El lado oculto del Dalai Lama

Hu Yue

 

En 2011, Maxime Vivas, escritor y periodista de gran prestigio en Francia, publicó el libro "Detrás de la cara sonriente: El Lado Oculto del Dalai Lama"

Autor de otros diez libros, Vivas ganó en 1997 el Premio Roger Vaillant de Literatura en Francia. Asimismo, está presente en las redes sociales a través del sitio web www.legrandsoir.info. En una entrevista con China Hoy, concedida en junio de este año, Vivas sostuvo que el verdadero Tíbet es totalmente diferente al presentado en los medios de comunicación de Occidente. Ello lo descubrió en la visita que hizo a esta región en 2010.

“Allá los periódicos, las revistas, la radio, los canales de televisión y las marcas en las tiendas emplean la lengua tibetana, sin ninguna excepción. Los profesores universitarios imparten clases en este idioma y la cultura local ha logrado ser protegida gracias a eficaces medidas. Los camareros en los bares trabajan siete horas diarias y cinco días a la semana, obteniendo por ello sus correspondientes honorarios”, comentó Vivas, quien agregó: “Los medios franceses nunca han informado sobre ello”.

Después de regresar a su país y tras un año de investigación, "Detrás de la cara sonriente: El Lado Oculto del Dalai Lama" pudo ver la luz. “Tras haber analizado la información proveniente del Gobierno chino, las publicaciones internacionales y los mismos datos aportados por el grupo Dalai, pude inclinarme por una forma particular de escribir el libro”, explicó Vivas.

“Todos los datos que incluí provienen de libros, artículos, reportajes y videos del grupo Dalai”. Vivas sostuvo que hay muchas contradicciones en estos datos y las enumeró en su libro. “Cuando alguien duda sobre el contenido de mi libro, le aclaro que se basan en las propias palabras del Dalai Lama. No son inventos míos”.

Vivas cree que el Dalai Lama es muy superficial tanto en su pensamiento como en su filosofía. Y expone sus argumentos. En un programa de televisión, el escritor preparó diez frases, de las cuales cinco pertenecían a la “filosofía del Dalai” y las otras cinco habían sido inventadas por él mismo. Después invitó a seis comentaristas (entre especialistas en teatro, literatura, filosofía y cine) para que seleccionaran cuáles de esas frases pertenecían a la denominada “teoría” del Dalai. Desafortunadamente todos se equivocaron. “Si estos expertos no pueden distinguir las frases, entonces quiere decir que el nivel de filosofía del Dalai Lama no es tan alto”, comentó.

Después de que el libro saliera a la luz, muchos medios occidentales lo criticaron: “No es un verdadero reportaje. Fue realizado por orden de las autoridades chinas”. Al referirse a estos cuestionamientos, Vivas expresó que es lógico que las autoridades inviten a periodistas a realizar reportajes sobre su país, así como también muchos reporteros franceses han sido invitados a Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos. Sin embargo, señaló el autor, “lo que el Estado nos lleva a ver no es lo que queremos conocer. En mi caso, yo solo he escrito en el libro lo que he visto con mis propios ojos”.

Según Maxime Vivas, nadie puede conocer de verdad el Tíbet si no lo ha visto con sus propios ojos ni ha realizado una profunda investigación. Y lo explica con un ejemplo publicado en su libro. El escritor francés recordó cuando el Dalai Lama acusó al Gobierno chino de haber matado a una gran parte de la población tibetana. Según lo dicho por el Dalai, después de este supuesto “acto de terrorismo”, la población del Tíbet debió haber quedado reducida a la mitad: del millón de habitantes habría pasado a tener solo 500.000.

Al escuchar estas palabras del Dalai Lama, muchos seguramente habrán condenado la “crueldad” del Gobierno chino y lo habrán tildado de “dictatorial”. Empero, de acuerdo con los datos de especialistas en demografía de Occidente, de haber ocurrido realmente esta “matanza” cada mujer tibetana habría tenido que alumbrar entre 10 y 12 niños para explicar así las actuales cifras de la población (3,18 millones de habitantes en 2014). Evidentemente, esto es imposible. Y quiere decir que solo hay una verdad: nunca hubo tal “matanza”. No fue más que una mentira del denominado “estudio” del Dalai Lama y sus seguidores.

La mayoría de franceses no se han adentrado mucho en el Tíbet porque los especialistas y periodistas que sí lo conocen de verdad no aparecen en los medios debido a impedimentos políticos. Además, sus reportajes son normalmente rechazados por estos motivos políticos.

Una vez que el libro "Detrás de la cara sonriente: El Lado Oculto del Dalai Lama" comenzó a venderse en Francia, algunos de sus seguidores comenzaron a pegar sobre estas ediciones un cartel que decía: “Críticas al Dalai Lama”. Y lo hacían para que muchos optaran por no leerlo. “Sin embargo, después de descubrir mis escritos, los lectores se dieron cuenta de todo. Ya nadie duda de lo que digo, porque descubro que las mentiras del Dalai se encuentran en sus propias palabras”, explicó Vivas.

Trato injusto

En 2011 se llevó a cabo en Toulouse, Francia, un festival sobre el Tíbet. Por esas coincidencias de la vida, las actividades tuvieron lugar en el pueblo natal de Maxime Vivas, justo cuando se publicaba Detrás de la cara sonriente: El Lado Oculto del Dalai Lama.

En aquella ocasión, un canal de televisión local invitó a Vivas a un programa y planeó un encuentro entre el escritor y el Dalai Lama, junto con su intérprete francés. Lamentablemente, ni el Dalai ni su intérprete aceptaron la invitación, al señalar que daban importancia “solo a la religión y no a la política”. Seguramente, el Dalai Lama había leído ya el libro de Vivas.

La visita de tres días del Dalai Lama a Toulouse fue informada diariamente por los canales de televisión locales. Pero como el contenido era tan monótono, prefirieron hacer reportajes más equilibrados. Un canal invitó a Vivas para un programa de noticias que se iba a emitir en vivo. El motivo era su libro y sus puntos de vista acerca del Dalai Lama. Sin embargo, después de tres minutos concedidos al escritor, la estación suspendió el programa. El presentador le dijo: “Señor Vivas, si usted no tiene nada importante que hacer, es mejor que se retire de aquí”.

Luego se conocería lo que verdaderamente ocurrió. Según Vivas, un periodista de aquella estación televisiva estaba justo con el Dalai Lama y sus seguidores en un hotel de cinco estrellas. En ese momento, el Dalai vio a Maxime Vivas en la pantalla de televisión y se enojó mucho. Le pidió al reportero que le comunicara en forma urgente con el canal. El presentador recibió la orden de detener el programa y ahí fue cuando expulsó a Vivas del canal.

Pero el asunto no terminó ahí porque un asesor del Dalai Lama envió después un correo electrónico dirigido al entonces presidente francés Nicolas Sarkozy para pedir una sanción al canal de televisión por haber invitado a una “voz crítica”. “Me dio mucha risa”, agregó Vivas. “Durante su estadía de tres días en Toulouse, el Dalai Lama expresó paradójicamente un mensaje de libertad, democracia y liberación nacional. Yo acepto que él exponga sus ideas en público, aunque no esté de acuerdo con la mayoría de sus puntos de vista”.

Lo que es inaceptable para Vivas es el no haber podido explicar a su pueblo natal sus apreciaciones sobre el Dalai Lama, y que ello haya derivado en una carta al presidente francés. “¿Qué derecho tiene el Dalai Lama de hablar de democracia ante nosotros?”, se preguntó.

Más allá del mal momento generado por este asunto, Vivas analizó también el papel del Dalai Lama en Occidente. “En realidad, él es un instrumento que Occidente usa para pelear contra China”, señaló. En su libro, Vivas menciona que las ideas del Dalai Lama son siempre cambiantes. “Antes él creía en la reencarnación y aseguraba que en su otra vida había sido una linda muchacha. Pero últimamente critica estas creencias y las atribuye al viejo sistema feudal”, recordó el escritor, quien aclaró: “Esto no es un asunto meramente religioso. Es también político”.

¿Líder espiritual o títere de Occidente?

“Muchos occidentales consideran que el Dalai Lama es un líder religioso y que tiene disputas religiosas con el Gobierno chino”, mencionó Vivas. “Además, la mayoría de los franceses cree que en el Tíbet están prohibidos tanto el budismo tibetano como la cultura local”. Sin embargo, al llegar al Tíbet, Maxime Vivas se sorprendió: “La vida religiosa en esa hermosa tierra es mucho más libre que en Francia. Muchos tibetanos rezan en las calles. Por todas partes se ven mensajes de oración. Todo esto está prohibido en Francia”.

En 1905 se dictó en Francia la Ley de Separación de la Iglesia y el Estado, la cual establece que este último es el ser supremo para los franceses. Si bien el catolicismo existe, se practica bajo la premisa de respetar a las demás religiones. Se prohíben, además, eventos religiosos en sitios públicos o imágenes religiosas en estos lugares.

Como país respetuoso de la libertad, la democracia y el amor universal, Francia cuenta con un sistema muy democrático. Sin embargo, sus llamados “medios libres” se manejan con distintos códigos con relación a ellos mismos y a los diferentes países. Según Vivas, los medios franceses no pueden publicar reportajes sobre temas relacionados con la separación del país. Sin embargo, en esos mismos medios aparecen siempre estas preguntas: “¿El Tíbet es parte de China?”, o “¿El Tíbet está siendo invadido?”.

"Detrás de la cara sonriente: El Lado Oculto del Dalai Lama" ha sido traducido a seis idiomas, pero en Francia no está siendo bien recibido. Los franceses asemejan al Dalai Lama con la figura de Gandhi en la India; es decir, se trata de un símbolo incuestionable. Como el contenido del libro va en contra de esta corriente de pensamiento, no ha recibido la aprobación ni atención por parte de los franceses.

Vivas sostiene que la imagen del Dalai Lama es plasmada por los medios occidentales justamente para combatir a China. Y concluye que “el Tíbet es el techo del mundo y, al mismo tiempo, el punto más alto de China. La sociedad occidental no concibe que China pueda despegar en forma pacífica. Está esperando ansiosamente que se registren desórdenes en ese país. Precisamente el Dalai Lama es un instrumento para llevar a cabo esa misión”

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