El Departamento de Estado dio a conocer,
el 30 de abril de 2014, su informe anual sobre el terrorismo en el mundo.
Para las Naciones Unidas, el
terrorismo es, según la definición del investigador holandés Alex P. Schmid:
«un método de acción violenta
repetida que inspira ansiedad, utilizado por actores clandestinos
individuales, colectivos o estatales (semi)clandestinos, por razones de
idiosincrasia, de orden criminal o políticas, según el cual –por
oposición al asesinato– los blancos directos de la violencia no son los
blancos principales. Las víctimas humanas inmediatas de la violencia son
escogidas generalmente al azar (blancos de oportunidad) o de forma
selectiva (blancos representativos o simbólicos) dentro de una población
utilizada como blanco y sirven para generar un mensaje. Los procesos
de comunicación basados en la violencia o en la amenaza entre los
(las organizaciones) terroristas, las víctimas (potenciales) y
los blancos principales son utilizados para manipular el blanco
principal (el público) haciendo de este un blanco del terror, un blanco
de exigencias o un blanco de atención, según que el primer objetivo sea
la intimidación, la coerción o la propaganda.» [1].
Sin embargo, desde 2004 la ley
estadounidense define el terrorismo como «actos premeditados de violencia
política contra no combatientes [cometidos] por grupos infranacionales o
agentes clandestinos» [2].
Esta definición apunta a condenar como acto
criminal toda acción de resistencia contra el colonialismo o el imperialismo
mientras que justifica los crímenes perpetrados por el Estado colonial de
Israel y los Estados imperialistas occidentales, comenzando por
Estados Unidos.
Es una ley que califica la
resistencia como terrorismo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el término
«resistencia» designaba las fuerzas reaccionarias que se oponían al
progreso. Pero a partir de esa guerra, cuando se habla de «resistencia»
ese término designa «todo movimiento que se opone a las fuerzas
extranjeras que ocupan un país», tomando como referencia la lucha de la
Resistencia francesa contra la ocupación nazi y contra los elementos
franceses que colaboraban con las fuerzas ocupantes y con los funcionarios
civiles o militares del Reich.
Al-Qaeda según el Departamento de Estado
Así que el informe del Departamento de
Estado mete en el mismo saco los crímenes cometidos indiscriminadamente
contra los civiles –exceptuando, claro está, los cometidos por el Imperio– y
los actos de resistencia. Como el documento reconoce que el centro del
terrorismo mundial se halla actualmente en la región MENA (siglas en inglés
para Medio Oriente y Norte de África) y que gira alrededor de al-Qaeda y sus
afiliados, presté particular atención a la presentación de cada uno de los
países de esa zona. Si bien el informe reconoce que en 2013 hubo en Irak
8 800 víctimas del terrorismo, el resto del documento está lleno de
omisiones.
El
informe no menciona que el ex número 2 de al-Qaeda, Abdelhakim Belhaj, se
convirtió en gobernador militar de Trípoli –la capital libia– y en jefe del
partido Al-Watan, de donde provenía el primer ministro Ali Zeidan.
El
informe tampoco menciona la calurosa acogida de Israel a los combatientes
heridos de al-Qaeda ni las felicitaciones que estos recibieron personalmente
del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu, quien se tomó el trabajo de
ir a visitarlos en sus hospitales.
Turquía,
clasificada como país europeo en vez de asiático, es presentada como un
viejo socio de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo. El informe
se extiende sobre las acciones del PKK (Partido de los Trabajadores del
Kurdistán) pero no dice ni una palabra sobre la existencia de 3 campos de
entrenamiento de al-Qaeda en territorio turco –dos cerca de la frontera con
Siria y un tercero en las afueras de Estambul. Por supuesto, tampoco
menciona la investigación de la justicia turca que muestra que el primer
ministro Recep Tayyip Erdogan recibía secretamente al banquero de al-Qaeda
para financiar sus operaciones en Siria [3],
a pesar de que esta información fue la noticia más importante del año 2013
en materia de terrorismo.
El
informe estadounidense no contiene ni una palabra sobre la nominación de
Nayif Muhammad al-Ajmi como ministro de Justicia y Asuntos Religiosos de
Kuwait, a pesar de que el propio Departamento del Tesoro estadounidense lo
acusa de ser uno de los principales recaudadores de fondos para al-Qaeda [4].
Como eso se supo el 5 de enero de 2014, pudiéramos considerar que no entra
en el periodo de tiempo considerado en el informe de 2013, pero el documento
menciona otros hechos que datan de febrero de 2014.
Tampoco
aparece en el informe ni una palabra sobre Arabia Saudita, país cuyo
consejero de seguridad nacional y jefe de los servicios secretos era en 2013
nada más y nada menos que el príncipe Bandar Ben Sultan, considerado como
el verdadero jefe de al-Qaeda desde que Osama Ben Laden tuvo que jubilarse
por razones de salud en agosto de 2011.
Los patrocinadores del terrorismo,
según el Departamento de Estado
El informe pasa en revista los diferentes
países afectados por el terrorismo, con excepción de 4 que Washington
considera responsables del terrorismo internacional, o sea que no los
considera víctimas sino verdugos: Cuba (desde 1982), Irán (desde 1984),
Sudán (desde 1993) y Siria (desde 1979).
Cuba
es acusada de dar albergue a terroristas estadounidenses fugitivos a los que
da alojamiento, alimentación y atención médica. En realidad se trata de
¡sobrevivientes de los Panteras Negras!
Irán
es acusado de respaldar la Resistencia (cosa que Irán no oculta) en la
región del Levante, o sea el Hezbollah libanés, la Yihad Islámica Palestina
y el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), y en Yemen. Y sobre
todo afirma que en Irán hay bases de al-Qaeda (?) dirigidas por Muhsin al-Fadhli.
El informe asegura que Teherán autoriza envíos de fondos y de yihadistas a
través del territorio iraní… hacia Siria (?). Según el informe del
Departamento de Estado, Irán es por lo tanto aliado de al-Qaeda en Siria y
lucha junto al Estado sirio y los terroristas contra la «oposición
pacífica». El informe no contiene ni una palabra sobre los asesinatos de
científicos iraníes ni los atentados de los Muyahidines del Pueblo.
Según
el informe, el gobierno sudanés colabora con Estados Unidos en la lucha
contra el terrorismo pero se obstina en respaldar al Hamas y por eso sigue
bajo «sanciones». Los redactores del informe parecen no saber que el
Hamas es dirigido desde el fiel y ejemplar emirato de Qatar.
Se
acusa a Siria de apoyar la Resistencia en el Levante (de lo cual Siria se
enorgullece). El informe subraya que, a pesar de su adhesión a la MENAFATF [5],
Siria es incapaz de controlar el financiamiento del terrorismo porque el 80%
de sus ciudadanos realizan sus transacciones en efectivo, escapando así a la
vigilancia bancaria. También se menciona que Siria se comprometió a destruir
su armamento químico, sobre el cual ya se sabe que podría haber sido
utilizado por grupos terroristas. Y nada más.
En 2013, según el Departamento de Estado, no hubo
terrorismo en Siria, a pesar de ser este país el principal destino de al-Qaeda
y de que esa afluencia de miles de yihadistas plantea un problema para
Estados Unidos y sus aliados. Al contrario, «el régimen ha tratado
durante todo el año de presentar el país como víctima del terrorismo,
caracterizando a todos sus opositores armados como terroristas». A
Washington no le interesan las cabezas cortadas que se exhiben en las
entradas y las plazas centrales de las «zonas liberadas» por esa «oposición»
a la que tanto respalda la OTAN. Por el contrario, le regocija que al-Nusra
y el Emirato Islámico de Irak y el Levante digan que no tienen nada que ver
con la Coalición Nacional, que Washington patrocina oficialmente.
Es evidente que, con esa lógica negacionista, la
administración Obama no podía aceptar las demandas de la delegación siria en
las negociaciones de Ginebra.
Siria es el Estado que más se
menciona en el informe. El documento observa que la yihad en Siria se ha
convertido en un problema para 26 países que envían combatientes y que ahora
temen verlos regresar y hacer en sus territorios lo mismo que hacen en
Siria. Eso se menciona en las presentaciones sobre los principales Estados
europeos y árabes, pero en el resto del mundo sólo se menciona Kirguistán a
pesar de tratarse de un problema ampliamente discutido en muchos otros
países, sobre todo en Indonesia. Sin embargo, en otra parte del informe nos
enteramos de que ese problema también se plantea en todas las repúblicas de
la antigua Unión Soviética.
Las contradicciones del Departamento
de Estado
En definitiva, el informe está tan lleno
de contradicciones que cualquiera puede darse cuenta de que Washington ya no
logra seguir ocultando su juego.
¿Por qué no se menciona el papel de Abdelhakim
Belhaj en Libia? Porque hay que ocultar su participación junto a la OTAN en
la conquista de ese país. ¿Por qué no se menciona el financiamiento de al-Qaeda
con fondos públicos turcos malversados por el primer ministro? Porque
Turquía es un país de la OTAN. ¿Por qué se acusa al Hamas de ser una
organización terrorista hostil a Israel sin decir que es una organización
domiciliada en el amable emirato de Qatar? Porque la política de Washington
hacia la Hermandad Musulmana no está bien definida. ¿Por qué no se mencionan
las colectas del ministro de Justicia de Kuwait a favor de al-Qaeda? Porque
así se financia al-Qaeda en Siria. ¿Por qué no se menciona el papel del
príncipe saudita Bandar Ben Sultan, más conocido como «Bandar Bush»?
Porque actuaba por cuenta de la CIA.
Si alguien duda todavía que la «guerra
contra el terrorismo» es una patraña, que el terrorismo en general y al-Qaeda
en particular son instrumentos de la política estadounidense, este informe
es una prueba más.
[1] “Terrorism
is an anxiety-inspiring method of repeated violent action, employed by (semi-)
clandestine individual, group or state actors, for idiosyncratic, criminal
or political reasons, whereby –in contrast to assassination– the direct
targets of violence are not the main targets. The immediate human victims of
violence are generally chosen randomly (targets of opportunity) or
selectively (representative or symbolic targets) from a target population,
and serve as message generators. Threat –and violence– based communication
processes between terrorist (organization), (imperilled) victims, and main
targets are used to manipulate the main target (audience(s)), turning it
into a target of terror, a target of demands, or a target of attention,
depending on whether intimidation, coercion, or propaganda is primarily
sought” in Political
Terrorism: A New Guide To Actors, Authors, Concepts, Data Bases, Theories,
And Literature, por Alex P. Schmid y Alebert J. Jongman, Transaction
Publishers, 1988, pp. 1-2.
[2] “Premeditated,
politically motivated violence perpetrated against non-combatant targets by
subnational groups or clandestine agents”. Cf. Section 2656f(d) of Title
22 of the United States Code.
[3]
«El
primer ministro turco se reunía en secreto con el banquero de al-Qaeda»
y «Al-Qaeda,
eterno auxiliar de la OTAN», por Thierry Meyssan,Red Voltaire, 2
y 6 de enero de 2014.
[4]
«El
ministro de Justicia de Kuwait, financiero de al-Qaeda», Red Voltaire,
27 de abril de 2014.
[5]
La Middle East and North
Africa Financial Action Task Force o
MENAFATF, es una estructura creada para investigar y perseguir los
movimientos internacionales de fondos destinados al financiamiento del
terrorismo.