Una reciente filtración de WikiLeaks revela que la ofensiva brutal de Israel en Gaza es una acción deliberada, y ya aplicada anteriormente, que constituye un crimen de guerra contra los civiles, afirmó un defensor de los derechos humanos de EE.UU.
Un cable de
WikiLeaks enviado en 2008 por Tel Aviv al Consejo Nacional de Seguridad de
EE.UU., al secretario de Defensa de EE.UU. y al secretario de Estado de
EE.UU. revela que los militares israelíes aprobaron y llevaron a cabo un
plan de asesinato deliberado de civiles y la destrucción intencionada de sus
aldeas en 2006 en la guerra de Israel contra el Líbano y que van a utilizar
el mismo plan en el futuro, afirmó Michael Ratner, presidente emérito del
Centro para los Derechos Constitucionales (CCR), con sede en Nueva York, y
presidente del Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos
(Berlín) en el marco de un programa del portal therealnews.com.
El cable resume la declaración de un general israelí sobre los planes de
guerra aprobados, que ya fueron utilizados en el Líbano y van llevarse a
cabo en el futuro, y que representan una doctrina militar de Israel,
la llamada 'Dahiya doctrine'. El nombre de la doctrina se refiere a un
barrio civil de Beirut que fue totalmente destruido por Israel en la Segunda
Guerra del Líbano. Israel aplica su doctrina Dahiya cuando asesina
intencionalmente y masivamente a los civiles, cuando destruye las
poblaciones y usa desproporcionadamente la fuerza, lo que constituye un
castigo colectivo a un pueblo y un crimen de guerra. Según esta doctrina,
las aldeas pacíficas son consideradas 'bases militares', subraya Ratner.
"La matanza de civiles y la destrucción de la infraestructura pública, ya
sea en el Líbano o en Gaza actualmente, no es un error accidental. Se hace a
propósito, un acto que es flagrantemente ilegal bajo las Convenciones de
Ginebra. Soldados israelíes, líderes israelíes y los generales israelíes
podían ser juzgados por los mismos crímenes por los que los alemanes fueron
juzgados en Núremberg", asegura el defensor de los derechos humanos. "Cuando
nos fijamos en la guerra
continua y la devastación
actual de Gaza, vemos la manifestación de la doctrina Dahiya. Se lleva a
cabo su extrema barbarie. Israel ataca a Gaza con fuerza desde aire, mar y
tierra con la intención de borrar a los civiles y destruir Gaza", explica
Ratner.
"Las cifras [de víctimas mortales] son increíblemente horribles", asevera el
activista. Según los datos del Comité Palestino de Derechos
Humanos en Gaza, 2.086
palestinos murieron hasta el 21 de agosto. De ellos, las tres cuartas
partes, 1.602 fallecidos, son civiles y casi el 25% de ellos (494) son
niños, señala Ratner. "La gente debería estar gritando sobre esto", se
indigna. Además, hay cerca de 10.000 heridos, la mayoría también son
civiles. Según la ONU, 350.000 palestinos fueron desplazados de sus hogares.
La portavoz de la ONU, Pernille Ironside, dijo que llevará al menos 18 años
reconstruir las viviendas en Gaza. "Tal vez lo que espera Israel es que Gaza
sea inhabitable durante años para expulsar de allí a toda la población
palestina", sugiere el orador.
El activista hace hincapié en que, a
juzgar por los destinatarios del cable, todos los funcionarios de alto rango
de EE.UU. conocen perfectamente la doctrina Dahiya israelí. "El general
Eisenkot dejó muy claro que se trata no de una recomendación de lo que
Israel debería hacer, sino de un ya plan aprobado y efectuado para utilizar
una fuerza desproporcionada", explica Ratner.
¿Cómo puede EE.UU. continuar financiando al Gobierno de Israel, que admite
abiertamente que cometerá crímenes de guerra, ya cometió algunos y los va a
cometer? No hay duda de que EE.UU.,
al financiar a Israel, está cooperando con estos crímenes de guerra, y el
Congreso de EE.UU. es uno los cómplices de Israel, concluye Ratner.
Al finalizar su declaración Ratner expresó la esperanza de que la justicia
—si se lucha por ella— sentará en el banquillo de los acusados de un
tribunal a los generales israelíes que implementan la doctrina Dahiya y a
los mencionados funcionarios, y no a Julian
Assange, que hace públicos los crímenes de los Gobiernos de EE.UU. e
Israel.