"España o las Españas"
Enrique Iniesta
Leer a don Enrique siempre es sinónimo de deleitarse con su marcado estilo inconfundible y con sus comprometidas obras, todo ello en una mezcla de ironía, rigurosidad, cercanía con el lector, y por supuesto implicación personal.
Leer a Iniesta es reconocer, como dice Manuel Hijano en el prólogo de la obra que nos ocupa, que sus obras "nos ayudan a los andaluces a conocernos mejor". Y en ésta en concreto descubrimos a un Enrique Iniesta “pringándose” en uno de los temas más delicados de todo el referente social y nacional de la realidad del país andaluz, ni más ni menos que la visión de España de Blas Infante.
Con esta responsabilidad nos adentramos en una farragosa pregunta: "España. Pero, ¿qué España? ¿Cómo llegó a ser España?", adentrándonos en uno de los lados más oscuramente ocultados de Blas Infante, oculto por siglos de historicismo oficialista y centralista con todos los medios de los que puede disponer un estado.
Estas páginas nos sacan a un Infante puramente confederalista de los sótanos
en que 40 años de dictadura y 30 de plutocracia lo han enterrado, desmontando
teorías que incluso hoy muchos historiadores no se atreven a poner en tela de
juicio.
Don Blas –como gusta decir a Enrique Iniesta- declara abiertamente su
antieuropeismo, concibiendo a Al Andalus como heredera, no sólo de la Bética,
sino de toda la Hispania romana, lo que directa e indirectamente revienta los
dos pilares del estado español moderno: la “conquista” musulmana de la península
ibérica, y la posterior “re-conquista” castellana. No solamente supone un
anticipo de décadas en posturas de historiadores críticos –como Olagüe-,
sino que también presenta a Castilla como una víctima más del invento que hoy
conocemos como España; y una Castilla engañada por Europa y convencida por
Francia para matarse con sus hermanos hispanos del sur:
"Europa tiene dos vestales –como escribiría Blas Infante-:
una a Oriente, Grecia; otra a Occidente, Andalucía. Aquélla fue liberada y se
hizo europea. Ésta fue conquistada por Europa y resistió y resiste y jamás,
mientras sea libre, llegará a ser europea".
Para
Blas Infante, y éste es otro de los pilares tanto del libro como de todo el
pensamiento infantiano, el suyo es "pueblo de abolengo andaluz o musulmán",
declarando a los jornaleros como herederos directos de los desheredados
moriscos, aquellos de cuya negación lo inexistente ha montado su propia y
ficticia historia.
Afirma pues, categóricamente, la pervivencia de lo morisco hasta el día
de hoy, como testigo de segunda de la mayor invención nacionalista de toda la
historia de la Península Ibérica, la española.
En otro orden de cosas –o no tanto- tenemos algunas referencias del
contacto directo de Blas Infante con el Islam más vivo, el Islam en sociedad,
como su viaje a Agmat en 1924 para visitar el lugar donde está enterrado Al
Mutamid, último rey musulmán del Reino de Sevilla, "para rezar ante su
tumba", y un sin fin de documentación y bibliografía que apoyan a don
Blas en sus tesis del norte colonizador:
"La continuación conquistadora se expresa en la persistencia de
conceptos despectivos elaborados por la enemiga hacia nuestra cultura y contra
nosotros".
De este libro no se escapa nadie, ni la clase política, ni los
intelectuales, historiadores, señoritos, latifundistas, burócratas, supuestos
musulmanes, ni la mismísima Guardia Civil se libra del acertado repaso de don
Enrique, cuyas palabras nos demuestran una vez más que Blas Infante no es
inventor de nada, pero sí catalizador de toda una filosofía social que, aunque
nos lo oculten, no nos es en absoluto ajena.
"Trabajemos por la posteridad y adoremos por ella la superación de nosotros mismos"
"Al-hizb
al-qaim wa al-mulk ad-daim li balad al-Andalus"
‘Isa Bergara
España
o las Españas. Debate con Blas Infante,
Enrique Iniesta Coullaut-Valera, Ed. Comares S.L., Granada, 1998