PUEBLOS MUSULMANES DE LOS BALCANES

SU SITUACIÓN ACTUAL

 

         A vista de pájaro, como si fuéramos un avión que realiza fotografías aéreas de esta importante región del sureste europeo, este artículo es una sucesión de instantáneas que nos describen el estado de los pueblos musulmanes de los Balcanes.

         Nuestra intención no es quedarnos aquí, sino que queremos hacer estudios pormenorizados sobre la situación de los musulmanes de esta parte del mundo. Pero hace falta una introducción, y es lo que pretendemos con este “álbum fotográfico”, breve, sucinto, sintético.

 

         Como reflexionábamos con un hermano musulmán, la historia de los musulmanes del sureste europeo es la gran olvidada en la Umma, y su situación actual sólo sale a relucir en el caso de conflagración bélica, como en los casos de Bosnia-Herzegovina y el Kosovo.

 

         Parece ser como si a la conciencia musulmana contemporánea, sobre todo la que se expresa en lengua árabe, se interesara únicamente por la situación de los musulmanes en Palestina, a veces de Cachemira, y marginalmente de Chechenia, pero nunca de los Balcanes. ¿Cuál es la razón?

 

         No hay en esta parte del mundo grandes movimientos islamistas, ni barbudos vinculados a ningún país árabe o musulmán. Se trata de comunidades, la mayoría rurales, de musulmanes normales, que hablan diversas variantes del turco, lenguas eslavas, albanés e incluso romaní, la lengua de los gitanos. Musulmanes que cuando quedaron fuera de la protección otomana se han visto sometidos a todo tipo de marginaciones, opresiones y desestructuraciones.

 

         Son musulmanes y europeos, una combinación peligrosa para una visión islamófoba de Europa, la misma del “Santiago y cierra España”, la misma que terminó con Al-Ándalus, la que celebra la Conquista de Granada por los Reyes Católicos o la Conquista de Valencia por el rey Jaime I. Es el ejemplo viviente y el desmentimiento de que Europa e Islam no son términos antitéticos, es todavía, a pesar de los pesares, una realidad viva.

 

         Los musulmanes autóctonos de nuevo cuño y estos pueblos musulmanes añejos compartimos una identidad en la cual se mezclan una indiscutible europeidad con nuestro Islam. Esperemos que esta realidad perdure, y que llegue el día en que a los ojos de todo el mundo Islam y Europa rimen en la mejor de las líricas, en un canto a la tolerancia, la libertad y la convivencia en nuestro continente.

 

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         Los pueblos musulmanes de los Balcanes y el sureste de Europa son sunníes de madzhab hanafí. Están divididos en gran variedad de grupos étnico-lingüisticos, y sus condiciones de vida son disparen, aunque predominan las historias de marginación y opresión después de la caída del Califato Otomano.

 

         El Islam llegó a esa región en el siglo XIV, con el Califato Otomano. La interacción entre las poblaciones musulmanas procedentes de Turquía y otros países y determinados pueblos balcánicos produjo la islamización en determinados lugares: Albania, Bosnia-Herzegovia, País Pomak y Creta. Estos pueblos durante la época otomana gozaron de la plena ciudadanía, pero después de la caída del Califato, pasaron a ser considerados minoría, excepto en el caso de Albania. Y en muchos casos una minoría considerada extraña, peligrosa, que se ha intentado asimilar o directamente aniquilar.

 

HUNGRÍA

 

         Los musulmanes autóctonos formaron una comunidad diferenciada entre 1526 y 1699. Con la independencia húngara del Califato Otomano, esta primera comunidad tuvo que emigrar o bien fueron convertidos al cristianismo.

 

         En 1878 se constituye otra comunidad, formada por inmigrantes de Bosnia-Herzegovina, en esa época parte del imperio austrohúngaro. Con el tiempo muchos de ellos fueron asimilados, y en épocas recientes, los musulmanes, que son varios miles, proceden en su mayoría de la inmigración de países de la Umma.

 

RUMANÍA

 

         La isla de Ada Kale, en el Danubio, fue conquistada por los otomanos en el siglo XV. Allí vivió una comunidad de musulmanes que a finales de la II Guerra Mundial estaba constituida por 1000 personas. El 1968, la construcción de una presa hidroeléctrica provocó su inundación.

 

         En Dobrudja, una región conquistada por los otomanos en los siglos XIV-XV, que fue cedida a Rumanía en 1878, su población, musulmana, huyó masivamente con el cambio de soberanía.  Hoy viven en ella unos 50.000 turcos y tártaros, la mayoría de los cuales son campesinos. Bajo el régimen comunista, tuvieron muchas dificultades: se cerraron las escuelas turcas y tártaras,  igual que la madrasa de Medjidiya; las publicaciones islámicas fueron prohibidas y las restricciones para viajar imposibilitaban la realización del haÿÿ.

 

         En 1972, la nueva situación internacional provocada por la crisis energética, y los problemas por los que pasó en consecuencia Rumanía, forzaron a la dictadura a dar algunos derechos a los musulmanes, con el fin de mejorar la imagen del régimen rumano entre los países productores de petróleo árabes y musulmanes.

 

         Poco más se sabe de los musulmanes de la Dobrudja y de los lazos que seguramente habrán entablado después de la caída del comunismo con Turquía y los demás países de la Umma.

 

GRECIA

 

         Los territorios que conforman el actual estado griego fueron otomanos desde el siglo XIV (algunas islas desde el siglo XVI-XVII) hasta la guerra de la independencia griega, que duró de 1821 a 1912.

 

         La mayor parte de la población musulmana tuvo que marchar durante esa guerra. Hubo matanzas de musulmanes, expulsiones de sus tierras, conversiones forzadas al cristianismo. Después del Tratado de Lausana, en 1923, en Grecia sólo quedaban unos 150.000 musulmanes, aproximadamente el 2% de la población. En Tracia Occidental, quedaron turcos y gitanos musulmanes; en las montañas tracias, los pomaks; albaneses en el Épiro y en las islas del Dodecaneso, turcos.

 

         La marginación de Grecia contra sus ciudadanos musulmanes es una constante histórica desde ese momento, a pesar de que se respetan los derechos formales a la educación en lengua turca (no en la pomak), a tener mezquitas abiertas y poca cosa más: las zonas pomaks hasta 1995 eran áreas militares (ahora son zonas especiales en las que sus habitantes tienen una movilidad limitada), los pomaks no pueden trabajar en la Administración pública, no tienen derecho a pasaporte, etc.

 

         La política griega hacia los musulmanes se fundamenta en su deseo de que esta incómoda minoría –para ellos- desaparezca.

 

 

BULGARIA

 

         Bulgaria también fue territorio otomano desde el siglo XIV hasta el 1878 en el norte y 1908 en el sur. Tantos musulmanes vivían en la época otomana, que aún después de la guerra de la independencia, con el movimiento de poblaciones que generó, y algunos episodios de conversión forzosa, en 1946 el 13,35% de los ciudadanos búlgaros aún se declaraba en el censo como musulmán.

 

         Los grandes grupos étnicos musulmanes son: los pomaks, los turcos, los tártaros y los gitanos.

 

         Los pomaks viven en las montañas Rodopes, hablan un dialecto búlgaro-macedonio, son campesinos y han vivido en una gran marginación social desde la creación del Estado de Bulgaria. Contra ellos se han erigido varias campañas de bulgarización, que fueron llevadas a los extremos por el régimen comunista en la década de 1980. Fueron obligados a cambiar sus nombres por nombres cristianos, fueron reubicados, asesinados, muchas musulmanas violadas, y en muchos casos se les facilitó la emigración a Turquía.

 

         La caída del Telón de Acero ha demostrado que la bulgarización fracasó: su identidad étnica y su Islam siguen vivos, aunque están en un estado de desestructuración social y crisis interna.

 

         Los turcos son el mayor grupo musulmán en Bulgaria. Hoy se estima que rondan las 600.000 personas. Están repartidos entre las regiones tracias y las riberas del Danubio. Esta comunidad está dividida entre los musulmanes partidarios del Gran Muftí (los religiosos), que están encuadrados en organizaciones islámicas, y los laicos, agrupados en el Movimiento por los Derechos y la Libertad, que mantiene estrechos vínculos con el Estado turco.

 

         En 1989, a causa de la política de bulgarización, 300.000 turcos emigraron a Turquía, aunque algunos volvieron.

 

         Los tártaros, unos cuantos miles, se destacan por su práctica islámica. Poco a poco tienden a absorberse en el grupo turco.

 

         Finalmente, unos 100.000 gitanos viven errantes por Bulgaria, y su identidad es una combinación entre las tradiciones gitanas y el Islam.

 

         Los musulmanes turcos y tártaros están divididos entre la comunidad mayoritaria, sunnita hanafí, y los musulmanes de Deli Ormán, que son chiítas.

 

 

ALBANIA

 

            Albania fue región otomana entre el siglo XIV y 1912. Esta nación se islamizó tan intensamente que en los albores de la creación del Estado albanés, el 70% de sus habitantes eran musulmanes. Étnicamente, los musulmanes albaneses son todos del mismo origen, y en cuanto a su tipo de Islam se dividen entre un 80% de sunnitas y un 20% de baktashíes, una tarîqa de origen chiíta. Las dos comunidades, sunnita y baktashí, han seguido caminos separados en la historia. Mientras que los sunnitas en 1923 decidieron separarse del Califato en su Congreso de Tirana, los baktashíes buscaban su reconocimiento oficial.

 

         En 1967, las autoridades stalinistas procedieron a prohibir cualquier tipo de organización religiosa y cerraron mezquitas y zawiyas, iglesias y conventos. Se vivió un período de intensa persecución en el cual se mantuvo el Islam en la estricta intimidad de los hogares.

 

         La caída de ese régimen conllevó la reapertura de mezquitas y zawiyas, y una intensa campaña de expansión por parte de las asociaciones musulmanas, que han vuelto a ocupar un lugar central en la vida social, cultural y política del país.  

 

 

REPÚBLICAS EX-YUGOESLAVAS

 

         En la antigua Yugoslavia viven más de tres millones de musulmanes. Su situación es la más compleja de la región, y es el reflejo de muchas tensiones políticas, étnicas y de índole internacional. Entre el siglo XIV y el XVI formaron parte del Califato Otomano, en un período histórico que terminó en el siglo XIX.

 

         En Bosnia-Herzegovina y Macedonia, gran parte de la población autóctona aceptó el Islam, a la par que muchos oficiales otomanos se instalaban en ambos países. Grupos de nómadas turcos y albaneses se desplegaron por los territorios eslavos del sur.

 

         Con la caída del Califato, las poblaciones musulmanas fueron redistribuidas: fueron expulsadas de algunas zonas y concentradas en otras.

 

          Bosnia-Herzegovina, territorio austro-húngaro desde 1878 hasta 1918, concentró a los musulmanes eslavos que hablaban serbocroata; Kósovo a musulmanes albaneses y pequeños grupos de turcos; Macedonia a musulmanes eslavos, turcos y albaneses. En Serbia, Croacia y en mucho menor grado en Eslovenia subsistieron comunidades musulmanas circunscritas a determinadas regiones.

 

         Yugoslavia como Estado de todas las naciones eslavas del Sur existió en dos tipos de formación política: la monarquía (1918-1941) y la república socialista (1945-1989), con el interregno que supuso la II Guerra Mundial.

 

         Bajo la monarquía, los musulmanes quedaron encuadrados en dos grupos: la bien organizada comunidad de Bosnia-Herzegovina, que ejercía el liderazgo de todos los musulmanes del Reino, y los musulmanes de “Serbia del Sur” (Kósovo y Macedonia), divididos a causa de su diversidad étnica.

 

         Durante la II Guerra Mundial, Bosnia fue incorporada al Estado fascista croata, y muchos musulmanes bosnios colaboraron con los ústasha. Estas vinculaciones entre musulmanes y ústasha complicarían sus relaciones con la población Serbia.

 

         Tito en 1960 decidió favorecer a la comunidad musulmana dándole una libertad desconocida en los demás países de la órbita socialista. En 1967 se reconocería legalmente una nacionalidad musulmana, aunque se circunscribía a los musulmanes de Bosnia-Herzegovina. Con el colapso del régimen, esta situación de libertad se deterioraría rápidamente.

 

         Esta situación se agravaría a partir de 1992, en la que se suceden las guerras de independencia de las repúblicas ex-yugoeslavas, el genocidio de los musulmanes de Bosnia y la guerra en el Kósovo.

 

         Lo que ha pasado en estos últimos diez años, con sus crímenes contra la humanidad (deportaciones, asesinatos masivos, utilización de la violación sistemática de mujeres como arma política, intervención internacional) será explicado en el capítulo correspondiente, dado que un análisis demasiado superficial no ayudaría a aclararnos las claves del tema.