al-Málik
Allah no necesita de nada ni de nadie, Él es suficiente para sí, por un
lado, y, por otro, abastece a las criaturas de lo que necesitan, por pura
magnanimidad. No debe nada a nadie, mientras que todo le debe todo. Su
existencia es Él mismo, sus Cualidades son Él mismo y Él es Libre en sus
acciones. Todo lo demás le debe la existencia, tiene las cualidades que Allah
crea, y sus acciones están sujetas a la decisión de Allah. Para ser, Allah
prescinde de todo; y las criaturas, para ser, necesitan de Allah. Esto es lo que
hace de Él el Soberano, el Libre, al-Málik, mientras que la criatura es
mamlûk, está sometida al Rey.
Siendo así, todo lo que existe es de Allah y le pertenece: de Él viene
todo lo que podemos ver, oír y pensar. De ahí que Málik también
signifique Propietario. En este sentido, la creación entera es mamlûk
de Allah, es posesión suya. El mundo es su reino, Mulk, su
dominio, el espacio en el que se manifiestan su soberanía, su poder y su
liberalidad.
Nadie posee esas características, salvo Allah. Por eso decimos que el
Nombre Málik le corresponde en plenitud a Él solamente. Ahora bien,
puesto que una persona puede crecer en independencia respecto al mundo y a sus
semejantes y proveer al mundo y a sus semejantes con sus bondades, -sin llegar
jamás a alcanzar el grado de plenitud que corresponde en exclusiva al Creador
de los cielos y de la tierra y sin poder en ningún momento prescindir de Él-,
podemos afirmar que hasta cierto punto participa de la significación de la
palabra Málik.
Entre los seres humanos, merece el nombre de málik quien sólo
posee a Allah y prescinde de todo lo que no sea Él, y junto a esto gobierna su
reino, que es su corazón y su cuerpo, de modo que todas sus fuerzas y súbditos
le obedezcan. Su verdadero reino es su corazón y su cuerpo, y sus ejércitos
son sus pasiones, su ira, su apetito, y sus súbditos son su lengua, sus ojos,
sus manos y el resto de sus miembros. Si gobierna todo ello y no es poseído por
sus ejércitos y sus súbditos, si lo obedecen y no se le rebelan, ha alcanzado
el grado de la soberanía en el reino de su ser.
Si a ello uno prescindir de la gente mientras la gente no prescinde de él,
necesitándolo para sus vidas y su espiritualidad, haciéndose generoso y
maestro, entonces es rey en el reino de la tierra.
Ese
es el grado de los profetas, pues prescindieron de todo salvo de Allah, mientras
que la creación entera necesita de ellos. A los profetas los siguen los sabios,
que son sus herederos, y el reino de cada uno de ellos es en función de su
independencia y la capacidad con la que guían a las gentes.
Cumpliendo
con las condiciones señaladas, el hombre se acerca al grado de los Malâika,
los Ángeles (Málak, en singular) cuyo nombre en árabe deriva
precisamente de la misma raíz que da forma a Málik. Los Ángeles son
seres descarnados, libres de las dependencias que acompañan a la condición
humana.
Se
cuenta que un sabio fue recibido en audiencia por un príncipe que le dijo: “Pídeme
lo que necesites”, y el sabio le respondió: “¿Cómo yo habría de
pedirte nada cuando tengo dos esclavos que son tus dueños?”. Y el príncipe
le preguntó: “¿A qué te refieres?”, y el sabio le contestó: “Me
refiero a la ambición y al apetito. Yo los he vencido mientras que a ti te han
derrotado. Yo los poseo mientras que a ti te poseen”.
Un discípulo pidió a su maestro un consejo y él le respondió: “Sé rey en esta vida y en el más allá”. El discípulo le interrogó sobre el significado de esas palabras, y el maestro le contestó: “Significan que elimines tu avidez y tu ambición y cortes el camino a tus deseos mundanales, entonces serás rey aquí y ante Allah. El dominio está en la libertad y la autosuficiencia”.