LOS JUARISMOS

 

Haÿÿi Haris al-Kanz Ubaidallah de Almería

 

        Desde que finalizó la ultima glaciación hace doce mil años, la península Ibérica es un territorio continuamente peculiar, sus primeros pobladores después del deshielo procedían, naturalmente del Norte de Africa, y seguían el deshielo hacia el Norte. Una prueba de esas poblaciones son los vascones, descendientes de esa primitiva población, como lo demuestra su material genético y su lengua. Ese pueblo quizás mejor conocido como “Ibero”, ya denominaba Andalus a la península, Ibérica, por otra parte, desde entonces.

 

Su peculiar situación la ha hecho durante milenios tierra de paso y de mezclas, aquí han sido recibidas con diferentes extensiones temporales, la practica totalidad de las civilizaciones del mundo antiguo mediterráneo y no tan mediterráneo, si pensamos en los vikingos, o nor-mende.

 

Por ello, naturalmente su civilización ha sido siempre sincrética, cultivo favorecido por la riqueza del solar, con capacidad para agricultura, ganadería e industria. Desde Tartessos hasta nuestros días, muchos puntos álgidos y muchas decadencias se han sucedido en esta “piel de toro”. Pasando por la Argarica, la Megalítica, la de los metales, con importantes centros de peso en el contexto “internacional”.

 

Posiblemente la época mas característica de Andalus fue al Andalus, la civilización andalusí, preexistente a la llegada de la cultura islámica, ya era rica, con características propias, como las conservas de pescado, las tinturas, o el arco de herradura, y la casa con patio central. Pero con su participación en la Umma durante mas de ocho siglos oficialmente, no cabe duda, se enriqueció más. Entrar en el Tauaf, giros en torno a la Kaaba, acto fundamental durante el Hayy, la Peregrinación, es participar en esa enorme batidora cultural que te hace relacionarte con gentes de todo el mundo y condición. Este rito anual preislámico es sin duda uno de los elementos homogeneizadores sociales mas potentes conocidos. En un lugar como este y con sus características, es posible que un científico andalusí se relacione con uno chino o indio, o de otro lugar de Africa. De manera que informaciones del Japón pueden pasar a al Andalus, sin ni siquiera ser conocidas en los territorios intermedios, o sin ser aprovechadas, que es lo mismo que no ser conocidas.

 

En torno al año 810 un andalusí llamado Chafar al Sofi hizo su Hayy, este hombre alquimista de profesión tenia a la sazón unos treinta años quizás algo mas, y a su regreso desarrolló un sistema de calculo en el que utilizaba por primera vez el cero, o vacío, y un valor posicional de las cifras.

 

No es extraño que un “sabio” de la antigüedad dominase varias materias que hoy consideraríamos desconexas, por ejemplo las matemáticas eran imprescindibles para ser un experto en música, pues esta se consideraba una materia dependiente de aquella. El caso de Chafar (o Yabir) al Sofi, no es diferente de los demás, y si bien en lo que mas destacó fue la Alquimia, no cabe duda de que también ejerció, como todos los sabios en algún momento, de Faradí (Repartidor de herencias) lo que precisaba grandes y complejos conocimientos de Aritmética. Hay que tener esto en cuenta frente a la afirmación en nada fundada de que los volúmenes IV y V, de los existentes en la Biblioteca Nacional de París pertenecen a Yabir ibn Aflah al Ixbilí, conocido personalmente por Gerberto de Aurillac, que en ningún momento dice nada sobre la autoría, de su correspondiente.

 

Si damos crédito a lo que dice Gerberto de Aurillac, posteriormente Silvestre II, y que durante los años 967 a 969 se dedicó a recopilar los conocimientos matemáticos de al Andalus desde su residencia en el Obispado de Vich, regido en esos años por Atón, en estos años ya existía el sistema de numeración hoy en vigor en occidente, que partiendo de un tronco común, el indio que creó el cero, pero no el valor posicional de las cifras. En el sistema de al Andalus las cifras tenían grafías diferentes, hoy mal llamadas árabes, como por otra parte es común en la cultura occidental llamar árabe a todo lo islámico, aunque estos árabes no sumen un 10% de los musulmanes. Las cifras usadas por los árabes si son de origen indio, y curiosamente entre ambos juegos de cifras solo hay tres nombres comunes: Shifer, arbá y zamania. Y dos coincidencias gráficas el uno y el nueve. Coincidencias a su vez, no coincidentes entre sí.

 

Este Gerberto cuando explica la operativa aritmética  empieza explicando un ábaco que sirve para operar rellenando las casillas con las cifras , pero todavía deja vacías las casillas donde corresponde el cero. En el mismo tratado describe el procedimiento para operar con las cifras posicionales, pero al parecer es tan enrevesado que pocos pudieron entenderlo, al menos hasta Roger Bacon que desde Oxford en pleno siglo XII, elogia el procedimiento, habiendo llegado al parecer a la comprensión del sistema decimal y los procedimientos para operar, según el sistema creado por Abumusa Chafar al Sofi a principios del siglo IX, y transmitidos por Gerberto de Aurillac, tanto a la Universidad de Paris, como a la de Oxford, en la segunda mitad del siglo X.

 

Es trascendental comprender que el tratado de Aritmética de Chafar al Sofi se publica unos quince años antes que el “Álgebra” de Al Juarizmi, que era bibliotecario de la “Bayt al Hikma” (Casa de la Sabiduria) de Bagdad, fundada por el Jalifa Al Mamun en el 820. Por ello es bastante probable que este conociera la obra de Chafar dado su cargo de bibliotecario en la corte, pero no debía de dominarlo pues en su “Álgebra” hace todas las demostraciones de palabra sin utilizar el calculo. Al igual por otra parte que ocurría con los griegos.

 

Hay que tener en cuenta que los matemáticos musulmanes en un principio beben de dos fuentes, la India dentro del mundo islámico desde el año 711, y Persia sede de  una cultura científica antigua que pronto se integra en el ámbito musulmán, el trabajo de traducción desde el griego, bizantinos o romies para los musulmanes, no comienza hasta la fundación de la mencionada Bayt al Hikma en 820, y no de Grecia directamente, a pesar de la profunda relación existente entre Harun al Raschid y la emperatriz Irene, sino a través de Egipto, integrado en e Islam desde 641, año de la fundación de Fustat (hoy al Qahira), y mas concretamente de Alejandría que era el centro helénico de Egipto.

 

Por otra parte hay que tener en cuenta que las grandes traducciones de los matemáticos griegos no se realizaron hasta el final del siglo IX, por Tabit ibn Qurra, muerto en 901, labor continuada por Ishaq ibn Hunain, muerto en 911, hijo de Hunain ibn Ishaq, muerto en 873, el cristiano nestoriano traductor de gran parte de los libros de medicina, excepto el “Dioscorides” que fue trabajo de Istifan ibn Basil, antecesor de Nicolas el famoso monje que retradujo y presentó este trabajo a Abderrahman III en Medina A Zahra.

 

Curiosamente a partir del siglo X al Andalus es un poderoso polo de atracción para aquellos que buscan el conocimiento, produciéndose un flujo que irradia desde el corazón de al Andalus, hacia oriente y hacia el norte, en un idioma o en otro, pero mientras lo que fue a oriente se integraba en los circuitos normales del mundo musulmán, lo que marchó a Europa fue acallado mucho tiempo con persecuciones y procesos judiciales, hasta que tras el renacimiento centro europeo, se inician la propagación de la ciencia en los lugares mas a resguardo del alcance de los tribunales anti-difusión de la ciencia.