El
Islam y la globalización:
Durante 14 siglos el Islam ha sido testigo de las obras de pensadores que han ido sucediéndose. El Islam, a pesar de no poseer un cuerpo de clérigos, ha constituido, poco a poco, un pensamiento lógico basado en los recursos del razonamiento islámico:
La fuente principal: El Corán.
Las fuentes secundarias:
El Hadiz y sus clasificaciones
La Iÿma (consenso)
El Qiyas (razonamiento analógico)
El Iÿtihad
Paralelamente, se ha desarrollado una clasificación de los deberes y
prohibiciones:
Los Pilares (Rukun)
El Fard
Los Ouadjib
Las Recomendaciones
Lo que es desaconsejado
Lo que está prohibido
Gracias a estas reflexiones, los musulmanes llegaron a ser los grandes
organizadores de las sociedades, han visto emerger las grandes escuelas de Fiqh,
la jurisprudencia islámica que, lejos de ser un corpus inamovible, es una
estructura que, en la parte concerniente al mumalaat, evoluciona sin cesar al
paso de las situaciones locales. Pero la mayor parte de los pensadores que han
estructurado el pensamiento social del mundo musulmán no imaginaron que un día
ALLAH nos haría vivir un tiempo en el que no podríamos recurrir al Emir al
Muminin (Emir de lo Creyentes). Y que una gran parte de los razonamientos del
Fiqh no serian válidos en el actual momento de ausencias de referentes tanto
políticos como religiosos.
Por otra parte la Sharia fue elaborada en un ámbito de mayoría
musulmana. Hoy día son muchos los musulmanes que viven en sociedades
occidentales donde son una minoría. Así pues la mayor parte de las normas del
Fiqh no son aplicables en nuestra sociedad. Nos queda por redescubrir las normas
de un Fiqh moderno adaptado a las sociedades occidentales actuales en las cuales
los musulmanes son una minoría. Esta situación existió ya en tiempos del
Profeta (s.a.s) que había enviado a un grupo de musulmanes a Abisinia que era
un país cristiano. Estos musulmanes eran allí una minoría y sus reglas y
normas de comportamiento pueden ser para nosotros una fuente importante de
reflexión.
Por tanto las normas que el Islam tradicional enseña a nuestros primogénitos no son ,en sus partes modificables, conformes a nuestra sociedad.
Existe una gran incomprensión entre los musulmanes y las sociedades
occidentales en las cuales ellos viven. En los medios de comunicación, la
imagen de los musulmanes es a menudo estereotipada, nosotros no comprendemos por
qué somos ofendidos tan a menudo en nuestra
identidad.
La manera más simplista en la cual nos presentan es por ejemplo, la de
los musulmanes “modernos”, que habiendo abandonado la práctica de su religión
llegan a ser individuos “integrables” dentro de la sociedad, o en otro
extremo, la del musulmán integrista que rehúsa todo diálogo con la modernidad
y se esfuerza en poner en práctica una serie de reglas incompatibles con la
sociedad occidental, el ejemplo más característico serían los talibanes
afganos.
A menudo me he preguntado el por qué de esta imagen tan simplista.
Lo cierto es que occidente necesita enemigos que demonizar y
caricaturizar. Los talibanes, por su ignorancia del aspecto más humanista del
Islam rinden un gran servicio a los dirigentes occidentales.
Esta situación en extremo nos conduce a realizar una elección entre un
Islam amargo, rudo, lleno de contradicciones y carente de gentileza, totalmente
inadaptado a las organizaciones sociales modernas y un occidente tecnológicamente
desarrollado, humanista, democrático y altruista.
El Islam de los talibanes es el Islam que ha escogido la C.I.A.: “Queréis
Islam?, aquí lo tenéis, esto es lo que hay!. Pero si no queréis esta
caricatura inhumana, abandonad vuestra creencias y reunios en torno al occidente
moderno!”.
El Islam es una alternativa real a la globalización. En efecto, los
dirigentes que dominan nuestro mundo, no desean que los musulmanes se involucren
en los asuntos del mundo occidental y en la sociedad occidental en la que ellos
viven.
En Francia particularmente, los grandes sistemas de pensamiento que habían
supuesto una alternativa al liberalismo salvaje han sido barridos por la
historia de los dos últimos siglos. Las iglesias se atrincheran en un papel
exclusivamente religioso, las ideologías sociales han mostrado su incapacidad
para proponer remedios que no sean peores que la enfermedad.
Los musulmanes no deben rechazar ni negar las bondades de nuestra
sociedad. El Estado de derecho, la democracia, el progreso científico y económico
suponen progresos considerables que es necesario integrar. No obstante,
contrariamente al capitalismo salvaje, el Islam sitúa al ser humano en el
centro de la sociedad. El Islam no rechaza el consumismo, sin embargo, consumir
debe ser sólo una forma de servir mejor a ALLAH. Por el contrario, no es lo
mismo juzgar en función de lo que se consume o en función de la situación
social.
En la sura 80 del Corán, se nos cuenta, como el Profeta (s.a.s.)
mientras discutía con los notables Qurayshies, era requerido por un anciano
ciego de nacimiento que intentaba hacerle una pregunta, al no recibir atención,
el anciano desistió, siendo entonces cuando al Profeta (s.a.s.) le fue revelada
la sura 80, en la que se le reprendía y reprochaba el haber preferido discutir
con los notables antes que responder a la llamada de un anciano invidente.
El Islam centra su atención en el individuo, en la construcción de su
entorno, de su sociedad. El centro de la cuestión no es el máximo beneficio
sino el beneficio del conjunto social. Los frutos del trabajo no deben obtenerse
en detrimento de otros seres humanos. Es por ello que el Islam arremete contra
los fundamentos mismos del sistema capitalista.
Y ALLAH es más Sabio.
Doctor Abdallah. 10/06/2000.
Conferencia
en Charleville Mecieres
(Origen: www.oumma.com)