El premio Nobel de la
Paz Barack Obama ha declarado que el asesinato en Yemen mediante
un avión no tripulado de Anwar al Awlaki, marca “un
hito en la lucha contra al Qaeda“. Lo que sí constituye un
hito es que un presidente de los EE.UU. reconozca, abierta y
orgullosamente que el estado ha asesinado a uno de sus
ciudadanos sin juicio ni sentencia.
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Anwar al-Awlaki, otro "funcionario" de la CIA |
El padre de la criatura.
Anwar al Awlaki es hijo de un ingeniero agrícola, Nasser al Awlaki, que
estudió en EE.UU. con una Fulbright. Estas becas a menudo las concede el
gobierno norteamericano a extranjeros a los que la CIA forma y entrena para
luego envíarlos de vuelta a sus países, en donde les procuran altos puestos
de gobierno. Una vez en ellos actúan de “delegados” del imperio en los
distintos países. Ejemplos de becados Fulbright utilizados para este fin
son, por ejemplo, el actual presidente pinochetista de Chile, Sebastián
Piñera o el actual presidente narcotraficante y paramilitar de Colombia,
José Manuel Santos. Nuestro Nasser al Awlaki no ha sido una excepción: ha
sido Ministro de Agricultura, presidente de la Universidad de Sanah y
familiar del actual primer ministro, además de ser un destacado miembro del
partido del presidente yemení Saleh. Pues bien, lo sorprendente es que el
jefe militar de al Qaeda tenga un padre en el gobierno del que supuestamente
es su gran enemigo.
La mili
en Afganistán.
Anwar, de hecho, nació en EE.UU, de ahí su doble nacionalidad. A los siete
años su padre se trasladó a Yemen, pero luego él regresó a EE.UU. donde
estudió una carrera de Ingeniería. Durante unas vacaciones escolares el
chaval se fue a Afganistán. Allí se relacionó con los mercenarios
muyahidines que la CIA y Arabia Saudí habían empleado para derrocar al
gobierno prosoviético afgano y parece ser que conoció al célebre mulá Omar.
Dada su edad, esto debió hacerlo o bien con la financiación y el
consentimiento de la CIA (que debió considerarlo una especie de
prácticas de formación para el futuro agente) o con el de su padre, por
entonces miembro del gobierno yemení y fiel aliado de EE.UU. O, lo más
probable, con el consentimiento de ambos. Un campamento de verano muy
peculiar, sin duda.
El ingeniero teólogo.
Tras sus aventuras antisoviéticas, volvió a EE.UU. para seguir con sus
estudios en la Universidad de Colorado.
Según parece, una vez en poder de su título de Ingeniero, se convirtió en un
famosísimo orador religioso que, por lo visto, era capaz de atraerse las
simpatías de los islamistas más radicales. Sin embargo, esto no cuadra con
el hecho de que al Awlaki carece de formación teológica y de que domina
mejor el inglés que el árabe. Tener éxito dando discursos sobre una materia
que desconoces en un idioma que no dominas es uno más de los milagros de la
CIA. Otra peculiaridad, que lo pone en relación con los revolucionarios de
diseño que la CIA ha esparcido por el mundo árabe, es el uso de internet
para difundir sus mensajes. De hecho, el diario Público resalta en titulares
que Al Awlaki sabía usar internet como un arma mejor que Bin Laden y
Zawahiri. Así es: de hecho en las partidas de Counter Strike, los
pobres vejetes, uno con insuficiencia renal y otro con falta de riego,
apenas si duraban unos segundos ante el joven nerd. Su educación
eminentemente occidental, su alejamiento de la problemática religiosa y
política del mundo árabe, sus métodos y hasta su aspecto y modales,
convierten a al Awlaki en un prototipo muy llamativo de terrorista
transgénico, de producto artificial Made in USA.
Pero vayamos a su brillante carrera como terrorista de al Qaeda.
La que se monta cuando a Bin Laden se le
acaba la batería.
La prensa oficial nos cuenta que el FBI le seguía la pista a al Awlaki por
delitos relacionados con el terrorismo islamista francamente curiosos. Por
ejemplo, se le acusaba de utilizar una típica institución islámica de
caridad para desviar fondos a al Qaeda y Hamas. La acusación revela un grado
de estupidez muy avanzado. Sería como acusar a Chávez de financiar a las
FARC y a la gusanera de Miami. Que un mismo tipo financie a al Qaeda y a
Hamas es una barbaridad: ambas organizaciones son ideológica, religiosa y
políticamente incompatibles, por no decir abiertas enemigas. Y además es que
al Qaeda no necesita financiación, pues recibe sus fondos de la CIA.
Recuerda a las sandeces que se oían en referencia al apoyo de los supuestos
islamistas de al Qaeda al régimen laico de Saddam Hussein.
Otra curiosa acusación vertida contra nuestro personaje es la siguiente. Por
lo visto un día se encontró con un tipo, llamado Ziyad Khaleel que le había
comprado nada menos que a Bin Laden
una batería nueva para su teléfono móvilvía satélite. Como lo oís. ¿No
es surrealista? Casi podemos imaginarnos ya el diálogo entre ambos:
“¡Oye, Ziyad!” “Dime, Osama.” “Mira, que la
birria ésta de móvil ya no me sirve ni para bajarme politonos, vete a la
tienda Vodafone del Carrefour y cómprame una batería nueva.” “Si eso no
compensa, hombre, cómprate mejor un móvil nuevo, que con los puntos que
tendrás te va a salir gratis.” “No, no, ni pensarlo. Que los que hacen ahora
con pantalla táctil, blutú y no se qué más son un lío para manejarlos. Yo
solo lo necesito para llamar y para grabarme los vídeos amenazadores a
Occidente.” “Pues esos vídeos están super pixelados, yo te aconsejo que…”
“Déjate de chorradas y obedéceme ciegamente, que para eso eres un fanático.
Compra la batería con el dinero que supuestamente recaudamos para los
pobres, me la envías por Seur a portes pagados aquí a Kandahar, calle de las
Cuevas Secretas número 12. Es que si la compro yo en persona van a
sospechar.” “Bueno, como quieras, Osama. Eso está hecho. Mañana mismo te la
mando…”
De lunch
en el Pentágono
Así pues, el FBI lo tenía ya fichadísimo. A pesar de ello, al Awlaki fue
capaz de convertirse en el consejero espiritual de los
secuestradores de los famosos aviones que habrían de estrellarse contra las
Torres Gemelas, según se afirmó por parte del FBI en la investigación
posterior. Diez años después del famoso 11-S no vamos a insistir aquí en el
hecho de que, desde luego, aquello fue un autoatentado. Los únicos que
siguen dando por buena la versión oficial son los periodistas, tertulianos,
y, en general, los profesionales de la opinión, esto es, aquellos que
opinan a sueldo. De todos modos, suponiendo verdadera la farsa, lo
sorprendente no es solo que un tipo tan controlado por el FBI pudiera
participar en la organización del macroatentado, sino que, tras todas las
sospechas acerca de su participación en el mismo… ¡al Awlaki
fue invitado a
cenar al Pentágono por oficiales del departamento de Defensa! No es que
nos sorprenda que un miembro de al Qaeda se reúna con sus jefes del
Pentágono; es lo normal, claro… Pero podrían reunirse en un sitio más
discreto, menos oficial ¿no? Que para eso son espías.
Fanático, sí, pero un poco fiestero.
Sigamos con los disparates. Este fanático islamista que se reúne con
recaderos de Bin Laden y con los terroristas del 11-S, no solo es dejado en
paz por la justicia norteamericana, tan exquisita por lo visto con los
sospechosos de terrorismo, sino que es agasajado con Ferreros Rocher en el
Pentágono. Pero tras esto llega el momento en que al Awlaki recibe la
primera acusación formal por parte de la policía por cometer un delito. ¿Qué
delito? Agarraos. Al Awlaki es acusado de “transporte interestatal de
mujeres para fines inmorales.” Esto no solo significa suponer que un
fanático religioso como Awlaki, que es capaz de matar y morir por su fe, se
condena por culpa de su afición a las pilinguis, sino que en EE.UU hay una
ley que prohibe, no ir de putas, ¡pero sí llevarlas en coche de un estado a
otro! Si no fuera porque además son los mayores asesinos del mundo, los
yanquis, desde luego, supondrían un inagotable campo para el humor más
surrealista.
¿Queréis un final gracioso para el caso de las chicas de compañía? Pues ahí
va: al final, los policías no pueden atraparle. Se escapa a Yemen. Todos
sabemos lo sencillo que es salir y entrar de los EE.UU, sobre todo cuando te
busca la policía y eres terrorista y transportista del sector Relax. Pero
para nuestro amigo al Awlaki todo es posible.
Para esas alforjas no se necesita viaje.
Después, parece ser que envió dinero a una célula de reclutamiento de
terroristas fanáticos en EE.UU. Una se pregunta de qué vivía este hombre
para tener tanta pasta. ¿Le mandaría una paga mensual su papi, el ministro
de Yemen? El caso es que con esto ya sí que, por lo visto, la CIA lo colocó
en su lista de terroristas vigilados. No por ello al Awlaki dejó de volver
tranquilamente a EE.UU. Esta vez decidieron detenerlo por pasaporte falso.
Pero por un problema técnico jurídico se les escapó otra vez. Ya se sabe lo
escrupulosos que son los estadounidenses con las garantías y los derechos de
sus ciudadanos. Lo vemos en sus telefilms: los policías no pueden nunca
detener a los psicokillers por culpa de esos malditos jueces y sus
redomadas garantías constitucionales. ¡Qué demasiado perfecta es la
democracia yanqui! ¿Y para qué vital asunto fue al Awlaki a EE.UU.,
jugándose así el pellejo? Pues por lo visto para decirle a un imam de
Virginia que reclutase jóvenes para la yihad. Pues vaya cosa ¿no? ¿Y no se
lo podía haber dicho por email, tranquilito desde Yemen? Además que el
hombre éste con el que se entrevistó por lo visto ya era él yihadista, no
necesitaba que al Awlaki le animase a ello…
Algunos de los atentados más graciosos de
al Awlaki.
No voy a continuar con este largo historial de disparates, que un chiste de
Lepe hace gracia, pero treinta aburren. Me limitaré a indicar que los
periódicos han relacionado a al Awlaki con casi todos los atentados
terroristas islámicos habidos (¿y por haber?).
Por ejemplo, se le acusa de convencer al mayor Nidal Malik Hasan para que se
liara a tiros contra sus compañeros en Fort Hood. Este atentado es gracioso
de por sí, no requiere comentario. También se le acusa de uno de los
montajes más demenciales de la CIA: los calzoncillos-bomba que en vez de
explotar sueltan unas cuantas chispas y le chamuscan un poco sus partes al
terrorista de al Qaeda, un niño pijo de Nigeria. Como dijeron en algunos
medios, aquello sí que fue un
paquete explosivo. Lo curioso es que los tertulianos lograron
contener la risa mientras simulaban creerse esta historia. Cada vez se lo
ponen más difícil a los pobres…
Morir varias veces: privilegio de los
jefes de al Qaeda.
En fin, el listado de estupideces es largo y con esto vale. Si deseáis
conocer los múltiples y curiosos atentados pergeñados por al Awlaki -la
mayoría de ellos milagrosamente abortados a tiempo- no tenéis más
que buscar por internet.
Ahora volvamos a la pregunta que nos planteábamos al principio (¿en verdad
al Awlaki ha sido asesinado?) Puede ser contestada aun con más propiedad si
tenemos en cuenta que al Awlaki ya
fue dado por muerto hace menos de dos años. Esto es muy habitual en los
miembros de al Qaeda, que son como el Ave Fénix. Todos conocemos ya el
curioso caso de Bin Laden, que fue asesinado hace unos meses aunque
llevaba muerto por lo menos desde el 2002. Menos famoso pero hilarante
es el caso del supuesto jefe de al Qaeda en Irak, que oficialmente fue
capturado,
fue
asesinado, nunca existió, fue capturado de nuevo y fue asesinado de nuevo.
Por ello es razonable dudar de que la noticia sea verdadera. Además ¿para
qué iba a matar la CIA y el gobierno de Yemen a uno de sus agentes?
¿Para qué se ha organizado todo esto?
Pero ya hemos comentado muchas veces que en nuestros terribles tiempos lo
que realmente pase en el mundo es lo de menos. No ha de importarnos
demasiado si al Awlaki ha muerto o no. Hoy no importa el mundo real, importa
el mundo que nos ofrecen los mass media. Así que lo que debemos
analizar es para qué sirve que los medios anuncien que el jefe de al Qaeda
era él, que estaba escondido con sus secuaces en Yemen y que ha sido
asesinado.
Dada la situación actual en Yemen, con una
continua rebelión popular contra el gobierno, hasta ahora apoyado por EE.UU.
y Arabia Saudí, la introducción de al Qaeda en el país responde a una
estrategia ya varias veces repetida en otros países árabes. En Iraq, en
Palestina y en Afganistán, por ejemplo, existen genuínos movimientos de
resistencia antiimperialista, a los que, sin que nadie los haya llamado, se
suman tambien los agentes de al Qaeda. Esta operación aparentemente tan
extraña (que la CIA cree grupos supuestamente antiamericanos) persigue (y a
veces logra) múltiples objetivos:
-Permitir infiltrarse en la resistencia.
-Hacer que la opinión pública relacione cosas tan antitéticas como Hamas o
la resistencia iraquí con los “sanguinarios fanáticos” de al Qaeda.
-Organizar atentados de bandera falsa que permitan justificar brutales e
ilegales acciones militares como respuesta.
-Dividir a la resistencia mediante atentados de bandera falsa y captación de
“tontos útiles.”
-”Capturar” o “asesinar” a los supuestos líderes de al Qaeda cuando sea
políticamente conveniente.
Hay dos grandes grupos sociales yemeníes que
llevan años rebelándose contra el gobierno de Saleh (y lo hacen desde mucho
antes de las “primaveras árabes” creadas por la CIA a principios de año.)
Ninguno de ellos es grato a los intereses de los saudíes y la Casa Blanca.
Uno de estos grupos lo forman los guerrilleros Houthi, que representan a la
mayoría chií de Yemen y a una minoría en el sur de Arabia Saudita,
tradicionalmente esclavizada y aplastada por los jeques wahabbies. El otro
está formado por yemeníes del sur independentistas, de ideología socialista
panarabista. Parece claro que lo que la CIA pretende con estas fantásticas
noticias de aviones robot que asesinan a jefes de al Qaeda escondidos en
desérticas anfractuosidades es
1 -Crear en la opinión pública internacional la idea de que los rebeldes
yemeníes son muy peligrosos para la seguridad mundial y que es preciso
intervenir militarmente en el país (cosa que ocurrirá si se sospecha que el
régimen está en serio peligro.)
2 -Generar entre los yemeníes antigubernamentales la idea de que los de al
Qaeda son aliados suyos, por más que panarabistas y chiíes estén en las
antípodas ideológicas de las surrealistas prédicas de al Awlaki. Lograr que
los rebeldes (o buena parte de ellos) asuman el liderazgo de agentes del
gobierno es una estrategia que, a un nivel más pacífico y trivial, hemos
vivido en España recientemente a cuento del 15M.
No sabemos si al Awlaki ha muerto asesinado por un Houthi, por un infarto o por una de sus chicas de San Diego. No sabemos si estará vivo, de crucero por las Seychelles o con un pasaporte falso, trabajando de asesor en Amnistía Internacional. Quizá vuelva a ser noticia por haber proporcionado un mechero Bic al terrorista que puso una bomba en la antorcha olímpica de Londres 2012. O quizá reaparezca como nuevo candidato a la presidencia de Yemen. En la CIA, los guionistas de este macabro reality show de humor nos pueden sorprender con cualquier cosa. No os perdáis el próximo capítulo.