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El «Medio Oriente ampliado» (Greater
Middle East), según el estado mayor de las fuerzas armadas de
Estados Unidos. Mapa publicado en 2006 por el coronel
estadounidense Ralph Peters.
Desde el año 2001, el estado mayor de las fuerzas armadas
de Estados Unidos ha venido tratando de dividir el «Medio Oriente
ampliado» en una multitud de pequeños Estados étnicamente
homogéneos. El mapa del Medio Oriente rediseñado por Washington se
publicó en julio de 2006 [1].
Y según ese mapa Irak debía dividirse en 3 partes: un Estado sunnita,
un Estado chiita y un Estado kurdo.
El fracaso de Israel ante el Hezbollah libanés, en el verano de 2006 [2],
y el de Francia y el Reino Unido ante el Estado sirio, en 2011-2014,
podían hacer pensar que aquel plan había quedado en el olvido. Pero no
ha sido así. El estado mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos
está tratando de reactivarlo a través de los condottieri de
hoy: los yihadistas.
Esa es la perspectiva que permite analizar correctamente
los acontecimientos de la semana pasada en Irak. A la hora de
explicarlos, la prensa internacional insiste en la ofensiva del Emirato
Islámico en Irak y el Levante (EIIL, también conocido en árabe como
Daesh), ofensiva que en realidad sólo es parte de una operación mucho
más amplia.
Ofensiva coordinada del EIIL y los kurdos
En sólo una semana, el EIIL ha
conquistado lo que podría convertirse en un emirato sunita mientras que
los kurdos conquistaban lo que debería pasar a ser un Estado kurdo
independiente.
El
ejército iraquí, entrenado y armado por Washington, simplemente dejó en
manos del EIIL toda la región de Ninive. Pero también abandonó la región
de Kirkuk, que rápidamente cayó bajo el control de los pershmergas del
Kurdistán iraquí. La estructura misma de la cadena de mando iraquí
facilitó el derrumbe de sus fuerzas: los oficiales superiores estaban
obligados a obtener la anuencia de la oficina del primer ministro antes
de realizar cualquier movimiento de tropas, condición que les impedía
dar prueba de iniciativa a la vez que los llevó a acomodarse como
reyezuelos en las zonas bajo su mando. En tales condiciones, resultaba
extremadamente fácil para el Pentágono comprar a ciertos oficiales para
que se encargaran de incitar a sus soldados a desertar.
También desertaron los parlamentarios al ser convocados por el primer
ministro, impidiendo así que el parlamento votara la proclamación del
estado de urgencia… por falta de quorum,
lo cual dejó al gobierno sin posibilidades de responder rápidamente ante
la grave situación.
Ya
sin otra opción para salvar la unidad del país, el primer ministro al-Maliki
recurrió a todos sus posibles aliados. Se dirigió, en primer lugar,
al pueblo iraquí en general y, en particular, a la milicia chiita de su
rival Moqtada al-Sadr (el Ejército del Mahdi), así como a los Guardianes
de la Revolución iraníes (el general Qassem Suleimani, comandante en
jefe de la fuerza al-Qods,
se encuentra en Bagdad en este momento). Y finalmente recurrió a
Estados Unidos pidiéndole que inicie bombardeos aéreos contra las
fuerzas del EIIL.
La
prensa occidental está señalando, no sin algo de razón, que la manera de
gobernar del primer ministro al-Maliki ha sido a menudo lesiva tanto
para la minoría sunnita como para los laicos del Partido Baas ya que se
ha mostrado principalmente favorable a los chiitas. Se trata,
sin embargo, de un argumento que debe ser relativizado y llevado a sus
justas proporciones ya que, en las recientes elecciones legislativas del
30 de abril, los iraquíes acaban de reiterar su respaldo a la coalición
de Nuri al-Maliki, que obtuvo un 25% de los votos, o sea 3 veces
más sufragios que el movimiento de Moqtada al-Sadr, mientras que el
resto de los votos se diluía al dividirse entre una multitud de pequeños
partidos.
La preparación de la ofensiva contra la autoridad de
Bagdad
La ofensiva del EIIL, por un lado, y
la de los Pershmergas por el otro venía preparándose desde hace tiempo.
El
nacimiento del Kurdistán iraquí se inició bajo la protección de
Estados Unidos y de Gran Bretaña, con la imposición a Sadam Husein de la
zona de exclusión aérea decretada entre las dos invasiones occidentales
desatadas contra Irak (1991-2003). A partir del derrocamiento de Sadam
Husein, el Kurdistán iraquí adquirió un alto nivel de autonomía y
ha caído en la esfera de influencia israelí. Resulta por consiguiente
impensable que Tel Aviv no haya intervenido en la toma de Kirkuk. En
todo caso, el hecho es que el actual gobierno regional de Erbil ha
extendido su jurisdicción a todo el conjunto del territorio iraquí que
los planes del estado mayor de las fuerzas armadas de Estados Unidos
habían asignado a la formación del Kurdistán independiente.
El
EIIL es una milicia tribal sunnita a la que se integraron
los combatientes de al-Qaeda en Irak al términar el
mandato de Paul Bremer III en Irak y
con el traspaso del poder político a los iraquíes. El 16 de mayo de
2010, un responsable de al-Qaeda en Irak, Abu Bakr al-Baghdadi, liberado
en circunstancias aún desconocidas, es nombrado emir. Este personaje
se esforzará posteriormente por poner el EIIL bajo la autoridad de al-Qaeda.
A
inicios de 2012, combatientes del EIIL crean en Siria el grupo conocido
como Jabhat al-Nusra –o sea, Frente de Apoyo al Pueblo del Levante– como
rama siria de al-Qaeda. Durante julio de 2012, Jabhat al-Nusra
se desarrolla al calor de la reanudación de la ofensiva franco-británica
contra Siria. Pero a fines de 2012, Washington decide finalmente
clasificarlo como «organización terrorista», a pesar de las
protestas del ministro francés de Relaciones Exteriores, quien llega a
declarar públicamente que los “chicos” de al-Nusra «están haciendo un
buen trabajo» (sic) [3].
Los éxitos de los yihadistas en Siria, hasta el primer semestre de 2013,
modificaron el nivel de atracción que podían ejercer sus diferentes
grupos. El proyecto oficial de revolución islamista global promovido por
al-Qaeda comenzó a verse rápidamente como algo utópico mientras que la
creación de un emirato o Estado islámico en algún territorio bajo
control yihadista parecía mucho más realista, e incluso al alcance de la
mano. Esto último es lo que da lugar a la idea de confiar a los
defensores de ese proyecto el rediseño de Irak que las fuerzas armadas
de Estados Unidos no lograron concretar cuando invadieron y ocuparon ese
país.
El
cambio de imagen del EIIL se produce durante la primavera de 2014, con
la liberación de los prisioneros occidentales que ese grupo tenía en su
poder –alemanes, británicos, daneses, españoles, estadounidenses,
franceses e italianos. Las primeras declaraciones de los liberados
confirmaban punto por punto las informaciones de los servicios de
inteligencia de Siria: el EIIL está bajo la dirección de oficiales
estadounidenses, franceses y sauditas. Sin embargo, los prisioneros
liberados daban rápidamente marcha atrás y contradecían después sus
primeras declaraciones sobre la identidad de los individuos con quienes
habían tenido contacto durante su cautiverio.
En
ese contexto se produce la ruptura entre el EIIL y al-Qaeda, en mayo de
2014. A partir de ese momento, el EIIL adopta una postura de rivalidad
mientras que al-Nusra se mantiene como rama oficial de al-Qaeda en
Siria. Pero todo eso no es más que una cuestión de apariencias.
En realidad, esos grupos cuentan, desde su creación misma, con el
respaldo de la CIA, que los utiliza contra los intereses de Rusia –como
ha podido verse en Afganistán, Bosnia-Herzegovina, Chechenia, Irak y
Siria.
En
mayo, habiendo dejado de ser la representación regional de una
organización mundial (al-Qaeda) para convertirse por sí mismo en una
organización regional, el EIIL se preparó para desempeñar el papel que
desde hace tiempo se le había asignado.
Aunque está encabezado en el terreno por el ya mencionado Abu Bakr
al-Baghdadi, el EIIL se halla en realidad bajo la autoridad del príncipe
saudita Abdul Rahman al-Faisal, hermano de los príncipes Saud al-Faisal
–ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita desde hace 39 años–
y Turki al-Faisal –ex director de los servicios secretos y actual
embajador de Arabia Saudita en Washington y Londres.
En
mayo pasado, los príncipes al-Faisal compraron una fábrica de armamento
en Ucrania. A partir de entonces, importantes cargamentos de armamento
pesado han estado llegando por vía aérea a un aeropuerto militar turco.
Y desde ahí, el
MIT (los servicios secretos de Turquía) ha estado enviando ese armamento
al EIIL en trenes especiales. Es prácticamente imposible que
semejante cadena logística haya podido montarse sin la OTAN.
La ofensiva del EIIL
El pánico que se ha apoderado de la
población iraquí ante el avance del EIIL tiene que ver con la
envergadura de los crímenes que esa organización ha cometido en Siria,
como degollamientos públicos de «musulmanes renegados» e incluso
crucifixión de cristianos. Según William Lacy Swing –ex embajador de
Estados Unidos en Sudáfrica y posteriormente en la ONU y actual director
de la Oficina de Migraciones Internacionales (OMI)–, al menos 550 000
iraquíes han preferido huir ante la ofensiva de los yihadistas.
Esas cifras demuestran cuán errados están los estimados occidentales que
afirman que el EIIL sólo dispone de 20 000 combatientes en total, en
Siria e Irak. La verdadera cifra es probablemente tres veces más alta,
o sea unos 60 000 combatientes. La diferencia entre ambas cifras
corresponde exclusivamente a la cantidad de extranjeros, reclutados en
todo el mundo musulmán y muchos de los cuales ni siquiera son árabes.
El EIIL se ha convertido por lo tanto en el principal ejército privado
del mundo y su papel recuerda el de los célebrescondottieri del
Renacimiento europeo.
Y
es probable que el EIIL siga desarrollándose, gracias al botín de guerra
que está reuniendo en Irak. En la ciudad de Mosul, el EIIL se apoderó de
los fondos del distrito de Ninive, 429 millones de dólares en dinero
contante y sonante, suma que le permitiría pagar a todos sus
combatientes por espacio de un año. También se apoderó de numerosos Humvees [Vehículo
militar multipropósito de fabricación estadounidense corrientemente
utilizado por las fuerzas armadas de Estados Unidos] y de al menos
2 helicópteros de combate que incorporó de inmediato a su equipamiento.
Como los yihadistas no tienen posibilidades de formar pilotos, la prensa
internacional da por sentado que esos helicópteros serán utilizados por
ex oficiales baasistas formados en tiempos de Sadam Husein, lo cual es
altamente improbable en el contexto de guerra entre baasistas laicos y
yihadistas que sirve de telón de fondo a la guerra en Siria.
Reacciones internacionales
Los partidarios de Arabia Saudita en
la región ya estaban a la espera de la ofensiva de los peshmergas y del
EIIL. En Líbano, el presidente Michel Sleiman, quien en enero pasado
concluía una alocución lanzando un sonoro «¡Viva Arabia Saudita!»
en lugar de un «¡Viva el Líbano!», trató por todos los medios de
lograr una prórroga de 6 meses de su mandato presidencial –que ya expiró
el 25 de mayo– para estar aún al mando cuando se presentara la actual
crisis.
En
todo caso, es la incoherencia lo que está caracterizando las reacciones
internacionales ante la crisis iraquí. Todos los Estados, sin excepción
alguna, condenan las acciones del EIIL en Irak y se pronuncian contra el
terrorismo. Pero
algunos –como Estados Unidos y sus aliados– ven en el EIIL un aliado
objetivo contra el Estado sirio, y varios (Estados Unidos, Arabia
Saudita, Francia, Israel y Turquía) son incluso gestores de su actual
ofensiva en Irak.
En
Estados Unidos, el debate público muestra una oposición entre los
republicanos –que están exigiendo un redespliegue militar en Irak– y los
demócratas –que denuncian la grave inestabilidad suscitada por la
intervención militar de George W. Bush contra Sadam Husein. Toda esa
batalla oratoria permite ocultar el hecho que los actuales
acontecimientos responden a los intereses estratégicos del estado mayor
estadounidense y que este último está además directamente implicado en
ellos.
Es
también muy posible que Washington no haya jugado limpio con Ankara ya
que el EIIL parece haber tratado de apoderarse de la tumba de Solimán
Schah, en el distrito sirio de Raqqa. Ese santuario es propiedad de
Turquía, que incluso dispone de una pequeña guarnición en el lugar, en
virtud de la cláusula de extraterritorialidad incluida en el Tratado de
Ankara, impuesto por los colonizadores franceses en 1921. Pero tampoco
sería imposible que esa supuesta acción del EIIL haya sido en realidad
una provocación orquestada por Turquía, cuyo gobierno ya había estudiado
en otro momento esa variante para utilizarla como justificación de una
intervención abierta del ejército turco en Siria [4].
Más grave resulta el hecho que durante la toma de Mosul el EIIL tomó
prisioneros a 15 diplomáticos turcos con sus familias y a 20 miembros de
las fuerzas especiales turcas en el consulado de Turquía, lo cual
provocó la cólera de Ankara. El EIIL arrestó además a varios choferes
turcos de transportes pesados, quienes fueron posteriormente liberados.
Resultado: después de haber garantizado la logística de la ofensiva del
EIIL, Turquía se siente traicionada y no se sabe –al menos por el
momento– si esa traición es cosa de Washington, de Riad, de París o de
Tel Aviv. Esa situación recuerda lo sucedido el 4 de julio de 2003,
cuando el ejército estadounidense arrestó a 11 miembros de las fuerzas
especiales turcas en Sulaimaniyeh (Irak), incidente popularizado por el
film turco El valle de los
lobos [5].
Aquel episodio dio lugar a la crisis más importante de los 60 últimos
años entre Turquía y Estados Unidos.
En
este caso, la hipótesis más probable es que Ankara no tenía previsto
participar en una ofensiva tan amplia y que fue sólo con la operación ya
en marcha que descubrió que el objetivo de Washington era la creación
del Kurdistán. Lo cual probablemente no entraba en los planes de Ankara
ya que –según el mapa publicado en 2006 por el Pentágono– el Kurdistán
incluiría una porción de territorio turco. En efecto, las “amputaciones”
previstas en el plan estadounidense no sólo son para los enemigos de
Washington. También afectan a los “amigos” y todo ello parece indicar
que el arresto en Mosul de los diplomáticos turcos y de los miembros de
las fuerzas especiales de Turquía tuvo como objetivo impedir que Ankara
tratara de sabotear la operación.
Al
llegar el jueves a Ankara, proveniente de Amman, la representante
especial de Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad de la ONU,
Samantha Power, condenó hipócritamente las acciones del EIIL. La
presencia en el Medio Oriente de esta ardiente promotora del
intervencionismo moral de Washington hace pensar que se ha previsto
algún tipo de reacción de Estados Unidos en ese escenario.
Irán anunció por su parte que está dispuesto a ayudar a salvar el
gobierno del chiita al-Maliki con el envío de armas y consejeros
militares, pero sin implicar combatientes. Un posible derrocamiento del
Estado iraquí favorecería a Arabia Saudita, gran rival regional de
Teherán, en momentos en que el príncipe saudita Saud al-Faisal –hermano
del verdadero patrón del EIIL– acaba de invitarlo a negociar.