¿QUÉ
ES UNA FATWA?
Existe una acepción estricta y otra amplia para esta
voz árabe. En sentido estricto, una fatua es la respuesta que un experto en
Derecho Islámico da a una pregunta relativa a su disciplina. Una fatua podría
pertenecer al mismo género que entre los católicos se denomina “teología
moral”, como podrá apreciarse a continuación.
En muchos casos, un musulmán duda acerca de cuál sería
el proceder islámico más correcto en un caso práctico y concreto. Por
ejemplo: ¡son válidos todos los medios de transporte para cumplir la
peregrinación a Meca al-Munawara?¿Si está prohibida la usura en términos
claros en Qur’an al-Karim, es lícito depositar dinero a interés en un banco?
¿En determinado caso, está eximido un musulmán de guardar el ayuno durante el
mes de Ramadán?, etc.
La respuesta, proveniente de un reconocido experto en
Fiqh (Derecho islámico) , recibe el nombre de fatua. No es un decreto o una
ley, porque tiende a resolver una duda en un caso concreto más que a generar
una norma general; además tampoco proviene de una autoridad estatal, sino de
alguien cuya autoridad emana de su erudición y prestigio; tampoco es una
sentencia, porque no se origina en un juicio o procedimiento judicial, ni es
emitida por un juez: se trata de la respuesta a una consulta. Por su forma, se
asemeja a la jurisprudencia: es decir a los precedentes que muchas veces son
seguidos en los casos sucesivos, pero se diferencia de Ésta porque no proviene
de jueces ni juicios.
La fatua no es el resultado del esclarecimiento de
hechos, sino de un esfuerzo de interpretación. Así, si la pregunta contiene
una hipótesis sobre hechos, la respuesta tendrá también un carácter hipotético.
En cierta ocasión, le fue preguntado al Ayatullah Sistani si era lícito fumar,
dado que “muchos boletines médicos sostienen claramente lo dañino que es
fumar”. La respuesta fue dada teniendo en cuenta un principio del Fiqh que
desalienta todo aquello que causa daño a la salud, pero sin pronunciamiento
sobre temas que son exclusivamente médicos: “si el fumar causa daño
sustancial al hombre, la mujer o el feto, entonces está prohibido, ya sea para
un principiante o un adicto,(en este último caso) siempre y cuando no sufra daño
sustancial el dejarlo” (Contemporary Legal Rulings in Shii Law). Aquí el
experto deja en manos de los médicos establecer los hechos: si son tales como
se alude en la pregunta, entonces la respuesta es tal.
Nótese que las leyes sancionadas por las autoridades
de cada Estado islámico, según el caso, siguen o se aparan de las conclusiones
de los jurisconsultos islámicos. Muchas de las cuestiones puestas a resolución
en las fatawa (plural de fatwa) no tienen luego recepción en el derecho
positivo. En Irán, por ejemplo, la patria de Ayatullah Sistani, jamás se
prohibió fumar, así como nunca se controla la forma en que las personas
realizan los salat o si disponen de medios para realizar el Hayy. En cambio, las
leyes civiles prohíben la fabricación y comercialización de otras drogas para
la estimulación, entre ellas el alcohol.
La fatwa, en conclusión, es una forma de divulgación
del Fiqh, es la herramienta para hacer conocer a los musulmanes los alcances del
canon islámico en los casos prácticos de todos los días. Las fatawa
usualmente no contienen en su totalidad los considerandos, los argumentos que
las motivan. Son un resultado, no un procedimiento. Los procedimientos para
inferir conclusiones concretas en materia de Fiqh son la materia de estudio y
amplio debate en todas las universidades islámicas del mundo, así en Al Azhar
(Egipto), como en Qom (Irán) o Nayaf (Iraq).
En sentido amplio, también se conoce como fatwa toda
conclusión de un experto en Fiqh, aunque no adopte la forma de respuesta frente
a una pregunta concreta. Esto es, por ejemplo, los volúmenes de masáiil fiqhya
(cuestiones de fiqh) de diversos autores, compilan las cuestiones más
planteadas, algo así como las FAQ (Frequently asked questions) según la sigla
tan usada en computación, aunque a veces se sumergen también en los más
arduos y abstractos problemas.
Nota. En nuestro medio, el gran público no asocia con
la palabra fatwa otra cosa que la decisión del Ayatullah Jomeini acerca del
autor de la larga y minuciosa blasfemia titulada Versos Satánicos. Por lo que
hemos explicado, dicha decisión no es una fatwa ni en sentido estricto ni en
sentido amplio, pues carece de los rasgos característicos de este instituto.
Muchos la han considerado un hukm, un mandato ejercido en nombre del Imam. En
nuestra opinión, se trata de un decisión política con una fuerza simbólica,
un grito de protesta cuyo verdadero objetivo no era que corriera sangre, sino
que el mundo oyera el reclamo del Islam ultrajado, De otro modo nada hubiera
costado a un gobierno enviar asesinos al estilo del Mosad para que cumplieran su
trabajo en silencio y sin aviso, para vanagloriarse después. Al hacer el
anuncio en forma tan pública, el Ayatullah Jomeini permitió incluso que la
vida del ofensor fuera resguardada por los servicios de seguridad británicos,
pero al mismo tiempo hizo oír su voz todos los rincones del mundo.
Texto
extraído de la Revista Al-Qibla
(Asociación Islámica Badr de Melilla)