrolíferas de Iraq. Hay que recordar que incluso antes de la ocupación de Iraq se produjeron múltiples esfuerzos por parte de los USA por llevar el petróleo de Iraq hasta Israel. En el denominado Memorando de Entendimiento de 1975 (MoU), los USA garantizaban todas las necesidades petrolíferas de Israel en caso de crisis. Dicho acuerdo, que ha sido renovado cada cinco años, también recogía que los USA se comprometían a construir un stock de reservas estratégicas para Israel, valorado en 3 mil millones de dólares en el año 2.002. Se promulgó una ley especial para eximir a Israel de cualquier restricción a las importaciones de crudo de los USA. Además, los USA manifestaron su consentimiento en desviar petróleo de sus reservas internas, incluso aún cuando ello conllevara un recorte en el uso doméstico nacional del crudo y garantizaba además la entrega del crudo prometido a través de sus propios tanques si los buques comerciales no querían o no podían realizar el transporte petrolífero hasta Israel. El Ministro israelí de Infraestructura Nacional, Joseph Paritzky, ha hablado abiertamente sobre la posibilidad de reabrir de nuevo la ya hace tiempo cerrada línea petrolífera que partiendo de Mosul atraviesa el Mediterráneo hasta el puerto de Haifa. Con un Israel pobre en reservas energéticas propias y dependiente del encarecido petróleo ruso, la reapertura de dicha conducción significaría un verdadero balón de oxígeno a su maltrecha economía. Además, la citada línea de abastecimiento disminuiría la dependencia de los USA sobre las reservas petrolíferas del Golfo y le daría acceso a la segunda mayor reserva de petróleo del mundo.

 

         Para los residentes del Triángulo Sunní de Iraq, que han pasado años viendo en televisión imágenes de cómo los residentes de la Franja Oeste y de Gaza vivían bajo el cerco israelí, sometidos a estrictos controles de seguridad y sufriendo el rutinario bombardeo aéreo y las incursiones militares, las prácticas americanas en Iraq les han tocado en un punto sensible. De hecho, las fuerzas americanas en Iraq han estado recibiendo lecciones de ocupación y tácticas de contrainsurgencia por parte del ejército israelí. Los israelíes han suministrado al ejército americano equipamiento de vigilancia aérea, bulldozers acorazados D-9 y otros equipamientos militares. Un alto cargo de la Agencia de Proyectos e Investigaciones Superiores del Pentágono se han encontrado con el Director General del Ministerio de Defensa de Israel Amos Yaron para visitar diversas empresas de alta tecnología en materia de defensa israelí. Además, fuentes de seguridad israelíes han dicho que se está estudiando el asalto masivo mediante fuerzas camufladas como árabes de soldados americanos en Iraq, como una estrategia posible.

 

         Durante los últimos seis meses, villas enteras en Irak han sido cercadas por alambres de espinos y  sus habitantes obligados a pasar por puestos de control controlados por soldados americanos. Además, aviones americanos y artillería pesada han derruido edificios sospechosos de albergar a miembros de la resistencia y se han producido además detenciones de familiares para obligar a rendirse de esta forma a los guerrilleros. Los oficiales militares americanos también ha recurrido a la táctica israelí de búsqueda de casa por casa a la caza y captura de miembros de la resistencia derribando las puertas y las paredes con baterías portátiles. Uno de los principales planificadores de la ofensiva de las Fuerzas Especiales en Iraq es el Teniente General William “Jerry” Boykin, quien ha equiparado repetidamente  al mundo Musulmán con Satán. Según Boykin, “Satán quiere destruir esta nación (USA)...y nos quiere destruir como ejército Cristiano.” Boykin ha sugerido que el mundo Musulmán odia a América porque, “nosotros somos una nación de creyentes.” Consejeros del Pentágono han descrito a Donald Rumsfeld y a William Boykin “como dos viejos guerreros” después del encuentro sostenido con los mismos el verano pasado.

 

         La cooperación USA-Israel no es un fenómeno nuevo, y ha sido reforzada desde hace tiempo por la planificación conjunta estratégico militar sobre la guerra de Iraq. De hecho, antes de la guerra, fuerzas de seguridad israelíes han señalado que oficiales americanos han visitado una maqueta de una ciudad árabe utilizada por Israel en su entrenamiento, y que tropas de USA e Israel han realizado ejercicios militares conjuntos en el Desierto del Negev. Así mismo oficiales de los USA han estudiado las tácticas represivas empleadas por Israel en el brutal asalto a la ciudad de Yenín hace ahora un año en el que murieron cientos de palestinos. Otros informes también han señalado que escuadrones israelíes ya estaban presentes al Oeste de Iraq antes de la guerra para neutralizar cualquier posible misil iraquí contra Israel. Además de todo esto se sabe que comandos y unidades de inteligencia israelíes trabajaban estrechamente con sus aliados americanos de las Fuerzas Especiales de entrenamiento en la base de Fort Bragg, Carolina del Norte.

 

 

         Conclusiones

         El impás en el que se halla actualmente Oriente Medio no tiene precedente histórico en la región. Los pueblos de Oriente Medio no solo tienen ya que combatir contra las fuerzas de ocupación y los dictadores, sino que además deben mantener una lucha por conservar sus identidades islámicas y árabes. Lo que es más importante, la alianza estratégica USA-Israel tras el 11 de septiembre es muestra de unas características de relación que jamás se habían producido con anterioridad. Bajo circunstancias normales es lo común que las grandes potencias ejecuten las guerras por delegación de tal forma que a través de poderes más pequeños que ella lleven a cabo las guerras en beneficio de los intereses de la potencia mayor. Sin embargo, la influencia dominante de los estrategas americanos proisraelíes en la actual administración Bush ha hecho en realidad de los USA un poder delegado y subordinado a su aliado más pequeño, Israel. Durante décadas, la ayuda a Israel ha sido un pilar de la política exterior de América en Oriente Medio. En los últimos años, sin embargo, la política exterior americana ha llegado a ser casi idéntica a la de Israel. De aquí que, como observadores de política internacional, asistimos a la imposición de la agenda de Israel sobre la de los USA, y lo que es aún más grave, la imitación de las tácticas de ocupación ya probadas por Israel por parte del ejército americano en Iraq.

           A pesar de las dificultades, los pueblos de Palestina e Iraq han demostrado una extrema capacidad de recuperación. Es bastante con observar como dentro de los últimos meses cuatro de los antiguos directores del Shin Bet, la agencia de seguridad interna de Israel, y el actual jefe de departamento de militar de Israel han advertido de que la represión de puño de hierro empleada en los Territorios Ocupados conducirá a una catástrofe militar y social. De hecho, los últimos acontecimientos indican que los asesinatos, arrestos, las masiva destrucción de casas, el uso bloqueos en las carreteras y los continuos toques de queda, no han hecho mas que alimentar el odio hacia Israel en la Franja Oeste y Gaza, y al respaldo masivo de los actos de resistencia. A través del empleo de tácticas similares en Iraq –un país mucho más grande que Palestina, con fronteras permeables y con un casi ilimitado acceso a las armas- las tropas americanas pueden encontrarse a sí mismas dejando Iraq de la misma forma en que ya lo hicieran en Saigon “colgados por cuerdas de los helicópteros.” 

 

         Kareem M. Kamel es escritor que reside en el Cairo, Egipto. Posee un Máster en Relaciones Internacionales y se ha especializado en estudios de seguridad, decisión, política nuclear, política de Oriente Medio y política del Islam. Actualmente es asesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Americana del Cairo.

 

         Fuente: Islam Online

         Traducción: Musulmanes Andaluces