CAPÍTULO 83:  LOS  DEFRAUDADORES

SÛRAT AL-MUTAFFIFÎN

revelada en Meca, 36 versículos

 

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29. ínna l-ladzîna aÿramû kânû min l-ladzîna â:manû yadhakûna

Los que cometían crímenes se reían de los que se han abierto,

30. wa idzâ marrû bíhim yatagâmaçûna

y cuando pasaban junto a ellos se hacían guiños,

31. wa idzâ nqalabû: ilâ: áhlihimu nqalabû fâkihîna

y cuando volvían junto a sus familias lo hacían divertidos,

32. wa idzâ raáuhum qâlû: ínna hâ:ulâ:i la-dâ:llûna

y cuando los veían se decían: “Éstos están errados”.

33. wa mâ ursilû ‘aláihim hâfizîna*

Pero no fueron enviados como sus protectores...

34. fal-yáuma l-ladzîna â:manû min al-kuffâri yadhakûna

Hoy los que se abrieron a Allah de los kuffâr se ríen,

35. ‘alà l-arâ:ik*

sobre tronos

yanzurûna

observan:

36. hal zúwwiba l-kuffâru wa mâ kânû yaf‘alûn*

¿han sido recompensados los kuffâr por lo que hicieron?...

 

             En este cuarto párrafo acaba la sûra, y se repiten sus temas fundamentales enmarcados ahora en un contexto sugerente. Se nos sitúa en al-Âjira, en el espacio de Allah, como si todo ya hubiera concluido, como si la existencia hubiera sido plegada, y desde ese lado enjuiciamos a la gente y sus comportamientos en este mundo, ya pasado: ínna l-ladzîna aÿramû kânû min l-ladzîna â:manû yadhakûn, los que cometían crímenes se reían de los que se habían abierto a Allah,... El Corán vuelve a la asociación de ideas que hace sinónimos a los defraudadores, a los perversos, a los desmentidores y a los negadores de Allah, tal como sucedía efectivamente en la época en que fue revelado el Corán, y ahora añade una nueva denominación: son los que cometían crímenes (áÿrama-yúÿrim, cometer una ÿarîma, un crimen), los que eran muÿrimîn, criminales, delincuentes (plural de múÿrim). Ésos se reían (dáhika-dhak, reírse) de los mûminîn, de los que se habían abierto a Allah (âmana-yûmin, abrirse de corazón a Allah).

Los tomaban a burla, y wa idzâ marrû bíhim yatagâmaçûn, y cuando pasaban junto a ellos se hacían guiños,... al pasar (marra-yamurr) por donde estaban los mûminîn, los muÿrimîn se hacían guiños y señales (tagâmaça-yatagâmaç, guiñarse mutuamente el ojo, derivado de gamaça-yagmiç, guiñar).

Además, wa idzâ nqalabû: ilâ: áhlihimu nqalabû fâkihîn, cuando volvían junto a sus familias lo hacían divertidos,... regresaban (inqalaba-yanqalib, volver a un sitio dando la espalda a otro) junto a los suyos (ahl, su familia, su gente) y lo hacían divertidos (fâkihîn, plural de fâkih, alegre, divertido) por lo que habían hecho.

Desde al-Âjira la conducta de los kuffâr (los negadores de Allah, que, además -o por ello-, eran timadores, embaucadores, criminales, perversos) aparece bajo otra luz. En todo había una gran confusión: wa idzâ raáuhum qâlû: ínna hâ:ulâ:i la-dâ:llûn, cuando los veían se decían: “Éstos están errados”... cuando los kuffâr veían (-yarà) a los mûminîn se decían entre sí que los musulmanes estaban errados (dâllûn o dâllîn, equivocados, plural de dâll, el que va sobre un mal camino). Con ironía, el Corán apostilla: wa mâ ursilû ‘aláihim hâfizîn, pero no fueron enviados como sus protectores... a ellos, los kuffâr, no se les ha enviado (úrsila-yúrsal, ser enviado, voz pasiva de ársala-yúrsil, enviar) para que sean los guardianes (hâfizîn, protectores, plural de hâfiz) de los mûminîn, por lo que podrían haberse guardado sus comentarios. En cualquier caso ¿es que los kuffâr (timadores, criminales, perversos, desmentidores) iban sobre un camino recto? ¿Era su comportamiento el de la gente justa? ¿Sus burlas son indicio de corrección? Y es porque se manejaban con criterios equivocados... Pero el que es iluminado por Allah lo ve todo claro, y las contradicciones del mundo y los juicios de la gente no lo confunden y va sobre un camino recto que es el del Islam, en el que se reconocieron.

            Pero el Corán nos había puesto en al-Âjira, y con ironía sella el capítulo con las siguientes palabras: fal-yáuma l-ladzîna â:manû min al-kuffâri yadhakûn, hoy los que se abrieron a Allah de los kuffâr se ríen,... En el día de hoy (al-yáum), en la Resurrección, se han vuelto las tornas, y los que se abrieron a Allah (âmana-yûmin) se ríen (dáhika-dhak) de los que se rieron de ellos. Los mûminîn estarán ‘alà l-arâ:ik, sobre tronos..., y desde ‘Illiyîn, desde sus alturas, yanzurûn, observan y comprueban hal zúwwiba l-kuffâru wa mâ kânû yaf‘alûn, si han sido recompensados los kuffâr por lo que hicieron..., y verán que no han sido premiados (zúwwiba-yuzáwwab, ser recompensado, voz pasiva de záwwaba-yuzáwwib, premiar) por lo que hicieron (fá‘ala-yáf‘al, hacer), por sus burlas, sus estafas, sus crímenes, sus embustes, a menos que se quiera pensar que la estancia eterna en el Yahîm sea una recompensa (zawâb)...

            Este último párrafo de la sûra debe ser entendido también en su contexto, el de los musulmanes perseguidos y objeto de burla por los poderosos y arrogantes quraishíes de Meca. Significa entonces que Allah no los ha abandonado, sino que es Testigo de los acontecimientos, y por ello mismo todo lo que estaba sucediendo estaba moldeando destinos tanto en la historia como en las profundidades infinitas de la eternidad, de acuerdo a una Justicia Trascendente. La certeza de vivir en medio de una existencia en la que nada pasa desapercibido es un bálsamo para el mûmin, que afronta su vida con la sabiduría del que no se precipita ni es arrebatado por la desesperación, y pone su existencia en Manos de Allah, que es quien lo gobierna todo...

 

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